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LA RAI EMITIRA UN FILM SOBRE LOS DESAPARECIDOS
La TV caliente hace justicia

�La memoria y el perdón�, de Giorgio Capitani, está protagonizada por Virna Lisi, una hermosa actriz a quien Luca Prodan dedicó una canción.

La cuestión de los derechos humanos en Latinoamérica, sensible en Europa a partir de novedades de tipo jurídicas y legales, también está dando sus frutos en el ámbito artístico. El director de cine Giorgio Capitani acaba de terminar de filmar para la televisión oficial italiana (RAI) La memoria y el perdón, una película sobre los desaparecidos argentinos, que cuenta con la actuación de la famosa y hermosa actriz italiana Virna Lisi y el actor francés Jean Pierre Cassel.
El film se inscribe dentro de un ambiente de profundo interés que está provocando el tema de los desaparecidos en varios países europeos, pero fundamentalmente en Italia. La elección de Virna Lisi para el rol protagónico puede haber sido antojadiza, pero para muchos argentinos, especialmente los fanáticos del grupo de rock Sumo, el nombre de esta actriz adquiere una connotación especial. El músico italiano Luca Prodan era un ferviente admirador de Virna Lisi, e inclusive una de las primeras canciones que escribió cuando llegó a Córdoba, proveniente de Inglaterra, estaba dedicada a ella, que empezó a ser conocida aquí en un circuito que excedía el habitual de los cinéfilos y melómanos. La historia de amor no quedó allí: en una ocasión, Luca le dio a su hermano, el actor italiano Andrea Prodan, un casete que contenía la canción. Andrea, que estaba rodando un film con Virna, se lo dio, para sorpresa de la actriz. Como contrapartida, ella le envió una foto autografiada. Andrea la trajo a Buenos Aires en diciembre de 1987. Cuando llegó, su hermano ya había muerto.
En La memoria y el perdón, los dos personajes centrales están vinculados en principio de manera abstracta. No se conocen, viven en ciudades diversas y pertenecen a distintos sectores sociales, unidos en la búsqueda de sus propios hijos. La película filmada en Turín, en el norte de Italia, cuenta la historia de los hijos de los jóvenes desaparecidos. Virna Lisi es Elena Satta, profesora de danza. La última vez que supo de su hija, que se había ido a vivir a Buenos Aires con su esposo, fue en un Año Nuevo, cuando por teléfono le contó que estaba embarazada. Después, no tuvo más noticias, y pasó un tiempo hasta que supo que había “desaparecido”, un término hasta entonces desconocido por ella. Veinte años después, se enteró de la existencia de un nieto, a quien no conocía y viajó a Buenos Aires, adonde también había llegado Olivier Darrieux (Jean Pierre Cassel), quien había perdido a un hijo, a su nuera y a su nieto.
Virna Lisi contó que este papel de Elena fue el más duro de su carrera: “Muchas veces actué con las lágrimas en los ojos, con un sentimiento de impotencia y de rabia”, señaló. La actriz italiana confesó que sabía muy poco de lo que había sucedido en la Argentina durante la dictadura militar inaugurada en 1976: “Sabía de la tragedia de los desaparecidos, pero no sabía que los hijos de las mujeres asesinadas habían terminado en manos de sus asesinos, que crecieron junto a los torturadores de sus padres. Es un dolor increíble e insoportable”. La diva del cine italiano de los años 60 y 70, que supo participar de películas de variado género con astros como Jack Lemmon, Frank Sinatra, Tony Curtis y Alain Delon, prefiere descargar su bronca con todas las letras: “Creo que los que han vivido estos hechos no los podrán olvidar jamás, no tendrán jamás paz, que sólo la podrán encontrar con la muerte”, agregó.
El cineasta Capitani, en tanto, explicó que la idea del film “me vino cuando vi un reportaje en la televisión francesa, que reconstruía la historia de niños que habían sido secuestrados recién nacidos, y luego llevados a buenas familias burguesas, amigas de generales”. Explicaba, dijo, la tragedia de jóvenes que descubren ser hijos adoptivos de torturadores de sus propios padres y naciendo así de nuevo, dos veces, algunos no superan esta situación y deben recurrir a psicólogos. “No logré terminar de verlo”, afirmó.
En 1981, Capitani había sido invitado a Argentina para presentar una de sus películas, la comedia Odio a las rubias, pero no lo hizo. “La idea de encontrarme junto a un torturador, de darle la mano a un asesino, meprovocaba horror”, relató. El realizador agregó que “lo que ha sucedido en la Argentina no se debe ni se puede olvidar: La memoria y el perdón es una película delicada, porque enfrenta el tema del perdón: ¿se puede perdonar?. Yo digo que no”, concluyó, continuando un debate que ya lleva años de este lado del océano Atlántico.

 

 

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