Por
Claudio Scaletta
La
sanción del déficit cero, el gesto de convencimiento que
los mercados reclamaban a la clase política, no asegura
que se alcance la ansiada calma financiera que revierta, según
la lógica de los hacedores locales de política económica,
en una baja sensible del riesgo país, motor de la reactivación.
Sólo para cumplir con los compromisos ante el FMI deben ahorrarse
hasta fin de año 1500 millones. Cifra a la que se suman los 800
millones que dejarán de percibirse por la suspensión de
la licitación de la banda ancha de telefonía móvil.
En principio, entonces, el ajuste deberá ser de 2300 millones.
Sin embargo, esa pauta presupone que las medidas adoptadas no depriman
aún más la demanda interna, pues en ese caso se produciría
una caída adicional de la recaudación (la de este mes se
ubicaría un 8 por ciento por debajo de la de julio del año
pasado) que llevaría necesariamente a profundizar los recortes.
En el mediano plazo, en el presupuesto para 2002, deberán ahorrarse
6000 millones. Los cálculos optimistas estiman que la recaudación
podría aumentar en 3500 millones. Esto significa que, en el mejor
de los casos, deberán ajustarse 2500 millones adicionales y profundizar
según mostraron recientes encuestas de consultoras privadas
la redistribución del ingreso en favor de los sectores más
ricos de la población.
Para el economista Martín Hourest, la reciente sanción de
la ley de déficit cero altera el tradicional principio de igualdad
ante la ley. En una convocatoria de acreedores, argumentó, los
primeros en cobrar son los asalariados y sólo después vienen
los bancos. En el actual modelo este orden de prioridades se invirtió
para representar una capitulación de la clase política
frente a los banqueros, consideró. Por otra parte, Hourest
cree que, como la ley no establece un límite de flexibilidad a
la baja de los recortes y, frente a una probable menor recaudación,
deja abierta la posibilidad de continuarlos. El sobreajuste no tendrá
límites, no creo que pueda mantenerse en 500 pesos. consideró.
Incluso en aspectos que otorgarían una cierta progresividad, como
el aumento del 4 por ciento en los aportes patronales de las empresas
de servicios, un punto destinado fundamentalmente a supermercados y prestatarias
de servicios públicos, no está garantizado que finalmente
esos mayores costos no se trasladen a precios, concluyó.
La lógica de los recortes tendrá además un efecto
demostración sobre el sector privado. A pesar de que los
defensores del déficit cero insistieron en el argumento de que
el sector privado ya hizo el ajuste y que ahora es el turno del
Estado, para la economista de FIDE Mercedes Marcó del Pont,
en Argentina existe una correlación histórica entre las
variaciones salariales en el sector público y las retribuciones
en las empresas privadas. Además, sostiene, debe considerarse que
el recorte es altamente regresivo porque afecta a sectores de ingresos
bajos, como son los que ganan más de 500 pesos. El
objetivo de fondo es mantener el modelo mediante la baja de los salarios
y la menor participación del trabajador en la distribución
del ingreso, agregó. Marcó del Pont consideró
también que las cifras de ahorro en los salarios bajos son marginales
frente a la magnitud del problema argentino. En contrapartida, lo
que habrá es una caída del consumo que deprimirá
aun más el mercado interno retomando el circulo del ajuste permanente,
concluyó.
Más allá de las probables efectos regresivos, una reciente
investigación de la consultora Equis, que dirige Artemio López,
mostró los resultados conseguidos por la actual administración.
Según el trabajo, realizado sobre los datos de la Encuesta Permanente
de Hogares del Indec, tras un año y medio de gestión, la
concentración del ingreso, comparada entre el 10 por ciento de
la población con mayores ingresos respecto del decil que menos
recibe, pasó de 24 veces a fines del gobierno menemista a 26,4
veces en la actualidad. Estos datos suponen que la intensidad anual
de laconcentración creció, durante el actual gobierno,
el 150 por ciento, la más profunda inequidad distributiva
de tenga memoria estadística el país.
Ruckauf
desdoblaría pagos
El
gobierno de la provincia de Buenos Aires no descartó la posibilidad
de desdoblar el pago de sueldos correspondientes al mes de julio a
estatales y jubilados, cobro con el que comenzará la circulación
de los bonos Patacón para los haberes superiores
a 740 pesos de bolsillo. Fuentes del Ministerio de Economía
de Ruckauf dijeron que se está analizando el posible desdoblamiento
del pago ante las demora en la instrumentación del Patacón
y el hecho que debió cambiarse en el bono la referencia al
decreto que daba origen a ese mecanismo, debido a su posterior aprobación
legislativa. Explicaron, además, que se está analizando
si se desdobla el pago y si la parte en efectivo se abona por
cajero automático y el resto en bonos aparte, en ensobrado,
hasta tanto se habilite el cobro por cajero. |
SUBE
AL 0,6% EL IMPUESTO A LAS CUENTAS CORRIENTES
Las
cajas de ahorro a salvo
Después
de varias idas y vueltas, el Gobierno finalmente decidió que no
extenderá el Impuesto a las Transacciones Financieras, que actualmente
tributan las cuentas corrientes, a las operaciones en caja de ahorro.
En tanto, el subsecretario de Ingresos Públicos confirmó
que se elevará la alícuota que pagan las cuentas corrientes
del 0,4 al 0,6 por ciento.
La ley que ayer aprobó el Senado abre la posibilidad de que sean
gravadas las cajas de ahorro y hasta el propio Farré había
defendido ese criterio, con el argumento de que así se cerrarían
los caminos para eludir el pago del impuesto. Sin embargo, Economía
decidió dar marcha atrás ante la reacción negativa
que había provocado el anuncio entre los ahorristas.
Las cajas de ahorro seguirán estando exentas, como hasta
el presente, afirmó ayer el subsecretario Farré, en
declaraciones en la sala de prensa del Ministerio de Economía.
Hace 10 días, en el mismo lugar, el mismo funcionario había
explicado a los periodistas las razones de por qué Economía
consideraba necesario extender el gravamen a las operaciones. Argumentaba
que así se reducirían las chances de eludir el tributo a
las cuentas corrientes. Pero en todo momento aclaró que no serían
alcanzados por el impuesto el depósito de los salarios para los
trabajadores en relaciones de dependencia y los débitos por un
monto similar. Sin embargo, la medida hubiera sido un golpe directo a
los autónomos que operan con cajas de ahorro.
Además, nunca quedó claro qué pasaría con
los fondos acumulados en la caja de ahorro hasta antes de aplicado el
impuesto. Si bien Economía había aclaro que no sería
gravado, los ahorristas temían quedar atrapados por otro impuestazo.
Sea como fuere, ahora, en Economía parecen conformarse con la recaudación
extra que proporcionaría la suba de la alícuota a las cuentas
corrientes, del 0,4 al 0,6 por ciento. De ese porcentaje, el 0,25
por ciento operará como impuesto propiamente dicho y el 0,35 por
ciento como anticipo de IVA y Ganancias, precisó Farré.
Y aclaró que quienes no paguen esos impuestos podrán
descontarlo de las contribuciones patronales.
La situación de los monotributistas merece un párrafo aparte.
Según Farré, los que estén en las categorías
1, 2 y 3 podrán, como hasta ahora, solicitarle a los bancos que
no le apliquen la porción del tributo que funciona como anticipo
impositivo; es decir, que sólo le liquiden una tasa de 0,25 por
ciento. Sin embargo, según pudo saber Página/12, los bancos
vienen facturándole a los monotributistas el impuesto pleno (hasta
hoy, 0,4 por ciento) con la excusa de que no hay un software
adecuado para poder discriminarlos. Para los monotributistas que estén
en las categoría 4, 5, 6 y 7, tendrán que pagar la tasa
del 0,6 por ciento y se les descontaría de las contribuciones patronales,
puesto que son categorías que deben tener empleados a su cargo.
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