Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
DINAR LINEAS AEREAS

HUBO CORTES EN TODO EL PAIS, ORGANIZADOS Y SIN VIOLENCIA
“Esto es el comienzo de algo nuevo”

Según los organizadores, participaron más de 120.000 personas; para el Gobierno fueron 10.000.
Lo cierto es que hubo movilizaciones pacíficas
en todo el país y que los piqueteros son un nuevo protagonista en la política. El martes doblan la apuesta.
La protesta fue pactada en el primer congreso de desocupados realizado
la semana pasada. Los cortes fueron como se acordó: masivos, pacíficos, polisectoriales y dejando una vía alternativa.


Por Laura Vales

La primera confirmación de que la protesta había sido masiva y abarcado a todo el país se tuvo poco antes del mediodía: el relevamiento marcaba un centenar de cortes, marchas y concentraciones. Luis D’Elía escuchó la cifra que le llegaba del otro lado del teléfono, terminó de hablar con las radios y tuvo un pico de presión. Se quedó sentado en la parte de atrás del colectivo que suele encabezar las marchas de los desocupados de La Matanza, tomando aire. Juan Carlos Alderete soltó lo que pensaba sin demasiada vuelta: “Esto es el comienzo de algo nuevo”, dijo. En el primer día del plan de lucha votado por el primer congreso nacional de desocupados participaron, según los organizadores, “más de 120 mil personas en más de 200 protestas”. El Gobierno estimó, en cambio, que los manifestantes no llegaron a ser más de diez mil, según informó el ministro del Interior, Ramón Mestre. Hubo disturbios en el Chaco y un detenido de la CTA en Tierra del Fuego, que ya está en libertad. Otras nueve personas, todas con armas, fueron detenidas en Entre Ríos. Pero en general, el clima fue de mucha tranquilidad.
Para las organizaciones de desocupados la jornada tenía una carga extra. Se trató de la primera vez que desempleados de todo el país coordinan una protesta conjunta a nivel nacional, por encima de los partidos políticos y al costado –aunque no mucho– de las centrales sindicales. También es la primer protesta que no tuvo como objetivo conseguir mayor cantidad de planes de empleo.
Los piqueteros, que comenzaron así tres semanas de protestas, buscan dotar de peso político al sector y legitimarse como interlocutores válidos frente al Gobierno. Esgrimen tres reclamos principales: la libertad y el desprocesamiento de todos los detenidos sociales (como Emilio Alí o Raúl Castells), garantías de que los planes de empleo no serán recortados y la derogación del ajuste.
Ayer sumaron al reclamo, además, a los estatales de la Asociación de Trabajadores del Estado (que hicieron asambleas en varias avenidas de la Capital), docentes, jubilados y partidos de izquierda. Pero la integración sobre la que se mantenían más interrogantes no era la de trabajadores con desocupados, sino la de las distintas agrupaciones de piqueteros entre sí. Con distintas realidades y posturas, las agrupaciones que participaron del primer congreso de desocupados se pasaron la semana discutiendo sobre las características de la protesta. El lunes consensuaron cuatro criterios básicos: los cortes debían ser masivos, pacíficos, polisectoriales y dejar abierta una vía alternativa para el tránsito.
Para contar lo que fue el reclamo –y el balance que transmitían anoche sus organizadores– hay que hablar de un día de euforia, pero sobre un fondo de miseria y derrumbe empecinado en mostrarse una y otra vez. Un episodio lo resume bien: en La Matanza, mientras los piqueteros preparaban el corte, una nena de diez años, hija de una de las familias que iba movilizarse, murió por una peritonitis después de un largo proceso de deterioro sin adecuada asistencia médica. En la casa paterna no había espacio para velarla, por lo que se llevó el cuerpo al edificio de una vieja escuela donde los desocupados hacen sus asambleas. Ayer, mientras en el patio se preparaban las pancartas para el piquete, en una de la aulas se hacía el velatorio.
Expresado en números, este es el balance que hacían anoche los dirigentes: “Hubo cortes en 20 provincias. En Buenos Aires tuvimos 23 piquetes contando el conurbano, Bahía Blanca, Mar del Plata, Mercedes y San Nicolás. En la Capital Federal, 20. Las provincias donde se manifestó con más fuerza fueron Misiones, Neuquén y Tucumán. En Misiones hubo 14 cortes a lo largo de la ruta 12, desde Posadas a Iguazú. En Neuquén, sobre el puente que une a la provincia con Río Negro, se reunieron 10 mil personas y del otro lado del puente había tres mil rionegrinos. La Gendarmería se apostó en el medio pero no hubo incidentes. En San Juan sehizo un acto con la Ctera. Tan grandes como en la Matanza fueron los doce piquetes de Tucumán”, reseñó D’Elía.
La consigna de los cortes pacíficos y con vías alternativas de circulación se cumplió en la mayoría de los casos. Hubo dos momentos, sin embargo, en los que el día pareció jugarse a todo o nada.
El primero ocurrió en Florencio Varela, de mañana. De una columna integrada por distintas organizaciones se desprendió un grupo; varios llevaban pañuelos tapándoles la cara. Entraron a la sucursal del Banco Provincia y la ocuparon, en reclamo por un atraso en el pago de los planes trabajar. Se identificaron como integrantes del Movimiento Teresa Rodríguez.
La decisión generó incertidumbre en el resto de los manifestantes; los que quedaron fuera discutían si había que sumarse a la toma o poner la mayor distancia posible. Los empleados del banco seguían todo desde detrás de los mostradores, mientras policías con chalecos antibalas observaban la situación a cierta distancia. Se terminó haciendo una asamblea.
Desde La Matanza, a través de las radios, D’Elía y Alderete rechazaron la toma. “La ocupación se parece a lo que harían los servicios”, sostuvieron. Finalmente, hubo una votación y ganó la propuesta de retirarse del banco.
El segundo episodio de tensión fue en la Capital, frente al aeroparque, donde militantes de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), aeronavegantes y pilotos cortaron la avenida costanera durante dos horas, rodeados de una fuerte custodia policial. Las autoridades del aeroparque llamaron al juez federal Jorge Ballestero, que se comunicó con la policía, que advirtió a los manifestantes que si no habilitaban el tránsito habría un desalojo. Esta vez, desde la CTA, Víctor De Gennaro pidió que se levantara el corte.
A medianoche se levantaron casi todos los piquetes. En parte como medida de seguridad (“no queremos correr riesgos de provocaciones”, señalaban) y en parte porque la lectura fue que la demostración había sido “categórica”. Se ratificó que la semana próxima volverán a cortar rutas, durante dos días seguidos. Antes de levantar las últimas carpas, la frase más repetida para explicar el día era definir los piquetes como una “expresión de la resistencia civil contra el ajuste”.

 

Re-cortando

Buenos Aires: La mayor cantidad de piquetes se registraron en el conurbano, La Plata y Mar del Plata, donde los desocupados cortaron la ruta con la solidaridad de los estatales que repudiaron los ajustes y el pago en bonos. En La Plata hubo una protesta frente al Ministerio de Trabajo y otra concentración en la Plaza Italia. En Mar del Plata, desocupados cortaron la ruta 88, mientras los estatales marcharon por el centro y realizaron “escraches” frente a empresas multinacionales. En Bahía Blanca se registraron incidentes entre obreros de la Uocra durante una manifestación. Un grupo de piqueteros cortó también las vías del ferrocarril de la ex línea Roca, a la altura de la estación de Glew, e interrumpió la circulación de trenes. Un centenar de pequeños agricultores del Movimiento Campesinos de Pie manifestó frente a la Casa de Gobierno provincial.
Santa Fe: Cientos de manifestantes interrumpieron el tránsito en dos puntos de la ruta nacional 11, a la altura de Maciel y Fray Luis Beltrán. El piquete más importante fue el de Beltrán y estuvo liderado por dirigentes de la combativa CGT-San Lorenzo, quienes se instalaron frente a la fábrica militar local. En Rosario hubo piquetes sorpresivos de empleados de la Anses frente a la sede local de ese organismo y de no docentes frente a la Facultad de Medicina.
Córdoba: Se registraron inconvenientes en el tránsito e incidentes que dejaron como saldo dos policías heridos durante un corte de calle que realizaron trabajadores de la Empresa Provincial de Energía frente a la sede de esa compañía, en la capital provincial. Docentes, no docentes y estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, agrupaciones vecinales, desocupados y militantes de izquierda también cortaron calles en esa ciudad, mientras que en el interior de la provincia se interrumpió el tránsito en la ruta nacional 158, en la ciudad de Villa María.
Entre Ríos: No hubo problemas en la ruta nacional 14 ni en las otras carreteras de la provincia. En Concordia fueron detenidos tres hombres que portaban armas y cuchillos que pretendían cortar el acceso sur a esa ciudad, mientras en Paraná integrantes de la Corriente Clasista y Combativa, militantes del Partido Obrero, estudiantes y trabajadores manifestaron en la avenida Ramírez lo que ocasionó un caos en el tránsito y derivó en forcejeos con la Policía.
Jujuy: Los desocupados realizaron varios cortes en los accesos a la capital, en la ruta 45 de Monterrico, en el puente que une La Quiaca con Bolivia –encabezado por el cura Jesús Olmedo–, en la nacional 34 de Libertador San Martín, la provincial 66 y un puente en Perico. Los trabajadores del Frente de Gremios Estatales marcharon hacia la Casa de Gobierno y la Legislatura, donde entregaron un petitorio para exigir el pago de salarios y en rechazo al ajuste.
Mendoza: Hubo un solo piquete en el acceso sur a la capital provincial. Allí se concentraron unas 200 personas, en su mayoría activistas de movimientos de desocupados y dirigentes de las diversas centrales sindicales y de agrupaciones estudiantiles.
La Rioja: La única ruta cortada fue la nacional 38, en Chamical, por trabajadores de la empresa Gatic, clausurada la semana pasada.
Chubut: Alrededor de 150 trabajadores instalaron un piquete en la ruta nacional 3 en Comodoro Rivadavia, pero permitieron el paso de vehículos.
Catamarca: Desocupados cortaron la ruta nacional 33 que une la capital catamarqueña con Córdoba. Hubo, además, cortes en la ruta nacional 38 en dos puntos, uno en dirección a La Rioja y otro hacia Tucumán.
Tucumán: Alrededor de una decena de cortes de rutas y calles se produjeron en la capital y en las localidades de Aguilares, Monteros y Acheral, sobre la ruta 38. Los piquetes fueron abiertos temporariamente para permitir el paso de los camiones y no entorpecer así el desarrollo de la zafra.
Chaco: Desocupados y estatales cortaron la ruta nacional 11, en los accesos norte y sur a Resistencia. Este último corte trajo inconvenientes puesto que los caminos alternativos no permitían el paso de camiones que así se vieron impedidos de circular. Un patrullero fue atacado a ladrillazos cuando intentó pasar uno de los piquetes, tras lo cual sus ocupantes efectuaron disparos al aire.
Neuquén: Unas 3000 personas cortaron el puente de la ruta nacional 22 que une esa ciudad con la rionegrina de Cipolletti. Antes habían marchado hasta ahí desde el centro de Neuquén.
Río Negro: Desocupados, afiliados a la CTA y militantes del movimiento “Sin Peaje” se concentraron del lado rionegrino del puente entre Cipolletti con Neuquén. En Sierra Grande fue cortada parcialmente la ruta nacional 3, mientras que en Bariloche desocupados y estatales cortaron el tránsito sobre la ruta nacional 258, que lleva a El Bolsón.
Tierra del Fuego: Un grupo de piqueteros obstruyó sólo la mitad de una avenida de Ushuaia. El dirigente de ATE Daniel Moreno fue demorado durante algunas horas por vulnerar un edicto policial.
Misiones: Estatales y docentes se concentraron sin interrumpir el tránsito en los dos accesos a Posadas, sobre la ruta nacional 12, para expresar su rechazo a las medidas de ajuste, que en esa provincia incluyen un recorte salarial del 13 por ciento para activos y pasivos.
Santiago del Estero: Estatales y dirigentes de organizaciones sociales hicieron un corte de calle en el centro de la capital provincial, frente a la sede de la Anses.

 

OPINION
Por Horacio Verbitsky

Civilización o Barbarie

Los accionistas republicanos de Domingo Cavallo no sólo han postulado la suspensión de los comicios de octubre. También han solicitado una “guerra de exterminio” contra la movilización popular. La manipulación del calendario electoral fue defendida por Marta Oyhanarte, quien alguna vez creyó en el poder ciudadano. El aniquilamiento de las movilizaciones populares fue reclamado por Enrique Romero, presidente del bloque cavallista en el Concejo Deliberante de Morón, quien replanteó en forma explícita el anacrónico antagonismo de “Civilización y barbarie”, que tantos extravíos produjo a lo largo de un siglo y medio.
Romero encomió la tremenda carta en la que “Sarmiento le escribe a Mitre que no ahorrara sangre de gauchos, refiriéndose a los indios y a las montoneras que con sus caudillos impedían el desarrollo nacional”. También, la forma en que Roca acabó con los indios, a quienes comparó con los piqueteros. Para impedir los malones “se negociaba con los caciques la entrega de víveres y otras prestaciones”. Para que no se interrumpa el tránsito en las rutas se negocia la entrega de ATN o planes trabajar”. Su esperanza son “los Sarmiento, los Mitre y los Roca del siglo XXI que nos permitan terminar con este estado de cosas”. Sin las inhibiciones propias de un pensamiento más sofisticado, dos segundones como Oyhanarte y Romero han formulado un programa rústico y contundente, al estilo del roquista “Remington y administración”. Es la consecuencia necesaria de la política adoptada por el gobierno nacional.
El decreto y la ley que convirtieron el salario y la jubilación en una mera conjetura son inconstitucionales. Contradicen la doctrina de la Corte Suprema, que aceptó las reducciones decretadas por el anterior gobierno porque al menos establecían plazos y porcentajes. También ignoran que el Estado debe garantizar que el ingreso de trabajadores y jubilados no sea cercenado ni aplazado en forma unilateral “sobre todo en tiempos de crisis económica” según dispuso en 1999 el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, cuyas recomendaciones tienen imperio constitucional.
Sin elecciones, los mandatos legislativos serían ilegítimos. De ahí al gobierno por decreto, al estilo Fujimori, hay un corto paso. La extraordinaria protesta popular de ayer mostró una extensión, masividad, pluralismo, organización y voluntad pacífica sin precedentes, que aisló a la provocación de los enmascarados y la infiltración. Si el gobierno intentara suprimirla por la fuerza abriría el camino para cualquier aventura. No hay contradicción entre el reclamo de respeto por los derechos sociales y el fortalecimiento de la democracia. Por el contrario, la defensa de la subsistencia de los más castigados es también la de una ciudadanía de alta intensidad, sin la cual el totalitarismo ocupa el lugar de la política.

 

El Gobierno reconoce que hay un nuevo interlocutor

Por José Natanson

A pesar de los piquetes que se multiplicaron en todo el país, ayer en el Gobierno se mostraban conformes con el resultado de la jornada. Según decían, la estrategia de dialogar con los líderes de la protesta dio resultado y, al final del día, se pudo lograr un doble objetivo: garantizar la libre circulación y evitar la imagen de un país incendiado. De todos modos, los funcionarios no tenían más remedio que admitir la aparición de un nuevo actor político. “Los piqueteros se consolidaron como interlocutores”, reconocían en la Rosada.
Preocupados por el anuncio de piquetes masivos en un momento social complicado, en la Rosada se venían preparando desde hace un par de semanas. Desde un principio, el Gabinete se dividió alrededor del tema. El influyente secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo, el vocero Juan Pablo Baylac y el secretario de Seguridad, Enrique Mathov, adoptaron una actitud dura, subrayando la “ilegalidad” de los cortes de ruta.
La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, mandó una intimación a la CTA para que se abstuviera de participar de los piquetes con el argumento de que el método no se compadece con una central obrera reconocida y con personería. Esto no le impidió reunirse con los líderes piqueteros y ayer a ningún funcionario se le ocurrió quitarles la personería gremial a los sindicalistas liderados por Víctor De Gennaro. Entre todos, el funcionario más conciliador fue el titular de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero.
Así, después de discusiones internas y contrapuntos públicos, se impuso la alternativa más dialoguista y la semana pasada Bullrich se reunió con los piqueteros: aunque ya era imposible que levanten la protesta, la idea era darle un marco político al conflicto.
“La estrategia dio resultado”, se entusiasmaba ayer un funcionario que siguió de cerca el tema. “La protesta fue acotada, no se interrumpió el tránsito porque abrimos vías alternativas y no hubo violencia. Logramos evitar el costo de una represión y la imagen de un país incendiado; algo que, además de que no es lo que queremos hacer, no ayudaba desde el punto de vista económico”, explicaba la fuente, atando en el razonamiento sobre los piquetes de ayer a la marcha de la economía.
¿Por qué, salvo algún caso aislado, se logró evitar la violencia? Según decía un ministro, hubo una coincidencia objetiva entre el Gobierno y los piqueteros. “Nosotros queríamos mantener el orden. Y ellos también: se están consolidando como interlocutores, como representantes de un sector, el de los desocupados, que hasta el momento no tenía voz. Lo último que querían era generar un conflicto violento”, explicaba.
En este sentido, en la Rosada destacaban la comunicación con los líderes de la protesta, que se mantuvieron en contacto permanente con el Gobierno y que incluso desactivaron un posible foco de conflicto: ayer por la tarde, un grupo de desocupados del Movimiento Teresa Rodríguez se abrió de la columna general y tomó la sede del Banco Provincia, en Florencio Varela. El problema se solucionó gracias al accionar de los propios piqueteros, que improvisaron una asamblea y controlaron a los suyos (ver nota central).
En cuanto a la masividad de la protesta, en el Gobierno intentaron relativizarla: lejos de las estimaciones de los piqueteros, un funcionario calculó el total de manifestantes en unos tres o cuatro mil, aunque después Ramón Mestre se vio obligado a subir el número a diez mil. “Se cortaron 20 o 25 rutas. Pero lo central es que fue puro activismo, no hubo una adhesión social masiva, ni grandes movilizaciones”, aseguraba una alta fuente del Gabinete luego de una reunión de evaluación que se realizó en el despacho de Fernando de la Rúa: participaron Mestre, Bullrich, el viceministro del Interior, Lautaro García Batallán y el número dos de la SIDE, Darío Richarte.
Concluido el encuentro, el funcionario hacía una última evaluación: “El objetivo de ellos no era interrumpir la circulación o parar el país, sinollamar la atención. La gente que juntaron entra en la Federación Argentina de Box”, decía. Sin embargo, no aclaraba que la semana que viene la protesta se repetirá en las calles y las rutas. Y que el carácter pacífico y la repercusión obtenida permiten prever una nueva convocatoria masiva, en un momento especialmente complicado para el Gobierno.

 

En Capital

Circular ayer en auto por Buenos Aires no fue sencillo. Uno de los piquetes más importantes fue el que instalaron los aeronáuticos frente al Aeroparque Jorge Newery. Desocupados enrolados en la CTA cortaron el cruce de las avenidas Perito Moreno y Cruz, en el Bajo Flores, donde instalaron además una olla popular. Frente al Ministerio de Salud un grupo de manifestantes desplegó una bandera argentina que cubrió casi todo el ancho de la avenida 9 de Julio, mientras que militantes de agrupaciones de izquierda cortaron Corrientes a la altura de Bouchard. Los estatales de ATE cortaron el tránsito en la esquina del Congreso, y entre la Catedral y la Casa Rosada. La afluencia de autos a la Capital fue de alrededor de un 70% menos que en días normales.

 

La lectura de Mestre

Anoche, el ministro del Interior, Ramón Mestre, ofreció una conferencia de prensa en la Casa Rosada en la que evaluó el resultado de la protesta de ayer. Acompañado por el secretario de Seguridad, Enrique Mathov, y por el viceministro, Lautaro García Batallán, Mestre calculó que la cantidad total de manifestantes “escasamente” llegó a 10 mil personas en todo el país. “Ha concluido una jornada sin episodios de violencia importantes. El Gobierno aspira a que la sociedad organizada se desarrolle en plenitud, asegura que cada uno exprese sus posiciones. Pero que esto no impida las garantías a las que tiene derecho cada ciudadano”, señaló el ministro del Interior. “Los cortes no fueron totales. Han durado algunas horas, hubo manifestaciones. Pero lo importante es que el Estado garantizó la libre circulación así como también el derecho a la libre expresión”, continuó Mestre. Mathov dijo que fueron “veintitrés los cortes de ruta parciales en el interior del país, sin contar los ocurridos en las calles de la ciudad de Buenos Aires. Unicamente en una ruta que une Bariloche con El Bolsón se produjo un corte total, sin posibilidades de tomar caminos alternativos”. En otro tramo de la conferencia, consultado sobre la posibilidad de que los servicios de inteligencia infiltraran algunos de sus agentes en los piquetes, Mestre respondió: “El Estado tiene la obligación de tener información. Por eso el Gobierno ordenó que se realicen todas las acciones lícitas contempladas en la legislación vigente”. También le preguntaron qué ocurrirá el martes que viene. Mestre fue contundente: “Lo que vamos a hacer es seguir garantizando los derechos de los ciudadanos”.

 

PRINCIPAL