Por Romina Calderaro
La protesta se trasladó
a las calles porque no puede hacerse en las fábricas: la desindustrialización
de los últimos años acabó con ellas. La gente ya
no lucha para que mejoren sus condiciones de trabajo, sino para tener
uno. Los piquetes no son nuevos: surgieron en la época de las privatizaciones,
pero se multiplicaron y cada vez están mejor organizados. En esos
puntos coincidieron ayer el sociólogo Luis Alberto Quevedo, la
especialista en comunicación Alicia Entel, y los consultores Enrique
Zuleta Puceiro y Artemio López a la hora de hablar del fenómeno
de los piqueteros. Sin embargo, los especialistas opinaron distinto al
analizar el futuro de ese tipo de protesta: ¿Sirve? ¿Va
a integrar a otros sectores? ¿Nace una nueva forma de hacer política?
¿Cuánto influye el factor mediático? A continuación,
las principales reflexiones.
La protesta de ayer se funda en dos modalidades una que combina
elementos positivos y negativos y otra netamente positiva. Lo positivo
es que se recupera el asentamiento, la tradición territorial de
mediados de los ochenta y se recupera una tradición ancestral del
sindicalismo que es el piquete para impedir que pasen a su lugar de trabajo
los que quieren carnerear una huelga, dijo a Página/12
Artemio López, director de la consultora Equis, y agregó
que la modalidad negativa es que la desindustrialización
del país ha hecho que la resistencia se haga cortando caminos y
no en las fábricas, porque las fábricas han desaparecido.
Respecto del éxito del reclamo, López se mostró pesimista:
no creo que el gobierno tenga respuestas porque el gobierno sólo
tiene respuestas para el sector financiero, dijo, y contó
una anécdota que sirve para ilustrar cómo ve el futuro de
Fernando de la Rúa si no modifica el rumbo: Cuando Perón
hablaba de Raúl Matera decía `se ríe como Perón,
se peina como Perón, pero no es Perón. Bueno, De la
Rúa se ríe como los mercados, se peina como los mercados,
pero no es el poder financiero. El gobierno va a elecciones y Escasany
no, graficó.
El sociólogo Luis Alberto Quevedo no cree que el piquete haya logrado
gran convocatoria, pero tampoco considera que haya que circunscribir el
análisis a lo numérico. Lo importante de esta propuesta
que ahora es mayor, pero empezó en los 90 es
que todos estamos interesados en ver qué pasa porque afecta nuestra
vida cotidiana. La multiplicación de los cortes es un hallazgo
porque nos obliga a estar atentos, dijo, pero agregó que
a la vez ésa puede ser un arma de doble filo. Puede dañar
demasiado la vida de la gente que tiene que ir a trabajar y no sería
bueno que se ganen la antipatía del ciudadano, advirtió.
Alicia Entel, docente en la carrera de Comunicación de la UBA,
escribió a principio de los noventa el libro La ciudad bajo sospecha.
Comunicación y protesta urbana. En ese relato, Entel relevaba las
primeras respuestas de los sectores perjudicados por las privatizaciones.
En la década del noventa empezaron a gestarse a raíz
de la resistencia al movimiento privatizador una serie de expresiones
de protesta que yo denominé prerrelatos de la crisis. Creo que
ahora se está hilando el relato, que ya no puede ser el del obrero
de una fábrica por la destrucción de la industria, pero
que es el de los desocupados, dijo Entel a este diario. Y agregó
que, a su entender, podría sumarse a esta modalidad de protesta
la clase media, que, siempre tan pacífica, ha llegado ahora
a una situación en la que necesita llegar a las calles y ya no
tiene miedo de juntarse con los sectores más carenciados.
Zuleta Puceiro, en cambio, no cree que los trabajadores del sector privado
vayan a sumarse al movimiento piquetero. Los piqueteros representan
una nueva forma de hacer política en la que la televisión
es indispensable. No hay piquete si no hay TV. Pero es básicamente
una protesta de estatales. Es imposible que se sume el sector privado
porque esos empleados tienen mucho que perder y viven con el miedo de
que su empresa cierre o que los echen, cosa que no les pasa a los estatales,
comentó. Luego, enumeró los ingredientes que debe tener
un piquete: mujeres con niños en los brazos, integrantes
de la Corriente Clasista y Combativa, un discurso muy concreto, muy ideológico.
En lo que todos coincidieron es en que estamos frente a una modalidad
que ha crecido. Yo viajaba a Jujuy en 1993 y ya había piqueteros
que protestaban por la situación de Altos Hornos Zapla. Ha crecido
esta modalidad porque cada vez más se pelea por ingresar al mundo
del trabajo y menos por mejorar las condiciones del trabajo, sintetizó
Quevedo.
PIBES,
ARTISTAS Y OLLA POPULAR EN LA BOCA
Piquete de locos bajitos
Por Victoria Ginzberg
Algunos jugaban a las figuritas,
otros a las cartas. Unos metros más atrás dibujaban con
crayones y marcadores y saltaban a la soga. Los más grandes trataban
de esquivar la pelota en un quemado y también organizaron un dígalo
con mímica. El piquete que se realizó en el
barrio de La Boca, en la intersección de Almirante Brown y Benito
Pérez Galdós tuvo como protagonistas a los chicos y estuvo
muy lejos de la imagen de sedición que durante los
últimos días pretendió difundir el Gobierno.
Desde el escenario montado en La Boca, el piquete se convirtió
en un festival popular. Por allí pasaron el periodista Quique Pesoa,
la cantante Liliana Herrero, Los Caballeros de la Quema y otros grupos
del barrio. También se hicieron presentes representantes de partidos
de izquierda, como Lía Méndez, del Humanismo y Miguel Santín,
del Polo Social, además de Luis Bordón, el papá de
Sebastián, asesinado por la policía mendocina.
Sobre el cruce de Almirante Brown y Pérez Galdós se instalaron
tres carpas pequeñas. Pero la mayoría de los que participaban
simplemente acomodaban una frazada y se sentaban con su vianda los
que llevaron y su termo. Allí estaba Sonia, que tiene 38
años, siete hijos y dos nietos. Ella solía trabajar como
empleada doméstica pero desde hace cuatro años no consigue
nada. Con su nena menor en brazos, explicó que se mantiene con
la ayuda del comedor Los Pibes y que está luchando
por obtener un plan trabajar.
Varios chicos repartían volantes. Una nena afirmó a Página/12
que nos quieren dejar en la calle. Era parte de las familias
del Hotel Abril, que le mandaron una carta documento a Aníbal Ibarra
debido al cambio en las condiciones del plan de asistencia del Gobierno
de la Ciudad. Lucas, de diez años, entregaba una gacetilla que
se titula paremos el genocidio y dijo que fue al corte con
sus cuatro hermanos y su mamá porque iba a haber tortas fritas.
La protesta fue organizado por la Mesa de Enlace Barrial de La Boca cuya
bandera, como no podía ser de otra manera, era amarilla con letras
azules. Allí se concentran el comedor Copitos, la asociación
Pro Techo, el Centro de Actividades Sociales (CAS), la agrupación
Aukache, el comedor Los Pibes y el Centro de Estudios Nacionales Arturo
Jauretche.
De acuerdo con lo que habían reclamado los líderes piqueteros
Luis DElia y Juan Carlos Alderete, no se interrumpió el tránsito
en el puente Avellaneda, como se había hecho hace un par de meses,
en apoyo al corte de ruta de La Matanza. Los pocos autos que circulaban
por Almirante Brown eran desviados una cuadra antes del piquete.
Nosotros nos movemos siempre en familia, dijo Rubén
Rosmarino que desde Aukade trabaja dando apoyo escolar y merienda a los
chicos del barrio y tratando de conseguir planes trabajar para los padres
desempleados. Lito Borello, del comedor Los Pibes, aseguró que
existen sectores diferentes que se están incorporando a las
protestas sociales. Ambos relataron que durante el fin de semana
visitaron a los vecinos y comerciantes para explicarles las razones de
la protesta. Hay gente que todavía no se anima a venir pero
colabora con lo que puede; nos entregaron carne y paquetes de fideos abiertos,
aseguró Borello. El reclamo de La Boca fue tan tranquilo que entre
banderas y uniformes azul y oro y a pocas cuadras de la Bombonera, había
dos niños vestidos con la camiseta de River.
Luego de que se cantara el Himno Nacional, el padre Pedro, de la Iglesia
de San Pedro, bendijo la olla popular. Después de arengar a los
manifestantes a recitar el Padrenuestro, todos levantaron los panes repartidos
junto con la bandeja de guiso y el cura expresó: que Dios
nos dé pan conquistado con digno trabajo.
Por la tarde, una delegación boquense fue hasta el Gobierno de
la Ciudad y entregó un petitorio en el que, entre otras cosas,
se reclama mejoras en las condiciones de asistencia de los hoteles que
albergan a familias con problemas de vivienda, habilitación de
materiales y planes trabajar paraampliar el comedor Los Pibes, el pago
de las cuotas atrasadas de los planes de trabajo, exención de impuestos
para locales donde se desarrollan actividades comunitarias y becas para
alumnos de primaria y secundaria.
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