Por Washington
Uranga
Las máximas autoridades
de la Iglesia Católica y del Consejo Nacional Cristiano Evangélico
que representa a la mayoría de los cristianos evangélicos
del país dieron a conocer ayer un comunicado en el que ante
la gran pobreza producida por la carencia de trabajo se proponen
iniciar un diálogo sobre la posibilidad de desarrollar en
común servicios tendientes a que no falten el pan y los medicamentos
en ningún hogar. De esta manera, el mismo día en que
los piqueteros interrumpieron rutas y calles en todo el país, el
más alto nivel de representatividad institucional del cristianismo
en la Argentina puso en evidencia su preocupación común
por la situación social y sorteando diferencias históricas
emitió una declaración en la que se comprometen a estudiar
acciones conjuntas en favor de los más pobres, en un gesto que
alcanza una enorme trascendencia político-religiosa.
El comunicado, que lleva la firma del pastor Rubén Proietti, Presidente
de Faciera (Federación de Alianzas Cristianas de Iglesias Evangélicas
de la Rep. Argentina), del pastor Emilio Monti, Presidente de la Federación
Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) y del arzobispo Estanislao
Karlic, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), entre
otros, se titula Preocupación de los cristianos: la Patria
y su futuro y señala la coincidencia encontrada entre los
dirigentes cristianos sobre la urgencia de ser agentes de unidad
entre las distintas entidades, no sólo las religiosas, sino todas
los que conforman el tejido social.
Los miembros de la Comisión Ejecutiva del Episcopado, integrada
por Karlic, el arzobispo Eduardo Mirás, el cardenal Jorge Bergoglio
y el obispo secretario general de la CEA, Guillermo Rodríguez Melgarejo,
se reunieron en la sede de la Iglesia Metodista Central, en el barrio
de Almagro, con sus colegas del Consejo Nacional Cristiano Evangélico,
que constituye el mayor nivel de representatividad del mundo evangélico,
porque reúne la tradición de las iglesias históricas
nucleadas en la FAIE, de los pentecostales y de otras corrientes agrupadas
en Faciera.
El propósito de la reunión era, en principio, analizar el
anteproyecto de ley sobre libertad religiosa y consensuar puntos de vista
sobre el tema. Sin embargo, el diálogo se orientó rápidamente
hacia la realidad nacional. En clima de fraternidad y con profunda
preocupación se analizó la situación argentina,
dice el comunicado conjunto, conviniendo en la necesidad de alentar
a todas las comunidades cristianas a la oración confiada y perseverante
y al compromiso firme y sacrificado en bien de nuestro país.
Varios de los participantes se manifestaron sumamente satisfechos con
el clima de coincidencias planteado entre los dirigentes religiosos cristianos
y no ocultaron el entusiasmo por las posibilidades concretas que se exploraron
para el trabajo conjunto. Se estableció una agenda de trabajo que
debería caminar hacia acciones y pronunciamientos comunes avanzando
en las iniciativas esbozadas en el día de hoy, para contribuir
a la solidaridad y la paz, tal como se subraya en la breve declaración.
CLASE
PUBLICA EN PLAZA HOUSSAY
Piquete académico
Por Javier Lorca
En esta clase quiero referirme
a un problema con ribetes teóricos, dijo el profesor, bajo
los focos amarillos de avenida Córdoba. Sentados y parados sobre
el pavimento, más de cien estudiantes lo escuchaban ayer, mientras
anochecía. Tenemos un supuesto dilema planteado entre un
Gobierno represor y un pueblo que lucha con medidas como ésta,
un piquete universitario, siguió Carlos Savransky, de la
Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Y, dándole la espalda a la
Plaza Houssay, se preguntó: ¿Qué se juega en
esta oposición? Si los piquetes son legales o no. ¿Hay derecho
a cortar una ruta cuando otros quieren circular? Pocos minutos después,
el profesor se las había arreglado para desbaratar ese argumento
oficial y arrancar los aplausos de sus oyentes: estudiantes de Sociales,
Filosofía y Letras, Económicas, Ingeniería y Exactas,
entre otros. Todos estaban allí, desde las 18, protestando contra
el ajuste.
Se dice que la libertad y los derechos de los sujetos terminan donde
empiezan los de los demás. Para aclarar esto voy a referirme a
Thomas Hobbes. Este extraordinario razonador de la fundamentación
del absolutismo monárquico... define a la libertad como la capacidad
de los sujetos de procurarse aquello que les permita sostener su vida.
Y considera que el poder es la capacidad de hacer eso. Hobbes dice que
se da una lucha entre los hombres por alcanzar ese poder. Por eso, aquí
entra la noción de contrato social, que instaura el derecho,
explicó Savransky, último orador de una clase pública
organizada por la Asociación Gremial Docente (UBA) y de la que
también participaron los profesores José Vazeilles, Enrique
Oteiza y Rubén Dri.
Hobbes distingue dos tipos de repúblicas: las repúblicas
por institución, que surgen del consenso, y las repúblicas
por adquisición, que surgen del poder de la violencia, donde los
poderosos someten al pueblo. Pero aclaró el mismo Hobbes
plantea que todas las repúblicas, en realidad, son por adquisición...
Dice que el consenso es sólo una justificación. Siempre
en las repúblicas el poder está basado en la capacidad de
los poderosos de ejercer violencia sobre los desposeídos.
Así, el profesor arremetió la recta final de la clase, donde
se aceleró la comprensión de los alumnos y, después
de la cual, la música coparía la protesta. Entonces,
el Estado y el derecho surgen del proceso de expropiación de la
libertad que tienen los individuos. Cuando se dice que cortar una calle
o hacer un piquete es un delito, se está suponiendo que estas medidas
de lucha lesionan los derechos de los demás. Y no es así.
Sino que enriquecen la libertad de los demás. No se trata de que
mi libertad termina donde empieza la de los demás, sino de que
mi libertad se proyecta junto a la libertad de los demás. Hacia
el infinito.
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