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EL RIESGO PAIS VOLVIO A SUPERAR
LOS 1600 PUNTOS. ECONOMIA BUSCA AUXILIO EXTERNO
Dólares para frenar la corrida financiera

Domingo Cavallo busca desesperadamente que el FMI, el Tesoro de EE.UU. y gobiernos europeos desembolsen fondos para armar un paquete de socorro para tener una tregua financiera. La fuga de depósitos ya alcanza a casi 6100 millones y se siguen perdiendo reservas.

Por Claudio Zlotnik

El equipo económico trabaja contrarreloj para cerrar un paquete de asistencia financiera del exterior de 6000 a 10.000 millones de dólares. Domingo Cavallo y su viceministro Daniel Marx lideran las tensas negociaciones con el objetivo de asegurar los fondos antes del próximo lunes. Por ahora, tanto el Tesoro estadounidense como el Fondo Monetario y distintos gobiernos europeos se mostraron muy duros. Pero Cavallo sabe que tendrá que modificar esa actitud en pocas horas si es que quiere recrear la confianza en los mercados internacionales y frenar la corrida bancaria, su principal enemigo en la crisis. A pocas horas de haberse pinchado la ilusión de que con la ley de Déficit Cero mejoraría el panorama, el mediterráneo comprendió que precisa imperiosamente una tregua financiera para detener la huida de depósitos del sistema financiero. El último viernes fugaron 291 millones, totalizando 6087 millones desde que se inició la corrida, el miércoles 4. Otro dato que preocupó en la city fue la caída en las reservas del Banco Central, de 965 millones de dólares ese mismo día. En tanto, el riesgo país volvió a superar los 1600 puntos mientras que las acciones registraron una pérdida del 20 por ciento en el mes.
En el propio Banco Central explicaron anoche que esa baja se debió en buena medida a que la autoridad monetaria disminuyó los encajes bancarios. En efecto, gracias a la flexibilización impuesta por Roque Maccarone, titular del BC, las entidades financieras pudieron inmovilizar menos fondos. Este hecho, sumado a la contracción de los depósitos y a la mayor dolarización de la economía terminan de explicar la caída de las reservas hacia el final de la semana pasada. Pero una muestra de la gravedad de la crisis es la fuga de capitales en los últimos meses. Desde la renuncia de José Luis Machinea, en la primera semana de marzo, la merma en las reservas alcanzó la friolera de 11.600 millones.
Ante la constante profundización de la crisis, el Gobierno fue echando mano a diversos instrumentos: blindaje, convertibilidad ampliada, factor de empalme, megacanje. Pero todos resultaron intentos fallidos. Y la reciente bala disparada, la ley de Déficit Cero, va camino a seguir la misma suerte que los intentos anteriores. Ni siquiera la sanción de esa norma que ordena gastar sólo lo que se recaude (ajustando salarios públicos y jubilaciones y dando marcha atrás con la rebaja impositiva) logró convencer a los financistas de que –ahora sí– la Argentina sería viable. Lejos de confiar en esa posibilidad, los inversores le dieron la espalda: ayer, el riesgo país volvió a superar la barrera de los 1600 puntos. Terminó en 1604, un 2,1 por ciento por encima del cierre anterior, y se registraron caídas en los títulos públicos de entre 1,8 y 2,3 por ciento.
La rueda de negocios volvió a desarrollarse en medio del nerviosismo de los operadores y de distintas versiones. Una de ellas –daba cuenta sobre la renuncia de Daniel Marx– fue la que más alteró a los financistas (ver aparte).
Pareciera que para la city no existe la forma de cambiar el rumbo, a pesar de que las recetas aplicadas son las impuestas por ellos mismos. Pero siempre existen excusas a mano. Ahora coexisten dos. Una, que la persistencia de la mala onda se debe a que “antes de volver a apostar, los inversores quieren ver que, efectivamente, se cumple con el Déficit Cero”. La otra explicación es que hay inversores muy poderosos apostando al derrumbe de la economía. Para hacerlo, “alquilan” bonos para venderlos enseguida. Esta ola de ventas “en descubierto” retroalimenta la depreciación de los títulos. Cuantos más bajos sean los precios, más fácil será recomprarlos para devolver esos bonos al “dueño original” y quedarse con la diferencia. En los bancos y AFJP lamentan esta situación porque ellos poseen buena parte de sus activos en bonos de la deuda. Pero, a la vez, admiten que pueden hacer poco para cambiar la tendencia negativa. Enmedio de la fuga de depósitos y de las continuas necesidades de financiamiento del Gobierno (ver aparte sobre el canje de Letes), se encuentran limitados para comprar títulos en el mercado y de esa forma ponerle un piso al derrape.
Por el contrario, la demanda desesperada del Estado por absorber fondos podría jugarle una mala pasada al Gobierno. Hay gerentes financieros de las AFJP que prevén desprenderse de sus depósitos a plazo fijo para cumplir con los reclamos de Economía, acelerando la salida de divisas del sistema financiero. En efecto, mientras los fondos de pensión recaudarán unos 1750 millones hasta fin de año, Cavallo ya les pidió 2300 millones. “La forma de cubrir la diferencia será cancelando depósitos”, admitió el gerente de una AFJP a este diario.
Para calmar a las fieras del mercado, el ministro se propuso jugar a fondo y volver a golpear las puertas de los organismos internacionales y del Tesoro de los Estados Unidos, a pesar de que lo hacía teniendo el “NO” casi asegurado. Sin embargo, este fue el nuevo camino que debió emprender para, otra vez, intentar cambiar la suerte. Si consiguiera 10.000 millones, Cavallo podría mostrarles a los inversores que ya cuenta con dinero para cubrir buena parte de los vencimientos de deuda del año próximo. Y lo que no se logre cubrir, sería cuestión de negociarlo con los acreedores locales, más propensos que los extranjeros a hallar saluciones.
Pero será muy difícil cambiar el ánimo de los financistas. De hecho, en la city ya quedó en claro que la ley de Déficit Cero no aplacará la crisis al menos en el corto plazo. Y señalan que el éxito sólo sería posible en caso de que el Gobierno fuera por más ajuste y pudiera cumplir con las metas fiscales pautadas con el Fondo.

 

Datos de la crisis
El riesgo país subió 33 puntos, hasta los 1604.
Las acciones subieron 0,2 por ciento. Pero en julio, la caída fue del 20 por ciento.
Domingo Cavallo negocia a toda marcha una ayuda financiera extranjera de hasta 10.000    millones de dólares.
No se detiene la fuga de depósitos: el viernes fue de 291 millones.
La huida totaliza 6087 millones desde que empezó esta fase de la crisis.
Desde la renuncia de José Luis Machinea, en marzo, las reservas del Banco Central    cayeron en 11.600 millones.
Signo de la recesión, las importaciones de junio cayeron 19 por ciento.
Consultores privados sostienen que la poda de salarios y jubilaciones podría llegar al 37    por ciento.

 

TORMENTA FINANCIERA: RESCATE DE LETRAS DEL TESORO
Canje para alejar el default

Los bancos le habían advertido al Gobierno que hasta tanto el Congreso no sancionara la ley de déficit cero, ellos no harían ningún gesto para ayudar a superar la crisis financiera. La presión surtió efecto: el Senado aprobó el proyecto oficial y el gesto de los bancos llegó. Ayer aceptaron canjear parte de sus tenencias en Letras de Tesorería (Letes) por bonos a uno o tres años de plazo. Participan del acuerdo 14 bancos, que entregarán 1318 millones de dólares en Letes con vencimiento este año a cambio de los nuevos bonos. Economía negoció el canje para evitar tener que salir al mercado cada 15 días y pagar tasas exorbitantes, como vino ocurriendo hasta que Domingo Cavallo anunció el plan de déficit cero. De hecho, el ministro anunció esa política en la Bolsa de Comercio, luego de que en la licitación de Letes de ese día tuviera que convalidar tasas más que “ruinosas”. Igualmente, las del nuevo canje no serán mucho mejores: en principio serán del 15 por ciento.
De acá a fin de año vencen Letes por 4300 millones. De ese total, Economía despejó 1318 mediante el canje. Pero además acordó con las AFJP que renueven sus colocaciones por 2300 millones. En rigor, en el programa financiero de este año ya estaba previsto que las AFJP renovarían Letes por 600 millones, por lo que su aporte adicional en la compra de títulos públicos será de 1700 millones. Toda esta ingeniería financiera persigue un sólo objetivo: cubrir vencimientos y patear otros hasta que la crisis amaine. El Gobierno se quedó sin crédito internacional, y si quisiera licitar Letes abiertamente en el mercado local debería pagar tasas escandalosas. Eso no haría más que profundizar la crisis. Los bancos aceptaron el canje y las AFJP comprar nuevos títulos porque de lo contrario el Estado caería en default.
El viceministro de Economía, Daniel Marx, precisó ayer las medidas que se tomaron para cubrir los vencimientos de Letes:
Un canje por 1318 millones de dólares. A cambio de las Letes, los bancos podrán optar entre un Bono Pagaré, con vencimiento en agosto del año próximo, o Letras Externas, que vencen en 2004. Ambos títulos serán a tasa variable, pero para el primer vencimiento se acordó un rendimiento del 15 por ciento. Marx afirmó que este esquema será beneficioso una vez “que se normalice la situación del sistema financiero y por ende bajen las tasas de interés”.
Las AFJP comprarán nuevos bonos por un total de 2300 millones de dólares, de los cuales 1700 millones son adicionales a lo que ya estaba acordado desde principios de año.
Economía mantendrá un stock de Letes de 1025 millones de dólares para ser comprados por fondos comunes de inversión y pequeños ahorristas. Para el público minorista “se está pensando en colocaciones a tasa fija cada 14 días”. Para la compra mayorista se colocarán Letes en función de la demanda de los inversores, que será atendida mediante un stock que el Banco Central administrará como agente financiero del Tesoro Nacional. Es decir que ya no habrá licitaciones cada 15 días para ese mercado, como ocurre en la actualidad, sino que cada inversor deberá ir a comprar el monto que quiera al Banco Central.
Por otra parte, Marx también anunció que “en las próximas horas” quedará cerrado el acuerdo con bancos y empresas para el “Fondo Patriótico”, por 1000 millones de dólares, que servirán para financiar los vencimientos de deuda de las provincias. El funcionario sostuvo que la tasa que cobrarán los aportantes “seguramente será inferior al 9 por ciento que se habló en un principio”.

 


 

FUERTE CAIDA DE LAS IMPORTACIONES EN JUNIO: -19%
Balanza comercial de la recesión

Una fuerte caída de las importaciones permitió que la balanza comercial registrara en junio un superávit de 767 millones de dólares. Pero el dato más preocupante, que refleja una agudización de la recesión, es la baja del 19 por ciento en las compras externas respecto de junio de 2000. En lo que va del año nunca se había producido una caída tan pronunciada. La mayor fue en febrero, con el 9 por ciento. Por el menor consumo interno, se produjo un aumento del 6 por ciento en las exportaciones. Cada vez que se atraviesa un período recesivo descienden las compras y suben las ventas al exterior, por lo que el superávit de la balanza comercial no es un dato que refleje bonanza económica.
El Indec entregó ayer los resultados anticipados del comercio exterior en junio, pero le falta procesar el 10 por ciento de la documentación. Los números preliminares indican que en junio se concretaron exportaciones por 2531 millones de dólares, contra importaciones por 1764 millones. En tanto, en el acumulado del primer semestre el superávit comercial fue de 1994 millones, más del doble de los 865 millones del mismo período del año pasado. Este resultado positivo se dio por un incremento del 3 por ciento de las exportaciones, hasta alcanzar los 13.450 millones de pesos, y una caída del 6 por ciento de las importaciones, que sumaron 11.456 millones.
El descenso en las importaciones refleja el proceso recesivo, y además tiene un efecto negativo sobre las cuentas fiscales. Al haber menos operaciones que pasen por la Aduana, se recaudan menos impuestos. Fuentes del Palacio de Hacienda señalaron que parte de la caída de la recaudación de los últimos meses, que en julio había alcanzado el 8 por ciento, se relaciona con el repliegue de las importaciones.

 


 

SOLO SE SALVARON LOS CELULARES
Servicios en leve alza

El crecimiento en el consumo de servicios públicos se desaceleró durante junio, con mejoras de sólo el 0,4 por ciento respecto de igual mes del año pasado y del 0,2 contra mayo. Los meses anteriores se habían anotado subas interanuales muy superiores, de entre 1,5 y 7,8 por ciento.
El indicador mide consumos muy disímiles, desde viajes al exterior en avión hasta pasajeros transportados en colectivos. El menor ritmo de crecimiento se dio porque hubo caídas en varios rubros, pero fueron compensadas por la fuerte alza del 38,3 por ciento en la venta de telefonía celular, sector que no detiene su explosivo desarrollo. Pero si se excluye ese rubro, sólo quedaron con variaciones positivas el transporte de carga en el servicio ferroviario, cuyo tonelaje se incrementó un 8,3 por ciento; generación de energía eléctrica 6,9 por ciento, y llamadas internacionales de salida 7,1 por ciento.
En cambio, los pasajeros de vuelos de cabotaje declinaron 26,1 por ciento, los pasajeros de colectivos 8,3 y los de trenes urbanos 5,3. También cayeron las llamadas urbanas el 4,7 por ciento y las interurbanas el 4,6 por ciento.

 


 

El déficit cero suena a milagro

Para los consultores, a menos que haya un golpe de suerte, la baja de la recaudación obligaría a una poda de salarios y jubilaciones ridícula desde octubre: entre 20% y 37%.

El ministro Domingo Cavallo susurrando explicaciones al presidente Fernando de la Rúa.

Por Maximiliano Montenegro

Sólo para los consultores más optimistas, el Gobierno podrá, suponiendo el mejor de los escenarios posibles hasta fin de año, cumplir la meta de déficit cero con un recorte de gastos salarios y jubilaciones de “sólo” el 13 por ciento. Para el resto, en un escenario tan malo como el actual, pero sin debacle, la caída de la recaudación obligaría a una poda de entre el 20 y el 37 por ciento en el último trimestre del año. Pero nadie considera que esto sea viable ni social ni políticamente, así que en esta situación –se especula– el Gobierno debería replantear la regla. Sea como fuere, los analistas aclaran que si la fuga de capitales y depósitos de las últimas semanas se acelera, antes de tres meses ya no importará el déficit cero, porque en ese caso se estaría ante “un escenario de muy altas probabilidades de default (de la deuda), devaluación y medidas confiscatorias en cuanto a los depósitos bancarios”.
Hoy se dará a conocer oficialmente la caída de la recaudación de julio, que rondaría el 8 por ciento. El dato es clave para saber cuánto se tendrá que ajustar el gasto público para cumplir con la regla del déficit cero: es decir, sólo se gasta lo que se recauda. Con una baja de la recaudación en julio de esa magnitud, Cavallo mantendría el recorte del 13 por ciento en agosto, porque los impuestos adicionales votados en el Congreso le servirían para complementar esa poda de salarios y jubilaciones, que de otro modo sería insuficiente para cumplir con la regla. Sin embargo, si la recesión se profundiza y la recaudación –pese al impuestazo– sigue floja, entonces la tijera tendría que ir hasta niveles insospechados a partir de octubre, tanto es así que tornaría políticamente ridículo el ajuste necesario.
Los escenarios de los consultores son los siguientes.
Estudio Broda. La consultora número uno de la city plantea un escenario base “relativamente optimista” que asume la hipótesis de que “dejan de caer los depósitos bancarios, aunque aún caería el nivel de crédito bancario por algunas semanas”. En ese caso se pronostica que el PBI en el tercer trimestre caería levemente y se empezaría a recuperar tenuemente en el cuarto, para cerrar el año con una contracción del producto de 1,2 por ciento. Para Broda, bajo esos supuestos se cumple el déficit cero con el recorte pautado hasta hoy y se abren chances de que la economía se reactive lentamente el año próximo.
“En cambio, en un escenario pesimista pero moderado, con caída de depósitos del orden de los 20 millones diarios (lo cual implica unos 2100 millones hasta fin de año, un 3 por ciento del stock actual), la recaudación se resentiría, por el doble efecto de menor actividad económica y el mayor costo financiero de cumplir con el fisco”, explica el último informe de la consultora. En tal caso, la recaudación estaría unos 1100 millones debajo de lo esperado. Si se quisiera cubrir el bache “vía baja de gastos, sobre la base de excluir del ajuste a los salarios y jubilaciones menores a 1000 pesos, el factor de ajuste debería pasar de 13 a 37 por ciento”, concluye Broda. “Este ajuste luce política y socialmente completamente inviable”, agrega. En tanto, especula con la posibilidad de que, en ese caso, Cavallo busque acentuar el recorte de otros gastos y, sobre todo, crear nuevos impuestos.
“Otros escenarios más negativos, implicarían la continuidad de la fuga de depósitos a un ritmo elevado. Estos escenario son altamente inestables, siendo que el ritmo de salida diaria podría pasar rápidamente de 200 a 500 y luego a 800 millones de pesos, y eclosionar en una crisis bancaria y cambiaria en muy poco tiempo”, advierte el consultor.
Ecolatina. Considera que con las actuales pautas de recaudación, el recorte del 13 por ciento es un piso insuficiente por el resto del año. Estima que en el segundo semestre para cumplir con el déficit cero sería necesario un ajuste de 3700 millones, por lo que el recorte adicional de gasto debería subir al 20 por ciento. “Esto en un escenario muyconservador de crecimiento cero. Para nosotros, si no hay ayuda financiera internacional, el escenario más probable es el default antes de tres meses”, aclara Ricardo Echegaray.
Banco Galicia. El equipo de research dice que el problema estará en el último trimestre del año. El tema es que Cavallo utilizaría el criterio de devengado y no de caja para contabilizar las metas de la segunda mitad del año. Así, podría computar los aguinaldos pagados en julio, como devengados en el primer semestre, lo cual le daría en el trimestre en curso aire para cumplir con el déficit cero. Sin embargo, al final del año el problema sería justo al revés: los aguinaldos se devengan en diciembre, pero se pagan en enero. Así, entre octubre y diciembre “el ajuste necesario sería del 25 por ciento”, sostiene el informe. “Obviamente, un ajuste de esa magnitud no es viable, lo que llevará a modificar el enfoque, hacia la eliminación de gastos de forma permanente y no transitoria, para minimizar el impacto negativo (en los mercados) del desvío de la regla”, agrega.
IEFE (Instituto de Estudios Fiscales). Considera que el último paquete de ajuste tiene un impacto recesivo sobre el trimestre siguiente, por lo cual retroalimenta la necesidad de más ajuste para cumplir con el déficit cero. Así, en el cuarto trimestre del año sería necesario un recorte de salarios y jubilaciones del 20%; en el primer trimestre del 2002, del 24%; hasta llegar al 25% a mediados del año próximo. Sin embargo, recalca que ese camino es inviable política y económicamente, lo que lo convierte en un ejercicio teórico.
Consultora líder (solicitó que el nombre de la firma se mantenga en reserva). Afirma que el piso del recorte tendría que subir al 20 por ciento el período octubre/diciembre. El motivo es que prevé que la recaudación seguirá planchada, dado que el PBI caerá –como poco– 1,5 por ciento. Pero prefiere mantener el anonimato porque a sus clientes -empresas multinacionales– les dice que Cavallo perdió la brújula.

 

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