El presidente George W. Bush
se anotó ayer su primera victoria en su cruzada contra la clonación
humana: la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó
la prohibición de todas las experiencias con embriones humanos,
incluso las realizadas para investigaciones científicas y con fines
terapéuticos. La votación no tiene un efecto inmediato pues
el tema debe tratarse en el Senado, pero marca dónde está
hoy la aguja de la balanza política en esa materia. Los científicos
norteamericanos corren una carrera contra el almanaque para convencer
a los senadores y a la administración Bush que en definitiva,
con su poder de veto, tiene la última palabra sobre la conveniencia
de una ley que no haga naufragar años de trabajo y decenas de líneas
de investigación. Los científicos, en distintas partes del
mundo, trabajan con células embrionarias para el tratamiento de
enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer, la diabetes, enfermedades
cardíacas y algunos tipos de cáncer.
La Cámara de Representantes aprobó la prohibición
por 265 votos contra 162, a la misma hora que la Associated Press informaba
que científicos israelíes habían logrado convertir
células embrionarias en pancreáticas, capaces de producir
insulina. En Israel, la clonación para investigaciones terapéuticas
está autorizada.
El proyecto vencedor fue impulsado por el representante republicano por
el estado de Florida, Dave Weldon, que convierte a la clonación
humana en un crimen federal: todo aquel que cree un embrión humano
por clonación, tanto con fines reproductivos como terapéuticos,
podría ser castigado con una multa mínima de un millón
de dólares o hasta con 10 años de prisión. No prosperó
la iniciativa de su colega republicano Jim Greenwood, que permitía
la clonación humana para las investigaciones con células
madre, pero las prohibía para fines reproductivos.
El tema ha generado un debate muy fuerte en los Estados Unidos, que podría
simplificarse en dos posiciones antagónicas, en las que están
alineados, por un lado, la iglesia y los conservadores, y por otro, la
comunidad científica y la industria de biotecnología. Por
ahora, es la primera la que va ganando la pulseada.
Por lo pronto, el presidente Bush se manifestó satisfecho
por la votación. Según anunció su portavoz, Ari Fleischer,
Bush sostuvo que la ley contiene las medidas apropiadas para la
ética, la ciencia y el respeto de una cultura que privilegia los
valores de la vida. Los republicanos mayoría en la
Cámara de Representantes se oponen a la investigación
sobre células embrionarias porque esto implica la destrucción
de embriones. De esta manera, trasladan a estas experiencias su combate
contra el aborto. Si los científicos tuvieran la autorización
de clonar embriones, estos podrían ser eventualmente comercializados
en masa, exageró el representante republicano James Sensenbrenner,
presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara.
Los demócratas al igual que los investigadores reconocen
que la técnica de la clonación encierra problemas éticos.
Pero apoyan su utilización con fines terapéuticos, porque
reconocen la potencialidad que encierra la técnica para el tratamiento
de enfermedades hoy incurables. Por eso, la comunidad científica
norteamericana confía en que la mayoría demócrata
en el Senado logrará revertir la votación de ayer.
La clonación consiste en producir células embrionarias a
partir de la célula de una persona, a la que se le extrae el núcleo.
Ese núcleo se transfiere a un óvulo, a partir del cual comienza
a desarrollarse el embrión. Estas células madre son cultivadas
y orientadas a convertirse en determinado tipo de células especializadas
sanguíneas, nerviosas, pancreáticas que podrían
ser utilizadas para reponer células muertas o enfermas.
Tenemos dos meses para convencer a la clase política para
revertir la medida, dijo anoche a Página/12 el investigador
argentino José Cibelli, que trabaja en los Estados Unidos en clonación
humana, en una empresa privada de biotecnología. El especialista
fue invitado, junto a otrosexpertos, a una mesa redonda que se llevará
a cabo en la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos, con sede
en Washington DC, para exponer las investigaciones que están en
marcha con células embrionarias. La exposición fue solicitada
por el propio Senado norteamericano.
Según informó Cibelli, una reciente encuesta divulgada en
los Estados Unidos da cuenta de que unas 125 millones de personas podrían
beneficiarse con la aplicación de esta técnica. En
el país hay dos empresas líderes en investigación
sobre clonación humana: Geron, en California, y Advanced Co. Technology,
en Massachusetts, además de dos o tres universidades que trabajan
con fondos privados, informó Cibelli.
El tema de los fondos para investigación es un capítulo
aparte: el gobierno de Estados Unidos debe decidir en los próximos
días si aporta recursos federales para la investigación
de células embrionarias.
Aunque la posición presidencial sobre este tipo de experiencias
hace prever cuál será la decisión, una creciente
presión se cierne sobre Bush. Algunos científicos ya han
anunciado su decisión de emigrar, con sus trabajos en embriones
a cuestas. Y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) difundieron un documento
en el que destacan el enorme potencial terapéutico de las denominadas
células madre. Este documento puede ser decisivo en la resolución
que adopte Bush, quien ya requirió la poco científica opinión
de Juan Pablo II. Bill Clinton, su antecesor, ya había lanzado
los lineamientos para autorizar la asignación de fondos destinados
a estudios con células embrionarias.
Con Superman de enemigo
En la polémica instalada acerca de la investigación
sobre las células madre, el presidente George Bush se ganó
un poderoso enemigo: Superman, o, lo que es casi lo mismo, el actor
que lo interpretó en el cine, Christopher Reeve. En los primeros
días de junio, Reeve apoyado por siete científicos
presentó ante un tribunal de los Estados Unidos una querella
contra Bush, acusándolo de causar un daño irreparable
a miles de enfermos, por haber paralizado la investigación
sobre ese tipo de células: George W. Bush está
impidiendo o retrasando el descubrimiento de un remedio contra la
parálisis, la enfermedad de Parkinson, la diabetes y otros
males, se afirma en la querella.
La presencia de Reeve en el grupo de querellantes, junto a un grupo
de prestigiosos científicos, no es casual. Por un lado forma
parte de la gran cantidad de personas que podrían beneficiarse
de la capacidad terapéutica de las células madre,
ya que el actor sufre de tetraplejia desde que, en 1995, se cayó
de un caballo y se dañó la médula espinal.
Además, Reeve es presidente de la Christopher Reeve Paralysis
Foundation y ya ha proporcionado más de 15 millones de dólares
a distintos programas de investigación. Hay una enorme
brecha entre el punto de vista de la jerarquía católica
y los adeptos de la Iglesia católica en el mundo, dijo
el actor, el último domingo, y solicitó a Bush que
no escuche al papa Juan Pablo II y le dé fondos a la investigación.
Pero el presidente no lo escuchó.
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CAMPAÑA
CONTRA LA ANTICONCEPCION
Bush se abstiene
Por Ricardo Martínez
de Rituerto*
Desde
Chicago
El presidente de EE.UU., George
Bush, está comprometido personalmente en las campañas a
favor de la abstinencia sexual hasta el matrimonio y su Administración
sigue al pie de la letra esa consigna, con planes para incrementar notablemente
el presupuesto dedicado a ese objetivo que igualen a los vigentes que
favorecen la planificación familiar y la anticoncepción.
La anterior Administración estaba muy inclinada hacia otras
opciones, como los preservativos. La abstinencia no recibía
el mismo apoyo; ése es nuestro objetivo. La palabra clave es paridad,
ha declarado a The Washington Post Kevin Keane, principal consejero de
Tommy Thompson, secretario de Sanidad y Servicios Humanos (HHS) y católico
militante.
El ministerio ha negado solicitudes de más financiación
para planificación familiar de mujeres sin recursos en varios Estados
y ha avalado informes que ponen en cuestión los preservativos como
medio de prevenir muchas de las enfermedades de transmisión sexual.
La consigna es exclusivamente abstinencia.
El Congreso ha aumentado ya este año la financiación de
proyectos basados en la abstinencia y fuentes de la Administración
reconocen que el objetivo es gastar a medio plazo 135 millones de dólares
anuales en este capítulo, la misma cantidad que se dedica ahora
a la planificación familiar.
* De El País, de Madrid, especial para Página/12.
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