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LA CAMARA DE REPRESENTANTES VOTO CONTRA LA CLONACION HUMANA
Día negro para la ciencia en EE.UU.

Los científicos que creen un embrión humano por clonación, aunque sea con fines terapéuticos, podrán ser condenados hasta con 10 años de prisión. Así lo dispone el proyecto que aprobó ayer la Cámara de Representantes de Estados Unidos. La comunidad científica espera que el Senado revierta la medida.
Dave Weldon (en el centro), el republicano autor del proyecto, al explicar la votada prohibición. Lo acompañan Brian Kern (izquierda) y Dennis Kucinich (derecha), en conferencia de prensa.


El presidente George W. Bush se anotó ayer su primera victoria en su cruzada contra la clonación humana: la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó la prohibición de todas las experiencias con embriones humanos, incluso las realizadas para investigaciones científicas y con fines terapéuticos. La votación no tiene un efecto inmediato pues el tema debe tratarse en el Senado, pero marca dónde está hoy la aguja de la balanza política en esa materia. Los científicos norteamericanos corren una carrera contra el almanaque para convencer a los senadores y a la administración Bush –que en definitiva, con su poder de veto, tiene la última palabra– sobre la conveniencia de una ley que no haga naufragar años de trabajo y decenas de líneas de investigación. Los científicos, en distintas partes del mundo, trabajan con células embrionarias para el tratamiento de enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer, la diabetes, enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer.
La Cámara de Representantes aprobó la prohibición por 265 votos contra 162, a la misma hora que la Associated Press informaba que científicos israelíes habían logrado convertir células embrionarias en pancreáticas, capaces de producir insulina. En Israel, la clonación para investigaciones terapéuticas está autorizada.
El proyecto vencedor fue impulsado por el representante republicano por el estado de Florida, Dave Weldon, que convierte a la clonación humana en un crimen federal: todo aquel que cree un embrión humano por clonación, tanto con fines reproductivos como terapéuticos, podría ser castigado con una multa mínima de un millón de dólares o hasta con 10 años de prisión. No prosperó la iniciativa de su colega republicano Jim Greenwood, que permitía la clonación humana para las investigaciones con células madre, pero las prohibía para fines reproductivos.
El tema ha generado un debate muy fuerte en los Estados Unidos, que podría simplificarse en dos posiciones antagónicas, en las que están alineados, por un lado, la iglesia y los conservadores, y por otro, la comunidad científica y la industria de biotecnología. Por ahora, es la primera la que va ganando la pulseada.
Por lo pronto, el presidente Bush se manifestó “satisfecho” por la votación. Según anunció su portavoz, Ari Fleischer, Bush sostuvo que la ley contiene “las medidas apropiadas para la ética, la ciencia y el respeto de una cultura que privilegia los valores de la vida”. Los republicanos –mayoría en la Cámara de Representantes– se oponen a la investigación sobre células embrionarias porque esto implica la destrucción de embriones. De esta manera, trasladan a estas experiencias su combate contra el aborto. “Si los científicos tuvieran la autorización de clonar embriones, estos podrían ser eventualmente comercializados en masa”, exageró el representante republicano James Sensenbrenner, presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara.
Los demócratas –al igual que los investigadores– reconocen que la técnica de la clonación encierra problemas éticos. Pero apoyan su utilización con fines terapéuticos, porque reconocen la potencialidad que encierra la técnica para el tratamiento de enfermedades hoy incurables. Por eso, la comunidad científica norteamericana confía en que la mayoría demócrata en el Senado logrará revertir la votación de ayer.
La clonación consiste en producir células embrionarias a partir de la célula de una persona, a la que se le extrae el núcleo. Ese núcleo se transfiere a un óvulo, a partir del cual comienza a desarrollarse el embrión. Estas células madre son cultivadas y orientadas a convertirse en determinado tipo de células especializadas –sanguíneas, nerviosas, pancreáticas– que podrían ser utilizadas para reponer células muertas o enfermas.
“Tenemos dos meses para convencer a la clase política para revertir la medida”, dijo anoche a Página/12 el investigador argentino José Cibelli, que trabaja en los Estados Unidos en clonación humana, en una empresa privada de biotecnología. El especialista fue invitado, junto a otrosexpertos, a una mesa redonda que se llevará a cabo en la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos, con sede en Washington DC, para exponer las investigaciones que están en marcha con células embrionarias. La exposición fue solicitada por el propio Senado norteamericano.
Según informó Cibelli, una reciente encuesta divulgada en los Estados Unidos da cuenta de que unas 125 millones de personas podrían beneficiarse con la aplicación de esta técnica. “En el país hay dos empresas líderes en investigación sobre clonación humana: Geron, en California, y Advanced Co. Technology, en Massachusetts, además de dos o tres universidades que trabajan con fondos privados”, informó Cibelli.
El tema de los fondos para investigación es un capítulo aparte: el gobierno de Estados Unidos debe decidir en los próximos días si aporta recursos federales para la investigación de células embrionarias.
Aunque la posición presidencial sobre este tipo de experiencias hace prever cuál será la decisión, una creciente presión se cierne sobre Bush. Algunos científicos ya han anunciado su decisión de emigrar, con sus trabajos en embriones a cuestas. Y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) difundieron un documento en el que destacan el enorme potencial terapéutico de las denominadas células madre. Este documento puede ser decisivo en la resolución que adopte Bush, quien ya requirió la poco científica opinión de Juan Pablo II. Bill Clinton, su antecesor, ya había lanzado los lineamientos para autorizar la asignación de fondos destinados a estudios con células embrionarias.

 

Con Superman de enemigo

En la polémica instalada acerca de la investigación sobre las células madre, el presidente George Bush se ganó un poderoso enemigo: Superman, o, lo que es casi lo mismo, el actor que lo interpretó en el cine, Christopher Reeve. En los primeros días de junio, Reeve –apoyado por siete científicos– presentó ante un tribunal de los Estados Unidos una querella contra Bush, acusándolo de “causar un daño irreparable” a miles de enfermos, por haber paralizado la investigación sobre ese tipo de células: “George W. Bush está impidiendo o retrasando el descubrimiento de un remedio contra la parálisis, la enfermedad de Parkinson, la diabetes y otros males”, se afirma en la querella.
La presencia de Reeve en el grupo de querellantes, junto a un grupo de prestigiosos científicos, no es casual. Por un lado forma parte de la gran cantidad de personas que podrían beneficiarse de la capacidad terapéutica de las células madre, ya que el actor sufre de tetraplejia desde que, en 1995, se cayó de un caballo y se dañó la médula espinal. Además, Reeve es presidente de la Christopher Reeve Paralysis Foundation y ya ha proporcionado más de 15 millones de dólares a distintos programas de investigación. “Hay una enorme brecha entre el punto de vista de la jerarquía católica y los adeptos de la Iglesia católica en el mundo”, dijo el actor, el último domingo, y solicitó a Bush que no escuche al papa Juan Pablo II y le dé fondos a la investigación. Pero el presidente no lo escuchó.

 

CAMPAÑA CONTRA LA ANTICONCEPCION
Bush se abstiene

Por Ricardo Martínez de Rituerto*
Desde Chicago

El presidente de EE.UU., George Bush, está comprometido personalmente en las campañas a favor de la abstinencia sexual hasta el matrimonio y su Administración sigue al pie de la letra esa consigna, con planes para incrementar notablemente el presupuesto dedicado a ese objetivo que igualen a los vigentes que favorecen la planificación familiar y la anticoncepción.
La anterior Administración estaba “muy inclinada hacia otras opciones, como los preservativos”. “La abstinencia no recibía el mismo apoyo; ése es nuestro objetivo. La palabra clave es paridad”, ha declarado a The Washington Post Kevin Keane, principal consejero de Tommy Thompson, secretario de Sanidad y Servicios Humanos (HHS) y católico militante.
El ministerio ha negado solicitudes de más financiación para planificación familiar de mujeres sin recursos en varios Estados y ha avalado informes que ponen en cuestión los preservativos como medio de prevenir muchas de las enfermedades de transmisión sexual. La consigna es “exclusivamente abstinencia”.
El Congreso ha aumentado ya este año la financiación de proyectos basados en la abstinencia y fuentes de la Administración reconocen que el objetivo es gastar a medio plazo 135 millones de dólares anuales en este capítulo, la misma cantidad que se dedica ahora a la planificación familiar.

* De El País, de Madrid, especial para Página/12.

 

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