Por Rodrigo Fernández
*
Desde
Moscú
Una pesadilla que comenzó
en la madrugada del martes para las decenas de personas tomadas como rehenes
en un ómnibus terminó con la muerte del terrorista. Los
destacamentos de elite rusos asaltaron el autobús a eso de las
ocho de la noche y liberaron a todos los secuestrados. El terrorista,
un checheno, se había apoderado de un autobús con 41 personas
que iba de Nevinnomissk a Stávropol, capital de la provincia homónima
del sur de Rusia. Armado con un fusil automático kaláshnikov
y granadas, ordenó al chofer dirigirse al aeropuerto de Minerálniye
Vodi y allí amenazó con matar a los rehenes si no se cumplían
sus reivindicaciones.
El terrorista exigía la libertad de cuatro connacionales que en
mayo de 1994 secuestraron un autobús, pidieron 10 millones de dólares,
armas y un helicóptero en el que se dieron a la fuga. Sin embargo,
ya en territorio de Chechenia cuatro terroristas fueron capturados y el
quinto murió después de oponer resistencia armada. Ahora
el guión de 1994 parecía que iba a repetirse: el secuestrador
que según el Servicio Federal de Seguridad (FSB según
las siglas rusas) contaba con al menos un cómplice en el ómnibus
exigía también armas seis kaláshnikov, dos
lanzagranadas y municiones y un helicóptero, además
de línea directa con el gobierno. El terrorista se hacía
llamar Aslán pero según fuentes policiales no confirmadas
por el FSB se trataba de Sultán-Saíd Idíyev, de 34
años. La presencia del cómplice se desprendía de
las declaraciones de los pasajeros que habían sido liberados antes
del asalto, quienes contaban que había un hombre que periódicamente
hacía señas con los ojos al presunto Idíyev.
El incidente había comenzado a las siete menos cuarto de la mañana
(hora local), cuando el terrorista encapuchado se apoderó del ómnibus
poco después de que éste saliera de Nevinnomissk y ordenó
al chófer que diera media vuelta y tomara rumbo al aeropuerto de
Minerálniye Vodi, que queda en dirección contraria a la
ciudad de Stávropol. A los pocos kilómetros, el autobús
fue bloqueado en un puente, pero la policía permitió seguir
camino al aeropuerto después de que el terrorista liberara a dos
mujeres y dos niños. Además, el secuestrador empujó
fuera del autobús a un pasajero al que había herido en una
pierna. El herido, Vitali Zhúkov, de 26 años de edad, fue
operado en el hospital de Nevinnomissk y su vida no corre peligro. Además,
los médicos atendieron a otras tres personas liberadas, que sufrían
de un fuerte shock.
El autobús fue detenido en un viaducto de acceso al aeropuerto,
a unos 500 metros de la terminal aérea. Debido al intenso calor,
40 grados a la sombra, el terrorista permitió a los pasajeros romper
las ventanas del autobús. Además, accedió a que les
llevaran comida y bebidas. Las negociaciones con el terrorista estuvieron
dirigidas por el vicedirector del FSB, Anatoli Yezhkov, y en el curso
de ellas se logró la liberación de otros rehenes. En total,
14 personas habían podido salir del autobús antes del asalto.
Mientras tanto, representantes del presidente independentista checheno
Aslán Masjádov, que dirige la resistencia a los rusos en
las montañas, declararon en su nombre que no aprueba ninguna acción
que pueda poner en peligro la vida de civiles. Masjádov siempre
se ha distanciado de los actos terroristas cometidos por chechenos o atribuidos
a ellos.
Desde la ciudad siberiana de Novosibirsk, el ministro del Interior Borís
Grizlov había declarado que la principal tarea era liberar
a los rehenes, pero había advertido que no haría concesiones
a los terroristas. Sin embargo, se dio entender al terrorista que
sí atenderían a sus reivindicaciones, y para calmarlo se
informó que habían llevado a Minerálniye Vodi a dos
de los chechenos cuya liberación pedía el secuestrador.
Se trataba de Saidbek Tepsúyev, de 46 años, y de AlavlíVajídov,
de 32, que cumplían condenas en la provincia de Stávropol.
El primero está condenado a 15 años de prisión y
el segundo a 13. Además, también llevaron a Minerálniye
Vodi a Saíd-Jusein Idíyev, pariente del secuestrador y que
había capturado el pasado 19 de junio acusado de asesinato.
Mientras seguían las negociaciones, el destacamento antiterrorista
Alfa y otros grupos de élite habían tomado posiciones en
el aeropuerto y sólo esperaban la orden correspondiente para lanzarse
al asalto del autobús. La operación de los grupos antiterroristas
fue impecable, según declaró Alexandr Korobéinikov,
vicerrepresentante plenipotenciario del presidente ruso en el Distrito
Federal del Sur. Korobéinikov agregó que entre los secuestrados
no hay víctimas, aunque algunos recibieron heridas leves a consecuencia
de cortes con vidrios recibidos durante el asalto.
* De El País de Madrid, especial para Página/12.
EE.UU.
Y PERU DERRIBARON LA AVIONETA
Cuando juntos son dinamita
Peruanos y norteamericanos derribaron
juntos el 20 de abril en la selva peruana la avioneta de cinco misioneros
baptistas a quienes las dos naciones confundieron con narcotraficantes.
Así publicó ayer en tapa el diario The Washington Post.
Una investigación del Departamento de Estado fue la que determinó
que Perú y Estados Unidos comparten la responsabilidad por el incidente
en el que el hidroplano bimotor fue atacado por un caza peruano. Fuentes
familiarizadas con la investigación según el
Post revelaron que el informe oficial dictaminó que las agencias
estadounidenses que participan en el plan antidrogas en Perú actuaron
de manera indisciplinada y descuidada. La avioneta había
sido detectada por radares de subcontratistas estadounidenses en Perú
con asistencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA); su derribo
se cumplió en el marco de un convenio entre Lima y Washington firmado
en 1994 para controlar el tráfico entre la selva peruana y los
laboratorios colombianos. Tras el episodio, que terminó con la
muerte de una misionera y su hija de meses, Estados Unidos suspendió
los vuelos de vigilancia antinarcóticos en la región.
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