Una mirada a Alemania
y su historia desde el exterior raramente se fija en lo que los propios
alemanes consideran esencial, con la gran y evidente excepción
del nazismo y la guerra, los campos de concentración y el Holocausto,
escribe el crítico francés Daniel Sauvaget. Sin embargo,
con demasiada frecuencia la representación del alemán en
el cine europeo o estadounidense es puramente convencional. Contra
esos convencionalismos está concebido el ciclo Alemania desde
la perspectiva de... Rossellini, Godard, Resnais, Lanzmann, que
se llevará a cabo entre hoy y el próximo lunes 6, en la
Sala Leopoldo Lugones. La muestra organizada por el Teatro San Martín,
el Goethe Institut y la Cinemateca Argentina estará integrada
por cuatro films fundamentales de estos grandes realizadores, que reflexionaron
sobre las encrucijadas históricas de Alemania en el siglo XX. La
exhibición de los films de Rossellini y Godard es, además,
un acontecimiento, porque Germania, anno zero hace décadas que
no se exhibe en Argentina y Allemagne neuf zéro (pensada para dialogar
con el film italiano, cuarenta años después) es inédita
en el país.
El ciclo comienza hoy y sigue mañana con Alemania, año cero
(Italia, 1947), de Roberto Rossellini. Mi film no quiere ser un
acto de acusación del pueblo alemán, ni una defensa: es
la simple constatación de unos hechos, afirmó Rossellini
de esta obra crucial del cine europeo de posguerra. Concebida como el
capítulo final de la trilogía iniciada por Roma, ciudad
abierta (1945) y Paisá (1946), Germania, anno zero recorre la realidad
externa de Berlín arrasada para dar cuenta de un paisaje moral,
de la tragedia de un mundo que necesita nuevos conceptos para ser pensado.
(A las 14.30, 17, 19.30 y 22 horas).
El viernes 3, sábado 4 y domingo 5 va Alemania nueve cero (Francia,
1991), de Jean-Luc Godard, con Eddie Constantine y Hanns Zischler. De
la mano del viejo espía Lemmy Caution (el mismo de Alphaville),
Godard se interna en el Este alemán inmediatamente posterior a
la caída del Muro y descubre en ese paisaje gris y desolado el
corazón de Europa, nudo de una gran intriga histórica. Este
no es lo que se dice un buen film: es ante todo un film bueno. Generoso.
Cada plano, rivalizando en belleza con el que lo precede, emana una serenidad
asombrosa, escribió Serge Toubiana en Cahiers du Cinéma.
(A las 14.30, 17, 19.30 y 22 horas).
El lunes 6 la muestra se cierra con Noche y niebla (Francia, 1956), de
Alain Resnais. Se trata del primer film, y quizás el más
estremecedor, sobre los campos de exterminio organizados por el nazismo.
Una meditación sobre el olvido y el trabajo necesario de la memoria.
En el mismo programa se exhibirá Un vivant qui passe (Francia,
1997), de Claude Lanzmann, un auténtico huis-clos de dos personajes:
Lanzmann entrevista a Maurice Rossel, que fue observador de la Cruz Roja
en los campos de Auschwitz y Theresienstadt y dijo no haber observado
nada. Una pequeña obra maestra, que complementa y completa la monumental
Shoah. (A las 14.30, 17, 19.30 y 22 horas).
UN
ATIPICO PREESTRENO DE BOLIVIA, DE ADRIAN CAETANO
Lo que va de Cannes a Córdoba
La ciudad de Córdoba
tendrá la primicia absoluta. A partir de hoy, el recién
creado Cineclub Municipal Hugo del Carril, de la capital provincial, exhibirá
en carácter de preestreno para la Argentina Bolivia, el film de
Adrián Caetano que viene de ganar el Premio de la Crítica
Joven en el último Festival de Cannes. Montevideano de nacimiento,
pero cordobés por adopción, Caetano cuya primera película
fue un documental titulado Villa Carlos Paz, que le valió una beca
para estudiar en Barcelona presentará además tres
de sus mediometrajes, bastante difíciles de ver: La expresión
del deseo (1997), también rodado en Córdoba; Peces chicos
(1999), un documental sobre el Patronato de la Infancia que la TV nunca
se atrevió a exhibir; y No necesitamos de nadie (1995-1999), una
pequeña tragedia personal sobre la clase media.
La proyección de estas rarezas del codirector de Pizza, birra,
faso forman parte de la muestra Los chicos crecen 31 días
de cine argentino inédito, un ciclo exhaustivo que ocupará
el Cineclub Municipal de Córdoba durante todo el mes de agosto
y en el que se exhibirán casi cuarenta films, sumando cortos y
largos. Entre otras primicias nacionales, el cineclub exhibirá
Vagón fumador, de Verónica Chen; Bonanza, de Ulises Rossell;
Naikor, de Pablo Trapero; Insensatez, de Gustavo Postiglione; Rerum novarum,
documental de Sebastián Schindel, Fernando Monar y Nicolás
Batlle; Peluca y Marisita, de Raúl Perrone; Ilusión de movimiento,
de Héctor Molina; y El descanso, de Rodrigo Moreno, Andrés
Tambornino y Ulises Rossell, todos exhibidos hasta ahora únicamente
en el marco del último Buenos Aires Festival de Cine Independiente.
A esos títulos flamantes se suman otros que hasta ahora no tuvieron
difusión en Córdoba, como La libertad, de Lisandro Alonso;
Silvia Prieto, de Martín Rejtman; Saluzzi, de Daniel Rosenfeld;
y No quiero volver a casa, de Albertina Carri. El monumental ciclo del
Cineclub Hugo del Carril que incluye también largometrajes
de Gregorio Cramer, Jorge Caterbona, Juan Carlos Arch y Gustavo Fontán
se completará con una muestra de cortos cordobeses producidos por
alumnos del Departamento de Cine y TV de la Escuela de Artes de la Universidad
Nacional de Córdoba.
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