Por Diego Fischerman
Para el mundo de la música
contemporánea, el nombre de Paralelo 33º es bien conocido.
Sus interpretaciones, dentro de ciclos o conciertos dedicados a composiciones
del siglo XX, de obras como Persephassa de Iannis Xenaquis, lo señalan
desde hace tiempo como uno de los mejores grupos de cámara argentinos.
Para un público absolutamente distinto, muchas veces proveniente
del rock o del jazz, el nombre de Paralelo 33º tampoco es desconocido.
Una multitud de jóvenes, en muchos casos cercanos al fanatismo,
sigue a este cuarteto y es capaz de llenar lugares tan distintos entre
sí como alguna sala del Teatro San Martín o el Centro Cultural
Agronomía.
Allí, precisamente, el sello MBA (dependiente de la Dirección
de Música de la Secretaría de Cultura de la Ciudad), en
colaboración con Epsa, decidió grabarlos en vivo. Realidades
Paralelas (un título que dice bastante sobre el grupo) es el resultado:
un CD de música de cámara tocado con la polenta de la música
popular o, tal vez, un álbum de música popular tocado con
el ajuste y la precisión de la música de cámara.
El repertorio incluye nombres como los de Frank Zappa y Astor Piazzolla.
Pero junto a ellos aparecen obras compuestas por los integrantes del grupo
y compositores clásicos como Ver Planck. Tal como los mismos miembros
de Paralelo 33º explican, en este primer CD buscaron dar preeminencia
a dos cuestiones: la variedad (por eso se descartaron obras de duraciones
más extensas) y la accesibilidad (las obras son las que podrían
considerarse las más populares de su repertorio habitual). Las
ovaciones del público que quedaron registradas en la grabación,
más algunos aplausos en medio de las obras (como si se tratara
más de solos de batería que de composiciones) muestran el
nivel de participación (y de satisfacción) de quienes los
escucharon en esa oportunidad. La conexión entre los cuatro músicos,
la concentración que se percibe y el empuje, hablan, también,
de la retroalimentación entre los oyentes y ellos.
Marcos Cabezaz, Martín Diez, Fabián Keoroglanian y Pablo
La Porta suelen decir que es posible encontrarse con un solo de
batería en el medio de un concierto de un cuarteto de cuerdas.
Que ni siquiera se trata de tocar fuerte sino, más bien, de transpirar
la camiseta. Y en sus interpretaciones se verifica la idea de que
la fuerza no pasa por la intensidad sino por el compromiso expresivo de
quienes tocan. Varias piezas propias, incluyendo una suerte de variación
sobre unas estructuras rítmicas marroquíes, muestran las
distintas búsquedas tímbricas y texturales del grupo. Los
dos movimientos de la Petit Suite de Ver Planck, con algún aire
de jazz en la escritura para placas (vibrafón y marimba) funciona
como una especie de muestrario de posibilidades. La apertura del CD, con
una versión de Zita de Piazzolla, presenta su aspecto
más interesante en la manera en la que el grupo modifica abre
la forma original. Pero donde Paralelo 33º y su mundo de vibrafones,
marimbas, tambores, platillos y diversos instrumentos étnicos brillan
con más nitidez es en su interpretación de Black Page
de Frank Zappa (en dos versiones, y con la inclusión, en una de
ellas, de una línea melódica nueva) y en la notable 16+16+1
(x4) de Guillo Espel que ya había sido incluida en
el excelente disco que el autor dedicó a obras sinfónicas
y de cámara que explota hasta sus límites el trabajo
sobre un ritmo folklórico.
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