Por Diego Schurman
y Eduardo Tagliaferro
Carlos Menem volverá
a pedir hoy la flexibilización de su arresto domiciliario. El ex
presidente buscará en la Sala II de la Cámara Federal la
suerte que no encontró en Jorge Urso, el juez que al dictar su
procesamiento estableció un estricto régimen de visitas.
Fue a este magistrado a quien criticó duramente ayer por acusarlo
con cargos que vienen de la cloaca (ver en esta misma página).
Menem hará llegar su solicitud a través de Oscar Roger y
Oscar Salvi. Los abogados ya se presentaron en numerosas oportunidades
ante Urso pidiendo clemencia para su defendido. Pero no lograron avances
más que para ellos mismos, al fin los únicos autorizados
junto a otras tres personas a entrar y salir de Don Torcuato
en cualquier horario y sin ser considerados visita.
Ahora ante la Cámara vamos a insistir en que la resolución
del juez, agravando las condiciones de la prisión domiciliaria,
no tienen ninguna motivación. Es decir, que hubo un imprevisto
endurecimiento de la prisión sin que el detenido hubiera dado motivación
alguna, señaló Roger a Página/12.
Menem está detenido desde el 7 de junio. Pero recién el
4 de julio Urso hizo conocer, junto al procesamiento, una paquete de restricciones:
Que el horario de visitas fuera
de 10 a 20 todos los días
Que no haya más de dos
visitantes simultáneos.
Que familiares, defensores,
médicos entren y salgan de la quinta sin ser considerados visitas,
aunque dentro del límite horario.
Que los únicos que tengan
absoluta libertad de movimientos sean las 3 personas que en forma permanente
conviven con Menem en la casa.
A partir del lunes, una vez que finalice la feria judicial, la Sala II
de la Cámara Federal comenzará a evaluar la posibilidad
de invalidar las restricciones de Urso.
Nosotros creemos que lo que hizo el juez no tiene ninguna razonabilidad.
Desconoce el sentido de la institución de la prisión domiciliaria,
cuya única limitación es justamente salir del domicilio,
que eso sí sería una violación y motivo de revocatoria,
dijo Roger, recordando que Menem ni siquiera es un condenado.
En el menemismo sospechan de una persecución de Urso. En Comodoro
Py, por el contrario, hasta resaltan los gestos humanitarios del juez.
Dan como ejemplo una postergación nunca declarada del procesamiento
para que el ex presidente pudiera festejar su cumpleaños el 2 de
julio. Y también la libertad para que el detenido accediera a reportajes
periodísticos, como el publicó The Guardian y que
hoy reproduce este diario y los anteriores a una radio mendocina
y también al programa de Mauro Viale.
Lo que sucede es que la prisión domiciliaria es en favor
de gente que tiene más de 70 años, o padece una grave enfermedad,
para garantizar su salud psicofísica, no es un privilegio,
siguió Roger con su arenga.
La legislación permite al juez disponer de las condiciones de arresto
sin dar ningún tipo de explicaciones. Por eso en el menemismo es
recurrente comparar la situación de su referente político
con la de otras personas o, como hizo ayer el diputado Adrián Menem,
con la otra detención sufrida por el propio ex presidente.
Cuando mi tío estaba preso en Magdalena, bajo el régimen
militar, no había restricción en la cantidad de personas
que podía visitarlo. Urso ha establecido medidas más duras
que el proceso militar, se quejó el sobrino.
No es la primera vez que se traza ese parangón. Apenas conocido
el régimen de detención, el ultramenemismo salió
con fuertes declaraciones contra Urso. Y hasta aseguró que ese
tipo de restricciones no se le aplican ni al dictador Jorge Rafael Videla.
Fuentes judiciales aseguraron ayer a Página/12 que los camaristas
podrían rever las restricciones, que en la presentación
de hoy la defensa de Menem cuestiona apelando a distintas normativas internacionales,
como el Pacto de San José de Costa Rica, que tiene rango constitucional.
Menem aguarda con expectativa la resolución de la Sala II de la
Cámara Federal. De concederle sus deseos, le permitiría
superar los bajones que lo acechan por estos días, y de los que
seguramente fue testigo Humberto Roggero. El diputado justicialista lo
visitó un par de días antes de sufrir el accidente en una
ruta pampeana.
También fortalecería su deseo de volver a la pelea política.
La última semana obtuvo un fallo favorable del juez Enrique Chumbita
para postularse como candidato a senador suplente en La Rioja. Menem sueña
con obtener la libertad accediendo a un cargo electivo mediante la renuncia
de alguno de los postulantes de la lista del PJ, que encabeza su hermano
Eduardo. Ganar una elección no lo habilita a recuperar la libertad,
según coincide la mayoría de los juristas.
De todos modos, no son pocos en el entorno del ex presidente que imaginan
a Don Torcuato como centro de operaciones de campaña con un movimiento
de gente similar o mayor que el visto durante la celebración del
último cumpleaños de Menem.
A Erman no le dan
permiso
Mientras que el juez federal Jorge Urso, autorizó a Antonio
Erman González, a trasladarse a La Rioja para visitar a su
suegra, que por su avanzada edad enfrenta un grave estado de salud,
el magistrado en lo penal económico Julio Speroni desechó
esa posibilidad. Urso hizo lugar al pedido del ex ministro de Carlos
Menem, por estrictas razones humanitarias. Incluso, antes de aceptarlo,
había hablado con las autoridades de la Gendarmería
sobre las posibilidades fácticas del traslado. Las garantías
de la fuerza de seguridad, que para Urso fueron suficiente, no lo
conformaron a Speroni, que consideró que el viaje abría
una posibilidad cierta para que el ex ministro se fugara.
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A Erman no le dan
permiso
Mientras que el juez federal Jorge Urso, autorizó a Antonio
Erman González, a trasladarse a La Rioja para visitar a su
suegra, que por su avanzada edad enfrenta un grave estado de salud,
el magistrado en lo penal económico Julio Speroni desechó
esa posibilidad. Urso hizo lugar al pedido del ex ministro de Carlos
Menem, por estrictas razones humanitarias. Incluso, antes de aceptarlo,
había hablado con las autoridades de la Gendarmería
sobre las posibilidades fácticas del traslado. Las garantías
de la fuerza de seguridad, que para Urso fueron suficiente, no lo
conformaron a Speroni, que consideró que el viaje abría
una posibilidad cierta para que el ex ministro se fugara.
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Para
Menem, las acusaciones en
su contra vienen de la cloaca
En una entrevista que
otorgó al periódico británico �The Guardian�, que acá se reproduce
textualmente, el ex presidente habla de la causa y de la crisis.
Menem
con Bolocco, antes de quedar detenido por orden de Urso.
El ex presidente se queja de sus condiciones de detención.
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Por
David Smith *
Desde
Buenos Aires
Carlos Menem me
recibe con un cálido apretón de manos y una de esas apenas
pícaras sonrisas que una vez lo convirtieron en el principal político
playboy del Hemisferio Sur. Así que Tony Blair viene a mi
país como un bombero, dispuesto a apagar las llamas, dice
mientras me muestra el camino hacia el living digno de un palacio de la
villa que se ha convertido en su prisión. ¿Sabe el
primer ministro británico que la Argentina se está incendiando?.
Mientras ordena cafecitos a uno de los 12 sirvientes de su residencia,
la villa de un amigo en un barrio elegante de Don Torcuato en los suburbios
de Buenos Aires, lamenta la ausencia esta tarde de su nueva mujer, ex
Miss Universo a quien él dobla en edad, y la privaciones de su
arresto domiciliario. No tiene cancha de tenis acá, dice, y el
juez le ha prohibido ir a una de sus amadas canchas de golf en la Capital.
Como presidente, viajaba al exterior con su profesor personal de golf
a bordo de su avión. Ahora ni siquiera puedo ir a un driving
range, dice mientras se acomoda en un cómodo sofá
al lado de un ventanal. Sólo se me permite ver a dos personas
al mismo tiempo, sabe. Si son más, es conspiración.
Esta es la primera vez que Menem, presidente de la Argentina de 1989 a
1999, arquitecto de la revolución económica que una vez
hizo de este país la delicia de Wall Street y Washington y el político
que le puso fin al conflicto con las Malvinas y restableció los
lazos con Gran Bretaña, ha visto a un periodista extranjero desde
que fuera acusado de tráfico ilegal de armas a principio de junio
y puesto bajo arresto domiciliario.
Nuestra reunión fue una hora de clásico menemismo mientras
él pateaba sus mocasines y vigilaba al mundo en general con la
astucia y sentido común que una vez hizo de él un operador
formidable en su país y en el extranjero. Encantado de ver al primer
ministro británico Blair visitando Argentina, era hora de
que un primer ministro hiciera este viaje; estupefacto por la falta
de diplomacia de George Bush en asuntos de exterior, Bush padre,
un amigo personal, era un maestro trabajando con el mundo. El ping-pong
de opiniones y de análisis políticos casi le hace olvidar
a uno el escándalo que envuelve a Menem. En un proceso de 600 páginas,
emitido el 4 de julio, el juez federal Jorge Urso ordenó que Menem
de 71 años fuera juzgado por supuestamente desviar 6.500 toneladas
de armas y municiones, oficialmente destinadas a Panamá y Venezuela,
a Croacia y Ecuador, a comienzos y a mediados de la década de 1990.
¿Por qué constituiría esto un crimen tan infame?
Durante ese período, tanto Croacia como Ecuador estaban sufriendo
un embargo de armas. En 1995, Menem buscó una tregua como jefe
mediador de paz en una breve guerra de fronteras entre Ecuador y Perú.
La denuncia acusó a Menem de operar desde las sombras
y de jugar un rol principal en una asociación ilícita
que buscó obtener ganancias de la venta de armas por decenas de
millones de dólares. Si fuera condenado, podría ser sentenciado
a 10 años de prisión.
El caso es un invento, es una pavada, dice Menem, recordándonos
que el juez emitió su acusación pocos días después
de que él se casara con su segunda mujer, la ex Miss Universo chilena
Cecilia Bolocco, y justo cuando estaban por irse de luna de miel. Los
cargos vienen de la cloaca y ahí es donde volverán.
Palabras desafiantes, pero este es un escándalo con una dinámica
propia, una investigación donde semana a semana el tono se agrava.
Mientras el juez sumariamente rechaza las peticiones de Menem de ser liberado
del arresto domiciliario, encarcela a un ex ministro de Defensa y a un
ex jefe mayor del Ejército, acusando a dos ex ministros del gabinete
al mismo tiempo.
Este particular escándalo Menem tiene todo, dice Franco
Caviglia, un miembro independiente del Parlamento que se ha convertido
en el jefe investigador en el Congreso argentino. Venta ilegal de
armas, ruptura deembargos de la ONU, las pistas de dinero sucio de los
asociados de Menem, y hasta podría llegar a convertirse en una
investigación de asesinato... si hay verdadera justicia en este
país, Menem va a la cárcel por años. El último
capítulo ha puesto nervioso hasta a los más intransigentes
partidarios de Menem. El juez Urso, nombrado por Menem y antes un visitante
regular a su llamado patrón en el palacio presidencial,
está comenzando a cuestionar si la fatal explosión en la
fábrica de armas en Río Tercero, en la provincia de Córdoba,
fue accidental, o parte de un encubrimiento de la pista de las armas,
destinada a destruir evidencia de lo que había sido embarcado ilícitamente
a Croacia y Ecuador. Siete civiles murieron y más de 300 resultaron
heridos cuando un depósito de municiones pertenecientes al complejo
militar industrial del Estado, Fabricaciones Militares, explotó
en 1995.
Siempre había pensado que esto había sido un accidente,
dice Oscar Camilión, el ministro de Defensa de Menem en el momento
y otra figura que está siendo investigada, al hablarnos en su hogar
en Buenos Aires. Ahora la explosión debe ser investigada
nuevamente... obviamente esto se puede convertir en una caza de asesinato.
No es ningún secreto en Buenos Aires que los años de Menem
estuvieron teñidos de corrupción en los más altos
niveles. El presidente no dudó en nombrar a su propia familia en
los puestos más lucrativos. Su cuñado de su primer matrimonio,
Emir Yoma, tuvo el control de la aduana en el aeropuerto internacional
de Ezeiza de la capital; la inteligencia de Estados Unidos afirma que
el aeropuerto subsecuentemente se convirtió en una puerta abierta
para los traficantes de droga y el lavado de dinero. En julio, Yoma fue
arrestado por orden del juez Urso mientras el poder judicial se enfocaba
en el estimado de 40 a 50 millones de dólares que el negocio de
las armas generó en sobornos. Nuestra investigación
sugiere que el rastro del dinero del negocio de las armas lleva a Yoma,
dice el diputado Franco Caviglia. Si lo hace, lógicamente
la última responsabilidad lleva a Carlos Menem.
Caviglia, autor de Alí Babá y los 40 Ladrones, un libro
sobre Menem, rápidamente admite ser un apasionado del tema. Menem
rompió tantas reglas mientras estuvo en el poder. Para mi, este
caso ofrece la posibilidad de desenmascarar la vergüenza financiera
y moral de los años de Menem. El tiempo ahora es vital para
Menem. Siempre abrazó la idea de postularse nuevamente para la
presidencia en 2003. Se alejó más tranquilamente de lo esperado
en 1999 para que el regreso fuera factible. En las semanas recientes,
sus partidarios en el Partido Peronista han lanzado una campaña
de postes a nivel nacional con el slogan: Menem en 2003. Una
larga investigación, seguida por un dramático juicio, echaría
por tierra cualquier esperanza de una tercera presidencia Menem.
El hombre mismo es inequívoco. Después de una hora de conversación,
se disculpó por tener que pedirnos que nos fuéramos, para
que los próximos visitantes pudieran entrar. Mientras su asistente
entra al living de su villa-cárcel con las cifras del cierre de
la Bolsa Argentina y de Wall Street, Menem dice: No hay duda que
volveré como presidente.
Nota:David Smith es el corresponsal en Washington para el Canal 4 de
Noticias del Reino Unido
* De The Guardian de Gran Bretaña Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère
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