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Incendio trágico a la madrugada

Cuatro hermanitos de entre 1 y 5 años murieron carbonizados
al prenderse fuego su casa en Quilmes. Habían quedado solos.
Ausencia: El padre trabajaba y la madre estaba en el hospital, con su hijo más chico, un bebé de dos meses, que está internado
con un cuadro de neumonía.

La tragedia cayó, una vez más, sobre un escenario acostumbrado a los golpes bajos: en una precaria vivienda de San Francisco Solano, en ausencia del padre –que estaba en el trabajo– y de la madre –en el hospital, cuidando a otro de sus hijos–, cuatro hermanitos de entre 1 y 5 años murieron durante un incendio que redujo a cenizas el hogar. “Fue una bola de fuego terrorífica que destruyó todo en pocos segundos”, comentó un vecino para descargar la impotencia de no haber podido hacer nada. En los corrillos que suelen acompañar a un dolor que excede el ámbito de la familia víctima, alguien recordó que a los chicos “les gustaba jugar con fósforos”. Sin embargo, los peritos del cuerpo de bomberos estimaron que la instalación de luz, tan deficitaria como la casa misma, pudo haber sido la causante del drama. Para reafirmar la secuencia de lugares comunes, el jefe de la familia afectada se apellida González.
La policía confirmó que la madre estaba en el hospital de Rafael Calzada, acompañando a su hijo más chico, un bebé de dos meses, que está internado con un cuadro de neumonía. El matrimonio tiene un sexto hijo, de 8 años, que se salvó porque estaba en la casa de una de sus abuelas. La tragedia, esta vez, comenzó temprano, puntualmente a las siete de la mañana, en una casita de madera ubicada en 893 y 895, de Solano, partido de Quilmes. El comisario de Solano, Mariano Villarreal, confirmó que un cortocircuito habría provocado el incendio. “Los chicos no tendrían responsabilidad en lo que pasó”, aclaró el funcionario, por si fuera necesario certificar la inocencia de las víctimas.
En los corrillos, los vecinos insistieron con los fósforos o con la posibilidad de que la mayor de las víctimas, una niña de cinco años, haya intentado prender una hornalla, para calentarle la leche a sus hermanitos. La cocina funcionaba con una garrafa que estaba intacta, motivo por el cual se descartó una explosión por un escape de gas. Consumida por el llanto, una tía de los chicos, Nancy Duarte, le puso nombres y edades a la desgracia: Araceli, de un año y ocho meses; Tamara, de tres años; Adrián, de cuatro, y Eliana, de cinco. “Sabía que estaban solos y fui a verlos. Ya estaban carbonizados. Uno de los chicos estaba debajo de una mesa y los otros en la cama, todos abrazados”, relató la mujer rememorando una escena que la acompañará el resto de su vida. “El padre se había ido al trabajo y la mamá estaba en el hospital”, justificó.
Para apagar el fuego, tres dotaciones de bomberos de San Francisco Solano estuvieron trabajando hasta pasadas las nueve. De la investigación participan el fiscal en lo criminal de Quilmes Claudio Pelayo y la seccional policial de Solano. El comisario Villarreal dijo que la instalación eléctrica había sido realizada por el jefe de la familia. Dos vecinos se lamentaron por no haber podido salvar a los pequeños: “En pocos segundos la casa se convirtió en una bola de fuego. Estamos destruidos, no pudimos hacer nada por los chiquitos”.
Algunos hablaron de “un descuido” y recordaron que los chicos “se habían quedado solos en la casa y la abuela vive en la vivienda de al lado. Cuando quiso intervenir ya era demasiado tarde”. Nadie se atrevió a formular un reproche: “Fue una desgracia, algo muy triste, yo salía para el trabajo y me tuve que quedar afuera, escuchando gritar a los chicos”, comentó otro de los vecinos reunidos en torno de la montaña de cenizas y maderas todavía humeantes.
Al padre de los chicos, obrero metalúrgico, le avisaron en el trabajo, a la madre, en el hospital de Rafael Calzada. Como testigo de lo ocurrido quedó en pie el esqueleto de la casa, de cemento y ladrillo, que el jefe de la familia está construyendo, domingos y feriados, para dejar la casilla de madera que ayer se quemó llevándose mucho más que sueños.

 

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