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Medio año después, el caso Perel
sigue tan oscuro como entonces

La pesquisa por la muerte del financista no avanzó. Y no se descarta un asesinato seguido de suicidio. Las dudas, intactas.

Mariano Perel murió junto
a su esposa, Rosa, en Cariló.
Estuvo por años vinculado al
dinero negro y la evasión.

Lavado: Tampoco hay avances sobre los nego-cios oscuros y las manio-bras de lavado de dinero y evasión impositiva a los que se dedicaba el financista muerto.

Por Raúl Kollmann

A medio año exacto de la misteriosa muerte en Cariló de Mariano Perel y su esposa Rosita, la causa judicial para esclarecer esas muertes prácticamente no avanzó ni un milímetro en los últimos meses. Por supuesto que no hay ni una pista ni un sospechoso ni se sabe por qué murió el matrimonio Perel. Es más, aunque no se dice públicamente, lo cierto es que los investigadores ni siquiera creen en la teoría del doble crimen y no descartan para nada que Perel haya matado a su esposa de un tiro en la nuca y después, apoyándose el arma en la nuca, también él se disparó un tiro. Los peritos que trabajaron en la escena de las muertes o haciendo los análisis químicos y que debían esclarecer éstas y otras dudas, iban a ser llamados a declarar. Sin embargo, ni siquiera ese trámite se cumplió en estos seis meses. Para colmo, tampoco hay avances significativos en la otra pesquisa de importancia: los negocios oscuros y las maniobras de lavado de dinero y evasión impositiva a los que se dedicaba el financista muerto.
Cuando los cuerpos de Mariano y Rosita Perel aparecieron sin vida en la cama matrimonial de una cabaña de Cariló, se disparó un escándalo de envergadura nacional e internacional. Medio año después, el caso parece casi abandonado y nunca terminaron de esclarecerse los aspectos más oscuros e inexplicables.
La pistola con que se produjeron las muertes eran del propio Perel.
Sobre la mesa de la habitación quedó un mensaje: “Soy un gringo colaborador del Citibank, muerto por no pagar el rescate del Citigroup”. La nota fue escrita en la computadora de Perel y se imprimió en la empresa donde él trabajaba.
Las pruebas en las manos de Perel no registraron restos de fulminante. Sin embargo, fueron tan mal hechas, con elementos perimidos, que se dudó mucho de sus resultados.
En la cama no hubo movimientos, algo extraño, ya que si alguien le dispara a una persona, como es lógico, la otra que está en la cama se sobresalta, se mueve, se defiende. Los peritos, sin embargo, explicaron que los Perel fueron dormidos con éter, aunque no se verificó ningún tipo de resistencia al sofocamiento con ese químico. La otra alternativa que encajaría es que Perel fue el que mató a su mujer y luego se suicidó.
La trayectoria de los disparos muestra que a Rosita la mató alguien que tiró desde muy cerca y a la altura de la cama, en tanto que el tiro de Perel finalmente quedó en claro que se hizo con el arma apoyada en la nuca del financista.
Nadie vio entrar a ninguna persona en la habitación y tampoco fue percibido ningún desconocido en los alrededores de la cabaña. Incluso hubo un turista que estuvo durante horas sentado cerca de la entrada de la habitación donde se produjeron los hechos.
Semejante trama macabra pudo haber sido tramada por el propio Perel, sobre todo al tener en cuenta que era un hombre apasionado por las armas, que tenía experiencia en operaciones de inteligencia y que incluso trabajó para más de un servicio. Perel también protagonizó extorsiones y, en el momento de su muerte, estaba al borde de la quiebra económica.
La fiscal Claudia Castro calificó las muertes como doble homicidio y, como es lógico, busca a uno o dos asesinos, supuestamente profesionales. Sin embargo, la funcionaria actúa con cautela ya que no está del todo convencida y sus allegados no descartan para nada la teoría del suicidio. Pese a todo, quienes podían echar cierta luz sobre las muertes, los peritos, iban a ser nuevamente llamados a declarar en la causa, algo que no se produjo aunque ya transcurrió medio año. En forma paralela, también se investigaban las turbias maniobras económicas de Perel, un hombre que trabajó durante años al servicio de empresarios que querían sacar dinero negro del país o que realizaban maniobras internacionales de evasión impositiva. Pese a que en este aspecto había muchos hilos por los que avanzar, también las cosas se han movido con mucha lentitud. Aquel 4 de febrero, más de un funcionario se llenó la boca con frases tales como “aquí está la punta de las maniobras mafiosas argentinas”. A seis meses, no se conoce la verdad de la trama de la cabaña y tampoco hay nadie procesado ni preso por blanqueo o evasión.

 


 

ALLANAMIENTO EN UNA GRANJA DE EZEIZA
Animales de alto vuelo

El operativo fue de película. La Gendarmería entró con autoridades del Senasa a una granja vecina al aeropuerto de Ezeiza para llevarse con orden judicial los sesenta animalitos de un chacarero. De acuerdo con las informaciones, las 19 ovejas, 21 vacas, 15 caballos y hasta cuatro chanchas con sus lechones fueron encontrados culpables del delito de transitar sin permiso las pistas de despegue y aterrizaje de aviones. Para los responsables del aeropuerto y las fuerzas de seguridad a cargo del operativo, la insistente avanzada de los animales sobre las pistas ponía en riesgo la seguridad de los vuelos.
La chacra fue ocupada hace más de veinte años por la familia Menguel, que se dedicó a sobrevivir con la cría y la venta doméstica y semicomercial de esos animales. Desde esas tierras, donde ahora vive sólo una viuda, partían, cada tanto, algunas vacas y ovejas dispuestas a darse un paseo lento por el aeropuerto de Ezeiza. La situación molestó a la administración de la aeroestación: “Ya teníamos varias denuncias de Aeropuertos Argentina 2000 porque ponían en peligro las operaciones de las aeronaves”, explicó ayer después del agitadísimo operativo Walter Acosta, representante del Servicio Nacional de Seguridad Animal.
Por las denuncias tomó intervención el juez federal 2 de Lomas de Zamora, Angel Di Mateo, quien ayer ordenó el allanamiento a la chacra de más de cinco hectáreas, ubicada a unos cinco kilómetros de la autopista Riccheri, cerca de la planta de tratamientos cloacales de la estación aérea.

 

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