Por Horacio Cecchi
Al parecer, los padres ya no
deberán autoconvocarse frente a las puertas de los jardines de
infantes como lo hicieron en 1997, frente al Jardín de Ana en Palermo,
para denunciar el maltrato al que eran sometidos sus nenes y, de paso,
descargar su bronca maltratando a su directora. Ayer, la Legislatura porteña
aprobó por amplia mayoría la primera ley porteña
que regulará la actividad del rubro. La ley definió que
las instituciones, tanto guarderías que ya no podrán
llevar ese rótulo como jardines, tienen un carácter
educativo-asistencial, evitando de ese modo que la actividad quede enmarcada
como un simple depósito de infantes. Se abrirá un registro
obligatorio. Se exigirán habilitaciones y planos edilicios. Los
empleados deberán contar con título de la actividad y quedarán
registrados en blanco.
Hasta abril del 97, cualquier interesado en abrir una guardería
o jardín de infantes para chicos de menos de 5 años sólo
debía cumplir con los requisitos edilicios, siguiendo el mismo
concepto de Pink Floyd-The Wall: los chicos eran ladrillos. Pero después
del lío de Ana de Lío (ver aparte) se planteó una
modificación de urgencia para controlar el descontrol que ostentaban
jardines y guarderías.
Una ordenanza, la 52.137, intentó resolver el problema haciendo
énfasis en las características que debía cumplir
el personal. Pero jamás fue puesta en práctica porque sus
requisitos no tenían posibilidad de aplicación. El principal
punto de conflicto: el régimen laboral. Las guarderías y
jardines (la enseñanza no es obligatoria hasta los 5 años)
suelen ser pequeñas instituciones incapaces de sostener las exigencias
del estatuto del docente, como vacaciones, antigüedad, y demás.
Según las cifras oficiales, en la ciudad autónoma funcionan,
dentro de colegios privados incorporados a la enseñanza oficial,
518 jardines de infantes y 175 jardines maternales. Y hasta marzo pasado,
habían sido habilitados otros 967 no incorporados. Lo que
buscamos es blanquear el universo desconocido de los no registrados, un
número incierto que funciona cumpliendo sólo normas edilicias,
explicó a Página/12 Juliana Marino, legisladora del PJ y
autora de uno de los proyectos que derivó en la redacción
final de la norma.
La ley divide en tres tipos de instituciones, según la edad de
los chicos que albergue: los jardines maternales, dedicados a chicos de
entre 45 días y 2 años, reemplazarán a las guarderías.
Los jardines de infantes se ocuparán de niños de entre 3
y 5. Y las escuelas infantiles, entre 45 días y 5 años.
La exclusión de las ya antiguas guarderías tiene todo un
sentido: Para consensuar la ley se abrió un debate interno:
a qué tipo de instituciones estábamos regulando sostuvo
Marino. Si bien cumplen un rol asistencial, porque cubren la necesidad
de las familias en el cuidado de sus hijos y porque la educación
hasta los 5 no es obligatoria, tampoco podemos permitir que sean simples
depósitos. Todos estamos de acuerdo en que trabajan con cuestiones
como la estimulación temprana, el proceso de identidades, la emocionalidad.
Entonces decidimos que fueran instituciones educativo-asistenciales.
La ley dio un plazo de 30 días a partir de que sea promulgada,
para abrir un registro de establecimientos no incorporados a la enseñanza
oficial. Deberán cumplir con el código de Edificación,
contar con equipamiento propio para su tarea (cunas, colchonetas, material
de juego, entre otros) según la edad de los niños. Contarán
con una póliza de seguro, y deberán registrar a su personal,
con título docente, habilitante o afín a la tarea que realiza.
La documentación deberá estar disponible en todo momento
para las autoridades de aplicación.
Dentro de los principios de la ley, quedaron fijados el respeto y cumplimiento
de las constituciones nacional y porteña, los Derechos del Niño,
la ley de protección de menores de la ciudad. Además de
fijargarantías para la incorporación de chicos con necesidades
educativas especiales.
Ayer, por 34 votos contra 2, la Legislatura porteña dio el sí
al control de los jardines.
RECLAMO
A RUCKAUF PORQUE NO ENVIA LOS SUBSIDIOS
Hogares al borde del colapso
Una olla popular instalada frente
a la gobernación bonaerense, en La Plata, fue la forma de protesta
elegida por los representantes de los hogares infantiles y comunidades
terapéuticas de la provincia, para reclamarle al gobierno de Carlos
Ruckauf el pago adeudado de becas y la entrega de alimentos. Bajo la consigna
Si nos escuchan hablamos, si no nos escuchan, marchamos, los
manifestantes le exigieron al mandatario provincial que asumiera sus
obligaciones con la niñez y pidieron que no se alojaran chicos
en calabozos de comisarías y que no se bajara la edad de imputabilidad
a los 14 años.
El Estado bonaerense debería pagar mensualmente a los hogares de
organizaciones no gubernamentales 2.200.000 pesos, y a las comunidades
terapéuticas, clínicas y centros para discapacitados otros
600.000. Pero desde hace meses, el atraso en el envío de fondos
ocasionó severos problemas económicos en esos centros asistenciales
de La Plata, Berisso, Ensenada, La Matanza y Quilmes, por lo que sus representantes
se concentraron para reclamar el pago de becas adeudadas y el mantenimiento
de fondos que les permitan subsistir.
La hermana Renza, directora del Hogar Teresa de Calcuta de Quilmes expresó:
Parece que en la Argentina hay funcionarios que deciden qué
chico vive y cuál debe morir por falta de alimentos. Las
organizaciones alertaron, además, que la violación
a los derechos de los niños se convierte en un acto de perversidad
que limita con la inhumanidad, y recordaron que en el país
mueren diariamente, por el hambre y la pobreza, más de 100 chicos.
Los manifestantes entienden que si se sigue penalizando a la pobreza,
las drogas o las balas van a terminar con la vida de muchos chicos.
Por su parte, Rubén Strack, del Hogar Silvio Mirasso de La Plata,
explicó que Tenemos un convenio con el Consejo Provincial
del Menor, pero desde marzo último no nos mandan dinero y no tenemos
para darle de comer a los chicos, no tenemos zapatillas, no tenemos para
retomar las clases. En los últimos meses esas instituciones
que diariamente brindan asistencia y alimentación a más
de 5000 chicos pudieron subsistir gracias a la solidaridad de comerciantes
y vecinos.
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