Por Claudio Zlotnik
El primer día de estadía
de John Taylor en la Argentina dejó como saldo un dato económico,
otro político y un tercero que, más bien, refleja una expresión
de deseos. La novedad económica es que el Fondo Monetario adelantará
en un mes el envío de 1250 millones de dólares que iba a
llegar a la Argentina hacia fines de setiembre. El dato político
refiere al renovado y explícito apoyo (moral) de los Estados Unidos
y los principales países de Europa a la gestión de Fernando
de la Rúa. Por último, la visita del amigo americano hizo
esperanzar al Gobierno con un aporte de fondos frescos del Fondo Monetario,
por unos 5000 millones, que vendrían a alejar el fantasma de que
la economía va camino a la quiebra. En forma oficial, el Gobierno
negó cualquier tratativa sobre una nueva ayuda financiera. Frente
al hermetismo que rodeó las distintas reuniones que el subsecretario
del Tesoro de EE.UU. mantuvo con las figuras máximas del Gobierno
y del Banco Central, los mercados se movieron ayer con cautela. El riesgo
país mostró un descenso de 44 puntos y quedó en 1557,
mientras que las acciones bajaron 0,1 %.
Taylor pronunció sus únicas declaraciones públicas
recién después de cumplir con una maratónica jornada,
en la cual recorrió despachos oficiales durante diez horas en forma
ininterrumpida: Tuve conversaciones muy fructíferas,
dijo a través de un comunicado difundido en Washington en referencia
a sus sucesivos encuentros con Fernando de la Rúa, Chrystian Colombo,
Domingo Cavallo y Roque Maccarone. El jefe de Estado tampoco rompió
con el insulso lenguaje de la diplomacia. La entrevista fue positiva,
cordial e importante, señaló en la Casa Rosada frente
a los periodistas que no le pudieron formular preguntas.
El arribo de Taylor a Buenos Aires debe leerse como un gesto potente de
la administración Bush, en medio de la grave crisis financiera
que disparó el riesgo país a niveles record y una fuga de
depósitos bancarios. Bajo este panorama, la misión del subsecretario
no sólo aparece como una señal política hacia los
inversores que desconfían del futuro de la economía argentina
sino que también abre la esperanza oficial de que la visita se
traduzca en la llegada de dinero que dé respaldo a las últimas
medidas de ajuste dictadas por el Gobierno. Según creen en la Casa
Rosada y en el Palacio de Hacienda, un nuevo apoyo financiero daría
la chance de doblegar a los especuladores del mercado, recrear la confianza
y frenar la huida de depósitos. Sin embargo, la misión no
será fácil.
La semana pasada, el propio viceministro de Economía, Daniel Marx,
pidió un crédito extraordinario del Fondo por 5000 millones
de dólares. Pero no tuvo éxito. El directorio del organismo
trató en sesión informal el requerimiento y lo desechó.
Por unanimidad. Fue en ese momento que los gobiernos de los países
centrales que tienen representantes en el FMI, como Alemania, presionaron
a los funcionarios para que el Fondo mostrara un gesto hacia la Argentina
con el fin de evitar un derrape de la economía que termine por
contagiar a otros países.
Antes de emprender viaje hacia la Argentina, Taylor ya sabía que
el Fondo adelantaría la cuota de 1250 millones, incluida en el
blindaje, para fines de este mes o principios del que viene. Pero este
gesto no es más que eso: una mueca que, en verdad y como
suelen decir en la city, los mercados ya daban por descontada.
Por tal motivo, en el Gobierno señalan que con la llegada de Taylor
empezó otro partido. Descartada la posibilidad de un préstamo
bilateral (ese fue el motivo real que obligó a Domingo Cavallo
a suspender su viaje a Europa), todas las miradas apuntan al Fondo. A
pesar de la negativa inicial de los burócratas, en Economía
confían en que la visita de Taylor servirá para armar una
especie de cadena solidaria, por la cual Taylor convencería a su
jefe Paul ONeill de la necesidad sobre una ayuda a la Argentina,
lo propio haría éste con George Bush y el Presidente con
los jerarcas del FMI. Cerca de Domingo Cavallo ya se entusiasman con repetir
la fórmula de 1995, cuando un apoyo externo revirtió las
expectativas de los inversores y la economía salió con fuerza
hacia adelante. Para ello se necesitaría de la línea Facilidad
de Reservas Suplementarias, por 5000 millones, para reforzar las
reservas del Banco Central. Al respecto, estiman que el crédito
podría negociarse durante el próximo mes y medio a dos meses,
pero que la sola mención de su existencia ayudaría a revertir
la opinión negativa de los mercados y la fuga de depósitos.
El FMI sigue dispuesto a ayudar a la Argentina, sostuvo Horst
Köhler, al mencionar el adelanto de dinero, pero dando cuenta al
mismo tiempo de la visión del organismo.
Durante las reuniones que Taylor mantuvo con los funcionarios argentinos
no hubo siquiera mención a la posibilidad de una ayuda extraordinaria.
El estadounidense escuchó durante una hora y media las explicaciones
del ministro sobre la crisis, y sólo pronunció palabras
para pedir precisiones sobre la ley de Déficit Cero, la dinámica
de la deuda y el comercio. Cavallo le indicó que a las reformas
económicas que hicimos en la última década hay que
preservarlas. Sin decirlo abiertamente buscaba el compromiso de
su interlocutor. Taylor asintió sin decir palabra.
No hay un mago
Harry Potter
El gobierno argentino recibió ayer nuevas muestras de apoyo
de sus pares de Estados Unidos, España e Inglaterra. George
Bush, José María Aznar y Tony Blair se contactaron
telefónicamente. Los líderes estuvieron de acuerdo
en que respaldan la política económica del presidente
De la Rúa, y acordaron que la atención debe centrarse
en implementar el paquete que el FMI tiene disponible para Argentina,
manifestó el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer. El
gesto fue importante, pero a Domingo Cavallo no le resultó
nada simpático que los mandatario sigan hablando de que la
ayuda seguirá dentro de los carriles del programa vigente
con el FMI, excluyendo la posibilidad de aportes de dinero
adicionales. Menos agradables, igualmente, deben haberle parecido
las declaraciones del subsecretario de Relaciones Exteriores británico,
Denis Mac Shane, quien afirmó que no hay un mago tipo
Harry Potter sentado en Washington o Londres, y toda ayuda financiera
dependerá del FMI. También dijo que Blair visitó
la Argentina para evitar que la situación pasara de
crisis a catástrofe económica.
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Entiendo lo
que les pasa
Es muy probable que John Taylor recuerde su paso por el Banco
Central como la vez que debió estacionar su auto en la calle
debido a que éste era más grande que la puerta del
garaje del edificio, y se vio obligado a ingresar a pie esquivando
a reporteros gráficos. En la reunión, en la que ni
siquiera tomó un café, el subsecretario del Tesoro
habló muy poco. Durante 40 minutos asistió a una exposición
sobre la crisis y un resumen de la evolución del sistema
financiero. Entiendo lo que les está sucediendo,
dijo cuando terminaron las explicaciones, sin que nadie se atreviera
a pedirle que amplíe su concepto.
Frente a las autoridades del BC dejó entrever que estaba
muy preocupado por la salida de depósitos de los bancos.
Pero, como hizo en los demás encuentros con funcionarios,
se guardó las opiniones.
Finalizada la reunión con Roque Maccarone y otros cuatro
directores de la entidad, Taylor tuvo que salir a la calle a pie.
Pero esta vez se había formado un cordón policial
que lo apartó del resto.
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Datos de
la crisis
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El subsecretario del
Tesoro de Estados Unidos, John Taylor, tuvo una jornada febril. Se
reunió con Fernando de la Rúa, Domingo
Cavallo, Chrystian Colombo y Roque Maccarone. La
cena la compartió con un grupo de banqueros.
El Gobierno le explicó
en detalle la política de déficit cero y remarcó
que necesita la ayuda internacional para salir del
ojo de la tormenta.
Cavallo le planteó
que Argentina espera un nuevo aporte del FMI por 5 mil millones de
dólares, adicionales a los del blindaje financiero.
La única respuesta
concreta, aunque previsible, fue que el FMI adelantará en un
mes el desembolso de 1250 millones del blindaje
financiero, que estaba previsto para fines de setiembre.
George Bush, José
María Aznar y Tony Blair volvieron a manifestar su respaldo
a la Argentina, pero dijeron que por ahora no se
prevé un aumento de la asistencia financiera.
El Gobierno sigue con problemas
para conseguir que las empresas radicadas en el país aporten
1000 millones al Fondo Patriótico
El riesgo país bajó
44 puntos, al cerrar a 1557. |
APORTE
PATRIOTICO AL 7,5 POR CIENTO ANUAL
Cavallo no llena la gorra
Por David Cufré
A veinte días del anuncio
de la conformación de un Fondo Patriótico, con
aportes de empresas y bancos por 1000 millones de dólares, el Gobierno
aún no pudo hacerse con ese dinero. Domingo Cavallo convocó
ayer al Ministerio de Economía a los empresarios que comprometieron
su participación para demandarles que aceleren los desembolsos.
El ministro les habló claro: les dijo que sin la colaboración
de las empresas radicadas en el país, el Gobierno no puede ir a
pedir ayuda al FMI, a Estados Unidos o a Europa. La presión surtió
relativo éxito. Las negociaciones avanzaron en lo referente a qué
tasas de interés cobrarán los aportantes, a cuenta de qué
impuestos integrarán los fondos y cuándo los depositarán
en las arcas públicas. Varias empresas también comunicaron
su decisión final respecto de qué monto gatillarán.
Y ahí el resultado no fue tan exitoso. Hasta ahora el Gobierno
logró recolectar 900 millones de dólares, de los 1000 millones
que se había propuesto.
En Economía confían en que finalmente llegarán a
la cifra programada. Sin embargo, hasta tanto no ocurra, se leerá
más como un fracaso que como un gesto de apoyo. Cavallo lo remarcó
en su reunión con los empresarios. El punto es que si los de adentro
escatiman su ayuda, el Gobierno se quedará sin argumentos para
solicitar auxilio internacional. Tras el encuentro, varios ejecutivos
destacaron los avances en las negociaciones, buscando transmitir un mensaje
esperanzador. Por lo menos a esta altura las cifras están
muy cercanas, sólo un 10 por ciento por debajo del monto (reclamado
por el Gobierno). Pero hay que tener en cuenta que el Fondo aún
se está formando, y es altamente posible que se llegue a la cifra
esperada, indicó Luis Mario Castro, directivo de Unilever
de Argentina.
La recaudación del Fondo Patriótico se destinará
a asistir a las provincias, para que cubran sus vencimientos de deuda.
El gobierno nacional hace meses que tiene cerradas las puertas al financiamiento
en los mercados de capitales. Mucho peor, entonces, es la situación
de varias provincias. Una de ellas es Buenos Aires, que suscribió
un acuerdo con la Nación para recibir ayuda, a cambio de comprometerse
a un durísimo programa de ajuste fiscal.
Hasta el momento, el Gobierno consiguió que YPF-Repsol aporte 150
millones de dólares, Telefónica y Telecom 75 millones cada
una, un club de bancos 500 millones, y un grupo de empresas 100 millones.
Cavallo esperaba que las empresas integraran 200 millones, por eso ayer
les reclamó un esfuerzo adicional. Las compañías
involucradas son varias privatizadas y otras de gran porte, como Techint,
Edenor, Endesa, Aguas Argentinas, Supermercados Disco, Laboratorios Bagó
y Carrefour, entre otras. En Economía están bastante molestos
con el hecho de que firmas de tan grandes sigan demorando su colaboración,
en momentos muy delicados.
Pero mientras siguen las negociaciones con algunas empresas, lo que ayer
se resolvió es que los participantes del Fondo entregarán
el 40 por ciento del dinero durante este mes, un 30 por ciento en setiembre,
y el resto en octubre. Ese dinero devengará un crédito fiscal,
que empresas y bancos podrán descontar del pago de futuros impuestos
en un 50 por ciento durante el 2002 y la otra mitad en el 2003. Los desembolsos
serán a cuenta de Ganancias e IVA. Aunque se presenta como una
ayuda patriótica, las compañías cobrarán una
tasa de interés del 7,5 por ciento anual. En un principio el Gobierno
había dicho que era la colaboración era a tasa cero. Pero
luego rectificó la información y estimó que pagaría
una tasa del 9 por ciento. Finalmente, ayer se pusieron de acuerdo en
que será del 7,5.
El equipo económico tuvo ayer dos reuniones con empresarios. La
primera fue con representantes de compañías europeas radicadas
en el país, y participaron también embajadores europeos.
A ese grupo, el viceministro Daniel Marx les pidió que mantengan
sus planes de inversión previstos en Argentina, y que confíen
en que el gobierno podrá resolver la crisis.
BANQUEROS
CENARON CON TAYLOR
Táctica del ablande
El horario de la cena fue el
que se estila en Estados Unidos. A las 19.30 fue la convocatoria, cuando
en Buenos Aires es usual un aperitivo. Pero el anfitrión, en la
embajada, merecía el cambio de hábitos. Y sus invitados,
en general, se adaptan cuando del otro lado de la mesa está un
poder que los seduce. Los principales banqueros de ABA cenaron anoche
con John Taylor en la residencia del embajador estadounidense en Argentina.
Más allá de las declaraciones formales, lo más importante
de esa reunión fue el comentario del subsecretario del Tesoro respecto
que de su informe al presidente George W. Bush y a su jefe, Paul ONeill,
dependerá si Argentina puede conseguir un auxilio extra del FMI.
Participaron de esa velada Eduardo Escasany, presidente de ABA y del Banco
Galicia; Manuel Sacerdote, del BankBoston; Carlos Fedrigotti, del Citibank;
y Emilio Cárdenas, del HSBC. Este último señaló
que a su regreso a su país Taylor se reunirá con Bush (h)
y ONeill para seguramente tomar una decisión
sobre la Argentina. Cárdenas precisó que el diálogo
giró sobre cuestiones relacionadas con el sistema financiero y
monetario, y también sobre temas comerciales. Indicó, asimismo,
que con el funcionario estadounidense se conversó sobre qué
impacto podría tener en el desarrollo económico un
acuerdo comercial entre los dos países.
Luego de la cena, ABA distribuyó un comunicado informando que la
banca le comunicó a Taylor que respalda las medidas destinadas
a alcanzar el déficit cero. Y ratificaron la tradición
del país de honrar los compromisos de la deuda externa, puntualizando
que las últimas decisiones encaradas por el gobierno permiten cubrir
las necesidades financieras inmediatas.
Por último, y para que Taylor se convenza de que la Argentina necesita
un salvavidas, los banqueros le dijeron que están preocupados de
que sea bien entendido el esfuerzo de la sociedad argentina.
Obviamente, entendido por Estados Unidos.
Red sanitaria
Mientras el Gobierno se esfuerza por conseguir apoyo internacional,
Brasil y Turquía cerraron acuerdos ayer con el FMI para obtener
importantes sumas de dinero. En Estados Unidos predomina la opinión
de que antes de rescatar a Argentina, el Fondo debía destinar
mayores recursos a dos países con riesgo de contagio por
la crisis local. Brasil recibirá nada menos que 15 mil millones
de dólares de aquí a diciembre de 2002, adicionales
a los 3 mil millones que obtuvo por el programa vigente. Fue un
gesto fuerte de respaldo a la mayor economía de América
latina, castigada por el efecto Tango. Por su parte,
Turquía aprobó la revisión de las metas de
su actual programa, por 19 mil millones, y consiguió que
se destrabe un desembolso por 1510 millones.
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La agenda
para el corto plazo (largo no hay)
Por José Natanson
Ayer, por primera vez
en tres semanas, los funcionarios políticos del Gobierno
se permitieron un respiro y comenzaron a analizar sus próximos
pasos. Un manejo cuidadoso del conflicto social, una lucha contra
la evasión y el empleo en negro, una nueva relación
con el radicalismo. Estos son algunos de los ítem de la agenda
política de la Rosada para los próximos días.
Parece poco: y es que según admiten los mismos funcionarios
nada será posible hasta que no se despeje la tormenta financiera.
Que la gente se olvide de la economía, que deje de
consultar el riesgo país como si fuera la temperatura,
así resumía ayer un desencantado ministro muy cercano
al Presidente la máxima aspiración del Gobierno para
el futuro inmediato.
Recién ayer, luego de un par de semanas en las que el caos
parecía inevitable, la llegada de la ayuda internacional
plasmada en el llamado de George W. Bush, el apoyo de los
líderes europeos, la visita de John Taylor y el respaldo
del FMI estabilizaron el panorama financiero.
Hasta el momento, la ofensiva especulativa prácticamente
había paralizado la acción del Gobierno. Ahora, con
un pronóstico apenas más favorable, el sector político
del Gabinete comenzó a analizar con más calma sus
próximos pasos. Según explicaba ayer un importante
funcionario, el objetivo central es apartar a la economía
de la agenda cotidiana. Antes, la gente se pasaba el día
consultando los índices de inflación o el precio del
dolar. Recién cuando mejoraron dejaron de preocupar, lo que
a su vez contribuyó a que se estabilizaran. Ahora pasa lo
mismo con la Bolsa o el riesgo país. Tenemos que recrear
confianza y retomar el círculo virtuoso, decía.
Una perspectiva más favorable le permitiría al Gobierno
encarar una serie de temas pendientes. Uno de ellos, cada vez más
prioritario, es intensificar la lucha contra la evasión y
el trabajo en negro. Ayer, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich,
lanzó el Plan Federal contra el Empleo No Registrado, que
incluye un nuevo cuerpo de inspectores y una línea de teléfono
gratuita para denuncias.
Paralelamente, un funcionario del área de difusión
anticipó a este diario que el Gobierno estudia una campaña
publicitaria para incentivar la conciencia social por la evasión,
con el argumento de que cada peso de más que se recaude iría
a recomponer sueldos y jubilaciones recortados.
Desde luego, la campaña parte del supuesto de que la evasión
es una cuestión de voluntad (la gente no paga impuestos porque
no quiere) y no de necesidad (porque no tiene). Está
bien luchar contra la evasión, pero hasta que no se recupere
la economía la recaudación va a seguir planchada,
reconocía, más honesto, un funcionario de la Rosada.
De todos modos, en el Gobierno admitían que la estabilidad
de la economía, por más precaria que sea, no alcanzaría
para despejar el drama social. El otro gran objetivo es tratar
de bajar la conflictividad social, explicaba una fuente cercana
a De la Rúa. La estrategia es una mezcla inteligente
de diálogo y presión, agregaba. Y citaba como
ejemplo el manejo del piquetazo del martes: luego de amenazar con
todo tipo de opciones (se llegó a anunciar que se le quitaría
la personería a los sindicatos que adhirieran a la protesta),
el Gobierno optó por una táctica más consensuada,
de coordinación con los líderes piqueteros, que permitió
garantizar la circulación sin recurrir a la represión.
Más allá de la negociación con los piqueteros,
que repetirán su protesta el próximo martes, lo cierto
es que Bullrich, uno de los pocos funcionarios que generan política,
ha optado por una táctica clara: diferenciar (públicamente)
y dividir (políticamente) la oposición social al Gobierno.
Un ejemplo: cuestionó la metodología de los piqueteros,
pero no ha dicho nada sobre las reiteradas protestas de ATE. Más
dura, la ministra firmó una resolución para obligar
a los sindicalistas tradicionales a difundir su declaración
de bienes. Desde un punto de vista más político, en
la Rosada evaluaban como positivo el comportamiento del radicalismo
y de Raúl Alfonsín durante estos días de crisis.
Los diputados votaron la ley, Alfonsín nos dio el apoyo,
los senadores sesionaron un domingo. Quedó claro que la UCR
es el partido de Gobierno. Hay que reconstruir la relación
para tratarlo como tal, aseguraba un secretario de Estado
con acceso directo al despacho presidencial. Según decía,
en la voluntad colaboracionista de Alfonsín fue clave la
presencia de dos dirigentes: el jefe de la SIDE, Carlos Becerra,
y Enrique Coti Nosiglia. El Gobierno puede contar
con un sector importante del alfosinismo. Pero no con todo: la idea
es aislar a aquellos que no ayudan , evaluaban en la Rosada,
señalando como ejemplos a Federico Storani y Leopoldo Moreau.
En cuanto al peronismo, la conclusión previa que hacían
en el Gobierno ratificaron una noción anterior: que el respaldo
recayó (y seguirá recayendo) en los gobernadores,
que tienen que administrar sus provincias y, por lo tanto, comparten
un puñado de intereses con el Gobierno Nacional.
Por supuesto, ningún análisis, ningún proyecto
y ningún plan tienen sentido si no se aclara el panorama
económico. Ahora estamos más tranquilos, pero
la sensación es que vamos a seguir pendientes durante bastante
tiempo de las variables económicas. Es complicado, porque
son impredecibles y paralizantes, pero no nos queda otra,
admitía ayer un funcionario.
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