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Cruce de Solá con Marx por fondos

Los gobiernos de Buenos Aires y de la Nación se cruzaron ayer duramente sobre los recursos que reclama la provincia para afrontar el pago de sueldos y jubilaciones de casi medio millón de personas que todavía no saben cuándo cobrarán. El viceministro de Economía, Daniel Marx, aseguró que la Nación ya giró los recursos correspondientes a la coparticipación federal impositiva, mientras que el vicegobernador bonaerense, Felipe Solá, afirmó que la Nación no cumplió en forma total su compromiso de financiar en 500 millones de pesos a la provincia de aquí a fin de año.
No obstante, Solá aseguró que a partir de pasado mañana los empleados públicos y los jubilados “van a cobrar, aunque con algún atraso”.
Marx remarcó que “todo ha sido girado de acuerdo con lo previsto”, y puso de relieve que “los montos no han sido menores”. “Si hace falta más, bueno, cada provincia tiene sus propias responsabilidades”, sostuvo el responsable del área de Finanzas, quien consultado sobre si la Nación había cumplido su compromiso con la provincia de Buenos Aires, afirmó: “Así es”.
Por su parte, Solá precisó que “emitimos el bono, achicamos el gasto por 500 millones de pesos, y ellos no cumplieron con los 500 millones de financiamiento, nos dieron solamente 110 millones el mes pasado”. Solá señaló que “lo que no dice Marx es que a las provincias les retuvieron por deudas anteriores una buena parte de esos fondos”. “Marx dice una parte de la verdad, pero no toda”, sostuvo el vicegobernador
En tanto, la Cámara Argentina de Productores de Medicamentos Genéricos y Uso Hospitalario (Capgen) anunció ayer la posibilidad de suspender el suministro de medicamentos a los hospitales provinciales, si el Gobierno bonaerense insiste en la cancelación de la deuda con Patacones.
La deuda corresponde al período 1999-2001 y asciende a 5,8 millones de pesos, y es intención del gobernador Carlos Ruckauf, cancelarla con patacones.

 

OPINION
Por Claudio Lozano*

El déficit cero no cierra

Suponiendo que la economía argentina se mantenga estancada durante el año 2001, el cumplimiento de la ley de déficit cero requiere de un nuevo recorte en el último trimestre de este año equivalente a 1562 millones de dólares. Esto supone una reducción del 26% del gasto (acumulativo respecto del 13% del trimestre en curso) y colocaría la rebaja salarial y jubilaciones en el orden del 42,38% para todo el semestre.
Cabe consignar que este escenario es el mas benigno. Parece claro que a partir de las definiciones adoptadas y que suponen en concreto transformar la hiperrecesión en objetivo de la política económica, el 2001 no finalizará con estancamiento sino con una caída que puede estimarse en el orden del 1,5%. Si esto fuese así, la recaudación sería menor y el ajuste a realizar en el último trimestre se elevaría a un 40% acumulativo respecto al vigente en el trimestre actual. Se consolidaría así una reducción del 58,2% para el conjunto del semestre. Por cierto, lo expuesto supone que, de mantenerse el criterio oficial, no existirá el medio aguinaldo correspondiente a diciembre.
La magnitud que exhiben los recortes futuros en función de las proyecciones que estamos presentando permiten comenzar a aproximarnos al dislate que supone y plantea la política oficial. En primer lugar, en términos fiscales lo que no se observa en una política que lleva al límite la recesión es cuál es el piso de la recaudación futura. Por lo tanto, se abren interrogantes desde este punto de vista alentados incluso por la instrumentación simultánea de planes de competitividad que desfinancian aún más al Estado.
En segundo término, se ha afirmado que el déficit cero implica no aumentar el endeudamiento. No obstante, debe precisarse que así fuese que el Estado dispusiera de todos los pesos, debería poder transformarlos en divisas. Para esto se requiere que la balanza de pagos provea de dólares suficientes con los que afrontar el endeudamiento público. Como la cuenta corriente es negativa y la inversión extranjera no compensa ese déficit, los dólares no están. Así, habrá que endeudarse para sostener la hiperrecesión.
Por último, los recortes planteados y la hiperrecesión definen un cuadro de conflictividad social y precariedad institucional. En suma, la propuesta oficial no cierra fiscalmente, no resuelve los problemas de solvencia externa y pone en el límite la crisis institucional. Cualquiera de los problemas apuntados o la combinatoria de todos ellos pueden dar lugar a la profundización de la crisis y definen que la decisión gubernamental ha puesto a la Argentina en la triste disyuntiva de optar entre el camino hiperrecesivo hacia la dolarización o la variante de terminar en dicho escenario luego de una profunda devaluación.
La recesión dolarizante y el default disciplinador son dos caras de una misma moneda y reflejan el distinto posicionamiento que en la presente coyuntura tienen los ganadores del modelo. Ambas variantes son solidarias con un contexto de evaporación del régimen democrático y suponen un mayor autoritarismo político. Es hora de definir un programa de emergencia antes de que la emergencia sea mayor.

* Secretario de Estudios y Formación, CTA.

 

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