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El Gauchito Gil, un Robin Hood
criollo que no conoce fronteras

El ciclo �Devociones�, del canal Infinito, emitirá hoy un especial sobre el gaucho correntino, indagando en un fenómeno
de fe popular que encandiló,
por ejemplo, a Látigo Coggi
y al grupo heavy Almafuerte.

El documental sobre el
Gauchito Gil se verá hoy a las 22.

Por Roque Casciero

Basta con transitar algunos kilómetros por las rutas que cruzan la provincia de Corrientes para descubrir la devoción que allí se le profesa al Gauchito Gil. A la vera de los caminos, como sucede con la Difunta Correa y sus botellas de agua, se multiplican los santuarios rodeados de banderas rojas atadas a tacuaras. “Devociones”, el ciclo del canal Infinito dedicado a investigar y explicar las creencias populares, ofrece hoy a las 22 (repite el martes en el mismo horario) un documental dedicado al culto al gaucho milagroso. Y para eso lleva sus cámaras a la ciudad correntina de Mercedes, pero también a un recital de heavy metal en Cemento y a un gimnasio de boxeo. Es que la devoción por el Gauchito Gil parece no conocer fronteras.
El caso del gaucho milagroso es uno de esos en los que se mezclan la fe cristiana con creencias paganas, heredadas de los indios guaraníes. Según dicen en Corrientes, basta con hacerle un pedido al Gauchito Gil para que lo cumpla. Pero no es un santo, sino un hombre del pueblo que está cerca de Dios: así, sirve de intermediario entre la divinidad y los mortales. Eso sí, hay que cumplir con las promesas que se hacen a cambio del milagro, so pena de males variopintos: Antonio Gil era/es de una época en la que la palabra y el honor eran lo más sagrado que podría tener una persona.
Cuenta la historia que Antonio Mamerto Gil Núñez fue un gaucho común y corriente que vivió a mediados del siglo XIX. Durante la lucha entre federales y unitarios, abandonó las filas coloradas porque tuvo una aparición: un ángel le dijo que no debía derramar la sangre de sus hermanos. Perseguido por desertor, debió cuatrerear para subsistir, pero se convirtió en una especie de Robin Hood criollo que le robaba a los ricos para compartir con los pobres. Gil se dejó capturar cerca de Mercedes, donde lo colgaron boca abajo de un árbol. Antes de morir, el gaucho dijo que perdonaba al sargento que iba a degollarlo, pero que cuando éste volviera a casa encontraría que su hijo estaba muy enfermo. El soldado se rió, pero las palabras de Gil se cumplieron. Entonces, arrepentido, el sargento volvió, descolgó el cuerpo del gaucho, le dio sepultura y le colocó una cruz encima. Y ahí se hizo el primer milagro: el chico recuperó la salud.
Entre los devotos del Gauchito se encuentran el director del hospital mercedino, los metaleros criollos de Almafuerte (el cantante Ricardo Iorio brinda su testimonio, el guitarrista Claudio Marciello muestra su tatuaje con la imagen de Gil) y el ex campeón de boxeo Juan Martín “Látigo” Coggi. En el museo que se construyó para albergar los objetos que se le ofrendan al gaucho milagroso hay una camiseta de la selección que usó Hugo Morales, cientos de guitarras, vestidos de novia (que ahora las seguidoras piden prestados para sus casamientos), miles de placas de bronce, banderas coloradas, bicicletas, armas y cuadros.
En el documental que emitirá Infinito se mezclan con buen criterio la narración de la historia del gaucho con imágenes de la manifestación de la fe popular: la procesión que se hace cada 8 de enero –fecha de la muerte de Gil–, los cientos de personas que llegan a cumplir su promesa frente a la cruz que estaba sobre su tumba, los chamameceros que alegran la fiesta. Además, hay testimonios de un sacerdote, de historiadores, sociólogos y de varios devotos. Aunque existe un hilo conductor en el programa, obra más como un rompecabezas en el que cada pieza encaja para dar idea cabal del culto y sus motivaciones, como para atraer incluso a los más escépticos. ¿Será otro milagro del Gauchito Gil?

 

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