¿Cómo será
el invierno en Nigeria? Página/12 se lo pregunta en Buenos Aires,
un viernes de invierno. Hace un calor de aquéllos, más de
treinta grados a la sombra en la Plaza de Mayo, el cronista la atraviesa
y se siente Lawrence de Arabia.
¿Viene a darme el pésame?, pregunta el hombre
del Presidente, describiendo un vago territorio común y hace como
que sonríe. Claro que no. Página/12, tanto como el funcionario,
está trabajando. Se supone que ambos, por razones diversas aunque
convergentes, deban hablar de política. ¿Cómo
se hablará de política en Nigeria? En Argentina se comienza
intercambiando números: el riesgo país, minuto a minuto.
Las reservas de los bancos. El call money. ¿Sabe a cuánto
llegó el call el martes?. Página/12 no sabe pero imagina
que muy, muy alto. Treinta y cinco, se desazona el funcionario
y enciende un cigarrillo tras otro. ¿Vio cuánto bajó
la recaudación en julio? Quién no lo sabe.
Ojalá fuera bipartidismo
¿Cómo funcionará el sistema político
en Nigeria, poseedor del riesgo país más alto del mundo?
En la comarca que lo sigue, mordiéndole los talones, es bien peculiar.
Ninguna persona en sus cabales puede definir cuál es la frontera
entre oficialismo y oposición. Nada tienen que ver los discursos
con las acciones. El domingo pasado, el Honorable Senado de la Nación
logró un record Guinness a la esquizofrenia. Todo el cuerpo votó
una ley que no sólo repugna a la tradición de los dos partidos
mayoritarios sino que era rechazada por casi todos los asistentes. La
oposición que tiene mayoría en el cuerpo y sin la cual no
se logra quórum, hizo lo imposible para conseguir que la norma
se aprobara mientras la hacía de goma en sus discursos. Pero ninguno
tuvo la brillantez ideológica y retórica que puso un oficialista,
Leopoldo Moreau, que la hizo trizas y luego votó por su aprobación
en general.
La escasa diferenciación entre distintos partidos es un mal endémico
de muchas democracias. Hace bastante más de medio siglo Gilbert
K. Chesterton escribió, con referencia a Gran Bretaña, el
sistema bipartidista se caracteriza por que hay un solo partido. Si hubiera
dos partidos, no habría sistema. Era una boutade, bien mirado
sí lo había porque los dos partidos desempeñaban,
andando los tiempos, funciones diferenciadas, se alternaban como gobierno
y oposición. En Argentina no ocurre así: todos ejercen el
rol del oficialismo, pero no porque aprueben la política del Gobierno.
Ninguno cree en ella, pero la votan pese a considerarla nefasta. No se
enfade, lector, no huya de estas páginas a leer algo acerca de
algún lugar más cartesiano. ¿Lo será Nigeria?
Magia y economía
¿Creerán en la magia los economistas nigerianos?
Sus colegas argentinos son propensos a hacerlo. El blindaje era, hace
poco más de un semestre, la llave del crecimiento y la dicha. El
megacanje, hace un bimestre, el elixir de la felicidad. El déficit
cero de hoy es, cabe asumirlo, algomenos gozoso: apenas la solución
única, inevitable, inmodificable a la caída al abismo.
El razonamiento mágico es inmune a los hechos. No bien se propuso
el déficit cero fueron desoídas voces discordantes, esto
es no pertenecientes ni a la corporación económica, ni al
establishment financiero ni al oficialismo que dejaron constancia de que
la política de déficit cero, amén de otras lindezas,
era prorrecesiva y astringente. La recaudación de impuestos bajó
y todo indica que en agosto con sueldos, jubilaciones y contrataciones
del Estado mochados, con patacones en provincia y el miedo instalado en
el conjunto la tendencia se agravará.
Es así confiesa otro funcionario si no crece
la economía no hay política fiscal que valga. Mire el impuesto
a las naftas. Cada vez es más alto y la recaudación cada
vez menor.
El valor didáctico de las lecciones de la historia es, para el
gobierno nativo, circa cero. Ya abruma la seguidilla de depresiones furibundas,
seguidas de ataques de cierta soberbia, siempre acompañadas de
la convicción de que el camino elegido no era, apenitas, el mejor
sino el único posible.
¿No se pueden explorar otras alternativas: devaluación,
default concertar la reprogramación de la deuda externa? Con cualquier
interlocutor oficial la sola pregunta dispara la cólera. Todas
serían peores, repite el discurso en cadena. Las respuestas de
la Rosada y de Hacienda comparten un pecado original: dan por hecho un
cierto éxito de la flamante regla de oro aunque los datos empíricos
sugieran que la recesión crecerá y la recaudación
seguirá en picada.
Con rara sinceridad en una administración evasiva Chrystian Colombo
reconoció que los salarios y las jubilaciones pueden sufrir un
nuevo bajón. Algunos de sus compañeros de gestión,
que comparten su pronóstico le reprocharon haberlo explicitado.
De eso no debe hablarse, sugieren, hasta que ocurra.
¿Hay espacio político y social para tamaña decisión?
¿Tiene el Gobierno cara para asumirla? Tres funcionarios de primer
nivel, ante estos interrogatorios, confesaron que sí estarían
dispuestos. No hay otra, coinciden, el principio de déficit cero
es nuestra tabla de salvación.
¿Es posible que haya nueva poda?
Es más que posible.
¿Volver a bajar sueldos de estatales y jubilaciones?
Me conformaría con no tener que tocar de nuevo las jubilaciones,
dice uno de los hombres de la Rosada.
Por cierto, hay discursos o intentos más voluntaristas en el Ejecutivo.
El principio déficit cero es un avance. Ahora hay que hacer
más equitativa su implementación, explicó Chrystian
Colombo al Presidente mientras blandía carpetas de todos los ministerios
dando cuenta de la plantilla de sus contratados que sufrirán un
desagio del 30 por ciento, si no más.
Los datos obtenidos enfurecieron al jefe de Gabinete: sueldos de 15.000
pesos, contratados en el Ministerio de Defensa que ganan (bastante) más
que el Comandante en Jefe. El PAMI tiene más personal ahora
que en la época de Alderete, explicó Colombo mientras
proponía a sus compañeros de gestión elegir entre
esos focos de privilegio estatal y los jubilados, puestos a afilar la
tijera.
Esa opción parece parcial, amén de dificultosa de emprender
a fondo. Parcial porque, por mucho que se enflaquezca la plantilla de
contratados el ahorro no compensará el bajón de ingresos
a punto de permitir mejorar (o dejar de empeorar) a jubilados y estatales.
Pero amén de eso, es claro que esas suculentas plantillas aluden
fuertemente a la estructura del radicalismo. El PAMI recluta tropa del
alfonsinismo, que Federico Polak engrosó durante su gestión.
La Anses es el sostén laboral de buena parte del radicalismo bonaerense,
sin especial distinción de líneas partidarias. ¿Qué
harán los correligionarios delgobierno tironeados entre la lealtad
al partido centenario y a una contingente política coyuntural?
Habrá que ver. Un dato que tal vez dé una pista son las
inquietas llamadas que sacudieron la paz de Marcos Makón, el ex
cavallista devenido frepasista que más trabaja en reforma del Estado.
Entre ellos, personas muy cercanas al Presidente de la UCR y al de la
Nación.
Hablando de temas laterales que preocupan al Presidente. Fernando de la
Rúa intercaló la visita de Taylor con llamadas a todos y
cada uno de los punteros radicales de la Capital, tomándole personalmente
el pulso a la interna del domingo entrante. El presidente de Nigeria ¿sería
tan obsesivo con la interna de su partido en Lagos, mientras su país
coqueteaba con el default?
El espantajo de la insurrección
(Las de los piqueteros) no son luchas para construir una sociedad
alternativa, son luchas para encontrar un espacio en la sociedad que existe.
(...) La moderación de su plataforma sólo es una indicación
de la precariedad de sus condiciones de vida y de las restricciones con
que se enfrentan. Cualquier mirada precavida y no conspirativa habrá
de preferir largamente esa protesta organizada que reconoce líderes
y encuadramientos a la protesta del estallido individual, anómico
y sin conducción que estalla en múltiples microconflictos
que no alcanzan a aparecer en pantalla y sobre todo en la violencia delicuencial.
(María del Carmen Feijóo, Nuevo país, nueva
pobreza).
¿Serán frívolos y conspirativos los gobernantes de
Nigeria a la hora de tabular el conflicto social? En la Argentina suelen
vestir ese sayo, incluso en fuerzas sedicentes progresistas. Frente al
corte de rutas concertado por el movimiento piquetero varios dirigentes
aliancistas creyeron ver el espantajo de la insurrección. No
se engañen, esto no es una protesta sectorial. Es lucha organizada
por tomar el poder, conducida por partidos de izquierda, dijo, palabra
más palabra menos, el más joven de los integrantes del gabinete,
el joven Andrés Delich. Hablaba a todos sus pares pero miraba en
especial a los frepasistas Darío Alessandro y Juan Pablo Cafiero
quienes proponían trato pacífico con los desocupados movilizados.
La lectura de Delich fue compartida por Ramón Mestre y por Horacio
Jaunarena. Malas (y acaso memoriosas) lenguas recuerdan que el ministro
de Defensa tiene largos entripados con Juampi desde que éste, como
diputado, fue acérrimo crítico de la ley de Obediencia Debida.
La bronca fue incrementada luego en la disputa por un cargo en una lista
electoral de la Alianza (q.e.p.d.). Cafiero reiteró su posición
pública de diálogo y Alessandro lo acompañó.
El Presidente y el jefe de Gabinete optaron por bajarle el tono a la discusión
e impulsar, desde el poder, una jornada sin dureza ni represión,
aceptando el riesgo de agrandar al contrincante.
La descripción de Delich era capciosa o errada pues omitía
la real composición del complejo interlocutor político que
entró en escena el martes pasado y reprisará pasado mañana.
Es un conglomerado de grupos de desocupados autoorganizados con base territorial,
con líderes básicamente barriales, con una base social indudable
donde las mujeres juegan un rol central. La mayoría de ellos, incluidos
los más potentes y reconocidos (en cualquier acepción del
término), reportan a la CTA. Pero no todos tienen su encuadramiento
y disciplina. Esas diferencias afloraron en la inorgánica ocupación
de un banco en Florencio Varela (el martes) y del Ministerio de Trabajo
(el viernes).
La CTA, suele explicar Patricia Bullrich a sus pares, es cualquier cosa
menos insurreccional. Tiene un proyecto opositor, pero de neta raigambre
democrática. Se ha propuesto, eso sí, ocupar una zona errónea
delmovimiento obrero argentino: la representación de los sin trabajo.
Una tarea que viene intentando desde un doble ángulo:
u ir vertebrando formas organizativas y
u armar una propuesta de seguro de desempleo.
Como propone el epígrafe, el Gobierno si tuviera alguna voluntad
de representar al conjunto de la sociedad, debería congratularse
de que los desocupados se organicen y reporten a una organización
democrática. Pero en Argentina los que mandan, así provengan
de partidos populares o de encuadramientos universitarios, suelen plegarse
a las visiones conspirativas y represivas de una derecha que suele entender
mejor las cosas.
Como sea, mientras siga porfiando en pos del déficit cero el gobierno
deberá afrontar una creciente protesta social. Y sus componentes
más lúcidos saben que esto recién empieza. Nuestro
mayor problema explica un cuadro del delarruismo será
cuando la clase media empiece a movilizarse. Eso repercute mucho más
fuertemente sobre los medios, sobre la opinión pública,
sobre la propia Alianza. Los piqueteros de DElía tienen un
tope, mucha gente no se identifica con ellos, cuando no los teme,
analiza. Un cuadro no desprovisto de lucidez al que le falta una pincelada:
Luis DElía y sus huestes han agregado a su acelerada agenda
la necesidad de ampliar la base social de su protesta interpelando o agregando
a sectores medios urbanos. Una política que algunos aliancistas
sólo imaginan enfrentar con balas de goma y gases lacrimógenos,
por la parte baja.
Nubarrones
Los inviernos argentinos pueden albergar tórridos veranitos. Su
corporación política vive en permanente zona de microclima.
El domingo para ellos se derrumbaba el cielo, con pronóstico de
lunes negro. La venida de Taylor recrea una cierta paz, nimbada
por mensajes tranquilizadores. Un discurso único brota de variados
despachos. Se irá llegando al déficit cero. La corrida de
depósitos se revertirá o ya comenzó a revertir. No
hay peligro de caigan bancos como en el Tequila. Al fin y al cabo el 80
por ciento de los depósitos se concentra en 10 entidades: 7 de
ellas son extranjeras y por ende no quebrarán, una es privada quedando
el Nación y el Provincia. Sólo éste, según
la versión oficial, está en riesgo. Preguntando aquí
y allá pueden pensarse escenarios más arduos. Al menos uno
de los bancos privados se hamaca lo suyo. La desconfianza colectiva no
tiene trazas de haber aminorado. El riesgo de corrida depende en parte
de lo que tranquilice a mi prima la pelirroja la venida de Taylor. Mejor
no hacer apuestas.
La obsesión del déficit cero no parece cerrar en números
y anuncia creciente rebelión social. Habrá que verse si
pueden hacerse más recortes. Y la regla de oro del nuevo régimen
dificulta enormemente no ya que prosperen sino que se pongan en práctica
los planes de competitividad que lanzó Cavallo, que implican subsidios,
favores estatales desgravaciones que van contra el sacrosanto cierre de
las cuentas.
Domingo de soledad
Algo puede informar esta columna sobre Nigeria. Tiene buenos futbolistas,
de extraña habilidad, muchos de nivel internacional. ¿Habrá
partidos de fútbol los domingos en Nigeria? Acá en Argentina,
de momento, ni eso se consigue.
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