Por Sergio Moreno
y Santiago Rodríguez
Mañana, 6 de agosto,
se cumple el primer año desde que Aníbal Ibarra asumió
la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Parece más:
el tiempo en la Argentina tiene la rara peculiaridad de quedarle chico
a los acontecimientos. Sensaciones al margen, el lunes se cumplirán
apenas 365 días desde que la Alianza triunfadora se puso al frente
de la megalópolis, cuando todo en la coalición era esperanza
y el escenario nacional, con algunos nubarrones, hacía presuponer
un destino muy diferente a la crudeza de hoy. Ibarra está satisfecho.
Dice que no conforme, pero sí satisfecho, y echa cara a las encuestas
que dicen que la mitad de los porteños desaprueban lo echo hasta
ahora por su gobierno. Hicimos muchísimo de lo que prometimos
en la campaña, y en el contexto de un año profundamente
recesivo, de caída de la recaudación, de baja de la confianza
internacional en la Argentina, de desconfianza en el sistema político,
dice. Y se enorgullece de que el de este año sea el presupuesto
en Educación más alto de toda la historia del distrito,
como también de los créditos subvencionados que otorga el
Banco Ciudad o la extensión de la red de subtes, la más
grande que hay en ejecución en el mundo ahora, aclara.
Ibarra aclara que hay varios debe en su libro de balance. Tal el caso
del espacio público. Y, además, exige que se efectivice
el traspaso de la Policía Federal a la ciudad. Ahora no puedo
darle una orden siquiera a un cabo y el tema de la inseguridad es la prioridad
número uno de la gente, acuerda. Sabe que el mecanismo de
traspaso es complejo primero debe modificarse la ley Cafiero en
el Parlamento, no obstante reconoce que el Gobierno nacional no
tiene voluntad política para acelerar los plazos. Una paradoja,
si se tiene en cuenta que Fernando de la Rúa exigía tal
traspaso cuando fue alcalde de Buenos Aires.
¿Está conforme con su gestión?
Tengo muy buen grado de satisfacción con lo realizado este
año, pero nunca soy de conformarme. A pesar de estar conforme,
de haber cumplido en esta etapa con los ejes centrales de los compromisos
de la campaña, soy un autoexigente y exijo cada vez más.
En la etapa que viene voy a redoblar los esfuerzos para que sean muchas
más las cosas realizadas.
Su grado de satisfacción, sin embargo, no coincide con lo
que piensan los porteños, según las últimas encuestas
que se han publicado.
Hay que separar lo que tiene que ver específicamente con
la gestión del malhumor imperante fruto de la situación
general que vive el país y a la cual no escapa ningún distrito,
ni siquiera la Ciudad de Buenos Aires. Dijimos durante la campaña
que teníamos como ejes la educación; el desarrollo de obras
públicas, fundamentalmente subterráneos; el apoyo a pequeñas
y medianas empresas; y la seguridad. Sobre estos temas hemos mostrado
resultados, incluso algunos inéditos en la ciudad. Tenemos el más
alto presupuesto de la historia de la ciudad en educación, por
primera vez en educación pública en América latina
se establecieron escuelas bilingües, hemos ampliado la oferta de
escuelas, hemos pagado el incentivo docente como ninguna otra jurisdicción
a pesar de los incumplimientos nacionales; nos hacemos cargo de una realidad:
quisiéramos que los docentes tengan mayores remuneraciones, es
todo un proceso que por el momento no podemos resolver, pero hicimos una
tarjeta Pase Maestro que le da beneficios indirectos y con la cual pueden
ingresar a determinados cines y teatros, comprar más barato en
algunos lados. En tema de subterráneos no sólo continuamos
con las obras de extensión de algunas redes y hemos empezado una
nueva, sino que además hoy está en trámite en la
Legislatura el más ambicioso proyecto en el mundo de extensión
de red de subterráneos. Respecto del sistema productivo, la ciudad
es el único distrito que tiene tasas diferenciadas subsidiadas
para las pequeñas y medianas empresas del 7 y 8 por ciento anual,
para microemprendimientos hay créditos de hasta 6000 pesos a tasa
cero; tenemos las tasas más bajas también para Pymes para
créditos hipotecarios de entre un 11 y 13 porciento. En materia
de seguridad, sin haber logrado la transferencia (de la Policía
Federal), hemos invertido 8 millones de pesos en más de 100 patrulleros
y otro tipo de equipamiento. Todo esto se hizo en el contexto de un año
profundamente recesivo, de caída de la recaudación, de baja
de la confianza internacional en la Argentina, de desconfianza en el sistema
político.
¿Usted entonces atribuye la percepción de la gente
sólo al malhumor o reconoce que hay elementos de su gestión
que también influyen?
Hay muchas cosas que tenemos que mejorar. Hay algunas cuestiones
en las que estamos en deuda, como en materia de espacios públicos,
y hablo de limpieza, mantenimiento de parques, deterioro de espacio urbano
con publicidad ilegal. La ciudad tiene que estar más limpia, tener
un espacio público en mejores condiciones y debemos tomar firmes
decisiones porque también ha habido un aumento de la presión
sobre la ciudad; es decir, frente al deterioro de la clase media ha habido
una mayor demanda sobre los servicios públicos desde la propia
ciudad y también desde el conurbano. Tenemos una realidad: miles
de personas a partir de la profundización de la crisis vienen desde
el conurbano; algunas a revolver la basura, otras a pedir en las esquinas
y otras a robar. Nos estamos haciendo cargo con recursos propios y con
profunda solidaridad de situaciones del conurbano. La ciudad no es una
isla y ha tenido que reforzar la atención en el sistema hospitalario
cuando en otros lugares se están cayendo los servicios asistenciales;
no cerramos hospitales, sino que inauguramos tres centros de salud, diez
centros médicos barriales, hemos aplicado más de un millón
de vacunas gratis, distribuido gratuitamente 300 mil kilos de leche para
madres embarazadas, ha bajado la mortalidad infantil en la ciudad. Hemos
sostenido el ingreso gratis a la Feria del Libro, también a la
Feria Infantil; hemos hecho un festival internacional de cine independiente
y otro de tango por los que desfilaron miles y miles de personas. Estamos
avanzando en la mejora y ampliación de Corrientes, en la peatonalización
de Perú para seguir con el eje de Florida hacia San Telmo, estoy
sentándome con las empresas porque quiero miles y miles de cestos
más en la calle, vamos a salir muy fuerte con el tema de la cartelería
en la ciudad.
¿Qué pasa entonces para que un 50 por ciento de la
gente no esté conforme con la gestión?
No hay una sola causa. Hay situaciones que tienen sin duda que ver
con cosas propias de la gestión y también está instalada
una sensación del incumplimiento de los compromisos que los políticos
asumen durante las campañas. Entiendo el malhumor porque esta situación
de incertidumbre, de ajuste tras ajuste, impacta en toda la sociedad por
más que en la ciudad, a partir del cuidado de las cuentas, podamos
decir que ya cumplimos el objetivo déficit cero. Pero no lo hicimos
como una cuestión de sacralización porque eso no sirve;
en todo caso el déficit cero es un instrumento para poder llevar
adelante, por ejemplo, el mayor proyecto de obra pública vigente
hoy en el mundo. Veníamos con un plan de obras hidráulicas
que a partir de la inundación del 24 de enero dije que no alcanzaba
y puse a trabajar a toda la Secretaría de Obras Públicas
y este mismo año afectamos partidas y estamos por licitar las obras
para iniciarlas este mismo año. Como jefe de gobierno ando en la
calle, camino entre la gente sin custodia y tengo un ir y venir en la
relación con la gente, que aun en su crítica ve que hay
un gobierno que no se esconde, que asume sus deficiencias y asume aquello
con lo que se comprometió.
¿No teme que con el traspaso de la Policía Federal
a la ciudad, aún pendiente, le tiendan una trampa?
No hay ninguna posibilidad: la Constitución dice en el inciso
2 del artículo 75 que cuando se transfieran servicios de la Nación
hacia las provincias o la Ciudad de Buenos Aires se hará con los
recursos correspondientes. Es decir, éste ya no es un tema que
le guste o no a la Nación, tenga ganas o no (Domingo) Cavallo o
quien sea, sino que estáestablecido en la Constitución.
Así se hizo en la reforma de 1994 porque ya en el 92 Cavallo
transfirió a las provincias y a la ciudad hospitales y escuelas
sin recursos. Además, es intrínsecamente justo porque es
un argumento efectista decir que la Nación le paga a la Justicia
y la policía a la ciudad y no lo hace con otros distritos. La ciudad
es, ha sido y seguirá siendo absolutamente solidaria; es una realidad
que el 50 por ciento de todas las atenciones de los hospitales porteños,
y ni quiero hablar de la alta complejidad, se hacen no sólo hacia
el conurbano, sino a todo el país y si estamos invirtiendo en salud
900 millones de pesos, quiere decir que año tras año 450
millones están destinados a atender a personas de otros distritos
y nadie nos da un peso por esto. También es cierto que en todos
los distritos el producto del juego va a acción social de esos
distritos, salvo en la ciudad donde van a la Nación; lo mismo pasa
con el puerto, el único de la Argentina que no ha sido transferido.
Y si hablamos de coparticipación, la ciudad es el segundo distrito
que más aporta; primero viene provincia de Buenos Aires que aporta
el 34 por ciento, segundo la ciudad con 27 y terceros están Córdoba
y Santa Fe con 8, pero Buenos Aires retira 23, Santa Fe y Córdoba
8 y la ciudad 1. El distrito que menos coparticipación por habitante
recibe es la ciudad con 68 pesos, le sigue la provincia con 350 y de ahí
seguimos hacia arriba, hasta mil y pico de pesos por habitante.
¿Por qué la transferencia de la Policía Federal
sigue en veremos, siendo el gobierno nacional y el de la ciudad del mismo
signo político, por llamarlo de alguna manera?
La seguridad es uno de los temas claves y centrales en la ciudad.
Sabíamos que esto no iba a ser inmediato; primero, porque ninguna
transferencia se puede resolver en dos meses y segundo, porque veíamos
que no había una fuerte voluntad política del gobierno nacional
para hacerlo.
Es paradójico: cuando era jefe de gobierno de la ciudad De
la Rúa reclamaba el traspaso.
Bueno, hay cosas que se pueden ver distinto según de donde
se miren.
¿Y a qué atribuye la falta de voluntad política?
Hay un errado temor sobre el debilitamiento de la policía
y que la transferencia implicará dividirla y minimizarla. Acá
lo que hay que hacer es mejorar la seguridad, que es un reclamo de la
gente. En la agenda del gobierno nacional el tema de la seguridad figura
en el puesto 48 o más atrás y es razonable porque tiene
problema con los créditos internacionales, con el financiamiento,
con el déficit, con el sistema bancario, con las provincias, con
la coparticipación. Para mí, en cambio, como jefe de gobierno
es problema número 1; por eso no quiero la policía por una
cuestión formal, sino porque sin ella no puedo estructurar un sistema
de seguridad y porque la ciudad está en condiciones de mejorarla;
si la Policía estuviera hoy en la ciudad no sufriría ningún
recorte, podríamos darle mayor equipamiento, mayor capacitación,
acercarla más a los vecinos. Ahora, mientras los tiempos políticos
demoran el traspaso, entendí que la gente no puede esperar y salimos
a aportar el equipamiento en lugar de enunciar consignas autoritarias.
Por eso también me he sentado con los gremios de los taxistas para
ver cómo mejoramos el servicio porque ha sido puesto en crisis
a partir de los delitos que se han cometido utilizando taxis y estamos
trabajando con los bancos y centros comerciales para aplicar la tecnología
de la filmación en la vía pública monitoreada por
la Policía Federal.
¿Qué pasó con la Corporación del Sur
y todo el proyecto de desarrollo de esa zona?
Hemos avanzado mucho en la regularización del dominio de
las tierras de la ciudad. Descubrimos, cuando fuimos hacia el sur a expresar
esta voluntad de promover desarrollos urbanísticos y empresariales,
que una gran cantidad de tierras en algunos casos no tiene siquiera escritura,
en otros estaban otorgados en forma más o menor regular y en otros
estaban usurpadas; el patrimonio de la ciudad se ha manejado con una ligerezafenomenal
y se ha entregado por clientelismo, por amistad política o por
simple desidia. Tenemos asegurado el establecimiento de un polo de robótica,
otro de juguetes y otro de muebles, está definida la construcción
de viviendas para docentes de la ciudad y el desarrollo de un eje turístico
para unir Puerto Madero y La Boca. Además, estamos analizando medidas
fuertes que sirvan como motor para el desarrollo del sur porque esos proyectos
a mí no me alcanzan.
¿En qué quedó la construcción del Estadio
de la Ciudad, proyectado también en el sur?
A la licitación se presentó un solo oferente que no
cubría todos los requisitos de la propuesta y lo rechazamos. Esto
tenía un objetivo que era poder realizar el Mundial de Vóley
2002 en ese estadio, que igualmente se va a hacer en otro lugar. Vamos
a tener el estadio con un proyecto que permita hacerlo realidad y no que
empiece y quede a mitad de camino.
El día antes de asumir le dijo a Página/12 que asumía
el compromiso de bajar al 7 por ciento la desocupación. ¿Le
parece que podrá cumplirlo en los dos años y cuatro meses
que le quedan de gestión?
Es difícil. No pierdo de vista el objetivo, pero no imaginamos
una situación de profunda recesión como la que vive la Argentina
y de crisis al borde del colapso como la que hemos pasado. Esto ha golpeado
y no este último mes donde no sólo hubo una caída
de la recaudación en la Nación y la provincia de Buenos
Aires, sino también en la propia ciudad.
¿Cuánto bajó la recaudación?
Tuvimos meses buenos, como enero y febrero, otro de empate y este
último bajó alrededor de 3 puntos. La caída estuvo
muy por debajo a la de Nación y la provincia, pero bajó.
Nos esforzamos para mantener todo lo que hicimos a pesar de estas dificultades
económicas. Además, cuando digo que la ciudad no rebaja
salarios ni emite bonos, no quiero decir que no reduzca gastos: lo venimos
haciendo desde el primer día y no porque tengamos el agua al cuello,
sino por convicción. Lo hice yo desde la Legislatura y también
cuando fuimos reduciendo estructura, cuando redujimos los salarios de
los funcionarios políticos y lo vamos a seguir haciendo porque
aún con las cuentas ordenadas uno tiene que ser eficiente en el
gasto. En condición de crecimiento de la Argentina toda la apoyatura
al sistema productivo permite bajar a ese porcentaje el desempleo, en
condiciones de profunda recesión permite aguantar mejor. Otro de
nuestros ejes fue la transparencia y es el primer gobierno de la ciudad
en la historia que publica del primero al último de los decretos
en el boletín oficial, a partir de denuncias de vecinos hemos intervenido
en coimas de inspectores que terminaron detenidos, hemos hecho denuncias
aún cuando involucraban a funcionarios de nuestra propia gestión.
Interna radical y
elección de octubre
Por S. M. y S. R.
¿Rodolfo Terragno o Facundo Suárez Lastra?
Es una interna del radicalismo y no me meto en las internas
de otros partidos.
¿No cree que su futuro está bastante atado a
quién sea el candidato?
Mi gobierno expresa distintas realidades, hemos tenido la
capacidad de poder construir y gobernar desde diferentes realidades.
En mi gobierno está Suárez Lastra que es candidato
a senador por un sector del radicalismo y está también
Aldo Neri que es candidato a diputado por el otro sector. En mi
gobierno estuvo hasta hace unos días Norberto La Porta que
se fue a hacer campaña por el ARI tal como había decidido
hacía unos meses y continuó en la gestión;
también Liliana Chiernajowsky que ha expresado un punto de
vista crítico respecto de la Alianza a nivel nacional. Hay
sectores del peronismo porque están (Jorge) Telerman y (Daniel)
Filmus y no en lugares inventados para mostrarlos, sino en áreas
claves como Cultura y Educación. La transversalidad no es
un discurso, sino que uno lo puede expresar en la realidad de gobierno
aún con diferencias y lo hemos demostrado en la ciudad, donde
garantizamos la gobernabilidad desde esta universalidad y con un
perfil progresista. Reivindico el perfil de todo mi gobierno y de
todas estas personas que con miras a las elecciones de octubre expresan
posiciones distintas pero que están todas comprometidas con
esta gestión. Afortunadamente, el mundo político no
termina el 14 de octubre y la gestión de un gobierno no se
define por una elección, sino por resultados. La gente nos
va a juzgar por lo que hayamos hecho y por lo que no pudimos hacer
y no por la lista en la que nos vio un 14 de octubre que una vez
que pase va a encontrar a la gente con las mismas dificultades.
Si se presenta Elisa Carrió y, como dicen todas las
encuestas, gana, ¿usted estará más fuerte o
más débil?
Voy a estar con la gestión con la misma manera. En
cualquier análisis no hay ninguna situación de que
el que gane lo haga contra el gobierno de la ciudad, que el que
gane sea alguien que exprese un discurso local contra el gobierno
de la ciudad; ese sería el único resultado político
que a uno lo deterioraría y expresaría voluntad de
la gente en contra de uno.
|
Las multas fotográficas
Por S. M. y S. R.
¿La implementación del sistema de multas
fotográficas no estuvo mal planteada? ¿No provocó
un desgaste innecesario del gobierno?
Todo cambio significa una situación de tensión
y de crisis. En una ciudad acostumbrada a que nadie controla, recuperar
el poder de control no se consigue sin tensionar. ¿Qué
va a pasar cuando salgamos muy fuerte con el control de las paredes
y los espacios públicos de la ciudad?: aquel que tenga su
negocio de imprimir 5 mil cartelitos y pegarlos en cualquier lado
va a sentir que se lo están arruinando. Con las multas ocurrió
que vimos que teníamos los más altos niveles de accidentología,
que aquel que respetaba la ley no tenía ninguna diferencia
con el que la violaba porque no había sanciones. Cuando llegamos
estaba establecido el sistema de multas fotográficas y lo
defendimos, pero no como venía: lo suspendimos, lo mejoramos,
pero mantuvimos la voluntad de controlar las infracciones de tránsito.
El resultado ha sido excelente: la gente empezó a respetar
más y bajamos el 30 por ciento los muertos en la ciudad;
también establecimos el control de alcoholemia que todas
las noches se realiza en algún lugar de la ciudad. Bajar
30 por ciento el índice de muertos significa que son personas
que hoy están vivas y que podrían estar muertas. En
este caso en el medio tuvimos, además, una disputa política
con el Tribunal de Faltas, que decidió dejar de cobrar multas,
a pesar de que había un fallo del Tribunal Superior que establecía
su validez. O resignaba y decía me ganaron o
defendía el sistema y cerraba la Justicia de Faltas, que
por otro lado funcionaba mal, y esa fue la decisión. Así
generamos un sistema mucho más eficiente.
|
|