Por Eduardo Videla
Empecinada en darle siempre
la espalda al río, Buenos Aires tendrá por fin su primer
barrio frente al Plata. Se trata de la urbanización de 70 hectáreas
en lo que fue la Ciudad Deportiva, entre la Reserva Ecológica y
la Dársena Sur, en La Boca, donde habrá desde torres de
90 metros de altura hasta viviendas unifamiliares, pasando por condominios
de entre cuatro y ocho pisos. No serán barrios cerrados pero el
acceso será restringido, para preservar la seguridad de los habitantes,
cuyo target será de medio alto hacia arriba. Algo exclusivo pero
no del todo, porque la empresa privada que conduce el proyecto destinará
8 hectáreas a parque público. Aunque habrá oficinas
y hoteles, predominará el destino residencial y los canales que
recorrerán su geografía le darán un perfil náutico,
con embarcaderos incluidos. Los inversionistas acaban de presentar los
estudios de impacto ambiental del proyecto, que cuenta con la virtual
aprobación de gobierno porteño, y los primeros trabajos
de infraestructura comenzarían ente febrero y marzo.
El puerto de Buenos Aires, los astilleros de La Boca, el Aeroparque y
la Ciudad Universitaria fueron pretextos que los gobernantes de distintas
épocas fueron inventando para ocultarles el río a los porteños.
Osvaldo Cacciatore aportó lo suyo con el relleno de lo que luego
fue la Reserva Ecológica. Pero antes, don Alberto J. Armando había
aportado lo propio: quiso cumplir el sueño faraónico de
levantar la nueva cancha de Boca Juniors el club que presidía
en terrenos ganados al río, y se lanzó a rellenar esa bahía,
vecina de la Costanera Sur, a principio de los 70. Hubo allí una
denominada Ciudad Deportiva, con piletas y canchitas de fútbol,
pero ningún estadio. Y luego un gran baldío (ver recuadro).
La urbanización de ese espacio estará a cargo de IRSA, el
grupo liderado por Eduardo Elsztain, dueño de los shoppings más
importantes del país y gestor de los negocios inmobiliarios más
jugosos de la última década. IRSA compró esos terrenos
en 1997, en 61,5 millones de pesos. Tal como está proyectado, el
emprendimiento requiere una inversión de 700 millones, que estará
a cargo de las distintas empresas que se interesen en la propuesta. La
ejecución del proyecto se estima demandará unos
10 años, aunque todo depende del crecimiento o achicamiento
de la economía argentina.
La urbanización de Santa María del Plata tal el nombre
del proyecto ya tiene el visto bueno del gobierno porteño.
Sólo resta la presentación de los estudios de impacto
ambiental y la realización de una audiencia pública,
dijo a Página/12 el secretario de Planeamiento Urbano, Enrique
García Espil. Según el funcionario, la urbanización
ya estaba aprobada por la ordenanza 45.665 y lo que ha hecho el gobierno
ahora es discutir la extensión del espacio que cederá la
empresa como parque público. Serán 8 hectáreas
parquizadas sobre la Costanera, a lo largo de la franja sur, detrás
de las torres, y sobre el Río de la Plata, dijo García
Espil a este diario.
En total, se construirán allí 715 mil metros cuadrados.
Sobre la franja sur, lindera con los ex astilleros Domec García
y la Central Costanera -esas chimeneas que se ven desde la Reserva Ecológica
habrá lugar para once torres de 28 pisos. En el medio habrá
un sector de condominios, con edificios bajos, y hacia el norte se venderán
lotes para viviendas individuales, con posibilidad de tener embarcaderos
exclusivos. Esa, en realidad, es la maqueta básica, ya que se
trata de un proyecto flexible, que se irá adaptando a lo largo
de los años a las demandas del mercado, dijo a Página/12
el arquitecto Pablo Poniasovsky, de IRSA.
El ingreso al nuevo barrio será a través de un gran boulevard,
que recorrerá el lugar de oeste a este. De allí se
irán desprendiendo puentes que cruzan los canales internos y comunican
las distintas islas, agregó.
La empresa acaba de presentar los estudios de impacto ambiental y ya está
dispuesta a comenzar con los primeros trabajos de infraestructura, cuyo
período de ejecución se estima en 15 meses, con una inversión
de 30 millones de dólares. En cuanto a la construcción,
IRSA sólo estará a cargo de una parte del proyecto. El resto
quedará para los inversores que compren las parcelas que se van
a lotear. A mediados de 2003 se pondrán en venta los primeros lotes
y algunas edificaciones. El diseño de las viviendas deberá
respetar un patrón establecido por los diseñadores del proyecto.
En los 80, la Ciudad Deportiva era un club privado al estilo de Coconor,
pero con precios accesibles, especialmente para socios de Boca. Hoy es
un lugar cerrado, pero el parque se ve con el césped prolijamente
cortado. Hacia el sur, la avenida España separa el terreno de la
zona de ex astilleros, uno de los sitios más degradados de la costa.
Hacia el norte, hay un obrador y luego la Reserva Ecológica. Pero
antes, una hilera de casillas una villa de emergencia que floreció
recientemente sobre la margen del Plata ofrece el contraste más
crudo en esa zona: la pobreza extrema junto al proyecto inmobiliario más
ambicioso de la ciudad.
El estadio que fue
pompa de jabón
No faltaban baldíos en Buenos Aires, pero a Alberto J. Armando,
presidente del Boca Juniors en la década del 60, se le ocurrió
que la nueva cancha del club debía estar en terrenos ganados
al río. En 1964 logró un permiso del Congreso nacional
para rellenar 40 hectáreas en un rincón junto a la
Costanera Sur y construir allí el complejo deportivo
más grande de Sudamérica.
Tiempo después, cuando los camiones con tierra desfilaban
hacia esa zona para disputarle espacio al río, Armando anunció
que el nuevo estadio sería inaugurado el 25 de mayo de 1975,
llueva o truene, y ahí mismo se puso a vender
los Bonos Pro Estadio, con derecho a presenciar ese
histórico momento.
Allí hubo finalmente tres piletas olímpicas, canchas
de tenis, un autocine y una confitería, pero ningún
estadio. Muchos hinchas de Boca que confiaron en el proyecto le
hicieron juicio al club, por estafa, pero Armando resolvió
todo compensándolos con palcos y plateas en la Bombonera.
Los sucesivos gobiernos le concedieron plazos y eximiciones impositivas
a Armando para terminar su obra. Uno de ellos fue la dictadura de
Alejandro Lanusse, que consiguió a cambio la candidatura
de Armando para vicepresidente de Ezequiel Martínez, representante
del partido militar en las elecciones del 73.
En 1982, el brigadier Osvaldo Cacciatore, intendente de facto, le
dio al club la posesión legal de las tierras, que hasta entonces
eran una concesión, con la condición de que no se
vendieran. Las 40 hectáreas del comienzo se habían
convertido en 70. Y en 1989, un decreto de Carlos Menem levantó
la prohibición para venderlas.
La administración boquense de Antonio Alegre y Carlos Heller
vendió el predio, dos años después, en 22 millones
de pesos, al grupo de inversión Santa María del Plata.
Seis años después, el sueño trunco de Armando
pasó a manos de IRSA en ese momento, en manos del magnate
George Soros por 61,5 millones de pesos.
|
|