Las libertades y los amos no se combinan fácilmente
(Tácito)
Por Gustavo Veiga
Carlos Avila y Luis Nofal, los
dos hombres más importantes de la productora Torneos y Competencias
(TyC), decidieron demandar por daños y perjuicios a los periodistas
Víctor Hugo Morales, Adrián Paenza y César Francis
en seis causas diferentes y por un monto global de dinero que asciende
a los 3 millones de pesos. Los juicios, que deben transitar primero por
la instancia previa de mediación, pueden significar un hito más
en el zarandeado e inconcluso debate sobre la libertad de expresión.
Los tres emplazados esgrimen su natural derecho a informar y opinar sobre
las actividades de una sociedad que posee los derechos para televisar
el fútbol en la Argentina hasta el 2014 y cuya omnipresencia en
el ambiente deportivo nacional es evidente. En cambio, ambos empresarios
consideran a esos mismos comentarios como una campaña de
desprestigio y, por ello, recurrieron a la Justicia. A partir de
mañana y, en seis audiencias sucesivas hasta el día 15 de
este mes, las partes comenzarán a exponer sus argumentos en un
caso que permitirá desentrañar hasta dónde es capaz
de avanzar el verdadero poder del fútbol en su intento por acallar
a las voces que cuestionan su forma de hacer negocios.
Estos litigios tendrían más de un disparador y, por lo que
indagó Página/12, hay una información que difundieron
los periodistas en sus respectivos programas radiales que habría
sido la clave para comprender por qué, Avila y su socio, eligieron
el camino de una acción civil. Tanto en Competencia,
el ciclo deportivo que conduce Víctor Hugo en Continental, como
en Buscando la vuelta, el espacio que Paenza compartía
con Marcelo Zlotogwiazda en Del Plata, se informó que el juez Juan
José Madhjoubian estudiaba un posible cambio de carátula
en la causa 61.484 que se inició el 15 de junio del año
pasado por una denuncia del diputado nacional Mario Das Neves. El magistrado
sostuvieron los demandados evaluaba pasar de la supuesta comisión
del delito de administración fraudulenta al de asociación
ilícita en que habrían incurrido Julio Grondona y varios
dirigentes del fútbol argentino. Ergo, se desprendería que
la aparente responsabilidad se extendía a la cúpula de TyC,
la cesionaria de los derechos televisivos.
Francis, quien además de ejercer el periodismo es abogado, señaló
que la notificación de las demandas coincide con la presentación
de una queja en la Cámara del fuero penal por supuestas filtraciones
periodísticas en la investigación de Madhjoubian.
El recurso fue elevado por los letrados del presidente de la AFA y Avila,
quienes consideran que este juez o alguno de sus colaboradores les han
anticipado datos de la causa a Morales, Paenza y el propio Francis.
Balas que pican cerca
En su pequeño refugio de Radio Continental, allí donde
el relator deja paso al periodista inquieto y que reparte indicaciones,
se le adivina el espíritu encendido de quien no teme dos juicios
por un millón de dólares (Avila y Nofal pidieron idéntico
monto en las demandas contra sus dos colegas). Víctor Hugo, después
de una pregunta inicial a la que sigue una respuesta escueta, empieza
a contar sus verdades de a puño: Yo creo que detrás
de esto hay un acto que intenta ser inhibitorio y me sorprende que venga
de periodistas, porque ellos de alguna manera lo son, en tanto controlan
periodistas. Pero no puedo conocer la razón de su comportamiento
mientras no me lean la demanda. Si es que existe una demanda. Porque si
se trata de una cosa ambigua, tampoco pienso responder a nada. Me tienen
que decir qué es lo que les hice. Mi consideración es que
no les hice nada.
En la oficina de producción, Morales cuenta que ha recibido innumerables
adhesiones de sus oyentes. Hasta me ofrecen partidos a beneficio
o abriruna cuenta bancaria, apunta con una sonrisa. La gente
cree que te hacen una demanda y hay que pagar. Aquí no va a haber
nada que pagar, obviamente. No se me ocurre ningún camino a recorrer
por el que haya que abonar nada. En todo caso, todavía tengo la
esperanza de beneficiarme yo con una contrademanda. No veo ninguna posibilidad
por la que ellos puedan sacarme dinero y en el fondo me entusiasma la
idea de ver si, andando el tiempo, no soy yo él que les reclame
algún dinero a ellos, que poseen muchísimo más. Mi
tranquilidad es la de los tipos que no tienen nada para perder. Ellos
se esfuerzan por colgarme condecoraciones a las que yo no aspiraba.
Morales, a quien también enjuició Julio Grondona con argumentos
similares, desmiente que haya iniciado una campaña contra Avila
y Nofal: No quiero ni opinar, no participo de ese tipo de cosas
contra nadie, ni siquiera contra ellos. Sí tengo una opinión
crítica sobre muchas cosas del fútbol. Un puntero derecho
podría demandarme porque tres veces seguidas dije que jugó
muy mal. Un dirigente al que no encuentre probo, capaz, en un medio donde
el comportamiento es muchas veces dudoso, también estaría
en condiciones de decir que existe una campaña en su contra. Todos
son disparates.
Su colega y amigo Adrián Paenza no puede entender todavía
por qué le entablaron un juicio los propietarios de TyC. Se encontraba
en el exterior cuando le informaron la novedad. No comprendo bien
cuál es la razón, no entiendo la lógica de ellos.
Hablar de campaña de desprestigio es delirante. Y más en
un programa como el que hacíamos, en que los temas deportivos eran
tangenciales. No ocupaban más de tres minutos. Ni siquiera tuve
tiempo para una campaña. Nuestro espacio duró apenas cinco
meses porque lo levantaron, comentó el periodista.
Lo que viene
Como si se tratara de un apretado calendario de partidos, las audiencias
de mediación se dirimirán en dos semanas desde mañana
a las 12.30. A la primera deberán comparecer Avila y Francis, el
martes 7 nuevamente Avila y Morales, al día siguiente Nofal y Francis,
el viernes 10, Paenza y Nofal, el 14 Avila y Paenza y el 15, Nofal y Morales.
Si no hay acuerdo de partes algo que resultaría improbable
las caras visibles de Torneos y Competencias estarían en condiciones
de presentar sus demandas luego de pagar las respectivas tasas de justicia
del 3 por ciento. Como los montos reclamados por daños y perjuicios
ascienden a 3 millones de pesos, los empresarios tendrían que desembolsar
90 mil pesos, sólo para iniciar los juicios.
Todo indica que no habrá retractación por parte de los tres
periodistas y que los litigios serán inevitables. Avila y Nofal
son patrocinados por el doctor Alejandro Quintela, un ex juez del fuero
comercial que desde hace tiempo trabaja para Torneos y Competencias. Víctor
Hugo y Paenza, hasta ahora, son asesorados por Francis en su condición
de letrado. Sea como fuere el desenlace de esta historia, su desarrollo
promete varios capítulos interesantes. En los dominios del fútbol,
dos empresarios que controlan su segmento más redituable los
derechos de TV se sintieron afectados por los dichos de tres periodistas.
¿Será porque consideran que la libertad de prensa debe subordinarse
a la libertad de empresa? El desafío que plantea este interrogante
continúa abierto y no hay que eludirlo.
CADA
UNO ES RESPONSABLE
La versión de Avila
Por G. V.
En un texto de cinco párrafos,
los empresarios Carlos Vicente Avila y Luis Benjamín Nofal dieron
a conocer con su firma los motivos por los que decidieron demandar a los
tres periodistas. Los empresarios aceptaron responder en una hoja con
membrete de la empresa cuyos destinos conducen, Torneos y Competencias,
enviada a este diario.
Cada uno de nosotros ha decidido iniciar demanda por los daños
y perjuicios causados por las manifestaciones de Víctor Hugo Morales,
Adrián Paenza y César Francis.
Porque existe libertad de prensa, todos (no sólo los periodistas)
tienen el derecho de difundir sus ideas por los medios sin censura previa.
Pero también por eso cada uno es responsable de sus dichos y de
los daños que cause con ellos ya sea con deliberada intención
o por imprudencia: no hay inmunidad para el que causa un perjuicio a otro.
Todos sabemos lo que es una campaña de desprestigio, con
el inmenso poder que da el uso de la noticia como propaganda. Y propaganda
es la reiteración de una afirmación el suficiente número
de veces como para que penetre como dogma. Se descalifica así a
una persona o una entidad acusándolo de todos los males supuestos
o reales del sector.
Naturalmente, el daño que se procura de esta forma ciertamente
beneficia a otros. Poco importa que sea el propio periodista que se inventa
a sí mismo como censor de los demás, desde el poder de su
columna cotidiana, o de otros.
La libertad de prensa que supimos conseguir le permite al autor
de la campaña a seguir diciendo lo que le parezca. Esas son las
reglas de juego, pero también lo son el que sea responsable del
perjuicio que causa, y que la víctima pueda acudir a un juez para
que compruebe los perjuicios que son consecuencia real y directa de esa
campaña.
OPINION
Por Néstor Centra (*)
|
Jugamos para la gente
En mi doble condición de periodista y abogado me planteo
de manera constante el límite que debo colocar a mis reflexiones
diarias que se manifiestan públicamente, para que no afecten
éstas a un tercero. Sé positivamente que del otro
lado hay grupos de poder, intereses y miserias cotidianas. En esa
interpretación habitual del libre juego al que me arrastran
la mente y la opinión, intento que siempre gane el interés
por llevarle la verdad a la gente. Si uno debe trabajar para conseguir
pruebas y así realizar una denuncia, no mucho menos es lo
que hacen otros por ocultarlas.
Debo agradecer el trabajar en un medio que me permite la libre expresión.
Pero, indudablemente, surge un interrogante: ¿Puede mantenerse
la objetividad cuando se intenta ponerle un freno a nuestra opinión?
Evidentemente, quien maneja un negocio querrá mantenerlo
sin que se afecten sus intereses e intentará por todos los
medios evitar que éste sea siquiera rozado por alguna crítica
que ponga en juego la continuidad del mismo.
En la Argentina, desde hace mucho tiempo, el fútbol es un
negocio manejado por dirigentes que dependen del dinero que le aporta
la televisión. Son los encargados de presidir las instituciones
deportivas quienes han aceptado negociar en determinadas condiciones
los derechos televisivos. Son ellos los que les han puesto fecha
a los contratos que los ligan con la empresa adjudicataria.
Ahora bien, ¿somos los periodistas los responsables de los
males del fútbol? ¿Somos los periodistas los que vamos
a perjudicar a una empresa? ¿Somos los periodistas los que
firmamos los contratos permeables y permisivos? ¿Somos los
periodistas los que les cobramos a los protagonistas para que concurran
a un programa? ¿Somos los periodistas los que limitamos el
ingreso al campo de juego de otros compañeros? ¿Somos
los periodistas quienes manejamos varios medios a la vez y tenemos
que depender de una sola empresa? ¿Somos los periodistas
los que firmamos contratos y luego transmitimos los partidos el
día que no corresponde al compromiso asumido?
Es tan singular la situación de la Argentina relacionada
con el fútbol y los medios, que cuando busco trabajo generalmente
me encuentro con el mismo logo.
Hasta ahora sospeché que había un dueño de
la pelota. Hasta ahí, vaya y pase. Lo que no voy a aceptar
es que me quieran demostrar que son los dueños de la vereda.
Por ahora, ahí jugamos nosotros, los periodistas. Y jugamos
para la gente.
(*) Periodista de Radio Rivadavia y abogado.
|
|