Mientras
Julio Grondona amenazó con renunciar si no hay solución
definitiva al conflicto, y la ministra Patricia Bullrich anticipó
los términos de la propuesta que presentará AFA a Agremiados
entre hoy y mañana, el fútbol argentino está quieto
y espera. En concreto, la AFA intentará reactivar las gestiones
para conseguir el crédito bancario que le permita saldar en lo
inmediato la mitad de la millonaria deuda que los clubes mantienen con
los jugadores, quienes desean volver a jugar, pero sostienen que eso es
inviable sin una oferta concreta y confiable.
Agremiados aguarda una oferta seductora de parte de la AFA, que permita
garantizarle el pago al contado del 50 por ciento de la deuda y el resto
en unas veinte cuotas avaladas por los contratos de televisión.
Para ello, la AFA ya habría dado firmes avances en la búsqueda
del crédito bancario que tanto necesita para intentar destrabar
el conflicto. Según el presidente de San Lorenzo, Fernando Miele,
la AFA ya tiene la garantía de un banco extranjero, que sería
el Credit Suisse First Boston.
De todos modos, habrá que ver si a Agremiados le satisface la propuesta
que le realizará la AFA, afligida por esta situación que
deteriora aún más la economía de los clubes y complica
los siempre desprolijos calendarios domésticos. Desde Agremiados,
el sindicalista Jorge Domínguez expresó: Sabemos que
en la AFA están trabajando y estamos esperando con esperanza. Pero
mucho no hay que hablar. Simplemente hay que esperar y ver la propuesta
que nos realizan. Por otro lado, la cúpula de Agremiados
evitará realizar reuniones multitudinarias con sus
afiliados como las que tuvieron lugar en el último conflicto que
paralizó la actividad en mayo pasado. A cambio, prevén convocar
a una reunión de capitanes para mañana para analizar los
pasos a seguir.
Lo único cierto, por ahora, es que la AFA busca soluciones y Agremiados
está dispuesto a escuchar.
El
inverosímil precio del humo
Por
daniel guiñazu
El fútbol
profesional argentino atraviesa la crisis más grave de sus
70 años de historia. No sólo no puede retener a sus
jugadores más destacados ni a los más promisorios
sino que ha llegado a un punto de no retorno: ya no está
en condiciones, ni siquiera, de poder empezar sus campeonatos. De
40 años a esta parte, una raza de dirigentes aventureros,
irresponsables e inescrupulosos agotó todas las fuentes de
financiación (las recaudaciones, el Prode, los sponsors de
las camisetas, las ventas al exterior, la televisión) en
la inteligencia de que el barril no tenía fondo, de que nadie
nunca pagaría los gastos de la fiesta y de que el Estado,
de última, sería incapaz de bajarle el martillo a
los clubes fundidos e hipotecados.
La crisis tiene una gravedad inusitada. Tanta, que ni el poder del
fútbol para abrir las puertas del poder ni la proverbial
muñeca política de Julio Grondona fueron suficientes
para que el Banco Nación soltara los fondos frescos necesarios
y pudiera saldarse la deuda con los jugadores. Es que el sistema
ha perdido la escasa credibilidad que le quedaba. Han mentido tanto
los dirigentes, tanto han prometido, tan poco han cumplido, que
nadie quiere quedar atado a compromisos que a la vuelta de los días
se convertirán en letra muerta o palabras al viento. El convenio
solemnemente firmado ante el Ministerio de Trabajo es la última
prueba: AFA acordó hacerse cargo del 65 por ciento de la
deuda que las instituciones tenían con sus planteles y a
horas de cumplir con lo estipulado, alegremente dijo Grondona que
habían hecho mal los cálculos y que como no podían
hacer frente a lo pactado, pretendían llegar a un nuevo arreglo.
En estas condiciones, arrancar con el Apertura equivale a jugar
a la ruleta rusa con el cargador repleto de balas. Aun cuando el
dinero aparezca del subsuelo y los jugadores admitan cobrar en cuotas
lo que, suponían, iban a pagarles al contado, en noviembre
se contarán con los dedos de las manos los planteles que
estén al día con sus sueldos, primas y premios. Y
la crisis habrá de dispararse otra vez. No hay fútbol
que aguante esta forma de ser. Pero a los dirigentes esto les resbala.
Mientras el suelo se abre a sus pies, ellos hacen la suya: venden
humo, como siempre.
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Jugadas
de pizarrón
Por pablo vignone
Este fin
de semana debió haber empezado el torneo Apertura de Primera
División. Hoy debieran haberse reanudado las clases en la
provincia de Buenos Aires. ¿Hay alguna diferencia? Sí,
porque parece que nos conmueve más la ausencia de la pelota
que la de los educandos.
Los maestros de la provincia paran reclamando el pago de salarios
atrasados. Lo mismo que el gremio de los futbolistas. El primer
reclamo lo atiende el gobierno provincial; el segundo, el Ministerio
del Interior. El fútbol es una cuestión de Estado,
pero lo sería aún más si la Argentina no ardiera
en las llamas del obsceno festín de las grandes finanzas:
por eso el martes la cartera política no atendió a
la AFA cuando vencía el plazo para pagarles a los jugadores
lo que se había comprometido, ya que estaba distraída
con los piqueteros.
A Agremiados se le critica la rigidez con la que conduce el caso.
Y las críticas ya empiezan a hacerse eco desde dentro del
gremio (si nos vamos a poner firmes para cobrar el ciento
por ciento de lo que nos deben, no jugamos nunca más,
dijo el sábado Roberto Pompei, el volante de Estudiantes).
Suena extraño porque ni siquiera hubo una huelga declarada:
los futbolistas no juegan partidos de Primera, pero seis planteles
continúan jugando, como si nada sucediera, la Copa Mercosur.
Con la facilidad con la que las usinas de opinión dirigen
y condicionan los discursos circulantes, con la misma facilidad
con la que la tímida sugerencia de renegociar de la deuda
externa fue aplastada mediáticamente por la discusión
sobre los costos de la política, aquí se pasa de discutir
una medida de fuerza a discutir a los que la deciden. De pronto,
no importa que la AFA haya vuelto a deshonrar su palabra; importa
que los jugadores, esos canallas, deciden no entretener, no aportar
el circo que tanto se añora ante la falta de pan, hasta que
no esté toda la torta. Los futbolistas son los malos de esta
película bizarra, en la que todo pasa. Pero nunca para mejor.
No importa tanto si hay o no fútbol. En todo caso, importa
menos que si hay o no educación, o justicia, o salud. Y dado
que éstas escasean en cantidades industriales, no van a ser
los partiditos del domingo por la tarde los que aseguren la existencia
de vidas que merezcan ser vividas.
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La plata
es lo de menos
Por juan jose panno
Los futbolistas
dicen que tienen la mejor voluntad para jugar, pero que si no cobran
no pueden hacer nada y los dirigentes dicen que no pueden hacer
nada, pese a que tienen la mejor voluntad, porque no tienen plata.
Así están las cosas y por eso ayer no hubo fútbol,
no se jugó la primera fecha del campeonato, por lo cual hay
muchas cosas que no se pueden saber.
A no saber:
Si La Academia abrió las puertas a una nueva ilusión,
o si La Academia sigue cerrada por vacaciones; si River empezó
a grito Pelado o si River comió tallarines en Córdoba;
si Boca ganó un partido japonés o si Belgrano hizo
flamear la bandera celeste...
La lista de títulos perpetrados por ingeniosos cronistas
deportivos podría extenderse ad infinitum, pero mejor cortarla
aquí mismum.
El ingenio deberá estar puesto, entonces, en la búsqueda
de soluciones al conflicto que vació este domingo y amenaza
con pintar de negro y quitarle el rojo festivo a domingos venideros.
No son pocas las alternativas que pueden plantearse para que aparezca
el dinero que los clubes no tienen y que los futbolistas reclaman.
A saber:
- Que el Gobierno asuma sus responsabilidades e incremente por decreto
en uno o dos puntos el descuento a los empleados estatales, con
el lógico argumento de que el fútbol es una cuestión
de Estado.
- Que los piqueteros paguen un impuesto (por cuadra o por kilómetro
cortado) que a la vez surja de un peaje contributivo que cobrarán
a los automovilistas piqueteados, con lo cual se apuntaría
a soluciones globales.
- Que los niños policías de Jujuy les quiten a los
niños de la calle parte de lo que recauden por mangazos,
choreos o changas, con lo cual se conseguiría, además
de todo, una mejor distribución de la riqueza.
- Que Aníbal Ibarra (¿dónde está Ibarra?)
se haga cargo.
- Que el subsecretario del Tesoro norteamericano explique cómo
es eso de las relaciones carnales y que los involucrados acepten
un rol más pasivo en el conflicto, con tal de conseguir algunos
patacones.
- Que el profesor de Física cordobés ponga la guita
con lo cual volverá el fútbol y no se hablará
tanto de su romance con la alumnita.
- Que representantes de AFA y Agremiados se encierren en una casa
de citas hasta encontrar una solución y mientras tanto vendan
a la televisión un programa que podría llamarse: ¡Qué
quilombo que es el fútbol!.
La guita está. Sólo se trata de poner un poco de imaginación
para que todos recuperemos la felicidad del fóbal.
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Pedir
afuera y apretar adentro
Por diego bonadeo
Escribir
sobre lo que no es puede suponer, entre otras cosas,
un ejercicio periodístico eventualmente literario también
peligrosamente cercano al onanismo. Pero también puede ser
otras varias cosas. Imaginar cómo sería
en el caso de que el no es, fuera. Si de fútbol
se trata, inventar una fecha que nunca se jugó. O simplemente
tratar de averiguar las causas de ese no es. Para quienes
programan todo a su antojo, el fin de semana que terminó
era el del comienzo del torneo Apertura con quinto televisado incluido.
Pero al empecinamiento del poder encarnado notoriamente en
el presidente de la AFA, Julio Grondona, y en la ministro/a de Trabajo,
Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, y desde las sombras por
los intereses de Torneos y Competencias y sus socios se le
opusieron los reclamos de los que juegan: básicamente, los
futbolistas y su gremial, que parecen no querer hocicar, aunque
tantas veces antes Futbolistas Argentinos Agremiados haya comprado
promesas incumplidas no solamente en cuestiones de dinero.
Mientras jubilados y estatales soportan recortes de crueldad inédita
y dudosa constitucionalidad, y los que no pagaron ni pagan, bailan
el baile de los casi 30 mil millones de pesos anuales que evaden
o eluden, la Asociación del Fútbol Argentino, que
supuestamente o no representa a los clubes, recurre a la marchita
teta del Estado, para mangarnos a todos, lo que los empresarios
ricos de empresas pobres y dirigentes ricos de clubes pobres dilapidaron.
Igual que el preso VIP Emir Yoma, cuya curtiembre cuasi presidencial
mandatocumplido pretende salvar el cuñado presidencial
también mandato cumplido como cuñado,
no devolviéndole a los tres bancos de la gente (el Nación,
el Provincia de Buenos Aires y el Ciudad) los 150 millones que mangó
en su momento durante el menemato, y que seguramente no destinó
a reactivar la economía, ni a crear nuevos puestos de trabajo,
ni a la revolución productiva.
Y Julio Grondona apuntó para el mismo lado. Como corresponde,
el Banco de la Nación le contestó que los créditos
son de hasta un millón, y están destinados a las pequeñas
y medianas empresas y no al financiamiento de los dislates de Macri,
Davicce, Pintado, Miele, Marín y demás personajes
responsables del descalabro que pretenden hacerles pagar a otros.
Como siempre.
Pero mientras la AFA y los clubes no cumplen con los futbolistas
y pretenden un pagadiós del Estado, sigue el
carnaval de contrataciones.
Se produce perversamente en el fútbol la radiografía
de las negociaciones del equipo económico. Piden prestado
afuera con la garantía del apriete a los de adentro.
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