Por
Washington Uranga
Miguel Hesayne, obispo emérito de Viedma, utilizó su alocución
dominical para ensalzar la figura del también obispo Enrique Angelelli,
de cuyo asesinato se cumplieron 25 años el sábado. Hesayne
criticó severamente a la jerarquía eclesiástica argentina
por no hacer reconocimiento oficial del martirio de Angelelli,
a pesar de que el papa Juan Pablo II pidió expresamente a las iglesias
locales que hicieran memoria de sus mártires. Afirmó
también que acerca del martirio de Enrique Angelelli tenemos
más pruebas que de los de innumerables mártires de los primeros
siglos. Y recordó que a pesar de la falta de reconocimiento
oficial la fe cristiana popular, año tras año, celebra
su martirio el 4 de agosto, con razón y compromiso con la verdad.
El pronunciamiento de Hesayne, realizado en el marco de la misa dominical
celebrada en Azul, lo ubica en una posición diferente a la que
adoptaron colectivamente los obispos católicos el pasado 12 de
mayo cuando, en una declaración aprobada por la asamblea general,
reivindicaron la figura de Enrique Angelelli subrayando que vivió
y murió como pastor, pero evitando en todo momento referirse
a su muerte como martirio y eludiendo cualquier pronunciamiento
sobre las circunstancias que provocaron su deceso. El documento de la
asamblea reconoció en el obispo riojano una gran entrega
en el servicio a los pobres, señalando que la muerte
lo encontró cumpliendo una dificilísima misión
que consistió en acompañar a las comunidades heridas
por el asesinato de sus pastores, en referencia a los sacerdotes
Juan de Dios Murias y Gabriel Longueville, asesinados en El Chamical,
La Rioja, el 18 de julio del mismo año.
En línea con el documento, este fin de semana se recordó
a Angelelli en La Rioja con misas y vigilias. Ayer, el actual obispo riojano,
Fabriciano Cigampa, celebró frente a una ermita erigida en el lugar
de la muerte de Angelelli, junto a una docena de obispos de todo el país
y a cientos de fieles.
Hesayne, por su parte, recordó datos extraídos del Acta
de competencia No. 248, libro XXI, NN homicidio calificado y tentativa
de homicidio calificado s/inc. de Comp. Planteado por CSFFAA al titular
del Juzgado de Instr. en lo Criminal y Correccional No. 1 de la ciudad
de La Rioja donde el magistrado actuante concluye que la muerte
del obispo Enrique Angelelli no obedeció a un accidente de tránsito,
sino a un homicidio fríamente premeditado y esperado por la víctima.
El propio Hesayne dio testimonio de que el día 3 de agosto
de 1976, en una reunión con sacerdotes y religiosas, le manifiestan
nuevamente (a Angelelli) el temor por su vida. El .sigue diciendo
Hesayne apoyándose en las informaciones que obran en la causa judicial-
dibujó un espiral donde fue ubicando figuradamente los asesinatos
de dos de sus sacerdotes (Longueville y Murias) y un laico (Wenceslao
Pedernera, asesinado en Sañogasta el 25 de julio del mismo año)
y concluía ubicándose en el centro de dicho espiral, manifestando
que a quien en definitiva buscaban era a él.
En otro pasaje de su alocución Hesayne recordó palabras
de Angelelli dirigidas a un grupo de empresarios injustos con sus
obreros a quienes les advirtió que si estas injusticias
continúan, algún día estaremos juntos en el mismo
paredón: ustedes los patrones y nosotros los curas. Ustedes por
no haber practicado la justicia social. Nosotros por no haber sabido defenderla.
Según Hesayne Angelelli es nuestro obispo mártir porque
quiso anunciar el Evangelio iluminando la situación socioeconómica-política-cultural
de su pueblo, mientras que los dirigentes políticos
y empresarios contemporáneos y algunos coterráneos suyos,
pretendieron callar su voz profética, urdiendo un vil y traicionero
asesinato en el desierto riojano, tal cual consta en actas tribunalicias
libres.
Encuentro
de trabajo social
Ochenta
sacerdotes católicos de todo el país, caracterizados
por su trabajo de acción social junto a los pobres, concluyeron
ayer un encuentro celebrado en Córdoba emitiendo un mensaje
final en el que reivindican las figuras de Enrique Angelelli y del
recientemente fallecido obispo Jorge Novak y manifiestan la disposición
de animar, alentar y acompañar a los que luchan, a los
que imaginan salidas, a los que proponen alternativas, a los que no
se resignan, piden perdón por las veces que no
lo hemos hecho y renuevan el compromiso de sumarse a las
luchas de nuestro pueblo manifestadas en las organizaciones populares,
los espacios de resistencia.
Denuncian los curas que la mayoría de los dirigentes
se muestra más dedicada a alimentarse de la carne de su pueblo
(Ez 34), del cual están cada vez más distantes en sus
discursos y en sus testimonio, y que traicionan de día en día
sus promesas electorales con palabras cada vez más vacías
de contenido, y comulgan, veneran y se postran a los pies del poder
y del dinero.
Dice también la declaración que se arriesga diariamente
la vida, el trabajo, y la salud del pueblo, con el así llamado
riesgo país; un término nacido en los centros
financieros, que no es sino chantaje que especula con el objetivo
de seguir enriqueciéndose a costa de nuestra pobreza.
Por tal motivo, recogen una afirmación de Enrique Angelelli
(no podemos predicar la resignación) y señalan
que como pastores sabemos que tenemos la grave responsabilidad
de no ser cómplices de este sistema asesino y genocida que
provoca víctimas. |
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