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Imágenes que conmocionaron

Los organismos de derechos humanos y la subsecretaria del área, Diana Conti, se horrorizaron ante los niños-policías.

Por Victoria Ginzberg

Las imágenes de los niños jujeños con uniformes camuflados conmocionaron a funcionarios y miembros de organismos de derechos humanos. La subsecretaria de Derechos Humanos, Diana Conti, anticipó que realizará un pedido de informes porque “la existencia de las escuelas de policía infantil es ajena a todo pensamiento democrático y contraviene el espíritu de la Convención sobre los Derechos del Niño”. Adolfo Pérez Esquivel dijo que el Servicio Paz y Justicia (Serpaj), que preside hará una presentación judicial ante la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), además de pedir explicaciones a las autoridades provinciales.
“Es realmente aberrante sólo pensar que la policía esté entrenando a niños para el uso de armas o preparación bélica. Ponen como pretexto que lo hacen para sacarlos de la droga pero es una patraña, no creo que los chicos que están haciendo eso hayan sido sacados de un instituto de rehabilitación. ¿Quién inventó esta siniestra operación de lavado de cerebro?”, se preguntó Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, y reclamó una investigación profunda sobre esta institución.
El director del programa de violencia institucional y seguridad ciudadana del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Gustavo Palmieri, afirmó que “es preocupante que la única manera en que la policía se relaciona con la sociedad sea incorporando la sociedad a sus normas, pero tal vez es peor que rotos otros canales de contención social –como la escuela– aparezcan en su reemplazo instituciones de corte militar”. Para Palmieri, la existencia de los niños policías adoctrinados por el teniente coronel retirado Horacio Gentiluomo plantea la cuestión del “abaratamiento y empobrecimiento” de los espacios de inserción social. “En vez de democratizar la escuela, que es una tarea pendiente, se la militarizó y es peor porque no tenemos una policía democrática, aunque si nuestras instituciones fueran democráticas no harían esto”, expresó el abogado.
La titular del Consejo Nacional de Niñez, la Adolescencia y la Familia, María Orsenigo, informó que se enteró de la existencia de las Agrupaciones de Policía Infantil a través de la oficina de protección de Derechos de Niños y Adolescentes del municipio de San Salvador de Jujuy, que recibió una consulta de una “escuela de policía” para realizar cursos sobre los derechos del niño. A principios de junio, María Adela Baldwin, capacitadora del Consejo en Jujuy, junto a representantes de gremios docentes y organizaciones no gubernamentales elevaron pedidos de informes a la Legislatura y al ministerio de Educación y no obtuvieron respuesta. “Mi impresión es que esto surge porque la población tiene necesidad de que los chicos tengan actividades escolares y extraescolares, y esto fue cubriendo un espacio que debe cubrir el Ministerio de Desarrollo Social y de Educación con la escuela, clubes, actividades de tiempo libre”, dijo Orsenigo. La funcionaria se quejó de que el gobierno provincial no otorga presupuesto para ejecutar programas de ayuda a los chicos y sí, en cambio, para que niños y jóvenes aprendan a hacer la venia.
“Es sumamente peligroso. Los chicos apenas tienen para comer y los quieren militarizar. Asumen un rol que no les corresponde”, afirmó Pérez Esquivel, preocupado porque el “reglamento unificador” que deben seguir los chicos policías establece que éstos se transforman en reservistas que podrían convertirse en instructores ad honorem.
Conti repudió la conformación de las agrupaciones que enseñan a los chicos a marchar con uniforme de combate y, como la mayoría de los consultados, citó la Convención de los Derechos del Niño, que en su artículo 38 establece que los Estados Partes deben abstenerse de reclutar en las Fuerzas Armadas a las personas que no hayan cumplido los 15 años de edad. “Del espíritu del tratado surge que tampoco pueden ser entrenados para eso. Probablemente estas escuelas de policía están cumpliendo una función social pero la socialización de los menores debe hacerse en ámbitos ajenos a lo bélico”, afirmó la funcionaria. Desde el Consejo de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, María Elena Naddeo recalcó que es preocupante que “en una provincia fronteriza con estados hermanos se transfieran los valores patrios a lo exclusivamente militar” y señaló que “hay que recordar que Jujuy, como otras provincias del norte, fue escenario de una inhumana represión, que no conoció límite de edad, centrada particularmente en los trabajadores de los ingenios de la zona”.

 

 

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