Página/12
en Bolivia
Por
Oscar Guisoni
Desde La Paz
Fue
una despedida patética a la que intentó disfrazársela
de adiós glorioso. Un Banzer apocado, calvo por los efectos devastadores
de la quimioterapia y que a duras penas pudo sostenerse en pie, apoyado
en una vara de misionero, presentó formalmente su renuncia a la
Presidencia de Bolivia, ayer en Sucre, la capital de la República,
cuando se cumplía el 176 aniversario de la independencia de Bolivia.
Es el final de cuatro años de gobierno democrático del último
de los dictadores de los años de plomo que permanece políticamente
activo en la región. Y es un The End forzado por un
cáncer galopante, que le fue diagnosticado a principios de julio
en el hospital militar Walter Reed de Washington, al que Banzer se dirigió
para una revisión de rutina y con la sospecha de que estaba afectado
por esta enfermedad terminal, que le ha tomado el pulmón y le ha
hecho metástasis al hígado.
Banzer llegó a Bolivia el sábado en un avión hospital
de los Estados Unidos, luego de que los médicos le permitieran
a regañadientes abandonar su lugar de internación. Ese mismo
día fue homenajeado en su ciudad de origen, Santa Cruz de la Sierra,
con manifestaciones organizadas por sus partidarios, que días antes
habían empapelado las ciudades bolivianas con unos carteles que
decían Mi general, Bolivia te saluda con amor, pagados,
al parecer, con dineros del erario público.
Se acaban así también 30 días de total incertidumbre
política, en los que el gobierno intentó por todos los modos
posibles ocultar la gravedad de la enfermedad del presidente, difundiendo
informes falsos o semi verdaderos y atacando duramente a la prensa que
se animaba a difundir versiones que, a la luz de los hechos, resultaron
mucho más cercanas a la verdad.
La batalla por evitar la renuncia la llevó adelante su entorno
más cercano. Los dinosaurios de su partido, que temen al que será,
a partir de hoy a las 16 horas, el nuevo presidente, Jorge Quiroga a
quien consideran un renovador de su partido y sin demasiadas simpatías
por los amigos del general, pusieron todas las trabas
políticas del caso y la familia más directa, sobre todo
su yerno Chito Valle, casado con su hija Patricia, trató de demostrar
que Banzer estaba diez puntos, mientras deshacían sus negocios
locales, vendían sus propiedades y preparaban la fuga a Miami,
ante la previsible falta de protección presidencial de sus presuntos
negociados llevados a cabo en los últimos cuatro años.
No lograron que se quedaran, pero sí que viniera a dejar en orden
el gallinero. Desde que pisó suelo boliviano, Banzer se reunió
con la Iglesia, con su principal aliado político, el ex presidente
Jaime Paz Zamora, del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) y con
los dirigentes de los otros partidos que integran la coalición
de gobierno, para dejarle allanado el terreno a Quiroga, que tendrá
las manos libres para armar un gabinete a su antojo, sin respetar las
antiguas cuotas de poder que regían durante la administración
del anciano ex dictador.
A su vez, aseguró que no dejará la jefatura de su partido.
Esta es una garantía indispensable para el sector de los dinosaurios,
sumamente preocupados por la ausencia de una figura presidenciable para
las elecciones del próximo año y que hicieron temer a Quiroga
una división irremediable de ADN en caso de que el partido quedara
totalmente en sus manos.
En su discurso pronunciado en Sucre, ayer a las 10 de la mañana,
Banzer construyó su propio epitafio. Dio a entender, elípticamente,
que no se arrepiente de haber protagonizado una de las dictaduras más
largas que sufrió Bolivia en el siglo XX (entre 1971 y 1978), aunque
pidió perdón aaquellos a los que su gobierno de facto pudo
haber afectado (Así son los tiempos violentos,
se justificó). Y trazó un breve balance de sus últimos
cuatro años en el poder, en los que logró sacar a Bolivia
del circuito de la cocaína erradicando los cultivos excedentarios
destinados al narcotráfico. Reformó la Constitución
y logró un alivio de la deuda externa a través del programa
HIPC de reducción de deuda para los países extremadamente
pobres. Aunque sus opositores también señalan que no pudo
afrontar con éxito la crisis económica que se desató
en el país en el 99, producto de la caída de las economías
asiáticas y que se agudizó en el último bienio, gracias
a las dificultades que sufrieron Brasil y Argentina, economías
con amplio grado de influencia en Bolivia. Durante su gobierno, el país
entró en la peor crisis social y política desde que regresó
la democracia, en 1982. Afrontó dos duras rebeliones indígenas,
en abril y septiembre del año pasado, y su coalición fue
un verdadero nido de víboras, que jamás funcionó
como un gobierno unificado.
Triste y solitario final para el dictador que intentó demostrar
que también podía ser un demócrata.
Claves
-
Aquejado de un cáncer de hígado con serias complicaciones,
el presidente boliviano Hugo Banzer renunció ayer a su cargo.
Hoy asumirá oficialmente su vicepresidente, Jorge Quiroga.
- En su discurso de despedida, Banzer hizo un balance de su carrera
política, como dictador (1971-1978) y posteriormente como el
político que consiguió alianzas de partidos completamente
opuestos para llegar al poder en 1997, por las urnas y tras ser candidato
cinco veces.
- Banzer conservará el liderazgo de su partido, la Alianza
Democrática Nacionalista (ADN), como una forma de dirimir el
conflicto entre los sectores jóvenes, liderados por Quiroga,
y los más ancianos, conocidos como los dinosaurios,
que lo acompañaron desde los tiempos de la dictadura. |
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