Por
Diego Fischerman
La
música sefardí ha supervivido a distancias inmensas, geográficas
y temporales. La aventura del violagambista catalán Jordi Savall
y de su grupo, Hespèrion XXI, pasa por imaginarse, a partir de
las fuentes existentes en la actualidad, cómo podrían haber
sonado esas canciones en la España medieval. O, mejor, una suerte
de recuperación de la Iberia multicultural (cristiana, judía
y musulmana) anterior a los Reyes Católicos. El nombre con el que
bautizan el programa que harán hoy y el jueves a las 20.30
en el Teatro Avenida de Buenos Aires (Av. de Mayo 1212) alude a esa característica.
Con el título de El Paraíso Perdido, el grupo que hace treinta
años revolucionó la manera de interpretar la música
antigua agrupa una selección de cantigas de Alfonso El Sabio (una
de las colecciones de música y poesía medieval más
extraordinarias que existen) y música sefaradí.
Junto al violagambista que hizo célebre a su instrumento en la
banda de sonido de Todas las Mañanas del Mundo (donde Gérard
Depardieu hacía de Marin Marais) actuarán su mujer, la soprano
Montserrat Figueras, como cantante, la hija de ambos, Arianna Savall,
en arpa medieval, el percusionista Pedro Estevan, Begoña Carrión
en salterio y quanun, Ken Zuckerman en sarod, Driss el Maloumi en oud
y el virtuoso flautodulcista argentino Pedro Memelsdorff. Instrumentos
de diverso origen y, también, prácticas interpretativas
hoy distanciadas. De lo que se trata, para Savall, es de recuperar la
libertad, la creatividad y la improvisación que, según lo
que puede inferirse de lo que queda de esas tradiciones, formaba parte
habitual del hacer música. El otro concepto que Savall defiende,
frente a la idea de autenticidad que suele pregonarse junto
a la interpretación con instrumentos originales, es el de verosimilitud.
Hoy a la noche, también, subirá a escena, en el Teatro Colón,
la ópera Attila, de Giuseppe Verdi. Con nuevas funciones el viernes,
domingo, martes 14 y jueves 16, esta obra temprana de Verdi en la
que aparecen, como en muchas de sus composiciones, sus obsesiones políticas
y sus reflexiones acerca del despotismo y la tiranía tendrá
un elenco magnífico, encabezado por el bajo Samuel Ramey, Andrea
Gruber y Marcus Haddock, con régie de Roberto Oswald y vestuario
de Aníbal Lápiz. Pero la semana musical está lejos
de agotarse allí. Porque mañana, el jueves y el sábado
habrá otro peso pesado. La Filarmónica de Israel, dirigida
por Zubin Mehta, dará dos conciertos para el Mozarteum Argentino
y un tercero para un grupo de cinco instituciones benéficas judías
identificadas con el nombre común Unidos y Solidarios. Mehta, probablemente
el director de orquesta más popular del mundo clásico, en
gran parte por su tarea junto a los 3 Tenores, vuelve a Buenos Aires con
la misma orquesta que deslumbró en 1993 en el Colón y con
la que protagonizó un fenómeno de masas en el 97, cuando
se presentó en el Hipódromo ante 100.000 personas. Mehta,
que ya había tenido otra experiencia con las multitudes porteñas
cuando condujo la Filarmónica de Nueva York en la 9 de Julio, interpretará
esta vez el Concierto para corno y orquesta de Richard Strauss, la suite
El Mandarín Maravilloso de Béla Bartók y Sheherezade,
de Nikolai RimskyKorsakov (mañana), la Sinfonía Nº
1 de Beethoven y la Nº 5 de Gustav Mahler (el jueves) y nuevamente
la Primera de Beethoven, junto a su célebre Novena en el concierto
del sábado.
Música
ligera
El Ciclo Harmonia que auspicia la Fundación Cultural
Coliseum presenta en la cuarta fecha de su décimoquinta
temporada a la Wiener Johann Strauss Capelle, bajo la dirección
de Michael Tomaschek. Esta orquesta, fundada en 1824 por Johann
Strauss I, fue refundada en 1977 para brindar nueva vida a los tradicionales
valses vieneses y a todo ese repertorio de salón que une
una muy correcta escritura orquestal con el espíritu de danza
(algo decadente, por cierto) de las fiestas burguesas y cortesanas
de la antigua capital imperial a principios del siglo pasado. Ayer
a la noche fue el debut, con un repertorio enteramente dedicado
a valses y polkas y hoy a las 21, en el Teatro Coliseo, se presentarán
nuevamente con un repertorio que incluye la Obertura de El rapto
en el serrallo, K. 384, y el Concierto en La mayor para clarinete,
K. 622, (con Reinhold Brunner como solista) de Wolfgang Amadeus
Mozart y la Obertura de la opereta Una noche en Venecia, Pizzicato
Polka, Donde florecen los limones, Vals Op. 364, Tritsch Tratsch,
Polka Op. 214, Sangre vienesa, Vals Op. 352, En Krapefenwaldl,
Polka francesa Op. 336, Voces de Primavera y Vals Op. 410, de Johann
Strauss II.
Folklore
reinventado
La cantante y percusionista Mariana Baraj trabaja en una línea
que podría emparentarse con los caminos iniciados por Liliana
Herrero (de cuya banda formó parte). De lo que se trata es
de tomar standards del folklore y abrirlos, llevarlos hacia otro
lado, desarrollarlos, mezclarlos, destruirlos y reconstruirlos,
aunque en este caso con una orientación algo más jazzística.
Junto a su grupo, conformado por el muy buen guitarrista Fernando
Tarrés (de vuelta de Estados Unidos, donde estuvo radicado
y grabó dos CDs), Jerónimo Carmona en contrabajo y
Sergio Verdinelli en percusión, estarán como invitados
Rodrigo Domínguez en saxo y Martín Iannaccone en cello.
En su concierto de mañana a las 21.30, en Notorious (Callao
966) interpretarán un amplio repertorio que incluye composiciones
del Cuchi Leguizamón, Dino Saluzzi, Ramón Ayala y
Raúl Carnota entre otros.
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HOMENAJE
AL MUSICO DE JAZZ BABY LOPEZ FÜRST
Para
recordar a un gran amigo
Un
dúo de pianos es más que un grupo de música. Jorge
Navarro y Baby López Fürst solían bromear frente al
público, en algunas de las seis temporadas consecutivas que llevaron
adelante en Opera Prima, diciendo a pesar de los rumores, sólo
somos buenos amigos. Y es que ambos, realmente, lo eran. López
Fürst murió hace un año. Y hoy Navarro, junto a otro
de los compañeros de ruta, Ernesto Acher (que había dirigido
una versión de Rhapsody in Blue de Gershwin en la que el dúo
tocó con orquesta), lo homenajeará en la sala Martín
Coronado del Teatro San Martín.
Baby fue un prodigio; su primera grabación la hizo con pantalones
cortos y ya era perfecto. Todo lo que tocaba estaba bien. Por supuesto
que después maduró, que su estilo se fue depurando, pero
nunca tocó mal, recuerda Navarro. Y transitó
todos los estilos, desde el dixieland hasta la fusión. En el homenaje
de hoy estarán representados todos esos momentos de su carrera,
incluyendo una orquesta dirigida por Ernesto Acher, con la que haremos
una adaptación para un sólo piano de lo que hacíamos
los dos. Navarro no puede evitar que se le note la tristeza cuando
habla del músico al que define como su hermano. Pero,
a pesar del dolor, asegura que prefiere recordarlo con felicidad. Entre
las muchas sensaciones posibles yo elijo la gratitud. Podría no
haberlo conocido. Podría haber tenido con él una relación
de lejos, de pasar a veces por los mismos lugares y saludarnos. Pero,
en cambio, por suerte lo conocí y toqué con él.
En el concierto de esta noche participarán, entre otros, el pianista
Manuel Fraga, el hermano de Baby, el violinista Héctor López
Fürst, Fats Fernández, Jorge González y Néstor
Astarita. Traté de que estuviera la mayor cantidad posible
de músicos que tocaron con él. Todos haremos dos temas porque
no hay nada peor que un concierto maratónico.
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