Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Torniquete para sangría de reservas y depósitos

El buscado paquete de ayuda
del FMI y el plan de Cavallo de pagar impuestos con bonos busca detener una fuga que pone en riesgo la Convertibilidad.

En tres días de agosto las
reservas bajaron 1415 millones.
La “calidad” de la Convertibilidad descendió al 87 por ciento.

Por Alfredo Zaiat

La urgencia por el auxilio financiero adicional del FMI expresado por el Gobierno en estos días y en forma dramática ayer por Domingo Cavallo se puede ahora traducir en cifras, difundidas por el Banco Central: en julio las reservas internacionales bajaron la friolera de 6650 millones de dólares, y en los primeros tres días hábiles de este mes (miércoles, jueves y viernes de la semana pasada) la sangría alcanzó a 1415 millones. El consecuente deterioro acelerado de la Convertibilidad hace más vulnerable al país, dejando el terreno preparado para aquellos operadores que especulan a la ruptura de la paridad cambiaria. En ese sentido, ayer se pactaron operaciones a futuro a un dólar cotizando a 1,45 pesos, valor que refleja el convencimiento de quien compra divisas a ese precio que Argentina devaluará su moneda. Y no son pocos: según estiman en el mercado, ya se concretaron ese tipo de contratos a futuro por unos 5000 millones de dólares.
La pérdida de divisas de las arcas del Banco Central deteriora la “calidad” de la Convertibilidad (reservas/circulante), índice que según los últimos datos disponibles se ubica en el 87 por ciento, cuando hace un par de meses se ubicaba en el ciento por ciento. Esto significa que por cada peso en la calle existe solamente 87 centavos de dólar billete como respaldo en el Tesoro del BC. Pese a esa proporción, la relación 1 a 1 de la Ley de Convertibilidad se mantiene porque los 13 centavos restantes se integran con títulos públicos y otros activos.
La asistencia extraordinaria que Cavallo espera del FMI por no menos de 6000 millones de dólares se destinarían en su totalidad a recomponer esas reservas. Y de esa forma fortalecerse ante el ataque especulativo que existe contra el peso. Para frenar el embate contra los títulos públicos, alentado por los financistas que apuestan al default de la deuda argentina, Cavallo lanzó ayer el operativo “pagar impuestos con bonos” (ver página 9). Ambos recursos, el crédito del FMI como esa peculiar capitalización de deuda, tienen un único y excluyente objetivo: bajar el riesgo país y, de esa forma, tranquilizar a los ahorristas.
Ese indicador que se ha convertido en el termómetro de la crisis cerró ayer a 1580 puntos, en una jornada con acciones líderes que avanzaron en promedio 1,6 por ciento. A ese nivel de riesgo país la corrida de depósitos no se detiene, fuga que es lo que ahora está desesperando a Cavallo y banqueros por igual. Durante la semana pasada, los depósitos bajaron 1332 millones, equivalente a 1,7 por ciento del total. Ritmo de fuga que es insostenible en el corto plazo para el sistema pese a la solvencia y reservas de liquidez que todavía poseen los bancos. En ese contexto es donde aparecen los miedos a un congelamiento o confiscación de depósitos, medida que ha sido desmentida diariamente por el Gobierno, reconociendo así el temor cierto de los ahorristas. La desesperación de las entidades por retener los depósitos del sector privado en pesos y en dólares (el viernes, último dato disponible del BC bajaron 547 millones) las impulsó a ofrecer tasas de interés muy elevadas. En promedio, la tasa para plazos fijos en pesos se ubicó en el 31,6 por ciento anual, ascendiendo al impresionante 43,9 por imposiciones de más de un millón. Para las colocaciones en dólares, la tasa se pactó hasta el 18,4 por ciento. Rentas que son para ganar el cielo financiero, si se supera la crisis, o para sumergirse en el infierno, que ya se sabe de qué se trata.

 

No rotundo a las “3D”

“Argentina no va a devaluar, no va a ir al default ni cambiar su moneda por el dólar”, enfatizó el ministro de Economía, Domingo Cavallo, intentando una vez más despejar los tenebrosos fantasmas que sobrevuelan la economía argentina. Antes, había sido el vocero del gobierno, Juan Pablo Baylac, quien había hecho el intento tras la reunión de gabinete de la mañana. “El Gobierno continúa con su decisión de sostener la política del déficit cero alejando al país de la cesación de pagos, de la devaluación y de la dolarización”, sostuvo entonces. Los mercados financieros, que con sus compras y ventas orientan el precio de los títulos de deuda argentina y en consecuencia la tasa de riesgo que paga el país, vienen descontando una próxima y futura devaluación, antes o después de un probable default.

 

La dolarización menemista

Los diputados menemistas Ana María Mosso y Javier Mouriño presentaron un proyecto de ley para derogar la convertibilidad y establecer al dólar estadounidense como “única moneda de curso legal”. De acuerdo con los legisladores, esto permitiría “evitar que la incapacidad y la desaprensión de unos pocos produzcan el naufragio definitivo del futuro de millones de argentinos”. Así se retomaría “el camino indicado por el presidente (sic) Carlos Menem, de total certeza en la paridad cambiaria, eliminando la canasta de monedas”, señalaron. Los diputados acusaron a la Alianza de haber “aniquilado la confianza” tanto interna como externa, motivo por el cual el país “ha perdido el crédito”.

 

OPINION
Por James Neilson

El nuevo comandante

Parecería que en la Argentina actual el representante más notable de la extrema izquierda niveladora es Roberto Alemann. Por cierto, de prosperar la convocatoria del “ultraliberal” a la movilización de “estudiantes, desocupados o jubilados” para que, una vez “entrenados”, se dedicaran a perseguir “casa por casa” a los evasores de impuestos que según el Gobierno y los gurúes económicos más escuchados se las arreglan para robar más de 25 mil millones de dólares anuales, el país experimentaría una redistribución del ingreso que sería decididamente más espectacular que cualquiera que haya sido planteada por los sindicalistas, piqueteros o políticos solidarios.Para colmo, no sólo sería cuestión de algunas semanas gloriosas de saqueo generalizado sino de la incorporación acaso definitiva de una fuente de financiación nueva que, por motivos es de suponer inconfesables, todos los gobiernos han preferido pasar por alto, resistiéndose heroicamente a las presiones del FMI, del Banco Mundial y de otras instituciones que, con ingenuidad, no entienden que lo que han estado reclamando es la eliminación lisa y llana de una tradición criolla tan entrañable que a juzgar por su conducta muchos “dirigentes” toman por un ingrediente imprescindible del ser nacional.Como es notorio, la Argentina se cuenta entre los países más corruptos del mundo. Esto quiere decir que, por comisión u omisión, buena parte de la clase dirigente, incluyendo a los sindicalistas de todas las centrales, ha sido cómplice de corruptos y por lo tanto es reacia a arriesgarse ensañándose con los amigos que nunca soñarían con aportar un óbolo al fisco aunque, eso sí, a sus integrantes no les tiembla la mano cuando se trata de reducir el déficit a costa de jubilados y estatales.El que ni siquiera en un momento de emergencia nacional, en que la supervivencia misma del país parece problemática, se haya consolidado un movimiento resuelto a emprender una campaña sin piedad contra los evasores, encarcelando a varios centenares por día, a pesar de que hacerlo no molestaría en absoluto a los mandamás del Primer Mundo, nos dice mucho sobre las características de los máximos responsables del desbarajuste que estamos viviendo.Puede que por lo común su retórica sea izquierdista o, cuando menos, progresista, pero en el fondo son tan conservadores que la mera idea de perseguir en serio a los que en Estados Unidos o Europa no tardarían en encontrarse entre rejas les parece tan exótica que, cuando un técnico visitante la sugiere, lo miran como si fuera un imbécil congénitamente incapaz de entender cómo se hacen las cosas en el mundo real.

 

PRINCIPAL