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CAVALLO BUSCA DEROGAR JUBILACIONES ESPECIALES
El privilegio de haber sido

Mientras el Ejecutivo avanza con el proyecto para eliminar por ley los regímenes jubilatorios especiales, los beneficiarios se refugian en la Justicia para defender sus privilegios.

Douglas Lyall, flamante titular de la Anses. Cavallo aprovechó su asunción para promocionar su proyecto.

Por Cledis Candelaresi

Si Domingo Cavallo consigue aval parlamentario, en poco tiempo más quedarían eliminados a través de una ley los regímenes jubilatorios especiales de embajadores, ministros y secretarios del Poder Ejecutivo, diputados, senadores, investigadores, científicos, docentes y jueces. Sistemas que, en rigor, ya fueron derogados por un decreto. La norma que anhela Economía, y en la que trabaja la cartera laboral, podría frustrar una larga serie de demandas judiciales de ex funcionarios que aspiran a cobrar su jubilación de privilegio, aunque dejaría intacto el beneficio de los que ya la perciben. El bloque de diputados de la Alianza habría hecho un primer guiño para trabajar en favor de este proyecto.
En 1994, durante su primera gestión en el Palacio de Hacienda, el ministro de Economía promovió el decreto 78/94 para dejar sin efecto todos los sistemas especiales, que permiten a aquellos funcionarios jubilarse a edad temprana y cobrando alrededor de 5000 pesos mensuales, muy lejos de los 344 pesos promedio del sistema. Desde entonces, todos deberían quedar amparados en el régimen general, creado por la ley de Solidaridad Previsional, que impide a la Anses desde ese mismo año otorgar haberes superiores a los 3100 pesos. Desde entonces, el único resquicio para acceder a un beneficio superior fueron los tribunales.
A contramano de la disposición del Ejecutivo, la Corte Suprema de Justicia hizo lugar a tres demandas contrarias al decreto, dos correspondientes a embajadores y una a un ex ministro del Supremo Tribunal. Este último caso es, quizás, el más controvertido, ya que las retribuciones judiciales están amparadas por el principio de “intangibilidad”: ningún otro poder puede alterarlas.
Aunque son apenas tres casos, esos pronunciamientos judiciales allanaron el camino para que prosperen las otros reclamos de ex funcionarios, que aspiran a jubilarse con el haber especial, muy superior al de la ley. Esta presión sobre los tribunales generó un conflicto institucional que bien puede sintetizarse así: el Ejecutivo considera derogadas las leyes de regímenes especiales que la Justicia considera vigente.
Para neutralizar aquella amenaza sobre las comprometidas finanzas del sistema previsional, Cavallo encomendó a la cartera laboral trabajar en un proyecto de ley que reafirme el contenido del decreto, derrumbando definitivamente los regímenes especiales. La iniciativa es, por ahora, más una decisión política que un proyecto con perspectivas ciertas de prosperar en el recinto, para lo cual los legisladores en actividad deberían resignar su derecho a percibir en el futuro una jubilación muy superior a los 3100 pesos que impone la ley 24.463.
Esta norma también impuso una escala de reducción para todas las jubilaciones superiores a ese monto e impidió a la Anses otorgar un beneficio que lo supere. En diciembre de 1999, esos recortes se hicieron mayores y, finalmente, el reciente decreto de ajuste rebanó en un 13 por ciento adicional el monto de los haberes ya recortados en las dos ocasiones anteriores.
Aún después de estas sucesivas podas, subsisten jubilaciones que en algunos casos rozan los 8000 pesos mensuales. Se trata de beneficios obtenidos legalmente, aunque resulten políticamente controvertidos porque en contraste son considerados como “altamente inequitativos”. Pero aún en el caso de que el proyecto de ley en el que trabaja el gobierno sea sancionado, muchos legisladores, jueces, ministros y demás hombres y mujeres que prestaron un servicio al Estado –aunque sea por poco tiempo y al margen de su desempeño– y hoy cobran por ello una jubilación privilegiada, seguirán haciéndolo. La nueva norma bloqueará la aspiración de quienes estén tramitando su jubilación o vayan a hacerlo en el futuro, pero no tendría efectos retroactivos. El radical Eduardo Santín admitió ayer que el bloque oficialista ya se puso a trabajar en esta propuesta, compromiso que por la tarde también subrayó la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich.

 


 

ORIGEN DE LA CRISIS, SEGUN MACRI
La culpa de los otros

El empresario Francisco Macri sostuvo ayer que el país está en crisis “porque hay un 70 por ciento de personas que no pagan sus impuestos y se trabaja en negro”, pero confió en que “si hay consenso político” y le permiten al ministro de Economía, Domingo Cavallo, aplicar su plan económico, entonces la Argentina “va a andar con éxito”. El accionista principal del Correo Argentino, empresa con una elevada deuda con el Estado por el canon (derecho de concesión) impago, pero que a la vez le reclama al gobierno una deuda por servicios prestados, opinó que “se pueden reducir los gastos, pero si no se aumentan los ingresos nunca vamos a alcanzar el déficit cero”.
“El mundo nos califica mal porque la sensación es que es muy difícil en la Argentina alcanzar el consenso para que el ministro Cavallo, en quien todo el mundo confía, pueda llevar adelante este programa de ajuste, que será duro, pero quizás corto y definitivo”, remarcó Macri. estas declaraciones fueron formuladas apenas 24 horas después de que anunciara que no podría pagar los salarios de julio porque el Estado no le abonaba una deuda de 100 millones de pesos. En tanto, el Estado nacional mantiene con el empresario una controversia por el incumplimiento del pago del canon comprometido al momento de la privatización, una deuda que ya suma 206 millones.
Macri agregó que “ante la crisis y la competencia desleal de los correos truchos” se encuentra en peligro el pago por parte de la empresa de los sueldos de los más de 21 mil empleados. Esto le representa al consorcio una erogación mensual de 17 millones de dólares en haberes y cargas sociales. Para dirimir estas controversias, las autoridades del Correo Argentino y los gremios se reunirán el viernes próximo en el Ministerio de Trabajo.
El empresario explicó que desde el inicio de la concesión “teníamos que invertir 100 millones de dólares, pero invertimos 380 millones porque encontramos una Encotesa totalmente destruida y con más de la mitad de las sucursales inoperables”, señaló. Por otra parte, “los potenciales socios estratégicos que pensábamos incorporar nunca pudieron tomar su decisión porque no podían ni siquiera interesarse en un país sin normas que reglamenten una actividad tan especial e importante”. “Si la solución es que el Estado anule la concesión, que así sea, y si es que venga otro concesionario, también: pero espero que se tome la mejor decisión”, concluyó.

 

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