Por Santiago Rodríguez
El próximo domingo el
radicalismo porteño pondrá en práctica uno de los
ejercicios más caros a sus sentimientos y su tradición:
la interna. Lo que van a elegir son autoridades partidarias y candidatos
a senador y diputados, aunque en juego está mucho más que
eso. La lista que postula a Rodolfo Terragno como senador toma la interna
como un plebiscito del rumbo asumido por Fernando de la Rúa. La
otra lista carga con una paradoja: su candidato principal, Facundo Suárez
Lastra, estuvo ajeno al delarruismo y participa de la Alianza porteña
como miembro del gabinete de Aníbal Ibarra, pero el armado de la
lista es obra de delarruistas y nosiglistas.
Lo que determinará el triunfo de unos u otros será la cantidad
de radicales que concurran a votar, ya que en las encuestas a los afiliados
que manejan ambos sectores, el opositor Terragno se impone ampliamente
a Suárez Lastra, pero el candidato del oficialismo gana en el caso
de que sólo se movilice el aparato, donde corre con
ventaja.
Los sondeos que los radicales encargaron a dos consultores con los que
habitualmente trabajan son contundentes a favor de la lista que lleva
a Terragno para el Senado, y el secretario de Salud porteño, Aldo
Neri, como primer candidato a diputado. La que solicitó la oposición
donde se alinean también Jesús Rodríguez y
el alfonsinismo le otorga una intención de voto del 69 por
ciento contra 18 del oficialismo. Delarruistas y nosiglistas no tienen
mejores datos: 12 por ciento para ellos contra 75 por ciento para sus
adversarios.
En ambos casos, sin embargo, los encuestadores fueron claros: esas cifras
deben tomarse como válidas en caso de que haya un alto caudal de
votantes; si vota nada más que la militancia, triunfa el oficialismo.
Es que se estima que delarruistas y nosiglistas que postulan a Rafael
Pascual como primer candidato a diputado manejan el 60 por ciento
del aparato radical porteño.
La estrategia de unos y otros está directamente relacionada con
lo que arrojaron los sondeos. Mientras la oposición llama a cuanto
afiliado puede para asegurar su voto, el oficialismo trata de promocionar
la interna lo menos posible. La hipótesis compartida es que por
encima de los 40 mil votantes del aparato la ventaja de Terragno
es de 8 a 2.
Unos 200 mil radicales están habilitados para votar, aunque la
incógnita es cuántos lo harán finalmente. El mayor
caudal de votantes en la historia del radicalismo se registró en
el 91. Entonces pasaron por las urnas unos 90 mil afiliados y hubo
una particularidad: la Coordinadora manejaba el 80 por ciento del aparato,
llevó a la gente a votar y sufrió una derrota aplastante
a manos de De la Rúa.
Mientras otros partidos han abierto sus internas, el radicalismo las mantiene
cerradas, sólo para sus afiliados. Fiel a su centenaria tradición,
la UCR porteña nunca cambió tampoco el horario de las 22
como cierre del comicio. La explicación original para que fuera
hasta esa hora era que los radicales eran aficionados a los caballos y
era entonces necesario esperar el cierre del programa de carreras.
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