Por Oscar Guisoni
Desde
La Paz
Bolivia tiene nuevo presidente.
Luego de que el general Hugo Banzer presentara el lunes su renuncia al
cargo, a causa del grave cáncer que lo aqueja, le llegó
la hora a Jorge Quiroga, quien asumió el mando en la ciudad de
Sucre, en una ceremonia que quedó opacada por la espectacular despedida
prodigada al ex dictador en la capital de la República.
Jorge Quiroga, Tuto, como lo conocen popularmente, es un joven
ingeniero industrial de 41 años, graduado en la Universidad de
Texas A&M, Estados Unidos. Está casado con la ciudadana norteamericana
Virginia Gillum (que será la primera dama yanqui boliviana, detalle
que ha inspirado al humor local durante los últimos días)
y lleva más de una década en los primeros planos de la vida
política boliviana. Liberal ortodoxo, ocupó el Ministerio
de Finanzas en 1990, durante la gestión del ex presidente Jaime
Paz Zamora, aunque en esos tiempos no ocultaba sus simpatías por
la Alianza Democrática Nacionalista, el partido que fundara el
general Banzer luego de que terminara su gobierno dictatorial, en 1979.
En 1993 fue elegido jefe de campaña de ADN y subjefe partidario,
en unas elecciones en las que Banzer era el candidato. ADN ganó,
pero Banzer no pudo asumir el cargo porque el candidato presidencial del
Movimiento Nacionalista Revolucionario, Gonzalo Sánchez de Losada
(que había salido segundo), se lo arrebató, en una jugada
de alianzas totalmente lícitas según la Constitución
local.
En el 97, Tuto fue elegido candidato a vice y esta vez el anciano general
pudo concertar con otros partidos su sueño de ser elegido presidente
democrático. Ahí comenzó el calvario de Quiroga.
Al ex dictador nunca le gustó que nadie le hiciera mucha sombra,
asé que se cuidó muy bien de ponerle coto a las ambiciones
de Tuto, que siempre fue percibido por los empresarios locales como un
hombre mucho más ortodoxo, en materia económica y, por lo
tanto, más proclive a sus reivindicaciones sectoriales.
Pero el mayor conflicto de su paso por la vicepresidencia tuvo que afrontarlo
Quiroga cuando estalló el escándalo Diodato.
Luis Marino Diodato es un oscuro ex militar italiano, que se casó
en Bolivia con una sobrina del general Banzer. Aprovechándose de
los lugares de privilegio que gozó la familia presidencial durante
estos últimos cuatro años, Diodato armó una especie
de servicio secreto privado, cuyas mayores preocupaciones eran asegurar
un negocio de casinos privados y que cometió un pecado de lesa
política: pinchó celulares y teléfonos, para tener
información útil al gobierno, pero se pasó de la
rosca y sus pinchaduras llegaron hasta la Embajada Americana y la DEA.
Los americanos descubrieron rápidamente que estaban siendo espiados
y destaparon el escándalo. En un operativo extraño, el que
participaron incluso los servicios de los amigos del norte,
Diodato fue hecho prisionero en Santa Cruz y permanece en prisión,
mientras espera ser juzgado, acusado incluso de tener contactos con la
mafia italiana y de participar del tráfico de narcóticos.
Fue uno de los mayores golpes a la administración Banzer. Tanto
es así que en un momento se llegó a especular con que el
presidente iba a renunciar. Fue en esa ocasión que Tuto se ganó
el mote de conspirador. Los banzeristas lo acusaron de haber estado detrás
del destape del escándalo, con obvias intenciones de asumir la
máxima magistratura.
Una anécdota curiosa, y nunca reconocida oficialmente, da cuenta
del odio que le tiene el entorno más cercano del General al nuevo
presidente boliviano. Cuando Banzer se ausentó, durante el año
pasado, por motivos de salud a Estados Unidos, Tuto cometió la
osadía de intentar entrar al despacho del ex dictador, lugar de
donde fue echado a sopapos por su hija Patricia.
Más allá de las anécdotas, es obvio que Quiroga ha
tenido que hacer estos días un gran esfuerzo por cerrar filas dentro
de su propio partido y ha tenido que ser el mismísimo Banzer el
que tuvo que calmar las aguas y pedirle a los dinosaurios
de ADN (como se conoce al sector más derechista del partido y que
está compuesto por dirigentes que tuvieron una activa participación
en su dictadura), que lo apoyen sin chistar. El general llegó a
gestionarle en estos días un visto bueno de sus aliados, para que
le permitan armar un gabinete a su imagen y semejanza.
Quiroga anunciará hoy quiénes lo acompañarán
en el año de gobierno que le queda por delante y en círculos
políticos locales se presume que pondrá especial énfasis
en designar tecnócratas, más que políticos, ya que
su principal desafio será sacar al país de la grave crisis
económica que lo azota desde hace tres años
|