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PASTRANA SUSPENDIO INDEFINIDAMENTE LA NEGOCIACION CON EL ELN
Donde pongo el ojo, mato el acuerdo

Bajo una fuerte presión militar,
y en medio de críticas cada vez más fuertes a su gestión �que termina en un año�, el presidente de Colombia suspendió ayer en forma sorpresiva la negociación con el guevarista ELN, segunda guerrilla del país.

Andrés Pastrana (der.) dialoga con Gustavo Bell, ministro de Defensa,
en la ceremonia de ayer.

Es oficial: Andrés Pastrana, presidente de Colombia, suspendió de forma indefinida las conversaciones con la segunda guerrilla del país, el guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), tras denunciar su “falta de voluntad” para alcanzar una mesa de negociaciones. El lugar del anuncio no fue elegido al azar: se realizó en la Escuela Militar de Cadetes, en la celebración del aniversario del ejército colombiano. La situación toma un rumbo incierto después de que una seguidilla de gestiones en Suiza y en Venezuela parecían auspiciar la reanudación del diálogo. Entretanto, empieza la cuenta regresiva del fin de su mandato, en medio de críticas de todos los sectores políticos del país.
Pastrana no dudó en decir que se trataba de una mala noticia a pesar de estar en medio de un festejo militar: “Infortunadamente, hoy tengo que contarle a la nación que los últimos acontecimientos relacionados con el proceso de paz con el ELN no son positivos y muestran la falta de voluntad de esa organización para avanzar en un proceso de paz. Ante estos hechos y ante la posición obstinada del Ejército de Liberación Nacional de mantener congelado el proceso, he determinado suspender las conversaciones con ese grupo guerrillero”. Y explicó los antecedentes de su posición: “Cuando todo avanzaba satisfactoriamente y se afilaban los últimos detalles para la pronta implementación y ejecución del proceso de paz, el ELN introdujo sorpresivamente elementos y condiciones ya superados, con lo cual se frustran los propósitos que estaban a punto de alcanzarse”.
El ELN había congelado desde el 19 de abril los contactos con el gobierno; su reinicio estaba supeditado a que éste cumpliera su promesa de desmilitarizar un territorio de 2000 km2 en el norte del país y que erradicara a los grupos paramilitares de extrema derecha que operaban en la región. La “zona de encuentro” reclamada está ubicada en los municipios de San Pablo y Cantagallo, en el departamento de Bolívar y fue exigida por el ELN para celebrar lo que ha llamado la “convención nacional”, una suerte de asamblea previa al proceso de paz, con la participación de distintos sectores políticos y sociales, para realizar un diagnóstico de la situación colombiana y formular soluciones. Entretanto, el gobierno solicitó al grupo de países amigos de la paz con el ELN –que integran Cuba, España, Francia, Suecia y Suiza– que oficiaran para “salvar el proceso”. También un comité de la sociedad civil que promueve el diálogo inició una serie de reuniones con los voceros de la guerrilla. Luego de estas gestiones, el gobierno y el ELN volvieron a reunirse, primero en Ginebra (Suiza) y luego en territorio venezolano –con el apoyo del gobierno de Hugo Chávez– con el fin de restablecer el diálogo. La negociación parecía encaminarse cuando el número dos del ELN, Antonio García, acusó –ante la prensa– al gobierno colombiano de buscar dilatar las conversaciones. Acto seguido, pronosticó que sería casi imposible iniciar un proceso de paz durante el mandato del presidente Pastrana, quien venía de un público fracaso al intentar, hace algo más de un mes, conseguir una tregua de la guerrilla para asegurar la realización de la Copa América de Fútbol. Por entonces, el ELN le retrucó que no estaban dadas las condiciones para parar el fuego.
Pastrana hace más de dos años que dialoga, sin un cese del fuego de por medio, con la guerrilla principal del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Sin embargo, el proceso no ha tenido, hasta ahora, muchos resultados concretos. Al referirse al ELN dijo haber hecho todo lo posible para lograr un acuerdo. “Incluso, para solucionar las dificultades planteadas, el gobierno presentó una serie de alternativas para iniciar el proceso de paz. Propusimos implementar la zona de encuentro (desmilitarizada) en forma gradual, realizar las negociaciones de paz en el exterior, reducir el tamaño de la zona de encuentro para facilitar el rápido inicio del proceso, modificar la ubicación de la zona de encuentro y, por último, planteamos la posibilidad de dar comienzo a las negociaciones en el exterior con miras a trasladarlas posteriormente a Colombia”, enunció detalladamente. Mientras tanto, a su gestión le llueven las críticas desde distintos sectores políticos pero ayer, al cumplirse su tercer año de mandato, no quiso dar todo por perdido: “Quiero reiterar hoy que sigo siendo un convencido de que la búsqueda de una salida política y negociada al conflicto es la única vía que nos conducirá a una paz sólida y duradera, y durante mi mandato hasta el último día siempre estarán abiertas al diálogo, pero el diálogo tiene un requisito previo que se llama voluntad”, subrayó. Al mismo tiempo señaló que la agrupación guevarista “rechazó sistemáticamente” las propuestas diseñadas por el gobierno, “poniendo así en duda su real voluntad de paz”. Las promesas de Pastrana que la infeliz experiencia de negociación con las FARC no se iba a repetir, parece ser hoy un presagio que se le volvió en contra.

 

Claves

Andrés Pastrana suspendió las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional    (ELN), la segunda guerrilla del país.
Acusó al grupo guevarista de no tener voluntad de diálogo.
Fue a contramano de lo que prometía la ronda de negociaciones en Ginebra y Venezuela    que reanudaron las conversaciones congeladas desde abril.
Eligió el Día del Ejército y la Escuela de Cadetes para anunciarlo.
Se cumple el tercer año de su presidencia y tampoco hay avances concretos con las    FARC.
Empiezan los balances sobre la administración Pastrana y todos los sectores políticos    coinciden en calificarlo como negativo.

 

HABLA JAVIER ZULUAGA, DE LA COMISION FACILITADORA DEL DIALOGO
“Puede haber habido presiones fuertes”

Por Verónica Gago

Javier Zuluaga es analista político de la Universidad Nacional de Colombia. Además, es miembro de la “Comisión facilitadora de diálogo con el ELN”. Ayer se encontraba en París, desde donde conversó con Página/12.
–¿Qué significa este anuncio de suspensión del diálogo con el ELN por parte de Pastrana?
–No sé nada sobre ese anuncio. ¿Fue hoy?
–Sí, lo hizo Pastrana en la Escuela Militar de Cadetes. Por eso le quería preguntar si esto revela un aumento en la presión política por parte de las Fuerzas Armadas...
–Realmente es sorprendente porque se había avanzado mucho con los contactos realizados en Ginebra el mes pasado. En esa ocasión, habíamos notado muy buena disposición de ambas partes. Pero en el país han venido ocurriendo una serie de cosas que pueden haber entorpecido todo este proceso.
–¿Cuáles fueron esas cosas?
–En primer lugar, el general Alejo Del Río, quien fue el antiguo comandante en la región de Urabá en la época donde allí ocurrieron las mayores masacres a manos de los paramilitares –y que gozaron de total impunidad–, había sido detenido precautivamente para ser indagado sobre sus relaciones con las fuerzas paramilitares y para investigar su intervención en esos hechos. Pero, anteayer, se ordenó su liberación. Otro elemento que complicó las cosas es que hace dos días el Presidente se refirió en términos muy duros a la radiografía que el Comandante de las Fuerzas Armadas, Fernando Tapias, hizo sobre la severa situación del orden público nacional, donde se mostraba un endurecimiento de las FF.AA. A todo esto, las Fuerzas Armadas aumentan su resistencia a que se defina una zona de encuentro con el ELN porque notan que las conversaciones con las FARC no han producido muchos resultados y no quieren que la situación se repita. Por toda esta situación, no debe descartarse que haya habido presiones muy fuertes.
–¿Cuáles son, ahora, las perspectivas del proceso de negociación con el ELN?
–Al gobierno de Pastrana se le redujo su margen de maniobra política; por un lado, por los resultados negativos que hicieron como balance de su gestión todos los sectores y, por otro, por el poco tiempo que le queda de mandato. Nuestra labor como “Comisión facilitadora del diálogo” es seguir insistiendo en que se avance con las negociaciones con ELN y que, antes de terminar su período de gobierno, se logre definir una zona de encuentro.
–¿Y cuáles son las perspectivas de las conversaciones con las FARC?
–El mayor éxito con las FARC ha sido sostener la zona de encuentro y las conversaciones de negociación. Pero realmente en lo único que se ha avanzado hasta el momento es acordar la Agenda para la Nueva Colombia y alcanzar el Acuerdo de Intercambio Humanitario por el cual se soltaron los soldados que estaban en poder de las FARC. Pero no más.
–¿Qué agrega a este escenario la política de fumigaciones contra los narcocultivos promovida por el Plan Colombia?
–La política de fumigaciones impuesta por Estados Unidos a través del Plan Colombia –y que la administración Pastrana intenta imponer– perjudica a todos. Especialmente porque crea las condiciones que favorecen el respaldo político a las guerrillas.

 

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