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COBRARIAN EN BONOS Y EN CUOTAS IMPUESTOS VENCIDOS
Que se vengan los morosos

Ingresos Públicos analiza flexibilizar aún más el régimen de pago de deudas de impuestos en bonos: también permitiría que se haga en cuotas. De hecho, lo convertirá en otra moratoria.

José María Farré, secretario de Ingresos Públicos. Buscando nuevas alternativas.

Por Raúl Dellatorre

No hubo precisiones acerca de los mecanismos de liquidación de deudas impositivas con bonos, a pesar de que se esperaba que la Secretaría de Ingresos Públicos las diera anoche a última hora. Domingo Cavallo informó, en conferencia de prensa, que recién hoy estarían listos los decretos para la firma del Presidente. Sólo posteriormente se prepararán las normas reglamentarias. Es que a lo largo de toda la jornada de ayer se sucedieron los rumores, hubo infinidad de consultas y hasta idas y vueltas en el criterio oficial sobre los alcances y la forma de cancelación de impuestos con títulos de la deuda. Según la última versión circulante anoche, el pago de deudas impositivas y previsionales vencidas al 30 de junio pasado podrá hacerse en bonos y, además, en cuotas, para hacer posible que un mayor número de contribuyentes pueda acceder a dicha facilidad. De hecho, estas condiciones convertirán a la propuesta en una suerte de moratoria.
Entre los consultores impositivos existe cierto consenso en que la alternativa de compra de bonos para cancelar impuestos futuros (del año que coincida con el de vencimiento del cupón) es válida sólo para grandes empresas y preferentemente operando en mercados cautivos. El requisito es tener capacidad financiera suficiente para inmovilizar un capital en títulos y, además, cierta certeza de que tendrá en los próximos años ventas que justifiquen el pago del IVA y utilidades que den lugar al pago del impuesto a las ganancias. En cambio, la alternativa de saldar impuestos vencidos con bonos parece ser del talle de las medianas y pequeñas, además de alguna grande con incumplimientos fiscales por problemas financieros.
Conforme a estimaciones oficiosas, la DGI acumula hoy créditos por morosidad en obligaciones impositivas y previsionales por más de cinco mil millones de pesos. A ello se suman otros 15 mil millones que corresponden a deudas en gestión judicial. Pero de este último monto, más de la mitad resultaría incobrable por insolvencia del deudor. De todos modos, frente a estas cifras inusualmente altas de deudas tributarias, se esperaba que “la AFIP hiciera algo”, según repitieron diversos consultores impositivos. Pero no todos están convencidos de que la fórmula de resolver en simultáneo el problema impositivo y la baja cotización de los bonos de la deuda vaya a dar un buen resultado.
“El primer efecto que se logró es negativo, y es que todo el mundo dejó de pagar sus impuestos hasta ver de qué se trata este nuevo mecanismo”, señaló a este diario el titular de un estudio impositivo mediano con buenas vinculaciones en la DGI. Por otra parte, hay cierto escepticismo acerca de que la “convocatoria” a cancelar deudas impositivas y previsionales, aun con títulos devaluados, tenga mucha receptividad. “No veo posibilidades de que sean demasiadas las empresas que puedan afrontar el costo; se parte de la hipótesis falsa de que el grueso de los morosos no paga porque se está financiando al 3 por ciento con la plata de los impuestos: si no pagan es porque no hay plata, y no la tendrán tampoco para comprar un bono aunque sea al 60 por ciento de su valor”, explicó un especialista con varios clientes en dificultades financieras.
Algunos de estos problemas llegaron a oídos de José María Farré y de sus asesores durante la jornada, lo que habría dado lugar a que se baraje la alternativa de la cancelación en cuotas, aunque con bonos, de la deuda vencida. “Para el que tiene una deuda vencida importante, el 60 por ciento (para comprar los bonos a su valor de mercado) sigue siendo una cifra importante, y difícilmente pueda acceder o quiera ir a un crédito bancario para pagar los impuestos”, comentó un analista empresario. La salida del pago en cuotas de la deuda consolidada se impone casi como una condición ineludible.
Sin embargo, no son pocos los que ven algunos inconvenientes a futuro para quienes acepten ingresar en la eventual moratoria. “Si el programa es exitoso, habrá demanda de bonos y a la segunda o tercera cuota el precio de mercado de los títulos se habrá acercado al valor nominal, lo cualequivale a un aumento de la cuota del 40 o 50 por ciento. ¿Quién va a recomendar meterse en un plan así?”, se preguntaba anoche un asesor impositivo de pymes.

 


 

SALDRA A CIRCULACION OTRO BONO POR 2000 MILLONES
La Nación emite, provincias pagan

Por Claudio Scaletta

El gobierno nacional tiene listo el decreto que habilitará la emisión de un Bono Federal para el pago de salarios y proveedores de los Estados provinciales. El monto a emitir será de entre 1500 y 2000 millones de pesos. El tope estará dado por las nóminas salariales de las provincias, las que también se utilizarán como parámetro para la distribución del nuevo papel. Adicionalmente, se emitirán certificados de garantía de deuda mediante los cuales la Nación reconocerá los 1200 millones que adeuda a las provincias, certificados que podrán ser utilizados como garantía para la emisión de nuevos bonos provinciales. En síntesis, quedará habilitada la circulación secundaria de más de 3000 millones de pesos en papeles y la coexistencia de bonos nacionales y provinciales.
Como parte del acuerdo con los gobernadores para la sanción del déficit cero, el gobierno nacional se comprometió a encontrar una vía de solución para las urgencias financieras de las provincias. En especial, para las más inmediatas, las salariales y el pago a proveedores. En una reunión mantenida entre los mandatarios provinciales y el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, se decidió delegar la búsqueda de consensos en dos negociadores “externos”. La Nación quedó representada por Horacio Liendo y las provincias por el ex secretario de Programación Económica de Roque Fernández, Rogelio Frigerio. Sin embargo, frente a la corrida especulativa que sufrió la Argentina –el gobierno descubrió que en “los mercados” existen especuladores recién la semana pasada–, los acontecimientos se precipitaron. Desde Economía decidieron entonces dejar de lado a los negociadores y sus tiempos para salvar más rápido las diferencias. Según reconocieron a este diario algunos de los participantes en las tratativas previas, el decreto que se encuentra a la firma de Fernando de la Rúa es “secreto”. No obstante, su contenido ya es conocido por los gobernadores. En líneas generales:
u Habilita la emisión de un Bono Federal para el pago de salarios y a proveedores que, de acuerdo a las fuentes consultadas, alcanzaría un monto de entre 1500 y 2000 millones.
u Permite otorgar certificados de deuda a las provincias para saldar los 1200 millones que no se coparticiparon por el aumento del IVA del 18 al 21 por ciento, medida dispuesta en 1995 durante la crisis del Tequila. Estos certificados podrían ser utilizados por las provincias como garantía para la emisión de títulos propios.
En síntesis, el Bono Federal no reemplazará a los papeles emitidos (y a emitir) por las provincias, sino que convivirá con ellos. Los argumentos que justifican el inminente neofestival de bonos son una ampliación de la base monetaria para evitar que la restricción de circulante actúe deprimiendo aún más la demanda y, por lo tanto, dificulte la reactivación de la economía. Las cifras en danza suponen una emisión secundaria que alcanzará alrededor del 25 por ciento extra sobre la circulación monetaria actual, la que alcanza los 12.767 millones. Desde el Palacio de Hacienda tienen la subjetiva impresión de que lo peor de la crisis ya pasó y que la tarea ahora es concentrarse en la reactivación. Resta esperar que no ocurra lo que señala la literatura sobre teoría monetaria, es decir, que los actores económicos se den cuenta de que existe mayor circulante para una misma masa de producto dando lugar al ajuste entre ambas magnitudes y por lo tanto a la inflación, en este caso: el desagio de los bonos.

 

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