Por Eduardo Tagliaferro
En la causa por la venta ilegal
de armas, la detención de Carlos Menem y la suma de acontecimientos
posteriores llevaron a la postergación de muchas actividades procesales.
Entre éstas, el juez federal Jorge Urso tiene pendiente de resolución
el pedido formulado por el fiscal Carlos Stornelli para que reclame a
la Justicia cordobesa que se inhiba de seguir adelante con la investigación
de la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero. El
fiscal entiende que el hecho fue realizado por la asociación ilícita
que vendió las armas argentinas a Croacia y Ecuador y por lo tanto
debería anexarse a la causa que se instruye en Comodoro Py. La
postergación, sin fecha, de la audiencia a la que hoy debía
asistir el ex secretario general de la Presidencia Alberto Kohan es una
consecuencia colateral de la suma de esas tareas pendientes. En tribunales
no descartan que la nueva citación a Kohan no sea en calidad de
testigo sino de imputado.
La Justicia cordobesa entiende que las dos explosiones ocurridas en Río
Tercero, en noviembre del 95, fueron un hecho accidental. En las
investigaciones llevadas adelante por Urso, la planta militar aparece
ocupando un papel destacado en el entramado de la venta ilegal de armas.
Allí se concentró el armamento procedente de unidades militares
de todo el país. Armas que luego de reacondicionadas fueron embaladas
en containers que terminaron en el puerto de Buenos Aires.
En el expediente también quedó acreditado que dos operarios
de la planta cordobesa viajaron a Croacia, para enseñarle a las
tropas croatas el uso de los cañones Citer. Varios operarios confirmaron
que en Río Tercero se clonaron piezas de los cañones italianos
Oto Melara que fueron vendidos a los Balcanes. La duplicación de
piezas respondió al intento de rehacer algunos de los ocho cañones
que se habían comprado en 1968, con la expresa condición
de no ser revendidos a otros países.
De probarse que las explosiones respondieron a un hecho intencional, los
procesados por Urso verían complicada su situación procesal,
ya que además de los delitos por asociación ilícita,
malversación de los bienes del estado y falsedad ideológica,
sumarán la responsabilidad por los siete muertos y trescientos
heridos que produjo la voladura.
La sombra del Jefe
Es difícil pensar que el sentimiento que embargó a Alberto
Kohan luego de conocer que Urso postergaba la audiencia de hoy haya sido
de tranquilidad. De las diligencias que tienen pendientes los funcionarios
judiciales a cargo de las investigaciones por la venta ilegal de armamento,
pueden desprenderse elementos que modifiquen la situación del ex
secretario de Carlos Menem. Así es que, de ser llamado como testigo,
podría terminar siendo otro imputado. Los tiempos los tiene
que definir la Justicia, había sido la respuesta del geólogo
cuando se enteró que sería el primer funcionario de Menem
llamado por la Justicia luego de que el menemismo abandonara el gobierno.
Había pasado tan sólo una semana y la jueza María
Romilda Servini de Cubría quería conocer la real vinculación
que unía a Kohan con el magnate saudita Gaith Pharaon, en el caso
por lavado de dinero del liquidado Banco de Crédito y Comercio
Internacional (BCCI).
En la causa por la venta de armas, la situación de Kohan se complicó
luego de que el ex brigadier Tomás Medina declaró que se
entrevistó en dos ocasiones con Carlos Menem para concertar la
venta de dos submarinos a Taiwan. En la segunda visita a la Rosada, sin
que yo le efectuara comentario alguno dijo el brigadier en su declaración
ante Urso (Menem), me dijo que ya estaba al tanto del problema que
habíamos tenido y que el referente dejaba de ser (Karim) Yoma y
pasaba a ser Kohan. Luego de ese encuentro, el brigadier admitió
que lo atendió Hugo Martínez Viademonte, secretario de Kohan.
En su largo testimonio, Medina declaróque continuó encontrándose
con Martínez Viademonte y de la mano de éste llegó
a reunirse con Carlos Tórtora en la SIDE. Al recordar esa reunión,
afirmó que Tórtora me hizo referencia de que junto
con Kohan estaban tratando de armar ese tipo de negocios de comercialización
de armamentos con la idea de crear una empresa privada que se hiciera
cargo de la actividad que hasta ese momento realizaban las empresas militares.
La sombra de Kohan ya había aparecido en las investigaciones cuando
la venta de fusiles a Ecuador había involucrado a un amigo suyo:
el suicidado capitán de navío Horacio Estrada. Miembro de
los grupos de tarea de la ESMA y de buena llegada al ex almirante Emilio
Massera, Estrada se incorporó a la FEPAC de la mano de Kohan. Allí
se ocupó de los equipos que realizarían la propuesta para
el área de Defensa. En la FEPAC, junto a Estrada participaron el
ex oficial naval, Carlos Cañón y uno de los hombres fuertes
de la ESMA y del proyecto político del masserismo, Jorge Radice.
Por si fuera poco para Kohan, Stornelli en su acusación recordó
que Domingo Cavallo escribió en El peso de la verdad, que era idea
de Kohan que siempre habría una empresa privada dispuesta
a asumir la responsabilidad de la triangulación, sin que se arriesgara
el prestigio argentino. Kohan tiene motivos para estar preocupado.
Durante muchos años fue la sombra del Jefe y puede llegar a compartirla
con él.
Un coronel vs. Sarlenga
El coronel Edberto González de la Vega continuó
ayer con la estrategia judicial que habían marcado los abogados
defensores de Carlos Menem: disparen sobre Luis Sarlenga. Sarlenga
trocó su libertad por el encierro de otros, dijo González
de la Vega al juez Jorge Urso. Acompañado de su abogado,
Juan Torres Bande, confeso seguidor del neonazi Alberto Biondini,
el coronel negó las declaraciones que lo involucraban en
las reuniones en las que se definía la venta de fusiles a
Ecuador.
En sus largas confesiones, Sarlenga, ex interventor en Fabricaciones
Militares, había admitido que como no entendía nada
de armas concurría a estos encuentros acompañado por
González de la Vega. El coronel, que se desempeñaba
como ex director de Coordinación Empresaria de FM, también
es investigado en la causa de Julio Speroni en el fuero penal económico.
Por esas actuaciones incluso le tocó estar detenido en la
guarnición militar de Campo de Mayo. Por si fuera poco, el
coronel también está acusado en la causa cordobesa
por la voladura de la planta militar en Río Tercero.
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