Tras la difusión de un
informe de la FDA el organismo norteamericano dedicado al control
de medicamentos y alimentos que vinculó una droga usada para
disminuir el colesterol con 31 muertes, el laboratorio Bayer decidió
ayer retirar del mercado mundial su medicamento Lipobay, cuyo componente
principal es la cerivastatina, la sustancia de la discordia. En la actualidad,
6 millones de personas en más de 80 países se encuentran
en tratamiento con esta medicina, aunque los casos fatales se produjeron
al combinarse la cerivastatina con otra droga utilizada para el colesterol,
el gemfibrozil. En Argentina, Bayer comenzó ayer a retirar el medicamento
de las farmacias, al igual que Bagó, que comercializa la droga
bajo el nombre de Braxan. Por su parte, la ANMAT anunció que a
partir de hoy la cerivastatina ingresará en la lista de las sustancias
prohibidas (ver aparte). La noticia repercutió duramente en las
finanzas de Bayer, provocando la caída de sus acciones en la Bolsa
alemana, y una merma en sus proyecciones de ganancias para este año.
La cerivastatina, comercializada mundialmente con el nombre de Lipobay
(salvo en Estados Unidos, donde se conoce como Baycol) desde 1997, forma
parte de la familia de las estatinas. Estas sustancias inhiben la
síntesis del colesterol, en particular en el hígado. Esto
provoca que el hígado absorba el colesterol del torrente sanguíneo,
disminuyendo la acumulación de grasas en las paredes de las arterias
y las venas, explicó a Página/12 el doctor Pablo Werba,
jefe de la sección de Lípidos de la Fundación Favaloro.
El informe de la FDA indica que los casos fatales de rabdomiolisis
una severa afección muscular asociados al tratamiento
con Baycol (Lipobay) han sido reportados más frecuentemente que
para otras estatinas aprobadas por esa entidad. De las 31 personas
muertas por esta patología en Estados Unidos, 12 estaban en tratamiento
paralelo con gemfibrozil, una droga de la familia de los fibratos que
equilibra los triglicéridos.
La debilidad y el dolor musculares son acciones colaterales frecuentes
de los medicamentos hipocolesterolémicos; si un paciente los experimenta
y se lo comunica a su médico a tiempo, reduciendo las dosis o modificando
el tratamiento deberían aliviarse estos síntomas, o desaparecer,
indicó Werba. Sin embargo, si el paciente no recurre al profesional,
estas dolencias derivan en un cuadro severo: la rabdomiolisis, que es
la liberación de mioglobina en la sangre a partir de la destrucción
de las células que integran el músculo, añadió.
Además de las 31 muertes registradas en Estados Unidos, otros 4
casos fatales se registraron en España hace unas semanas. Estos
motivos llevaron a Bayer a retirar el Lipobay de las farmacias, salvo
en Japón, donde no se comercializa el gemfibrozin. Cuando
se observaron las primeras patologías modificamos los prospectos,
advirtiendo explícitamente que la combinación de estos medicamentos
causaba acciones colaterales, señaló a este diario
Mariano Botas, gerente de Relaciones Institucionales de Bayer Argentina.
Se notó una reducción de las prescripciones de ambas
sustancias en forma conjunta, pero todavía quedaban pacientes en
tratamiento con Lipobay y gemfibrozil, lo que ponía en riesgo su
salud. Por eso decidimos retirar el producto del mercado, agregó.
La movida le costará al gigante de la farmacéutica unos
cuantos miles de dólares: el Baycol/Lipobay le reportó a
Bayer 636 millones de euros el año pasado, pero los mil millones
de ganancia que se esperaban para este año quedaron en el recuerdo.
Ayer, tras la noticia del retiro del medicamento, las acciones de la empresa
alemana cayeron un 9 por ciento, alcanzando los niveles más bajos
de cotización en un año y medio.
A pesar de los casos de rabdomiolisis fatal registrados en el mundo, Werba
y Botas coincidieron en que la noticia no debe ser motivo de alarma para
los pacientes que se tratan con este medicamento. Las estatinas
son productos extremadamente útiles para el tratamiento del colesterol;
de hecho, han contribuido a disminuir notablemente la mortalidad en pacientes
cardíacos. La principal premisa radica en usarlos con cautela,
consideróWerba. Los 3000 pacientes que se tratan en la Fundación
Favaloro por problemas de colesterol están medicados con estatinas.
La gente no tiene que dejar de tomarlo, ni debe preocuparse de manera
extrema si no lo usa en combinación con el gemfibrozil. Siempre
deben consultar al médico, que es el más adecuado para decirle
qué hacer, indicó, por su parte, Botas. Tanto Bayer
como Bagó están retirando sus productos con esta droga del
mercado local, y se calcula que la tarea estará finalizada en unos
días. Por el momento, el retiro es temporario. Ahora nos
espera un largo período de estudio, concluyó Botas.
La decisión
de la Anmat
Por P.L.
Hemos suspendido la comercialización de la cerivastatina
en todo el país, anunció a este diario Bernardo
Pallavicini, interventor en la Anmat (Administración Nacional
de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica). El
funcionario señaló que la cerivastatina podría
tener efectos colaterales un poquito superiores a las otras estatinas:
esto todavía no ha sido verificado pero, ante las muertes
en Estados Unidos y España, ante un posible riesgo sanitario,
se decide la suspensión.
De todos modos Pallavicini (que además es cardiólogo)
destacó que las estatinas han demostrado enorme utilidad
en disminuir las enfermedades coronarias; infinidad de pacientes
son tratados con ellas. Su descubridor, Michael Brown, hace 25 años,
recibió por esa causa el Premio Nobel.
Pallavicini observó que nuestro sistema de farmacovigilancia
no ha detectado ningún fallecimiento por efectos de estatinas
y destacó que estos medicamentos no deben ser asociados
con otras drogas para bajar los lípidos.
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EL
USO DE MEDICAMENTOS PARA BAJAR EL COLESTEROL
Los pros y los contras de las estatinas
Por Pedro Lipcovich
La cerivastatina ya está
fuera del mercado de medicamentos en la Argentina, pero siguen vigentes
las preguntas que su caso suscita: ¿qué riesgo entrañan
las restantes estatinas, los fármacos de la misma familia contra
el colesterol? ¿Para quiénes son más peligrosos?
¿En qué casos se justifica tomarlos? Como se verá
en esta nota, no en todos los casos y, sobre todo, no con la ilusión
de eludir el precio del estilo de vida y de alimentación que cada
uno elija seguir. Y hay más preguntas: ¿por qué estos
efectos se detectan recién años después de que el
medicamento se puso a la venta? La respuesta, en el final de esta nota,
mostrará qué precios puede tener que pagar un país
que delega en otros su sistema de farmacovigilancia.
Todas las estatinas, que son seis, producen un porcentaje mínimo
de rabdomiolisis y en todas ha habido alguna muerte por esa causa admitió
Ricardo Esper, profesor de la UBA y representante de la World Heart Federation:
pero no hay medicamento que no tenga efectos secundarios. Y las estatinas
son muy útiles porque, al bajar el colesterol, reducen hasta en
un 30 por ciento la probabilidad de accidentes vasculares, que a su vez
causan más de la mitad de las muertes en Occidente.
¿Todo quien tenga colesterol elevado debería tomar remedios
para bajarlo? Esper ofreció dos ejemplos contrapuestos: Un
hombre de 60 años que tiene el colesterol ligeramente elevado,
pero hace ejercicio físico (por lo menos, camina media hora diaria
sin detenerse a 5 kilómetros por hora, o sea 80 segundos por cuadra);
no padece hipertensión, sigue una dieta sana, no fuma ni tiene
sobrepeso: él no tiene mucho riesgo cardiovascular. En cambio,
si es gordito, no hace ejercicio, fuma, tiene estrés, hipertensión
y colesterol alto, está en alto riesgo. Por eso la indicación
debe ser: Los primeros tres meses, tratamiento no farmacológico;
si no mejora, otros tres meses de tratamiento no farmacológico
intensivo; recién entonces, si no mejoró, darle medicación.
Esa medicación consistirá en uno de los cinco fármacos
que, retirada la cerivastatina, se venden en el país. ¿Cómo
evaluar el riesgo que implica su consumo? Rodolfo Rothlin, titular de
farmacología en la UBA y consultor de la ANMAT, lo explicó:
El riesgo crece cuando aumenta la concentración del medicamento
en el organismo y esto puede suceder por varias causas: pacientes añosos,
que metabolizan menos; dosis elevadas; interacción con otros medicamentos
que reduzcan su metabolismo, como el genfibrozil con la cerivastatina.
Para quienes toman estatinas se indican hepatogramas de control cada cuatro
a seis meses. Los síntomas iniciales de la rabdomiolisis incluyen
dolor muscular, debilidad, fiebre, orina oscura, náuseas y vómitos;
a veces esos síntomas no se presentan a tiempo.
Más allá del tema de las estatinas, la pregunta es: ¿por
qué estos efectos adversos no se detectan antes de que los medicamentos
salgan a la venta? Rothlin explicó que cuando los efectos
adversos son de muy baja incidencia, pueden no detectarse en los estudios
clínicos previos, sobre miles de pacientes, pero sí en algunos
de los centenares de miles de personas que consumen el medicamento ya
aprobado. Por eso los países tienen sistemas de farmacovigilancia,
que deben actuar especialmente en los primeros dos años de comercialización
de un producto.
Claro que un buen sistema de farmacovigilancia forma parte de un buen
sistema de salud, y Rothlin mencionó un ejemplo inquietante: Por
muchos años, en muchos países, se comercializó el
indoprofeno, antiinflamatorio que llegó a estar entre los primeros
en ventas en la Argentina. A principios de los 80, el laboratorio
que lo producía decidió introducirlo en Gran Bretaña:
pero, a los siete meses, el ente regulatorio de ese país, que es
quizás el mejor del mundo, advirtió que las muertes por
efectos adversos superaban lo aceptable. El indoprofeno fue retirado en
todo el mundo. Si no hubiese sido por eso, tal vez todavía lo estaríamos
tomando.
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