Por Julián
Gorodischer
El hombre mira tele y tiene
buenas ideas. Pensó, por ejemplo, que quería un programa
propio, y eligió The E! True Hollywood Story. Seleccionó
sucesos de su propia vida, amplificados, y les aplicó locuciones
exactas del ciclo de E! Exhibió, luego, el video de su vida como
estrella, su esplendor y su derrota (en el Museo de Arte Moderno
de Buenos Aires), y muchos se creyeron el relato de su adicción
al querosén y su etapa como actor porno. Martín Sastre,
el hombre en cuestión, sonreía complacido. Su provocación
estaba dando resultado. Sus obras performances y videos y
el grupo que integra Movimiento Sexy son inclasificables,
pero podrían unirse en la premisa que ahora enuncia: Los
recuerdos mediáticos construyen a las personas, mucho más
que los héroes patrios.
Las primeras noticias sobre Movimiento Sexy llegaron en mayo junto con
la realización de Todos por Natalia, un festejo irónico
de un cumpleaños para Natalia Oreiro en el Centro Cultural Recoleta.
Al video y la performance se sumó la presencia de la diva: una
experiencia en el borde de la parodia y el homenaje. El grupo de sanación
artística según se autodefine se encuentra cómodo
en esos márgenes difusos, allí donde la toma de distancia
y la fascinación por el ídolo conviven sin molestarse. No
les interesa, por cierto, separar los tantos. En Todos por Natalia
-cuenta Sastre elegimos a la Oreiro como un ejemplo de los miles
de uruguayos que emigran para desarrollarse profesionalmente. Preparamos
un video, investigamos y confiamos en la casualidad de que justo fuera
la fecha de su cumpleaños. Ver a la gente corriendo por el Centro
Cultural Recoleta y romper el silencio del museo fue una satisfacción.
En el público había fans y curadores, y cada uno hizo una
lectura distinta. ¿Burla u homenaje? Que cada uno se lleve lo que
le sirve.
Uno de los ejes que rige la carrera artística de Martín
Sastre (también fuera de Movimiento Sexy) es el concepto de simulacro.
La premisa es estar muy cerca de la tele (en el caso del programa de E!):
copiar parlamentos exactos y una sutura de guión. El artista roza
el límite y aprende el código para resignificarlo. El trabajo,
por lo tanto, exige un exhaustivo proceso de producción. Lo explica:
Miré mucha tele, y me di cuenta de que todas las historias
eran iguales. Tu vida, vista por E!, no sería muy distinta de la
de las estrellas de Hollywood. Lo verdadero no es verdadero sino que depende
del punto de vista. En mi video, como en los programas, hay tres puntos
de inflexión: el trauma infantil, la iluminación que catapulta
a la fama instantánea y la decadencia. Sin temer a la puesta
en ridículo de su propia persona, en la pantalla puede verse al
mismo Sastre personificando su otro yo espectacular, a quien incluso se
le atribuye una muerte joven.
En Europa, los nuevos aires que aporta Sastre (lo inclasificable, lo que
no clausura su sentido) tienen cada vez mejor recepción, y el artista
se entusiasma con proyectos ambiciosos. A saber: Masturbando a la virgen,
el avance de un video (para convencer a sponsors) que muestra en la pantalla
a Britney Spears masturbada por un cotonete gigante. O Luisa de América,
una obra que prepara junto a Movimiento Sexy, inspirada en la mucama del
programa Almorzando con Mirtha Legrand. Ahora mismo está
a punto de representar en España una de sus más recientes
creaciones: Sor Kitty, la monja misionera, la historia de una Kitty crecida,
convertida en monja, que parte a buscar uruguayos ilegales al Viejo Continente.
Lejos, en tanto, quedó una de sus primeras experiencias como solista:
el canal Heidiboy, una supuesta transmisión en continuado de delicias
de su propia infancia. Allí se ven publicidades remotas de productos
de limpieza, dibujos animados de los 80... Sastre casi no los modifica;
apenas una pincelada o un subrayado modifican el sentido. O, tal vez,
la mera emisión fuera de contexto convierte al producto masivo
en otra cosa: una experiencia estética. ¿Qué crearía
si viviera o trabajara en laArgentina? No tiene que pensarlo. Haría
una bandera celeste y blanca, pero modificada. En el lugar que corresponde
al sol guerrero, brillaría la cara de Luisa Albinoni.
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