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El riesgo del default también es
para las deudas de las empresas

Los bancos no sólo están desesperados por el peligro de que el Estado declare la cesación de pagos de los bonos, papeles que integran su patrimonio, sino también por el riesgo cada vez mayor de que empresas líderes no puedan hacer frente a sus pagos.

En el mercado han empezado a estudiar con detenimiento el cronograma de vencimiento de las ON.

Por Claudio Zlotnik

El riesgo país por encima de los mil puntos dejó al Estado sin crédito externo y Domingo Cavallo eligió el Déficit Cero como la salida a la profunda crisis. A las empresas también se les cortó el acceso a financiamiento. Los bancos son renuentes a prestarles dinero y en las últimas semanas hasta se niegan a refinanciar las deudas ya contraídas. Algunas entidades, incluso, anticiparon vencimientos, ya sea en forma total o parcial, con el objetivo de disminuir el riesgo de su cartera. De esta manera, los gerentes de bancos extranjeros cumplen con las órdenes que imparten desde sus casas matrices: bajar la exposición en la Argentina. En la city temen que la crisis termine desencadenando un masivo default de los privados. Y, en ese sentido, hubo un caso que encendió las luces amarillas: la panificadora Fargo, líder en su nicho de mercado, no pudo pagar un vencimiento y ahora busca reprogramar su deuda. Y Fargo forma parte nada menos que del grupo Exxel.
Analistas consultados por Página/12 señalaron que el caso de Fargo –que no pudo abonar 1,5 millón al Deutsche Bank– fue una situación especial. La empresa del grupo Exxel depende en forma directa del consumo masivo, seriamente dañado por la recesión. También que el Exxel forjó su expansión en base al endeudamiento. Un cóctel explosivo para tiempos de turbulencias económicas.
No obstante, en los propios bancos líderes consultados por este diario admitieron que junto al agravamiento de la situación se oscureció aún más el panorama de las compañías. Los siguientes son algunos datos del riesgo del default privado:
Los empresarios endeudados acuden al banco para reprogramar vencimientos porque, en medio de la recesión, no pueden cumplir.
Los bancos, a su vez, examinan caso por caso. Privilegian las deudas más abultadas. De lo contrario, si le negasen las facilidades al empresario, deberían computar la deuda impaga como pérdida en su balance.
Aun cuando el empresario demuestre que puede cumplir, en muchos casos los bancos niegan la renovación de las líneas que en épocas normales se renuevan casi automáticamente. Las entidades obedecen la orden de bajar la exposición en “riesgo argentino”.
También disminuyeron el monto de los giros en descubierto.
Y se nota un aumento de la morosidad.
Consultada por Página/12, Marta Castelli, de la calificadora Standard & Poor’s (S&P), dio una síntesis de lo que les está ocurriendo a las empresas. “Tienen muy limitado el crédito. Y las compañías que consiguen pagan muy caro por préstamos otorgado en plazos muy limitados.” En efecto, según comentó la propia analista, el grupo IRSA, por ejemplo, pudo refinanciar sus pasivos pero en plazos de entre uno y siete días. No más. Y no hay que olvidar que IRSA es uno de los grupos más poderosos del país, que el año pasado facturó 106 millones de dólares. “Como resultado de la contracción del crédito para las compañías”, S&P degradó las calificaciones de un grupo de empresas argentinas líderes.
En los bancos creen que la situación podría empeorar si no se detiene la fuga de depósitos. Por lo pronto, según los últimos datos oficiales del Banco Central, las tasas de interés de los créditos a empresas de primera línea orilla el 25 por ciento anual en dólares a 30 días de plazo. Y el 50 por ciento en el caso de los préstamos en pesos.
Algunas multinacionales logran esquivar esta realidad. Fue el caso de Telefónica, quien abonó 400 millones de dólares de una Obligación Negociable (ON, título de deuda) tomando una línea de su casa matriz. De esta manera, logró financiarse a una tasa de interés más barata que la que conseguiría en el mercado local. Otro atajo tomó Pérez Companc. Su subsidiaria Pecom Energía consiguió 220 millones al 7,5 por ciento anual, asegurándole al prestamista cobrar en petróleo en caso de una devaluación o un caos económico impida a Pérez Companc pagar directamente con dólares.
Pero más allá de los caminos alternativos que puedan tomar ciertas líderes, existen compañías grandes como IRSA, medianas y pequeñas quesufren la crisis. O como Multicanal, que negocia con el Bank Boston un vencimiento de 150 millones para el jueves que viene.

 

Respiro en reservas y depósitos

Por primera vez en las últimas dos semanas, las reservas del Banco Central volvieron a aumentar. El martes pasado se elevaron 182 millones, a 17.242 millones. El dato no deja de ser una señal de optimismo si se tiene en cuenta que en el último mes la sangría de divisas trepó a 5600 millones. En cambio, continuó el drenaje de depósitos. El martes, la salida de las colocaciones totales resultó de 87 millones. No obstante, hubo un pequeño salto de 9 millones en los depósitos a plazo fijo, que ahora totalizan 48.810 millones.
Los últimos datos del sistema financiero se correlacionan con el clima más distendido que hay en la city. Después de que se supiera de las negociaciones de Domingo Cavallo con el FMI para destrabar un nuevo préstamo, el riesgo país acentuó su caída. Ayer bajó 24 puntos, hasta los 1466. En tanto, los bonos más importantes –el Global 2008 y el Brady FRB- subieron 1,5 y 1,7 por ciento respectivamente. En las acciones también hubo mejoras, por tercera jornada consecutiva. El índice MerVal avanzó otro 2,3 por ciento y acumuló un alza del 7,3 por ciento en las últimas tres sesiones. Lo único negativo fueron los pases del Banco Central a los bancos, que volvieron a superar los 2000 millones.

 

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