Por Alejandra Dandan
Por primera vez habrá
en el país un reclamo judicial multitudinario por contaminación.
En total, 163 personas de la ciudad de Las Toscas pedirán el próximo
lunes una mediación obligatoria, previa a la demanda, ante la Cámara
Civil y Comercial porteña. Son integrantes de unas 90 familias,
que están dispuestos a plantear una demanda millonaria contra una
curtiembre abierta desde 1990. Para las familias, Arlei S.A. es la responsable
directa o indirectamente de dos muertes, tres casos de cáncer
y de los rastros en sangre de cromo y fenoles de cincuenta pobladores
entre quienes los estudios toxicológicos han detectado niveles
superiores a los parámetros normales. La curtiembre rechaza
la acusación. Aunque la legislación de nuestro país
impide la tramitación colectiva de los casos, los damnificados
buscan que sus demandas ingresen al mismo juzgado que lleva adelante otros
tres juicios por daños y perjuicios contra la curtiembre. Página/12
accedió al expediente donde los perjudicados preparan una demanda
por algo más de 10,5 millones de dólares. Aquí se
adelantan parte de esos casos y las pruebas que ahora están a punto
de presentarse a la Justicia en el marco de un caso similar al de California,
que se hizo famoso en la película Erin Brockovich.
El caso de Las Toscas apareció públicamente hace algo más
de un año cuando Greenpeace presentó los resultados del
examen en suelo tomado de algunos efluentes y sedimentos al aire libre.
En esos estudios, los ambientalistas encontraron treinta veces más
cromo que los niveles permitidos. Pero el dato sólo confirmaba
lo que para los vecinos de la curtiembre era cotidiano: la contaminación,
decían, los estaba matando.
La difusión de ese informe disparó dos rápidas acciones
de la curtiembre. En octubre incorporó una planta de tratamiento
de última generación, al mismo tiempo que declaraba a través
de distintos comunicados que el cromo usado en la planta no es hexavalente
considerado tóxico y cancerígeno sino trivalante.
Ese dignóstico fue confirmado por un perito ingeniero nombrado
por la Corte Suprema en el marco de las causas que se tramitan en el juzgado
84. La pericia controló el tipo de desecho de la planta y la tecnología
usada para la producción de 7500 cueros diarios. Ese informe resultó
favorable a la empresa, ya que descartó el uso de cromo hexavalente
, si bien detectó un alto uso de sulfuro de sulfuro de sodio de
fuerte olor y umbral de toxicidad.
Pero las familias de las Toscas disponen de otras pericias, pruebas que
terminaron de preparar asesoradas por uno de los consorcios del Estado
de Texas expertos en temas ambientales. Santiago Kaplum, uno de los abogados
que los representa, integra esa especie de coalición que intenta
aventurase acá con una modalidad hasta ahora inédita en
el país.
Existen pruebas suficientes asegura el abogado que muestran
un nexo causal exacto entre los insumos y los deshechos de Arlei S.A.
y las patologías de una parte de la población de Las Toscas.
Ese nexo es esencial para probar un vínculo entre los productos
de la empresa y las enfermedades. Para Kaplum las enfermedades se
gestaron antes de que la empresa modificara el sistema de tratamiento
del cuero. O sea, antes de noviembre del año pasado, cuando
se realizó la pericia oficial.
Entre las pruebas recogidas, cuentan con el resultado de una investigación
pedida por Arlei a Lida Borello, una experta en ciencias biológicas
y ambientales, asociada a organismos internacionales especializados y
graduada en un postgrado en ingenieria ambiental e hidrogeológica.
El estudio es de septiembre del año pasado y en varios puntos concuerda
con el dignóstico de Greenpeace. Página/12 accedió
al informe, ahora en manos de la Justicia. Borello informa que se
detectó cromo trivalente en el agua, superior al límite
normado para consumo humano fijado por Ley 24.051. El Cromo Total,
fue hallado en el ingreso de efluentes a la lagunas de tratamientos
de desechos, evidenciando sigue contaminación del agua
subterránea. En el informe, encontró otras raras sustancias.
Halló anomio en cantidades superiores a las permitidas
y notó infiltración de efluentes con elevado contenido
salino. El cóctel incluyó nitratos, nitritos
y amonio que evidencian contaminación urbana por posibles fugas
de aguas servidas. Este informe fue difundido por Arlei, aunque
sólo parcialmente (ver aparte).
Aún así, el punto más difícil será
probar el vínculo causal entre enfermedad y tóxicos.
Para eso, los apoderados cuentan con los casos de cada una de las 90 familias
de las Toscas. La gente fue dividida en tres grandes grupos de acuerdo
al grado de afección arrojado por distintos exámenes. Entre
los casos más graves hay quince personas con enfermedades manifiestas
y otras dos familias que responsabilizan a Arlei por la muerte de sus
hijos.
Otro de los grupos, el más numeroso, son unas cincuenta personas
con rastros de cromo o fenol en sangre en proporciones mayores a las normales.
El último grupo, en tanto, es el más heterogéneo.
Son unas veinte familias que no están enfermas pero se consideran
afectadas porque han vivido cerca de la curtiembre. No sólo se
creen víctimas potenciales de la contaminación, sino que
además afrontan problemas colaterales. Hay quienes, por ejemplo,
decidieron mudarse pero no pueden vender sus casas por falta de compradores.
A ninguno de ellos se le escapa la historia de Erin Brockovich. La búsqueda
de este megajuicio quizá haya sido inspirado por la pelea furiosa
que llevó adelante en California la joven interpretada por Julia
Roberts.
En estos últimos meses, mientras parte de Las Toscas empezó
a mudarse, algunos juntaron las historias a lo que sumaron el informe
de un médico legista que explica posibles vínculos entre
enfermedades y tóxicos.
Para hacer el informe, el médico usó los resultados encontrados
en el suelo y en el aire por Greenpeace, procesados en la universidad
inglesa de Exxel. Entre otros puntos, se analizó por ejemplo la
potencialidad que tienen los insumos usados en las curtiembres para generar
leucemia u otros tipos de cáncer.
La empresa lo rechaza
Arlei envió a Página/12 una serie de documentos
donde aseguran que la planta no tiene ningún tipo de vinculación
con las enfermedades denunciadas. Son denuncias indican
sin ningún tipo de sustento médico ni científico
en las cuales sólo se relacionan testimonios y pareceres.
En este sentido aseguran que durante este año la firma ha
dedicado muchos esfuerzos y recursos para realizar estudios de todo
tipo de consultores de primer nivel para determinar si nuestro
convencimiento sobre el adecuado nivel de los procesos de protección
ambiental en la planta era ratificado.
Por eso y en base al resultado de esos informes, tanto de nivel
privado como oficial, afirman que Arlei no contamina con cromo
ni ninguna otra sustancia las aguas, la tierra o el aire de Las
Toscas ni su zona de influencia. Parte de los estudios que
realizaron fueron 1200 análisis hechos por la empresa médica
propuesta por la ART a los trabajadores de la curtiembre. En todos
los casos, sostienen, los resultados indicaron que no existe presencia
de cromo ni de ningún otro elemento en niveles por encima
de los parámetros normales.
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Algunos de los casos
que se presentan
El 17 de abril de 2000
murió María Victoria Mancini por leucemia en el Hospital
Pediátrico Juan Pablo II. Había cumplido 14 años.
Su historia abre la demanda presentada contra la curtiembre.
Meses más tarde,
el 23 de noviembre, Enzo Noé Buestamente moría al
amanecer. Tenía seis meses. Unos días después,
un análisis del laboratorio Güemes detectó en
el suero biológico no era posible analizar ya su sangre
0,20 mcg/dl de cromo sobre un valor aceptable de 0,05 mcg/dl.
En la causa se mencionan
tres casos de cáncer, entre ellos uno de colon y otro de
testículos. El análisis más reciente del aumento
de casos del cáncer en las Toscas, pertenece a un informe
del Lalcec local, difundido hace tres meses. El resumen de la institución,
duramente criticado por la empresa y por el gobierno de Santa Fe,
da cuenta de un aumento del 96 por ciento de los casos de cáncer
en los últimos cuatro años.
u a sucesión de
historias incluye una lista larguísima con síntomas
distintos. Una mujer, Evelyn Q. (por decisión de las partes
no se publica el nombre completo), tiene sinusitis crónica
que le ha reducido en veinte por ciento su capacidad de audición.
El diagnóstico fue realizado en el Sanatorio Antártida.
Un niño, E.Q., tiene el mismo tipo de sinusitis diagnosticado
por otro médico.
La familia de Miguel
C. y Raquel D. demandan a la curtiembre porque Daiana, una de sus
hijas, tiene niveles de fenoles alarmantemente mayor a lo
tolerable. El análisis del Centro de Investigaciones
Toxicológicas SA detectó 42,5 mg/l en su sangre.
Mafalda Rosa E. y sus
cuatro hijos son otros perjudicados. Todos están contaminados.
El laboratorio Güemes de Resistencia, ha identificado en Esteban,
uno de los hijos, alta concentración de Oxalato en la orina.
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