Por Javier Lorca
La Universidad de Buenos Aires
tampoco recortará en agosto los sueldos de docentes y empleados.
Para aplacar los efectos del ajuste que sí llegó al
presupuesto universitario, la UBA no pagará los servicios
públicos de luz, gas, teléfono y agua al menos por este
mes. Y, a la vez, iniciará gestiones ante las empresas prestadoras
para lograr un descuento en las tarifas. La decisión fue informada
ayer por el rector Oscar Shuberoff en una sesión del Consejo Superior.
En la misma reunión, los decanos y los representantes de docentes,
alumnos y graduados resolvieron que la propia universidad se sume a las
protestas organizadas por los gremios y las federaciones estudiantiles
contra el recorte oficial: el miércoles que viene convocarán
a toda la comunidad universitaria a una clase pública y el 22 de
este mes, a una marcha nacional.
Mientras tanto, los docentes y no docentes universitarios cumplieron ayer
un paro nacional y, junto con estudiantes de la FUA y la FUBA, confluyeron
en la marcha a Plaza de Mayo (ver aparte Paro total).
Poco antes, un centenar de personas entre profesores del gremio
AGD y alumnos de diversas facultades hizo un escrache frente al
Rectorado de la UBA, con corte de Viamonte al 400 incluido. Desde el mediodía
hasta pasadas las 14, reclamaron urgentes medidas contra el recorte
presupuestario y exigieron que el Consejo Superior rechace
el ajuste, reclame su inmediata anulación y convoque a los claustros
a una movilización general y una asamblea universitaria extraordinaria.
Adentro, el rector Shuberoff informó sobre el estado de sus tratativas
con el Gobierno. Reiteró que, en el sector, el recorte sólo
reducirá en un 13 por ciento las partidas destinadas a salarios
mayores a 500 pesos. Pero detalló que, gracias a la autonomía,
el Poder Ejecutivo no puede indicarle a la universidad cómo
aplicar las nuevas cifras del presupuesto. El Consejo Superior debe resolver
cómo hacer el ajuste. Por eso, el gobierno de la universidad
deberá decidir cómo redistribuye los recortados ingresos
presupuestarios y los recursos propios (generados por ventas, consultorías,
pasantías) para, tal como ya se hizo en julio, no podar los salarios.
De hecho, ayer se confirmó que los sueldos de agosto volverán
a zafar de la tijera oficial pese a que, según la información
que manejan en la UBA, las partidas presupuestarias del mes de agosto
repetirán el mismo recorte.
La idea de las autoridades académicas es reducir todos los demás
gastos, aunque sin tocar, por ahora, los pagos a proveedores y los contratos.
Shuberoff aseguró: Este mes no vamos a pagar servicios públicos.
Vamos a pedirles a las empresas un descuento en sus tarifas para poder
mantener a la universidad en funcionamiento normal. Entre luz, gas,
teléfono y agua, la UBA gasta unos cinco millones al año.
Si conseguimos postergar el pago o un descuento de, por ejemplo,
el 30 por ciento, habremos conseguido un financiamiento muy importante,
dijo el rector.
Al margen de los dichos públicos, las autoridades de la UBA barajan
varios ases. Primero: no creen que las privatizadas empresas de servicios
vayan a enfrentar el costo político de dejar a la universidad sin
luz o agua. Segundo: saben que la UBA no es un cliente más para
las empresas, sino uno muy grande, y que desde esa posición podrán
negociar otras tarifas. Tercero: como comentó un dirigente del
Frepaso universitario, no pagarle o pagarle menos a las privatizadas
es una forma de redirigir el ajuste hacia donde debería haberlo
hecho el Gobierno.
Después, la sesión del Consejo Superior entró en
un intenso debate acerca de si correspondía o no que la UBA se
sumara a las protestas convocadas por la FUA y la Conadu. Los decanos
de Sociales y de Exactas, más un consejero profesor y otro alumno,
presentaron un proyecto para la que la universidad adhiriera a la marcha
nacional que estudiantes y docentes de todo el país harán
el miércoles 22 en Buenos Aires. La propuesta fue apoyada, de entrada,
por los decanos de Filosofía y Letras,Veterinarias y Agronomía.
El rector se opuso, al igual que el decano de Ingeniería. Y el
decano de Derecho manifestó sus reparos y propuso que la UBA convoque
a la clase pública que se hará el miércoles próximo.
Finalmente, tras una larga discusión y una propuesta alternativa
del mismo Shuberoff, se consensuó que, ante la grave crisis
socioeconómica que atraviesa el país y la política
con la que el Gobierno ha decidido enfrentarla, la UBA invita a
todos los miembros de la comunidad universitaria a participar tanto de
la clase pública como de la marcha.
Paro total
La adhesión al paro fue prácticamente total,
dijo el secretario gremial de la Conadu, Daniel Ricci, en referencia
a la huelga nacional de ayer contra el ajuste, también convocada
por la Conadu Histórica. Dentro del plan de lucha
de los universitarios, hoy, a las 17, habrá una movilización
en Córdoba: docentes, no docentes y alumnos marcharán
desde la ciudad universitaria hasta el centro de la capital provincial.
La protesta se cerrará con un recital de León Gieco.
Además de sumarse a la marcha que concentró en Plaza
de Mayo, los universitarios protestaron ayer en Corrientes. Estuvieron
expresiones de toda la comunidad académica y de las federaciones
del Nordeste, Misiones y Formosa, contó Manuel Terrádez
(FUA). Por otra parte, la Conadu aclaró que no declaró
personas no gratas a los ministros Andrés Delich y Patricia
Bullrich, como había informado tras su último plenario.
En realidad, repudiamos las medidas de ajuste de las que son
responsables los ministros, dijo Ricci, titular de Aduba.
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OPINION
Por Raúl Sánchez *
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Nuevo ataque a la
educación
En los últimos años la palabra más mencionada
por los políticos fue crisis. La mayoría
de las veces fue citada para justificar un nuevo ajuste. Siempre
la crisis económica, política, social, nos anunciaba
una catástrofe: baja la Bolsa, sube el riesgo país,
devaluación, hiperinflación. Esa permanente amenaza
de caída al abismo fue transformándose en el verdadero
abismo, del que no salimos más. Meses atrás, López
Murphy nos ladraba pretendiendo imponer un recorte millonario desfinanciando
la educación. Fue un fiasco y lo reemplazó un viejo
conocido. Ahora, tras varias improvisaciones, nos vuelven a asustar
con la peor de las crisis. Ni el recorte salarial de Machinea, ni
el blindaje, ni las amenazas de López Murphy, ni los superpoderes
de Cavallo significaron alguna mejora para la gente. Y tuvieron
como innegable consecuencia la profundización de la desigualdad
social. Los únicos privilegiados siguen siendo los sectores
económicos concentrados que una vez más siguen beneficiándose
a costa de la pobreza de las mayorías, mientras crece el
desempleo. Ni los maestros, jubilados y docentes, ni la universidad
pública son responsables de la crisis. La salida debe pasar
por el ajuste a los sectores que se beneficiaron durante la década
menemista de la especulación financiera y de la corrupción,
reformando el régimen tributario regresivo, controlando la
evasión fiscal, refinanciando la deuda externa, realizando
una fuerte inversión en salud, educación, y con medidas
que reactiven la producción.
Las medidas impulsadas por el Gobierno configuran un nuevo ataque
a la educación pública, que ya se encuentra sumida
en una profunda depresión presupuestaria, agravada en la
universidad por atrasos en la remisión de desde 1997. Para
enfrentar estas políticas de ajuste es fundamental articular
todos los sectores progresistas que luchan por mantener bien altos
los principios de la reforma universitaria: estudiantes, docentes
y no docentes. Porque este terrible ajuste no sólo está
impulsado por el mismo Cavallo que desfinanció a la universidad
durante el menemismo. Además, goza de la complicidad del
ministro Delich, al que no se le cae ni una idea progresista: un
ministro venido de la militancia universitaria que sólo habla
de limitar el ingreso, discutir la masividad, planificar el sistema
educativo desde el Ministerio de Economía y justificar el
recorte a la universidad. El mismo ministro que cuando asumió
prometió renunciar si se recortaban los fondos universitarios.
No existe otra salida que rechazar todo intento de recorte. Esas
medidas sólo conducirán a la caída irreversible
de la educación pública y al cierre de las universidades.
* Secretario general de la Mesa Nacional del MNR.
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