Por Felipe Yapur
Elisa Carrió presentó
finalmente el informe preliminar de la comisión investigadora sobre
lavado de dinero con el cual buscó desenmascarar la matriz
del estado mafioso. Envuelta en una serie de acusaciones cruzadas
con integrantes de la comisión sobre la calidad de la información
que contiene el documento en cuestión, la legisladora chaqueña
desgranó una serie de duras acusaciones contra empresarios, ex
funcionarios menemistas y ministros del gobierno aliancista sospechosos,
según ella, con maniobras de lavado de divisas y evasión
y elusión de impuestos por cifras cercanas al valor de la deuda
externa argentina. La presentación la realizó en el Congreso,
donde el diputado del PJ Mario Cafiero, quien aportó documentación
a la comisión, denunció la existencia de una cuenta bancaria
en Bahamas a nombre del ministro Domingo Cavallo. Según el justicialista,
la cuenta se habría abierto tras la operación del megacange.
La diputada realizó una extensa exposición donde buscó
resumir el informe de 1500 fojas que no cuenta con el apoyo de los tres
miembros del PJ de la comisión quienes sostienen entre otras
críticas que Carrió buscó transformar la investigación
en una verdadera plataforma política hacia una senaduría
por la Capital Federal, aunque ella luego anunciaría que no se
presentará y tampoco de los dos radicales (ver nota aparte).
Flanqueada por los diputados frepasistas Graciela Ocaña y José
Vitar y el demócrata mendocino, Gustavo Gutiérrez, Carrió
reconoció que no había logrado los votos suficientes para
aprobar el informe. La verdad no necesita mayoría, se basta
a sí misma, dijo para regocijo del gentío que se agolpaba
en el salón junto a la mayoría de los integrantes del bloque
del ARI más unos frepasistas y justicialistas, y representantes
de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, familiares de las
víctimas de la AMIA y de la agrupación Mujeres en Lucha.
No importa si el delito es radical o peronista: es delito,
agregó.
Carrió describió la ruta que se utilizó para blanquear
el dinero proveniente de ilícitos fundamentalmente proveniente
del narcotráfico y la venta de armas y destacó como
el más importante el utilizado por Gaith Pharaon en el lavado de
dinero y sus relaciones con la dictadura y con el gobierno menemista.
Fue así que mencionó a Eduardo Menem y Omar Vaquir como
los hombres que recibieron al empresario saudita en 1981 cuando eran colaboradores,
dijo, del dictador Roberto Eduardo Viola. Anoche, el propio senador riojano
se comunicó con Página/12 para discutir a la diputada: Jamás
me encontré con Pharaon. No lo ví en mi vida, aseguró.
Carrió realizó una pormenorizada descripción de las
relaciones que tuvo Pharaon con personajes como el general panameño
Manuel Noriega. Aseguró, además, que está documentada
la amistad entre Pharaon y el señor (Alberto) Kohan, y consideró
que la la causa BCCI debe ser entregada y cruzada entre los jueces
de los casos IBM-Banco Nación y AMIA. En los anexos documentales
del informe están las cartas entre el ex secretario General de
la Presidencia menemista y Pharaon.
A Kohan considerado por Carió como el Montesinos
argentino también lo vinculó con el millonario affaire
IBM-Banco Nación. Dijo que la conexión de Marcelo
Cattáneo con empresas uruguayas y con el contador de Gaith Pharaon,
hacen a la posible participación del ex funcionario menemista
porque tiene participación accionaria en la empresa que contrató
a CCR y Consad. Las conexiones de Pharaon van a explicar muchas
de las cosas que pasaron en el país y la conexión de Monzer
Al Kassar en el atentando de la AMIA, advirtió antes de anunciar
que toda esta información será remitida a los familiares
de las víctimas del atentado.
Denunció, además, las relaciones de complicidad existentes
entre quienes fueran los máximos directivos del Citibank Argentina,
del CEI y del Banco República del menemista de Raúl
Moneta. Para documentar las vinculaciones, Carrió dijo que se mencionan
los documentos internos del Citi. En uno de ellos, donde se evalúa
las actividades del Federal Bank,se señalo que uno de los
propósitos del este banco off shore era canalizar el
flujo de dinero de los socios del Federal y servir como puente financiando
prestamos dirigidos a las compañías asociadas en el CEI.
La aparición del Federal en el discurso sirvió de señal
para que el mendocino Gutiérrez tomara el micrófono. Este
se encargó de demostrar, mediante un documento que blandió
como señal de triunfo, que Moneta es el verdadero dueño
del banco aunque él siempre lo niegue mediante notas certificadas.
A su turno, el justicialista Cafiero se explayó en la relación
que existe entre dinero ilícito y el incremento de la deuda. En
este sentido, sostuvo que el megacanje de deuda concretado
hace tres meses significó una comisión para los bancos
de 155 millones de dólares. Fue allí donde reveló
que posee un indicio de que existe una cuenta de CGN Financial Capital
de las Bahamas, en cuya composición accionaria estaría Cavallo,
sobre lo que reclamó una investigación judicial.
Cavallo volvió a ser nombrado por Carrió cuando se refirió
a la mafia del oro. Aseguró que una empresa envió al entonces
ministro de Menem una carta donde se especificaba cómo debía
ser la resolución que permitía un reintegro indebido
por falsas exportaciones de oro. A renglón seguido, Carrió
denunció que el 80 por ciento de las operaciones irregulares
con oro pasaban por el Banco Galicia además de otras entidades
financieras. Cada detalle del contenido del informe era acompañado
por gritos y aplausos de los que presenciaban la conferencia. Carrió,
seria, mirando fijo a los presentes y en más de una oportunidad
enjugando unas lágrimas, pedía silencio para que todos escucharan
lo que ella consideraba fundamental escuchar. Dijo que de la lectura de
una serie de documentos judiciales, parlamentarios y de declaraciones
de funcionarios de diversos países, así como de varios testimonios,
se puede determinar una relación e inferir negocios en común
entre el ex presidente Menem, parte de su entorno, Emir Yoma de
quien dijo que conformó un verdadero gobierno paralelo,
y se describen en sus contactos con directivos de empresas y del mundo
político y el general paraguayo Lino Cesar Oviedo.
Los funcionarios actuales del gobierno aliancista no quedaron fuera del
extenso discurso de Carrió. Señaló principalmente
al jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. La diputada señaló
que entre los movimientos de fondos de los bancos República, Federal
y American Exchange existen una gran cantidad de movimientos realizados
entre Banco Macro y Macro Valores, sociedad que fuera presidida por Colombo.
Claves
Sin la firma de todos
sus miembros, la comisión antilavado de la Cámara
de Diputados presentó un informe de más
de mil páginas.
Para Elisa Carrió
las claves son las maniobras de Gaith Pharaon y el BCCI y las del
Citibank, que calificó de más
refinadas.
Según la diputada
los nombres más importantes son los de Alberto Kohan, Monzer
Al Kassar, Raúl Moneta, el propio Pharaon
y los directivos del City John Reed y Richard Handley.
A la noche, ante Nelson
Castro, dijo que Domingo Cavallo era un delincuente.
Hablaba de las presuntas relaciones del ministro
con el escándalo del oro.
Carrió también
criticó a Daniel Marx, viceministro de Economía.
Los diputados Cristina
Kirchner y Carlos Soria la cuestionaron por su decisión de
no postergar la difusión del informe.
El juez Cavallo ya decidió
pedir información sobre Kohan a Suiza.
El texto completo del
informe de la comisión, compactado para facilitar su acceso
por Internet, puede ser consultado aqui.
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Oviedo y Montesinos
Según el informe provisional de la comisión antilavado
Carlos Menem no podía desconocer las actividades y
el origen de la fortuna de Lino Oviedo, ya que eran públicas,
notorias y estaban disponibles en las distintas agencias de seguridad,
tanto en las nacionales como en las de los países vecinos
y la DEA. Aunque de la información no surgen
pruebas ostensibles de la relación delictiva entre Menem
y Oviedo, sí hay coincidencias e indicios basados en la simple
lógica que implican, por lo menos, una abierta protección
de Menem hacia Oviedo, colaboración con sus actividades y
fuertes sospechas de ayuda en la extraña huida de Oviedo
al final de la presidencia menemista.
La comisión recomienda líneas para seguir la investigación
que descubra lazos entre Oviedo y Emir Yoma.
En cuanto a los lazos en la Argentina del ex hombre fuerte de Perú
Vladimiro Montesinos, el principal operador público y secreto
de Alberto Fujimori, los legisladores sugieren requerir a
la inspección general de Justicia información sobre
los antecedentes que tuviere sobre la firma Heuer Investments,
una sociedad panameña. Montesinos habría utilizado
Heuer para inversiones inmobiliarias en la Argentina por dos millones
y medio de dólares.
Otra recomendación de los diputados es requerir información
al Banco Provincia, para determinar si Heuer gestionó financiamiento
para la construcción de uno o más inmuebles
en la República Argentina.
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LA
TRASTIENDA DE LAS DISCUSIONES EN LA COMISION CON KIRCHNER Y SORIA
De cómo la mayoría al final se hizo
humo
Por
F.Y.
La jornada de Elisa
Carrió, Graciela Ocaña y Gustavo Gutiérrez, bien
mirada, duró varios días. Comenzó el martes, cuando
comenzaron los últimos retoques al informe de la comisión
investigadora sobre lavado de dinero. Terminó ayer, con la tumultuosa
presentación en sociedad del informe.
Las últimas 24 horas fueron las más traumáticas.
Carrió, personalmente, llevó adelante la negociación
en pos del respaldo mayoritario de los miembros de la comisión.
Pero no tuvo éxito, ya que al trío sólo se sumó
el frepasista José Vitar. Los radicales y justicialistas retrocedieron
a último momento. Carrió dijo que fue por temor
pero aseguró que volverán y firmarán el informe.
Esto generó una airada reacción de Cristina Kirchner, quien
sostuvo que la única vez que tuve miedo fue cuando estuve
presa durante la dictadura. Además, jamás firmo algo a libro
cerrado.
El encuentro de la comisión en la víspera fue una repetición,
más violenta, de sucedida martes. Entonces, los justicialistas
Cristina Kirchner y Carlos Soria habían realizado serios cuestionamientos
a Carrió por su forma de conducir la comisión y el manejo
de la información. El jueves por la noche, la chaqueña buscó
acercar posiciones. Y creyó haber logrado el apoyo de los representantes
del PJ a excepción del menemista Daniel Scioli. El propio Soria,
le aseguró a Página/12 desde la casa de Carrió, que
el documento me ha convencido.
Pero algo más había sucedido esa noche que hacía
prever un posible fracaso en el intento por conseguir la aprobación
del informe. Según Kir-chner, cuando ella llegó a la casa
de Carrió, se reunió con Ocaña y Mario Cafiero, quienes
le adelantaron la idea de denunciar la existencia de cuentas bancarias
a nombre de varios dirigentes políticos y financieros en las islas
Bahamas. Una de ellas es la que durante la conferencia de prensa develaría
el propio Cafiero al dar los detalles de la cuenta que pertenecería
a Cavallo. Tras enterarse de los pormenores de la información,
Kirchner dijo que estamos frente a una operación de contrainteligencia
y todo el trabajo que se realizó puede ser tirado por la borda.
La discusión fue tan extensa como dura sin que se lograra un acuerdo.
Ayer se ahondaron las diferencias. Si bien la ausencia del cavallista
Franco Caviglia no sorprendió a nadie, sí llamó la
atención el faltazo del jefe del bloque radical, Horacio Pernasetti.
Cuando comenzó el encuentro, comenzaron las críticas. Kir-
chner reiteró sus observaciones y agregó una nueva: se había
enterado de que el fin de semana pasada algunos miembros de la comisión
habían participado de una reunión con un funcionario suizo
que había llegado después del viaje de Carrió, Gutiérrez
y Ocaña a Suiza. Si durante el gobierno justicialista esto
hubiera ocurrido, ¿qué hubieras hecho? ¿No habrías
puesto el grito en el cielo? Disculpame Lilita, pero esto no se hace.
Nosotros fuimos leales con vos, dijo prácticamente a los
gritos. La reunión se extendía más de lo esperado
y cada minuto que pasaba se alejaba la posibilidad de que se sumaran firmas
al informe preliminar. Carrió había perdido dos votos y
estaba a punto de perder un tercero cuando la radical Margarita Stolbizer
habló con una asesora quien le contó que en el Salón
de Pasos Perdidos mucha gente esperaba la conferencia de prensa. Esto
es una traición, dijo indignada la radical y agregó
quieren que firmemos un informe que ni siquiera firmamos y encima
hay un acto político en el Congreso. Trascartón, se
retiró.
Soria y Kirchner volvieron a intervenir. Casi a dúo aseguraron
que jamás hemos firmado nada a libro cerrado. Esta vez tampoco
lo haremos.
El único que decidió rubricar el informe fue el tucumano
Vitar, quien justificó su decisión en base a coincidencias
ideológicas con el objetivo de la comisión que preside Carrió.
La chaqueña se retiró prácticamente llorando de la
sala de reunión junto a una visiblemente demacrada Ocaña.
Igualmente su decisión estaba tomada: Carrió daría
a conocer la matriz del estado mafioso a pesar de no contar
con la firmas necesarias para tener aprobado el documento. En la Cámara
baja, la esperaban los diputados que integran el bloque del ARI más
algunos frepasistas como Irma Parentella y Fernando Melillo, y otros del
PJ como Rafael Romá. Abajo, una verdadera multitud se apiñaba
a la espera de la llegada de Carrió. En el escenario la gente,
entusiasmada, coreaba consignas en apoyo a la legisladora: Si la
tiran a Lilita al bombo/ va haber quilombo, fue la más escuchada.
OPINION
Por Martín Granovsky
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Desde afuera del poder
La comisión antilavado trabajó durante tres meses,
el informe fue terminado en días y ayer Elisa Carrió
lo presentó con un tono de urgencia. Este era el día,
dijo. Esta verdad tenía que ser dicha hoy, porque después
empezaban las operaciones. Y a las once de la noche, ante
Nelson Castro, lloró y anunció que no sería
senadora. Yo me debo a los pobres del Chaco, y si mantuve
la candidatura fue para conservar poder para la comisión
hasta el día del informe, dijo. Y explicó: Lo
único que quiero es que no se me muera nadie más en
la vida y vivir para mi pueblo pobre.
A la tarde, en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso, Carrió
presentó su informe entre legisladores demacrados. No tuvo
problemas en preguntar cosas que no se acordaba (Redescuentos,
le soplaron dos veces) e ironizó sobre sí misma: Justo
tengo que hacer esto yo, que no me acuerdo ni la regla de tres simple.
También se enorgulleció cuando dijo en sorna que le
decían socialista. Y me pueden decir gorda.
Y mística. Como si hubiera algún problema.
Un huracán así puede provocar dos conclusiones rápidas.
Una: fue solo la presentación de las conclusiones de una
comisión parlamentaria. Otra: fue solo el lanzamiento político
de Carrió y el resto funcionó solo como excusa.
La primera es una explicación burocrática con una
crítica encubierta. Según esta línea de razonamiento,
la comisión debió haber hecho una suerte de fallo
judicial, concluyente y cerrado. Tan cerrado que impida discutir
en el futuro sobre el lavado de dinero y el sistema financiero en
la Argentina. O investigar nuevas pistas.
La segunda es una explicación insuficiente, porque se trató
de un lanzamiento político, aunque más allá
de las elecciones de octubre, pero el informe no fue una excusa.
Ayer, Carrió definió un perfil y a la vez un estilo
político.
Lo definió por las presencias. Entre ellas, las Madres de
Plaza de Mayo, la religiosa Martha Pelloni, las Mujeres en Lucha,
los familiares de las víctimas de la AMIA, los socialistas
Alfredo Bravo y Héctor Polino, los peronistas Mario Cafiero
y Rafael Romá, los frepasistas Graciela Ocaña y José
Vitar y el demócrata mendocino Gustavo Gutiérrez,
vicepresidente de la comisión.
También definió su perfil por las críticas.
En el gobierno se concentró en Domingo Cavallo, Daniel Marx
y Chrystian Colombo, nada menos que el superministro de Economía,
el hombre que negocia en este momento el desembolso del Fondo Monetario
Internacional y el jefe de Gabinete y principal negociador político
con los gobernadores peronistas. Fuera del Gobierno trató
de trazar una línea entre Gaith Pharaon, el contrabando de
armas, Raúl Moneta, John Reed, del City, y Alberto Kohan,
a quien definió como el jefe de Menem y el Vladimiro
Montesinos de la Argentina, en referencia al operador de inteligencia
de Alberto Fujimori.
Dijo que no importa si el delito es radical o peronista: es
delito. Pero rescató a Raúl Alfonsín,
aunque horas después lanzó sospechas sobre Mario Brodersohn
y su posible relación con el Banco Macro. Brodersohn es el
jefe de campaña de Alfonsín-senador.
Eligió ella sola sus propios tiempos para el informe. Criticó
a Cristina Kirchner por traición.
Relacionó a los que se apoderaron de la Argentina,
nuevos ricos, esperpentos, banales con el hambre de hoy, como
si quisiera instalar un nuevo sentido común, diferente a
la antipolítica fascistoide.
Y a la noche, cuando calificó a Cavallo de delincuente,
aprovechó su poder para colocarse fuera del poder establecido,
lo cual será toda una novedad política si, en el futuro,
logra mantener esa tónica a medida que va construyendo su
liderazgo. Porque esto recién empieza y nada está
dicho en una Argentina más precaria que nunca.
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OPINION
Por Mario Wainfeld
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Un fenómeno político
Fue con harta anticipación la primera dirigente
(y quizá la primera analista de cierta repercusión)
que postuló que la Argentina padecía una crisis terminal,
de fin de régimen. No mentó uno o más escándalos
de corrupción combinados con una letal situación financiera
sino el omega de un modelo político y económico. Y
tal parece que tenía razón. Ese diagnóstico
que reitera desde si se permite una broma el siglo pasado
signó la totalidad de sus movidas políticas. Dos fueron
esenciales: centrar sus esfuerzos en la investigación sobre
lavado de dinero e irse despegando de la dirigencia tradicional
y de los partidos dominantes.
Dígase o no, Elisa Carrió recuperó el rol que
ejercitó por añares Carlos Alvarez. Otra característica
los emparenta: críticos del funcionamiento del sistema político
son figuras de marcada matriz democrática. Buenos oradores,
poseedores de una base cultural superior a la de la mayoría
de sus colegas, respetuosos de las instituciones. Suyo es el formato
de los legisladores de la oposición: retórica fogosa,
dedo en ristre, enemigos concretos, denunciadores con vocabulario
rico, a menudo con jerga prestada de las ciencias sociales.
Por razones de público dominio, Chacho se retiró de
la escena dejando vacante un lugar que, queda claro, representa
una necesidad de parte de la ciudadanía: el del demócrata
virtuoso, indignado, periférico de la clase política,
pero a la vez reivindicador de los valores republicanos. Ese espacio
vacante viene a ocupar Elisa Carrió que ayer hizo a su manera,
una potente entrada en escena.
En algún punto, seguramente el que cierra la frase anterior,
terminan las simetrías. Primero porque cada uno emergió
en escenarios diferentes, el fenómeno Carrió despunta
cuando se olvida el fenómeno Chacho. Luego o mejor
en consecuencia porque todo lo que haga en lo sucesivo Lilita
está connotado por la defraudante experiencia del Frepaso:
su crecimiento, su jaque a los grandes partidos, su veloz llegada
al Gobierno, su marcada incompetencia para gestionar y aun para
conservar los espacios ganados.
Mujer en cambio de hombre, radical de origen y no peronista, Carrió
centra su principal cruzada pública en un hueso más
duro que el que eligió Alvarez. La investigación sobre
lavado de dinero remite a la matriz del modelo económico
y a la incestuosa relación entre camarillas de gobierno y
sistema financiero. Las coimas senatoriales describen una transa
realizada totalmente entre políticos, casi una situación
de laboratorio: pagó el gobierno, cobraron los legisladores,
acaso sin presencia de la actividad privada. Paradojalmente el peronista
funcionó como un liberal democrático, la radical se
centró en una denuncia con firme base económica.
Si algo caracteriza a un líder carismático es el jugarse
a todo o nada en cada movida y la de ayer no fue menor. La diputada
chaqueña puso en acto todas sus virtudes y sus límites.
Una oratoria fenomenal, acompasada por una desmedida exposición
personal: lágrimas frecuentes, alusiones a sus debilidades
(no sé nada de números) y afectos (los
elogios a colaboradores, las referencias a sus parientes muertos),
las permanentes alusiones a Dios y la verdad, rubricadas por una
rotunda cruz en el pecho.
Eligió enemigos poderosos y plurales. Descartó, con
opinable arbitrariedad, aliados posibles, definió su criterio
o visión como verdad. Dio por probados hechos que meramente
enunció. Algunos de sus compañeros de comisión
le reprocharon haber armado un acto político y no les falta
razón. Pero no era una fiscal ante un tribunal, era un fenómeno
político en germen desplegando ante la opinión colectiva
sus virtudes y defectos.
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