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DINAR LINEAS AEREAS

UNA INVESTIGACION DE MAS DE MIL PAGINAS
ACUSA A EMPRESARIOS Y FUNCIONARIOS MENEMISTAS Y DE LA ALIANZA
Carrió entregó su informe pero igual no será candidata

Elisa Carrió leyó el informe preliminar de la comisión de diputados sobre lavado de dinero y luego anunció una novedad política: no será candidata a senadora ni por la Capital Federal ni por el Chaco en las elecciones de octubre. El trabajo cruza los casos de IBM-Banco Nación, el BCCI, los bancos cáscara de Raúl Moneta y las operaciones financieras del Citibank. Por la causa del oro, Carrió calificó a Cavallo de �delincuente�.
Una reunión previa de la comisión sobre lavado de dinero, en el Congreso.
No hubo acuerdo mayoritario pero Carrió igual dio su informe en minoría.


Por Felipe Yapur

Elisa Carrió presentó finalmente el informe preliminar de la comisión investigadora sobre lavado de dinero con el cual buscó desenmascarar “la matriz del estado mafioso”. Envuelta en una serie de acusaciones cruzadas con integrantes de la comisión sobre la calidad de la información que contiene el documento en cuestión, la legisladora chaqueña desgranó una serie de duras acusaciones contra empresarios, ex funcionarios menemistas y ministros del gobierno aliancista sospechosos, según ella, con maniobras de lavado de divisas y evasión y elusión de impuestos por cifras cercanas al valor de la deuda externa argentina. La presentación la realizó en el Congreso, donde el diputado del PJ Mario Cafiero, quien aportó documentación a la comisión, denunció la existencia de una cuenta bancaria en Bahamas a nombre del ministro Domingo Cavallo. Según el justicialista, la cuenta se habría abierto tras la operación del megacange.
La diputada realizó una extensa exposición donde buscó resumir el informe de 1500 fojas que no cuenta con el apoyo de los tres miembros del PJ de la comisión –quienes sostienen entre otras críticas que Carrió buscó transformar la investigación en una verdadera plataforma política hacia una senaduría por la Capital Federal, aunque ella luego anunciaría que no se presentará– y tampoco de los dos radicales (ver nota aparte). Flanqueada por los diputados frepasistas Graciela Ocaña y José Vitar y el demócrata mendocino, Gustavo Gutiérrez, Carrió reconoció que no había logrado los votos suficientes para aprobar el informe. “La verdad no necesita mayoría, se basta a sí misma”, dijo para regocijo del gentío que se agolpaba en el salón junto a la mayoría de los integrantes del bloque del ARI más unos frepasistas y justicialistas, y representantes de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, familiares de las víctimas de la AMIA y de la agrupación Mujeres en Lucha. “No importa si el delito es radical o peronista: es delito”, agregó.
Carrió describió la ruta que se utilizó para blanquear el dinero proveniente de ilícitos –fundamentalmente proveniente del narcotráfico y la venta de armas– y destacó como el más importante el utilizado por Gaith Pharaon en el lavado de dinero y sus relaciones con la dictadura y con el gobierno menemista. Fue así que mencionó a Eduardo Menem y Omar Vaquir como los hombres que recibieron al empresario saudita en 1981 cuando eran colaboradores, dijo, del dictador Roberto Eduardo Viola. Anoche, el propio senador riojano se comunicó con Página/12 para discutir a la diputada: “Jamás me encontré con Pharaon. No lo ví en mi vida”, aseguró.
Carrió realizó una pormenorizada descripción de las relaciones que tuvo Pharaon con personajes como el general panameño Manuel Noriega. Aseguró, además, que “está documentada la amistad entre Pharaon y el señor (Alberto) Kohan”, y consideró que la “la causa BCCI debe ser entregada y cruzada entre los jueces de los casos IBM-Banco Nación y AMIA”. En los anexos documentales del informe están las cartas entre el ex secretario General de la Presidencia menemista y Pharaon.
A Kohan –considerado por Carió como el “Montesinos” argentino– también lo vinculó con el millonario affaire IBM-Banco Nación. Dijo que “la conexión de Marcelo Cattáneo con empresas uruguayas y con el contador de Gaith Pharaon, hacen a la posible participación” del ex funcionario menemista porque tiene participación accionaria en la empresa que contrató a CCR y Consad. “Las conexiones de Pharaon van a explicar muchas de las cosas que pasaron en el país y la conexión de Monzer Al Kassar en el atentando de la AMIA”, advirtió antes de anunciar que toda esta información será remitida a los familiares de las víctimas del atentado.
Denunció, además, las “relaciones de complicidad existentes entre quienes fueran los máximos directivos del Citibank Argentina, del CEI y del Banco República” del menemista de Raúl Moneta. Para documentar las vinculaciones, Carrió dijo que se mencionan los documentos internos del Citi. En uno de ellos, donde se evalúa las actividades del Federal Bank,se señalo que “uno de los propósitos del este banco ‘off shore’ era canalizar el flujo de dinero de los socios del Federal y servir como puente financiando prestamos dirigidos a las compañías asociadas en el CEI”.
La aparición del Federal en el discurso sirvió de señal para que el mendocino Gutiérrez tomara el micrófono. Este se encargó de demostrar, mediante un documento que blandió como señal de triunfo, que Moneta es el verdadero dueño del banco “aunque él siempre lo niegue mediante notas certificadas”.
A su turno, el justicialista Cafiero se explayó en la relación que existe entre dinero ilícito y el incremento de la deuda. En este sentido, sostuvo que el “megacanje” de deuda concretado hace tres meses “significó una comisión para los bancos de 155 millones de dólares”. Fue allí donde reveló que posee un indicio de que existe “una cuenta de CGN Financial Capital de las Bahamas, en cuya composición accionaria estaría Cavallo”, sobre lo que reclamó una investigación judicial.
Cavallo volvió a ser nombrado por Carrió cuando se refirió a la mafia del oro. Aseguró que una empresa envió al entonces ministro de Menem una carta donde se especificaba “cómo debía ser la resolución” que permitía un reintegro indebido por falsas exportaciones de oro. A renglón seguido, Carrió denunció que “el 80 por ciento” de las operaciones irregulares con oro pasaban por el Banco Galicia además de otras entidades financieras. Cada detalle del contenido del informe era acompañado por gritos y aplausos de los que presenciaban la conferencia. Carrió, seria, mirando fijo a los presentes y en más de una oportunidad enjugando unas lágrimas, pedía silencio para que todos escucharan lo que ella consideraba fundamental escuchar. Dijo que de la lectura de una serie de documentos judiciales, parlamentarios y de declaraciones de funcionarios de diversos países, así como de varios testimonios, se puede determinar una relación e inferir negocios en común entre el ex presidente Menem, parte de su entorno, Emir Yoma –de quien dijo que conformó un verdadero “gobierno paralelo”–, y se describen en sus contactos con directivos de empresas y del mundo político y el general paraguayo Lino Cesar Oviedo.
Los funcionarios actuales del gobierno aliancista no quedaron fuera del extenso discurso de Carrió. Señaló principalmente al jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. La diputada señaló que entre los movimientos de fondos de los bancos República, Federal y American Exchange “existen una gran cantidad de movimientos realizados entre Banco Macro y Macro Valores, sociedad que fuera presidida por Colombo”.

 

Claves

Sin la firma de todos sus miembros, la comisión antilavado de la Cámara de Diputados    presentó un informe de más de mil páginas.
Para Elisa Carrió las claves son las maniobras de Gaith Pharaon y el BCCI y las del    Citibank, que calificó de “más refinadas”.
Según la diputada los nombres más importantes son los de Alberto Kohan, Monzer Al    Kassar, Raúl Moneta, el propio Pharaon y los directivos del City John Reed y Richard    Handley.
A la noche, ante Nelson Castro, dijo que Domingo Cavallo era “un delincuente”. Hablaba    de las presuntas relaciones del ministro con el escándalo del oro.
Carrió también criticó a Daniel Marx, viceministro de Economía.
Los diputados Cristina Kirchner y Carlos Soria la cuestionaron por su decisión de no    postergar la difusión del informe.
El juez Cavallo ya decidió pedir información sobre Kohan a Suiza.
El texto completo del informe de la comisión, compactado para facilitar su acceso por    Internet, puede ser consultado aqui.

 

Oviedo y Montesinos

Según el informe provisional de la comisión antilavado Carlos Menem no podía desconocer “las actividades y el origen de la fortuna de Lino Oviedo, ya que eran públicas, notorias y estaban disponibles en las distintas agencias de seguridad, tanto en las nacionales como en las de los países vecinos y la DEA”. Aunque de la información “no surgen pruebas ostensibles de la relación delictiva entre Menem y Oviedo, sí hay coincidencias e indicios basados en la simple lógica que implican, por lo menos, una abierta protección de Menem hacia Oviedo, colaboración con sus actividades y fuertes sospechas de ayuda en la extraña huida de Oviedo al final de la presidencia menemista”.
La comisión recomienda líneas para seguir la investigación que descubra lazos entre Oviedo y Emir Yoma.
En cuanto a los lazos en la Argentina del ex hombre fuerte de Perú Vladimiro Montesinos, el principal operador público y secreto de Alberto Fujimori, los legisladores sugieren “requerir a la inspección general de Justicia información sobre los antecedentes que tuviere” sobre la firma Heuer Investments, una sociedad panameña. Montesinos habría utilizado Heuer para inversiones inmobiliarias en la Argentina por dos millones y medio de dólares.
Otra recomendación de los diputados es requerir información al Banco Provincia, para determinar si Heuer gestionó financiamiento “para la construcción de uno o más inmuebles en la República Argentina”.

 

LA TRASTIENDA DE LAS DISCUSIONES EN LA COMISION CON KIRCHNER Y SORIA
De cómo la mayoría al final se hizo humo

Por F.Y.

La jornada de Elisa Carrió, Graciela Ocaña y Gustavo Gutiérrez, bien mirada, duró varios días. Comenzó el martes, cuando comenzaron los últimos retoques al informe de la comisión investigadora sobre lavado de dinero. Terminó ayer, con la tumultuosa presentación en sociedad del informe.
Las últimas 24 horas fueron las más traumáticas. Carrió, personalmente, llevó adelante la negociación en pos del respaldo mayoritario de los miembros de la comisión. Pero no tuvo éxito, ya que al trío sólo se sumó el frepasista José Vitar. Los radicales y justicialistas retrocedieron a último momento. Carrió dijo que fue por “temor” pero aseguró que “volverán y firmarán el informe”. Esto generó una airada reacción de Cristina Kirchner, quien sostuvo que “la única vez que tuve miedo fue cuando estuve presa durante la dictadura. Además, jamás firmo algo a libro cerrado”.
El encuentro de la comisión en la víspera fue una repetición, más violenta, de sucedida martes. Entonces, los justicialistas Cristina Kirchner y Carlos Soria habían realizado serios cuestionamientos a Carrió por su forma de conducir la comisión y el manejo de la información. El jueves por la noche, la chaqueña buscó acercar posiciones. Y creyó haber logrado el apoyo de los representantes del PJ a excepción del menemista Daniel Scioli. El propio Soria, le aseguró a Página/12 desde la casa de Carrió, que “el documento me ha convencido”.
Pero algo más había sucedido esa noche que hacía prever un posible fracaso en el intento por conseguir la aprobación del informe. Según Kir-chner, cuando ella llegó a la casa de Carrió, se reunió con Ocaña y Mario Cafiero, quienes le adelantaron la idea de denunciar la existencia de cuentas bancarias a nombre de varios dirigentes políticos y financieros en las islas Bahamas. Una de ellas es la que durante la conferencia de prensa develaría el propio Cafiero al dar los detalles de la cuenta que pertenecería a Cavallo. Tras enterarse de los pormenores de la información, Kirchner dijo que “estamos frente a una operación de contrainteligencia y todo el trabajo que se realizó puede ser tirado por la borda”. La discusión fue tan extensa como dura sin que se lograra un acuerdo.
Ayer se ahondaron las diferencias. Si bien la ausencia del cavallista Franco Caviglia no sorprendió a nadie, sí llamó la atención el faltazo del jefe del bloque radical, Horacio Pernasetti. Cuando comenzó el encuentro, comenzaron las críticas. Kir- chner reiteró sus observaciones y agregó una nueva: se había enterado de que el fin de semana pasada algunos miembros de la comisión habían participado de una reunión con un funcionario suizo que había llegado después del viaje de Carrió, Gutiérrez y Ocaña a Suiza. “Si durante el gobierno justicialista esto hubiera ocurrido, ¿qué hubieras hecho? ¿No habrías puesto el grito en el cielo? Disculpame Lilita, pero esto no se hace. Nosotros fuimos leales con vos”, dijo prácticamente a los gritos. La reunión se extendía más de lo esperado y cada minuto que pasaba se alejaba la posibilidad de que se sumaran firmas al informe preliminar. Carrió había perdido dos votos y estaba a punto de perder un tercero cuando la radical Margarita Stolbizer habló con una asesora quien le contó que en el Salón de Pasos Perdidos mucha gente esperaba la conferencia de prensa. “Esto es una traición”, dijo indignada la radical y agregó “quieren que firmemos un informe que ni siquiera firmamos y encima hay un acto político en el Congreso”. Trascartón, se retiró.
Soria y Kirchner volvieron a intervenir. Casi a dúo aseguraron que “jamás hemos firmado nada a libro cerrado. Esta vez tampoco lo haremos”.
El único que decidió rubricar el informe fue el tucumano Vitar, quien justificó su decisión en base a coincidencias ideológicas con el objetivo de la comisión que preside Carrió.
La chaqueña se retiró prácticamente llorando de la sala de reunión junto a una visiblemente demacrada Ocaña. Igualmente su decisión estaba tomada: Carrió daría a conocer “la matriz del estado mafioso” a pesar de no contar con la firmas necesarias para tener aprobado el documento. En la Cámara baja, la esperaban los diputados que integran el bloque del ARI más algunos frepasistas como Irma Parentella y Fernando Melillo, y otros del PJ como Rafael Romá. Abajo, una verdadera multitud se apiñaba a la espera de la llegada de Carrió. En el escenario la gente, entusiasmada, coreaba consignas en apoyo a la legisladora: “Si la tiran a Lilita al bombo/ va haber quilombo”, fue la más escuchada.

 

OPINION
Por Martín Granovsky

Desde afuera del poder

La comisión antilavado trabajó durante tres meses, el informe fue terminado en días y ayer Elisa Carrió lo presentó con un tono de urgencia. “Este era el día”, dijo. “Esta verdad tenía que ser dicha hoy, porque después empezaban las operaciones.” Y a las once de la noche, ante Nelson Castro, lloró y anunció que no sería senadora. “Yo me debo a los pobres del Chaco, y si mantuve la candidatura fue para conservar poder para la comisión hasta el día del informe”, dijo. Y explicó: “Lo único que quiero es que no se me muera nadie más en la vida y vivir para mi pueblo pobre”.
A la tarde, en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso, Carrió presentó su informe entre legisladores demacrados. No tuvo problemas en preguntar cosas que no se acordaba (“Redescuentos”, le soplaron dos veces) e ironizó sobre sí misma: “Justo tengo que hacer esto yo, que no me acuerdo ni la regla de tres simple”. También se enorgulleció cuando dijo en sorna que le decían “socialista”. “Y me pueden decir gorda. Y mística. Como si hubiera algún problema.”
Un huracán así puede provocar dos conclusiones rápidas. Una: fue solo la presentación de las conclusiones de una comisión parlamentaria. Otra: fue solo el lanzamiento político de Carrió y el resto funcionó solo como excusa.
La primera es una explicación burocrática con una crítica encubierta. Según esta línea de razonamiento, la comisión debió haber hecho una suerte de fallo judicial, concluyente y cerrado. Tan cerrado que impida discutir en el futuro sobre el lavado de dinero y el sistema financiero en la Argentina. O investigar nuevas pistas.
La segunda es una explicación insuficiente, porque se trató de un lanzamiento político, aunque más allá de las elecciones de octubre, pero el informe no fue una excusa. Ayer, Carrió definió un perfil y a la vez un estilo político.
Lo definió por las presencias. Entre ellas, las Madres de Plaza de Mayo, la religiosa Martha Pelloni, las Mujeres en Lucha, los familiares de las víctimas de la AMIA, los socialistas Alfredo Bravo y Héctor Polino, los peronistas Mario Cafiero y Rafael Romá, los frepasistas Graciela Ocaña y José Vitar y el demócrata mendocino Gustavo Gutiérrez, vicepresidente de la comisión.
También definió su perfil por las críticas. En el gobierno se concentró en Domingo Cavallo, Daniel Marx y Chrystian Colombo, nada menos que el superministro de Economía, el hombre que negocia en este momento el desembolso del Fondo Monetario Internacional y el jefe de Gabinete y principal negociador político con los gobernadores peronistas. Fuera del Gobierno trató de trazar una línea entre Gaith Pharaon, el contrabando de armas, Raúl Moneta, John Reed, del City, y Alberto Kohan, a quien definió como “el jefe de Menem y el Vladimiro Montesinos de la Argentina”, en referencia al operador de inteligencia de Alberto Fujimori.
Dijo que “no importa si el delito es radical o peronista: es delito”. Pero rescató a Raúl Alfonsín, aunque horas después lanzó sospechas sobre Mario Brodersohn y su posible relación con el Banco Macro. Brodersohn es el jefe de campaña de Alfonsín-senador.
Eligió ella sola sus propios tiempos para el informe. Criticó a Cristina Kirchner por “traición”.
Relacionó a “los que se apoderaron de la Argentina, nuevos ricos, esperpentos, banales” con el hambre de hoy, como si quisiera instalar un nuevo sentido común, diferente a la antipolítica fascistoide.
Y a la noche, cuando calificó a Cavallo de “delincuente”, aprovechó su poder para colocarse fuera del poder establecido, lo cual será toda una novedad política si, en el futuro, logra mantener esa tónica a medida que va construyendo su liderazgo. Porque esto recién empieza y nada está dicho en una Argentina más precaria que nunca.

 

OPINION
Por Mario Wainfeld

Un fenómeno político

Fue –con harta anticipación– la primera dirigente (y quizá la primera analista de cierta repercusión) que postuló que la Argentina padecía una crisis terminal, de fin de régimen. No mentó uno o más escándalos de corrupción combinados con una letal situación financiera sino el omega de un modelo político y económico. Y tal parece que tenía razón. Ese diagnóstico que reitera desde –si se permite una broma– el siglo pasado signó la totalidad de sus movidas políticas. Dos fueron esenciales: centrar sus esfuerzos en la investigación sobre lavado de dinero e irse despegando de la dirigencia tradicional y de los partidos dominantes.
Dígase o no, Elisa Carrió recuperó el rol que ejercitó por añares Carlos Alvarez. Otra característica los emparenta: críticos del funcionamiento del sistema político son figuras de marcada matriz democrática. Buenos oradores, poseedores de una base cultural superior a la de la mayoría de sus colegas, respetuosos de las instituciones. Suyo es el formato de los legisladores de la oposición: retórica fogosa, dedo en ristre, enemigos concretos, denunciadores con vocabulario rico, a menudo con jerga prestada de las ciencias sociales.
Por razones de público dominio, Chacho se retiró de la escena dejando vacante un lugar que, queda claro, representa una necesidad de parte de la ciudadanía: el del demócrata virtuoso, indignado, periférico de la clase política, pero a la vez reivindicador de los valores republicanos. Ese espacio vacante viene a ocupar Elisa Carrió que ayer hizo a su manera, una potente entrada en escena.
En algún punto, seguramente el que cierra la frase anterior, terminan las simetrías. Primero porque cada uno emergió en escenarios diferentes, el fenómeno Carrió despunta cuando se olvida el fenómeno Chacho. Luego –o mejor en consecuencia– porque todo lo que haga en lo sucesivo Lilita está connotado por la defraudante experiencia del Frepaso: su crecimiento, su jaque a los grandes partidos, su veloz llegada al Gobierno, su marcada incompetencia para gestionar y aun para conservar los espacios ganados.
Mujer en cambio de hombre, radical de origen y no peronista, Carrió centra su principal cruzada pública en un hueso más duro que el que eligió Alvarez. La investigación sobre lavado de dinero remite a la matriz del modelo económico y a la incestuosa relación entre camarillas de gobierno y sistema financiero. Las coimas senatoriales describen una transa realizada totalmente entre políticos, casi una situación de laboratorio: pagó el gobierno, cobraron los legisladores, acaso sin presencia de la actividad privada. Paradojalmente el peronista funcionó como un liberal democrático, la radical se centró en una denuncia con firme base económica.
Si algo caracteriza a un líder carismático es el jugarse a todo o nada en cada movida y la de ayer no fue menor. La diputada chaqueña puso en acto todas sus virtudes y sus límites. Una oratoria fenomenal, acompasada por una desmedida exposición personal: lágrimas frecuentes, alusiones a sus debilidades (“no sé nada de números”) y afectos (los elogios a colaboradores, las referencias a sus parientes muertos), las permanentes alusiones a Dios y la verdad, rubricadas por una rotunda cruz en el pecho.
Eligió enemigos poderosos y plurales. Descartó, con opinable arbitrariedad, aliados posibles, definió su criterio o visión como verdad. Dio por probados hechos que meramente enunció. Algunos de sus compañeros de comisión le reprocharon haber armado un acto político y no les falta razón. Pero no era una fiscal ante un tribunal, era un fenómeno político en germen desplegando ante la opinión colectiva sus virtudes y defectos.

 

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