Por Julián
Gorodischer
El adolescente baja la escalera
y entra al living de la casa de sus padres. Hay una fiesta. Sorprende
a todos: está vestido de mujer y se hace llamar Florencia. A partir
de ese momento, el festejo adquiere el tono de un velatorio. Esa noche,
hace diez años, Florencia de la Vega fundó su propia vida
y empezó a construir un estilo regido por el alto impacto. El mismo
que la motiva a elevar el volumen, crispar el gesto, decir sin filtro.
Otra de sus reglas, ahora desde su posición de figura pública,
es hacer un elogio constante de la franqueza, entendida como
el énfasis en su naturaleza masculina. Si no jugara con mi
imagen arroja, en la entrevista con Página/12, me pegaría
un tiro. No puedo ser tan hipócrita de hacerme la Britney Spears.
Nunca antes la TV argentina había incluido a un conductor travesti.
En todo caso, la tele les había reservado el espacio de los talk
shows circenses para la pelea escandalosa, la exposición de una
rareza de superficie, con poco contenido. En cambio, la que se sienta
cada noche junto a Roberto Pettinato en Petti en vivo (por
Azul, de lunes a viernes a las 24) se aparta del campo de extravagancias
de feria, y modifica la dirección del tiro. En la sección
que coconduce, pasa revista a los programas de chimentos y los reality
del día, y se conecta con lo que más le gusta: la ironía
gruesa que, por momentos, se vuelve violenta. Se ríe, por ejemplo,
de una veterana desfigurada por tantas cirugías y se
burla, cómplice, de esa mariquita que se hace el macho.
En rol de comentarista, por la esencia de su función, descuartiza
su mercancía. Mira, con sorna, las escenas de Gran Hermano,
y la lupa es implacable cuando señala el rollo del supuesto donjuán;
pega fuerte cuando observa la impostación de una calentura
de tiempo completo. Poco después, se somete a su propio látigo,
y el punto es siempre el mismo: su anatomía íntima.
Mis sobrinas saben que soy una tía travesti; los chicos son
piolas. En la plaza, una nena de cinco años me dijo: Yo sé
lo que sos vos. Y me sentí orgullosa.
Después, como compensación necesaria a sus declaraciones,
dedica seis horas por día a desmentirse, a extremar los recursos
que la convertirán en la más elegante de la entrega
de los Martín Fierro (según la definió una
revista de actualidad) o en una verdadera dama (a criterio
de Mirtha Legrand, su ídola). Florencia realiza un esfuerzo cotidiano
para habilitar el acceso a la pantalla: un turno de peluquería,
la depilación total, extensas sesiones de maquillaje y rutinas
de gimnasio. Cose, además, su propia ropa, porque en otra no confía.
Semejante faena da resultado, y el envoltorio (¡el glamour!)
hace aceptable la irreverencia de admitir, en el programa, que la tiene
más larga que muchos hombres. ¡Se mueren
de envidia!, exclama irónica. A ella misma, le impresiona
su aceptación televisiva. Conduce también un segmento para
la mujer por las tardes en Venite con Georgina, ese programa
vespertino fundador de una nueva ama de casa, menos utilísima.
Si el travesti recuerda esos viejos tiempos, en cambio, se
le aparece su etapa como manicura, su infancia en el barrio, el rumor
malicioso sobre el puto que vive a dos cuadras, la mitad de
la familia conformada por policías, el miedo... Siempre tenés
miedo a la policía dice. Se escuchan cosas horribles
sobre lo que pasa en los calabozos.
No me interesa asumir una militancia. Siento que mi aporte en los
medios es de por sí una ayuda. Muchas se me acercan para hablarme;
soy un referente para ellas.
Florencia prefiere eludir la idea de representación
o intervención política. Para eso, según
parece, están las duras, las que militan o se dedican a pelear
por derechos colectivos. La diva necesita un cierto aura de desentendida.
Sobre su relación con otras travestis, marcará unadiferencia
de base: ser o no ser prostituta. Estar limpia es haber pasado de la manicuría
al Tabarís sin escalas ni concesiones, haber repartido un solo
currículum y, por azar o virtud, haberse ganado una vacante como
vedette en reemplazo de Cris Miró.
La vivencia del ascenso vertiginoso significa inmediatez y continuidad:
Pisé un escenario y nunca más paré. Menciona,
un poco emocionada, algunos hitos de su carrera artística:
teatro de revistas en Mar del Plata, una participación en Verdad/Consecuencia
(convocada personalmente por Adrián Suar) y la llegada
a Petti en vivo. Sin embargo, hay algo que quiere decir ahora,
distinto de su forma de aparecer ante las cámaras. Su inclusión
mediática parecería ir de la mano de ciertas omisiones.
Aunque cuando se decide a hablar, el signo también es vago y generalista,
la condición para que una queja no se convierta en denuncia.
Yo soy una privilegiada, pero en la Argentina no hay ningún
respeto por las minorías.
En el manual de estilo de Florencia, hay un capítulo, el más
extenso, dedicado a lo que no debería hacerse. Uno de los puntos
refiere a la vida privada, y dice: no mostrarás tu romance. Rechaza
el lucro sentimental y nunca se plegó a la participación
inmotivada en un programa. Si acudió al llamado de Chiche Gelblung
en Memoria, pudo haber sido por el imán de mostrar
ropa o decir algo interesante. Nunca porque sí, sostiene.
En otra de las reglas, se advierte sobre los peligros de las cirugías
estéticas compulsivas. Sabe que el demonio televisivo es el paso
de los años y, en el caso de las travestis, el problema se agudiza.
La tele -dice no perdona crecer ni cumplir años.
Entre sus restricciones más gozosas, figura la de no excluirse
de la maternidad sólo por ser un travesti. Quiere, dentro de unos
pocos años, adoptar un chico y revelárselo todo desde el
origen de la relación: asumir la transgresión con complicidad
y sin prejuicios. Como cuando dice, ahora mismo: Yo voy a ser mamá;
voy a criar un bebé.
FANTASMA
DEL ABISMO, UN FILM SUBACUATICO
Cameron vuelve a rodar en el Titanic
El director canadiense James
Cameron, que en 1997 rodó Titanic, volverá a los restos
del naufragio más famoso de la historia para filmar una película
titulada Ghost of th Abyss (Fantasma del abismo). El rodaje del film,
que sigue a una expedición de seis semanas al fondo del mar para
explorar los restos del Titanic y del navío de guerra alemán
Bismarck, comenzará la próxima semana. Este es el primer
proyecto de película de gran formato en el que trabaja Cameron,
que diseñó algunos de los sistemas de cámaras digitales
que serán utilizados para el rodaje. Cameron trabajará en
el proyecto durante un año, ya que la película se estrenará
a mediados del 2002. El realizador, que desde siempre es un apasionado
del tema de los grandes naufragios y de los films acuáticos, se
sentirá en familia durante el rodaje. La empresa de televisión
de uno de sus hermanos, John David Cameron, realizará un programa
sobre el rodaje y otro de ellos, Mike Cameron, es el diseñador
del sistema de vehículos operados por control remoto que transportarán
las cámaras. Una página web actualizada en directo permitirá
a los interesados asistir a los progresos de la exploración, que
se concretará a bordo del Akademic Mistislav Keldysh, el mayor
navío de investigación oceanográfica del mundo, perteneciente
a la Academia de las Ciencias Rusas. Titanic, protagonizado por Leonardo
DiCaprio y Kate Winslet, es el film económicamente más exitoso
de la historia del cine.
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