Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


FILMAN EN MEXICO LA BIOGRAFIA DE LA PINTORA FRIDA KAHLO
Una vida digna de una película

Salma Hayek y Alfred Molina protagonizan una película que estará centrada en la tormentosa relación de Frida y el muralista Diego Rivera.

Actitud: Para Frida, la lealtad fue más importante que la fidelidad en la pareja. �Era capaz del amor incondicional, al que es tan difícil llegar�, dice Salma Hayek.

La gran pintora era bisexual y
tenía un fuerte compromiso político.

Por Juan Jesús Aznárez

“¡Acción!”. Frida Kahlo humedece la lengüeta del sobre, y, melancólica, desvía la mirada al cerrarlo. “¡Corten!”, ordena Julie Taymor, la directora de Frida, película que se acaba de rodar en México. El recorrido de la lengua se repite hasta ocho veces. “Are you ready Salma?”, inquiere Taymor. La mexicana Salma Hayek está lista, dispuesta a repetir la escena cuantas veces sea necesario. No en vano es la producción de sus sueños, una película sobre la vida de una compatriota que la tiene fascinada desde hace años. “Much better”, dice Taymor con un gesto de satisfacción. Se rueda la peripecia de Frida Kahlo artista, mujer o esposa contada desde su propia subjetividad, no con un perfil documental. Es, además, la segunda vez que la vida de Frida inspira un proyecto cinematográfico. En 1983 Ofelia Medina interpretó a la pintora en Frida: naturaleza viva, un film dirigido por Paul Leduc.
Los estudios cinematográficos Churubusco, situados en una esquina del Distrito Federal de México, bullen en español e inglés, en sus paredes se reproducen frescos y en las estanterías se acumulan los tarros de pintura. La cámara enfoca, a 30 centímetros, los labios rojos y humedecidos de Frida Kahlo (1907-1954), una mujer que fue apasionada y turbulenta, adelantada a su tiempo, casada con el pintor Diego Rivera (1886-1957), con quien compitió en talento y compromiso social.
El era un mujeriego empedernido, y ambos, comunistas. Aquella mujer fue bisexual, tenía relaciones con mujeres abiertamente, frente a su marido a veces, y era valiente, y libertina a su manera. Sostuvo un discreto romance con el político ruso exiliado León Trotsky, perseguido entonces por la dictadura de Stalin. Su nieto estuvo en México durante el rodaje. Para Frida, la lealtad fue más importante que la fidelidad en el matrimonio. “Ella era capaz del amor incondicional, al que es tan difícil llegar”, dice Salma Hayek.
La película narra la historia de dos mexicanos de trayectorias singulares, convertidos casi en leyenda. El guión es de Hayden Herrera, y Julie Taymor dirige la película, en la que numerosos amigos de Hayek, entre ellos Antonio Banderas, intervienen con pequeños papeles, más que nada para ayudar a la veracruzana de 33 años. El actor australiano Geoffrey Rush, ganador del Oscar al mejor actor, por Claroscuro, interpreta a Trotsky. El film es en inglés, con algunos giros en español, como cuando la protagonista llama “panzón” a su esposo, y éste le dice a ella “friduchita” o “corazón”.
Dolores Olmedo, responsable del fideicomiso que guarda buena parte de las obras de Diego Rivera, pidió 100.000 dólares a la actriz Jennifer López para permitir la utilización de algunos cuadros de los que es propietaria. No se los dieron. También reclamó lo suyo a la productora de Salma Hayek, pero hubo un largo regateo y finalmente se llegó al acuerdo. “Dolores me dijo que yo era la única persona en el mundo a la que le confiaba hacer la película. Tengo la madurez perfecta para hacerla”, subraya la mexicana después de almorzar en el bufet de los estudios. “Agua natural y nada de grasa, por favor”, pide especialmente al cocinero, que se apura para cumplir el pedido.
El británico Alfred Molina, de 48 años, vive en Los Angeles, y habla bastante bien la lengua de Cervantes. Leyó mucho sobre Diego Rivera, uno de los mejores pintores mexicanos de todos los tiempos. Engordó 15 kilos para parecerse al maestro, y le aumentaron la nariz con un postizo para emparejarla. “Me he zambullido en su obra, visité exposiciones en América y Europa, y hablé con mucha gente que lo conoció. Me siento penetrado por el espíritu de Diego.” Lo más difícil es simular que sabe pintar. “Definitivamente no tengo cualidades para la pintura”. Lo dijo muy claro el primer día. Un equipo de profesionales le enseñó a manejar el pincel.
Rivera creía en el matrimonio, de hecho se casó tres veces, pero a la antigua. “Era muy convencional. Con una esposa, él podía trabajar, mientras ella se dedicaba a la cocina, y a los hijos. Era lo normal en aquellos tiempos.” La protagonista ha empujado durante seis años el proyecto concretado ahora por Miramax Films (en coproducción con Triamark Pictures y la mexicana Ventana Rosa, propiedad de Hayek) y debió vencer la competencia de otras aspirantes. “Fue muy duro, muy duro, muy difícil. He estado con diferentes compañías. Pero en este momento ya no me acuerdo. Estoy tan feliz haciéndolo, que se me olvidaron las pesadillas, las noches llorando, las depresiones y los pleitos.” Incluso después de tener todo en la mano, siguió llorando, aunque esta vez de emoción. “Veía a cualquiera y lloraba. Agarraba el pincel y lloraba. Estaba inservible.”
Los estudios Churubusco reconstruyeron las habitaciones de la casa donde vivió el matrimonio, colgó varias réplicas de sus obras, edificó un jardín interior, y el equipo se desplazó a barrios del Distrito Federal, entre ellos el colonial Coyoacán, San Angel, y otros históricos de México. Algunos exteriores fueron filmados en Teotihuacán, con la Pirámide de la Luna, el Palacio de los Jaguares, y la Calzada de los Muertos. Se le pregunta, en definitiva, por qué eligió a Taymor como directora, y responde, tajante: “Porque es mujer, es artista y tiene ojos surrealistas, entiende esa parte de Frida que es para adentro”.

 

Una sorpresa en La Habana

El escritor colombiano Gabriel García Márquez entregó ya a su editorial las primeras mil páginas de sus memorias, según contó en La Habana, donde está de vacaciones. García Márquez recordó su intención de escribir otros dos tomos de sus memorias, y que en este primer volumen resume recuerdos que abarcan desde que abrió los ojos en su natal Aracataca hasta la publicación de la novela La hojarasca. El premio Nobel de Literatura llegó sorpresivamente el pasado miércoles a la redacción del semanario Granma Internacional. Los diarios Granma y Juventud Rebelde recogieron la anécdota del encuentro de García Márquez, que tiene una casa en La Habana, con colegas con quienes compartió en los años 60 los avatares del periodismo en la agencia Prensa Latina. Juventud Rebelde subraya que vio a un García Márquez “fresco y saludable, contento y con un desenfado que no disimula”. Durante la visita, el autor de Cien Años de Soledad mantuvo su habitual actitud de renuencia a las entrevistas pero sostuvo un ameno diálogo con quienes estaban en las redacciones.

 

PRINCIPAL