DISGUSTO Adolfo Pérez Esquivel sentía que los obispos empezaban a dar vueltas y que la retórica no era suficiente. Antes de que terminara la reunión del Frente contra la Pobreza con la Comisión Episcopal, pidió la palabra y dijo con tono enérgico: Hay que dar un testimonio de fe junto al pueblo. Nosotros tenemos memoria y en el momento que les pedimos su compromiso nos dieron la espalda y nos cerraron las puertas. Ahora pedimos que esas puertas se abran porque se está cometiendo otro genocidio. Los obispos ensayaron respuestas formales y luego expresaron ante los periodistas su disgusto por la actitud de Pérez Esquivel. ¿Disgusto?, preguntó el Premio Nobel cuando se enteró de esas declaraciones, yo estoy disgustado, el pueblo está disgustado.
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