Por José
Natanson
Tres importantes figuras de
la Alianza porteña manifestaban ayer, en voz baja, su alivio ante
la decisión de Elisa Carrió de no presentarse como candidata
a senadora en octubre en la Capital Federal. Con la legisladora chaqueña
fuera de carrera, adquiere especial relevancia la interna radical de hoy,
en la que se medirán Rodolfo Terragno y Facundo Suárez Lastra.
En cualquier caso, el sorpresivo anuncio cambia radicalmente el escenario
porteño: frente a una complicada perspectiva electoral, la Alianza
recupera sus chances de triunfar en el segundo distrito del país.
Hasta el momento, todas las encuestas ubicaban a Carrió como la
segura ganadora en los comicios de octubre. En el Gobierno, en el radicalismo
y en el Frepaso daban como un hecho su postulación: creían
que la presentación del informe de la comisión investigadora
del lavado de dinero era una formidable plataforma de lanzamiento. Si
se presenta no tenemos ni una sola posibilidad de ganar, y tenemos muchas
chances de salir terceros, explicaba el viernes un secretario de
Estado muy cercano a Fernando de la Rúa.
Tanto era el terror que producía la posible postulación
de la chaqueña, que algunos funcionarios de la Rosada llegaron
incluso a estudiar la conveniencia de que la Alianza de la Capital presente
sólo candidatos a diputados, convocando a votar por Carrió
para senadora, cuestión de no enfrentarse directamente a la arrolladora
diputada chaqueña.
Pero el viernes, para sorpresa de todos, Carrió anunció
que no se presentaría. Ayer, lejos de dar marcha atrás,
la legisladora ratificó su negativa. Yo no voy a ser candidata.
Nunca cambié el domicilio de la casa de mi mamá y nunca
voy a dejar de votar en la escuela chaqueña que fundó mi
bisabuela. Nunca hice el cambio de domicilio a la Ciudad de Buenos Aires,
pero no lo iba a decir, porque si yo lo decía se tranquilizaban
todos y entonces me podían destruir, aseguró.
La decisión marca cambio en el escenario porteño porque,
aunque tiene en Alfredo Bravo un candidato más que potable, el
ARI pierde su principal estrella electoral. La Alianza queda como favorita
para repetir su triunfo en la Capital. Y adquiere especial relevancia
la interna radical que definirá hoy el candidato a senador.
Si gana Rodolfo Terragno, la coalición propondría un candidato
que siempre fue taquillero en la Capital, con un discurso sólido,
ahora centrado en la necesidad de renegociar la deuda externa. Pero más
importante aún: Terragno fue el primer expulsado de la gestión
aliancista y son notorias sus diferencias con De la Rúa. En el
curioso panorama de octubre, Terragno sería un buen complemento
a la candidatura de Raúl Alfonsín en la provincia de Buenos
Aires: un equilibrio precario entre la voluntad opositora y la necesidad
de no romper del todo con el Gobierno.
Si gana Facundo Suárez Lastra, la Alianza postularía a un
radical de pura cepa que garantizaría el cien por cien del voto
partidario. Se presenta a la interna por la lista oficialista integrada
por el delarruismo y el nosiglismo por lo que la oposición
podría achacarle una cercanía mayor al Gobierno. Pero Suárez
Lastra también es funcionario de Aníbal Ibarra y, aunque
su discurso es menos contestatario que el de Terragno, no es antipático
a los votantes más progresistas (justamente por eso De la Rúa
y Enrique Coti Nosiglia optaron por su figura).
Sea quien fuere el candidato, la boleta se completaría con una
frepasista mujer, posiblemente Nilda Garré o María América
González. El Frepaso deberá hacer esfuerzos importantes
para evitar que sus votantes opten por la candidatura de Bravo. Es más:
dos importantes figuras del distrito Eduardo Jozami y Liliana Chiernajowsky
ya convocaron a votar al ARI. No podemos intervenir, pero la verdad
es que el mejor candidato sería Terragno. Retiene el voto radical
y capta un electorado más amplio, desencantado con el Gobierno,
reconocía ayer a Página/12 un importante frepasista de la
Capital. En cualquier caso, es innegable que la decisión de Carrió
constituye un alivio para la Alianza. Creíamos que el plan
de Lilita era presentar el informe, postularse por afuera y ganar la Capital.
El año que viene, parada sobre un triunfo rotundo, recogería
los pedazos del radicalismo, y quedaría bien posicionada para la
presidencial de 2003. Pero con esto nos desconcierta, confesaba
ayer un importante legislador radical. Nos toma por sorpresa. La
decisión parece definitiva, pero nunca se sabe, decía
frepasista. Ojalá la mantenga, completaba, más
sincero, un funcionario del Gobierno.
DEBATE
ENTRE LOS MIEMBROS DE LA COMISION
Motivos para firmar (o no)
Tanto los miembros del PJ y
del oficialismo que integran la comisión investigadora sobre lavado
de dinero no firmaron el preinforme que la diputada Elisa Carrió
presentó el viernes. A continuación, sus argumentos y los
del diputado demócrata Gustavo Gutiérrez, que sí
avaló el documento:
Gustavo Gutiérrez, Partido Demócrata mendocino: He
acompañado y acompaño a la diputada Elisa Carrió
porque creo en la buena fe de su proceder. Pero tengo una permanente preocupación
en el seno de la comisión investigadora que integro por evitar
que, en nombre de presupuestos ideológicos abstractos, se juegue
con el honor de las personas concretas y con la dura situación
por la que atraviesa el país. El Estado mafioso, que estamos queriendo
poner al descubierto, tiene también una contracara de esa misma
moneda conformada por izquierdistas de cartón pintado, que juegan
con pompas de jabón revolucionario para tener una coartada justificatoria
del fracaso de sus propuestas.
Carlos Soria, PJ: Es muy importante el informe preliminar
elaborado por la comisión investigadora de lavado de dinero, pero
no lo firmé porque no he tenido tiempo de confrontar lo que dice
el documento con las más de 3000 pruebas que existen. El preinforme
es muy importante; creo que ahora hay que avalar lo que se dice ahí
con las pruebas, que son más de tres mil y que no tuvimos la oportunidad
de confrontarlas con lo que ahí se dice. Más allá
de la confianza que tenemos en los preinformes que elaboramos cada uno
de los diputados, yo me hago responsable de la parte que yo escribí
en el informe, pero lo que escribieron los otros no lo leí.
Cristina Fernández de Kirchner, PJ: Le pedí
a la diputada Elisa Carrió que pasáramos la presentación
para el próximo lunes o martes a fin de tener tiempo de leer el
informe y saber qué se estaba firmando. Ante esas circunstancias
no estábamos en condiciones serias y responsables de firmar el
trabajo el viernes. No solamente lo de ese día fue un despropósito,
un acto de utilización personal, sino fundamentalmente de irresponsabilidad.
Sin embargo, estoy de acuerdo sin ninguna duda con la investigación
llevada adelante sobre este tema. Ahora hay que leer todos los capítulos,
confrontar documentación y ver si se cuentan con todas las pruebas.
Margarita Stolbizer, UCR: Compartimos el disgusto por la
utilización de un trabajo que había sido de todos los miembros
de la comisión para una intencionalidad particular que los demás
no le habíamos dado. No habíamos sido convocados para cerrar
un informe el viernes sino para iniciar una discusión. En forma
elemental, uno firma lo que lee, el informe tiene 14 capítulos
y nosotros sólo alcanzamos a leer dos a los que, incluso, se le
incorporaron modificaciones. Pero más allá de las diferencias
particulares en algunos de los capítulos o parte del texto, estamos
de acuerdo con la producción de ese informe que describe la conexión
de un Estado mafioso con negocios económicos y funcionarios políticos.
Daniel Scioli, PJ: Es fundamental que trabajemos para llegar
a la verdad, pero también que realicemos una nueva Ley antilavado.
Hasta ahora se han hecho declaraciones mediáticas sobre cuestiones
no comprobadas y otras ya comprobadas hace tiempo. Es importante contar
con una nueva ley, y para ello reitero la propuesta escrita que el 12
de julio le hice a la Comisión para delinear un nuevo proyecto.
Los datos de las cajas todavía no están digitalizados y
cuatro miembros de la Comisión ya presentaron un preinforme de
carácter personal, ya que no fue avalado por el resto de los miembros
que nos rehusamos a firmar un trabajo que se presentó a los medios
al mismo tiempos que a nosotros.
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