Por Santiago Rodríguez
¿Por qué
los radicales porteños deberían votarlo a usted?
Porque estamos comprometidos en recuperar los principios del radicalismo
y la plataforma de la Alianza.
¿Considera que el Gobierno ha perdido esos principios?
No los ha perdido definitivamente, si no, nuestra batalla no tendría
sentido. Sí es indudable que las restricciones financieras y la
presión de economistas, banqueros y otros actores de poder le hicieron
sentir al Gobierno que debía dejar a un lado el programa de la
Alianza para adoptar las políticas del ajuste. En eso está
el origen del debilitamiento del Gobierno y de la crisis económica.
Recuerdo el día en que finalmente De la Rúa me pidió
la renuncia, le dije que quería señalarle algunas cosas.
El sacó dos hojas y comenzó a escribir; no sé si
las habrá guardado, pero si las guardó sería bueno
que las leyera.
¿Qué decían?
Que esta política iba a debilitar el apoyo social a su Gobierno
y su liderazgo y que era necesario cambiar. Estoy convencido de eso y
por eso sigo en esta lucha. A mí me ofrecieron ser senador de una
lista única y dije que no porque eso me habría asegurado
la banca, pero significaba hacer un promedio entre quienes creemos que
hay que cambiar y aquellos que opinan que el Presidente debe seguir por
el mismo camino. Ese es un promedio imposible que termina en cosas como
las del Congreso, cuando se les dice a los legisladores que hagan el discurso
que quieran, pero después levanten la mano.
¿Qué hay de cierto en que discursos como el suyo dan
argumentos a la oposición?
Se le regala todo el campo a la oposición con este tipo de
políticas. De la Rúa tenía 70 por ciento de popularidad
y hoy tiene el 13 por ciento; no porque haya habido una interna en la
UCR o críticas, sino porque se siguió una política
económica de esta naturaleza.
¿Qué implicancias políticas tendría
el triunfo de la oposición al delarruismo en el distrito del propio
De la Rúa?
No creo que fuera la derrota de De la Rúa. Son cosas distintas:
el delarruismo es una maquinaria que ha seguido a De la Rúa como
líder distrital; el propio De la Rúa supo poner distancias
entre su gestión y esa maquinaria. Suárez Lastra está
sustentado por el delarruismo, no necesariamente por el Presidente, y
el nosiglismo. Esto debe ser un plebiscito sobre la política económica.
Quienes lo han querido plantear como una discusión sobre el Presidente
o usar a Alfonsín, están desviando la atención y
haciendo un usufructo de personas que no corresponde.
¿Se refiere al oficialismo, que en sus avisos invoca a Alfonsín?
Sí, eso no corresponde. Es algo que ni Aldo Neri, ni Gabriela
González Gass, ni Rodríguez, ni yo hemos hecho.
Usted plantea la interna como un plebiscito a la política
económica. ¿Un pronunciamiento en contra no debilitaría
aún más al Gobierno?
Es que la crisis y la desconfianza están provocadas por esta
política. Es muy claro lo que está pasando en la Argentina
y lo están diciendo economistas como Rudger Dornbusch, que fue
el sponsor de Cavallo. Yo había dicho que se debían fijar
los intereses de la deuda en 7 por ciento y abrir una cuenta para depositar
los intereses de aquellos que no acepten la reducción, y lo que
Dornbusch sostiene es que la Argentina tiene que honrar su deuda y sus
plazos, pero propone en lugar de una tasa fija la norteamericana más
1,5. Esto, como él señala, sería en interés
de los acreedores mismos, porque hoy hay incertidumbre sobre el cobro
o más bien certidumbre de que este camino lleva al default, que
es lo que debemos evitar porque implica devaluación no programada
y dolarización de facto. Si los intereses pasan a ser tasas norteamericanas
más 1,5, el gasto público argentino baja 6000 millones de
pesos, en un año desaparece eldéficit y Dornbusch dice que
se crean oportunidades para bajar impuestos en aquellas actividades que
pueden motorizar la recuperación del producto bruto. Estas cosas
se están discutiendo afuera, es lo que discute la gente sensata
mientras aquí se sigue con estas políticas económicamente
ineficaces y socialmente impías.
¿La renegociación de la deuda es la única salida
a la crisis?
Sí, porque el problema es la deuda. La Argentina está
sobreendeudada.
¿Quiénes son los responsables de que se insista con
estas políticas?
Influyen los sectores financieros, los tenedores locales de bonos;
también un usufructo ideológico de la situación porque
quienes creen que hay que debilitar aún más al Estado y
bajar más los salarios aprovechan para sostener sus políticas.
En el caso de Cavallo hay una obstinación o una sobreestimación
de su capacidad para resolver el problema o de la confianza en que el
mundo no puede dejar que la Argentina caiga.
¿Si es que la hace, cuál es la autocrítica
de su año por el Gobierno?
La primera es que no debí haber aceptado la Jefatura de Gabinete.
No quería ser jefe de Gabinete, le dije al Presidente que no era
el puesto para mí; mi tesis era que De la Rúa aceptaba que
el jefe de Gabinete era el jefe de la administración y el que formulaba
la política económica o tenía a un secretario General
de la Presidencia bis. Yo no estaba dispuesto a lo segundo y él
no estaba dispuesto a lo primero. Me pidió que fuera porque lo
necesitaba, y dijo que estaba dispuesto a que tuviera todo el poder necesario,
pero se dio mi pronóstico. Entonces, el segundo error fue no haberme
ido directamente al segundo ajuste. Discutí mucho ese ajuste, fue
pública mi posición y en un momento le planteé a
mi mujer si no debía irme porque era claro que no tenía
poder, pero había cierta responsabilidad porque venía de
ser presidente de la UCR y cofundador de la Alianza y pensaba que mi renuncia
podía provocar una crisis y que uno tenía que pelear desde
adentro.
¿Qué opina de la protesta social?
Hay algo muy interesante que no se está teniendo en cuenta.
Marx explicaba cómo la revolución industrial al congregar
a las masas obreras en las fábricas les había dado sentido
de pertenencia y creado las bases de un movimiento anticapitalista. La
desindustrialización y la globalización financiera que han
provocado concentración del ingreso, exclusión y desempleo
están congregando a la gente en las calles. Antes el conflicto
social se daba entre el capitalismo productivo y las clases trabajadores
y ahora se da entre el capitalismo rentista y los desocupados. Estamos
ante un fenómeno social cuyas implicancias todavía no han
sido estudiadas. Hay una encuesta que indica que el 83 por ciento de la
población desaprueba los métodos de los piqueteros, pero
el 63 por ciento está de acuerdo con sus motivaciones y 47 por
ciento piensa que los piquetes son una alternativa a los partidos políticos.
Eso es la base de una democracia inorgánica muy peligrosa provocada
precisamente por estas políticas económicas. Esto no se
resuelve con medidas policiales que pueden agravar el problema.
¿Si finalmente gana y es candidato a senador, cómo
hará para descontarle a Elisa Carrió la ventaja que le lleva
y ganarle?
No voy a enfrentar a Carrió, no lo voy a plantear de esa
manera. Deseo fervientemente que Lilita sea candidata porque en esa confrontación
puedo ganar o perder y una cosa es perder con quien encabeza el ranking
de credibilidad en la Argentina y ha levantado una bandera tan importante
como la lucha contra la corrupción sistémica y otra es perder
ante un candidato cualquiera; en el caso de ganar, una cosa es hacerlo
como ganó Colombia la Copa América porque no fue Argentina
y otra ganar de una manera indiscutible. Además, si la opción
que tiene la gente es la candidatura de Lilita y la mía habrá
en juego dos valores muy importantes. Lilita representa la restauración
de un sistema cuya corrupción lo hatornado no sólo injusto,
sino ineficiente y generador de nuevas injusticias. Yo creo que además
de luchar contra la corrupción, uno tiene que saber después
cómo se hace para generar riqueza y distribuirla. Uno de los problemas
de la Alianza, era que tenía claro que quería luchar contra
la corrupción, pero no qué hacer cuando llegara al Gobierno.
Serían dos ofertas interesantes, la gente tendría que colocar
una primera y otra segunda y me sentiría bien en cualquiera de
las dos ubicaciones.
FACUNDO
SUAREZ LASTRA, OFICIALISTA
Yo integro una lista que expresa un acuerdo
¿Por qué
los radicales porteños deberían votarlo a usted?
Porque en las dos cosas que están planteadas en esta elección,
la propuesta de nuestra lista hace más competitivo al radicalismo
y le sirve más al país al fortalecer al Gobierno en un momento
en que necesita fuerza. La primera tiene que ver con que la lucha por
el senador de la ciudad es muy importante, donde Terragno después
de muchos meses de instalación está muy mal porque no articula
un discurso capaz de expresar los intereses de la ciudad en una confrontación
electoral. Nosotros estamos en mejores condiciones de darle un carácter
local que le agregue a la competitividad de la Alianza. En segundo lugar,
sin haber diferencias ideológicas entre las dos listas hay una
profunda diferencia de actitud. Terragno parte de la idea de que el Gobierno
va a fracasar en su capacidad de resolver la crisis de la Argentina y
quiere estar diferenciado para recuperar su advertencia previa; nosotros
trabajamos en la convicción de que la situación es muy difícil
pero puede andar si nos involucramos y al Gobierno se le da más
poder.
¿Coincide con Terragno en que la interna es un plebiscito
del rumbo económico del Gobierno?
No. Ellos apuntan a capitalizar la insatisfacción de la sociedad
por los resultados del primer tramo de la gestión del Gobierno,
pero no lograron instalar ese eje, que además es incorrecto y cruza
los actores: Jesús Rodríguez fue un protagonista principal
de las relaciones entre el Congreso y el Ejecutivo; con su soporte a José
Luis Machinea fue un protagonista de la estrategia con la cual la Alianza
arrancó su esquema de gobierno. Muchos de los que votamos la propuesta
de sostén del Gobierno lo hacemos para estar cerca en un proceso
de discusión acerca de con qué contenidos se producen los
ahorros. Estamos todos de acuerdo con el déficit cero y ha tenido
consenso en la sociedad, pero para ser viable requiere de equidad y el
ahorro será equitativo en la medida que haya poder político
radical y de la Alianza en las instituciones de representación
política.
¿Qué opina de la política económica?
La estrategia que está planteando el Presidente de vivir
con lo nuestro es acertada, pero hay que profundizar las políticas
activas que ya han empezado a desarrollarse y dar una durísima
batalla contra la evasión y la elusión fiscal para que se
libere el 15 por ciento de los jubilados afectados por el ajuste. Es incomprensible
que Terragno sugiera que se la ha metido la mano a todos los jubilados
después de que los diputados radicales lograron excluir del ajuste
al 85 por ciento; miente para ganar una interna. Los ahorros para salir
adelante se hacen trabajando adentro y no criticando de afuera.
¿Le parece que hay margen para trabajar desde adentro?
Sí. Esta actitud del radicalismo del distrito del Presidente
de haberse abierto al alfonsinismo en la lista que compartimos es una
clarísima señal de un cambio de relación entre el
partido y el Gobierno.
¿Qué análisis haría de una derrota suya
y del delarruismo?
Evidenciaría una debilidad del Presidente en un momento muy
difícil; traería mayores dificultades a la tarea de sacar
el país adelante.
¿Qué les dice a aquellos que no entienden cómo
usted, opositor desde hace años al delarruismo, aceptó esta
vez representar al oficialismo?
Que integro una lista que expresa un acuerdo político. Hay
una decisión política que acompañan en mi minoritaria
agrupación Transformación radical porque se comparte la
visión de que hay responsabilidades propias de los partidos de
gobierno, aunque yo no haya sido jefe de Gabinete de De la Rúa
ni haya sido un actor principal en los acuerdos del Congreso como Jesús,
quien fue el operador político del bloque radical para la aprobación
de los superpoderes de Cavallo. Es la lógica con la que funciona
Raúl Alfonsín.
¿Está de acuerdo con Aníbal Ibarra de que en
el gobierno nacional no hay Alianza?
Creo que hay una Alianza debilitada. La consolidación de
un proyecto aliancista del radicalismo que profundice el compromiso con
el gobierno de Ibarra y que conforme con Ibarra una alianza electoral
competitiva en el distrito le agrega fuerza política a la idea
de ampliar el espacio de la Alianza en el ámbito nacional, que
por otro lado es imprescindible. El aporte que le hace al Frepaso a un
gobierno como el de De la Rúa es de una importancia cualitativa
extraordinaria.
¿No le incomoda que la mayoría de los frepasistas
vea con mejores ojos la candidatura de Terragno que la suya?
Eso tiene que ver con la instalación que hizo Terragno, pero
por las relaciones políticas que tengo construidas con el Frepaso
a lo largo de muchos años creo que es un fenómeno que ya
se está superando. Así como los radicales van entendiendo
las razones de esta alianza electoral interna que hemos formado, en el
Frepaso se está generando un proceso creciente de entendimiento
de esto y de ver en un radicalismo con vocación de poder, de construcción
y de gobierno un aliado más importante para sostener el gobierno
que ellos lideran en el caso de la ciudad.
¿Cuál es su relación con Raúl Alfonsín?
Alfonsín es prescindente. No lo hemos querido involucrar
y nuestra relación no pasa por el apoyo, sino porque nuestra línea
política sintoniza con la de Alfonsín. Alfonsín nunca
hubiera tenido una campaña con su gobierno como la que está
teniendo Terragno.
¿Qué opina de la protesta social?
Es absolutamente legítima, es la herramienta para el cambio.
En la historia las luchas de aquellos que estaban marginados o explotados
fueron el motor del crecimiento de las condiciones de igualdad. La protesta
social hoy es la base sobre la cual tiene que armar su nueva agenda la
dirigencia política. Acá no sólo está en crisis
el nivel del gasto y el endeudamiento por encima de nuestras posibilidades,
sino principalmente la distribución de ingresos. Hay un proceso
de concentración de ingresos que arrancó con el programa
de Martínez de Hoz que ha determinado que el 10 por ciento de la
población se quede con más del 50 por ciento de los ingresos
y eso no hace viable una sociedad democrática.
Usted mencionó el endeudamiento de la Argentina por encima
de sus posibilidades. ¿Hay que renegociar la deuda externa?
Sí, pero hay cosas que se hacen sólo desde posiciones
de poder. La única forma que va a tener la Argentina de encarar
una renegociación de sus compromisos externos es a partir de ganar
en confiabilidad y va a ganar en confiabilidad y ser fuerte para negociar
si logra equilibrio fiscal y acuerdos políticos sólidos.
Plantear quitas unilaterales de la deuda, como lo hizo Terragno, lo demuestran
como un dirigente altamente irresponsable. Terragno tiene una contradicción
esencial al exponer una única idea con una estrategia de competencia
y debilidad del Gobierno; como lo plantea es un acto demagógico.
¿Qué puede decir de Elisa Carrió, con quien
seguramente tendrá que competir si gana la interna?
Es una gran dirigente. Me hubiera encantado y no voy a restar ningún
esfuerzo para que podamos encontrarnos, inclusive, en acuerdos electorales.
Hay espacio para tener un marco de relación política con
el ARI sobre la base de la consolidación de la Alianza.
Ellos parecen firmes en su decisión de competir y las encuestas
ubican a Carrió muy por encima de los demás candidatos.
Las encuestas son un punto de partida y en todo caso tendrán
que ver con la enorme capacidad que tiene Lilita de expresar el hartazgo
de la sociedad argentina. La capacidad de expresar el hartazgo se ha demostrado
como una fuerza importantísima de construcción de poder
electoral, pero nocomo una fuente importante de construcción de
poder político para el cambio. El radicalismo y el Frepaso unidos,
dando muestras de líneas de gobierno progresista como estamos haciendo
en la ciudad, son capaces de expresar no sólo el hartazgo, sino
también la posibilidad de construir poder en serio para transformar
las cosas.
Cómo es la
elección
Unos 200 mil radicales están habilitados para votar hoy.
La interna cerrada, sólo para afiliados, no es
lo único que el radicalismo mantiene de fiel a su centenaria
tradición: el comicio empezará a las 8 y terminará
recién a las 22. Este largo horario de cierre fue establecido
a principios del siglo pasado con la explicación de que los
correligionarios eran aficionados a los caballos, lo que hacía
necesario esperar a que concluyera el programa de carreras para
que pudieran sufragar. Lo que se elige son candidatos senador y
diputado y delegados al Comité nacional.
La interna se disputará entre dos sectores: el oficialismo,
conformado por delarruistas y nosiglistas, y la oposición,
donde confluyen el Ateneo del Centenario de Jesús Rodríguez,
la línea Futuro de Rodolfo Terragno y dirigentes que hasta
no hace mucho jugaban con los oficialistas, como Daniel Bravo y
Marcela Larrosa. Aunque hay más alfonsinistas en las filas
opositoras, algunos optaron por sumarse al oficialismo.
El secretario de Seguridad porteño, Facundo Suárez
Lastra, es el candidato a senador de la oficialista nómina
Compromiso Radical y lo secunda la alfonsinista Florentina Gómez
Miranda. Sus adversarios directos serán Rodolfo Terragno,
postulante al Senado de la opositora lista Encuentro, quien va en
compañía de la también alfonsinista Gabriela
González Gass. A la cabeza de la boleta de la oposición
para Diputados aparece el secretario de Salud porteño, Aldo
Neri; lo siguen Horacio Vivo y Larrosa. Rodríguez es candidato
a primer delegado al Comité nacional.
Al frente de la nómina de diputados del oficialismo está
el actual titular de la Cámara baja, Rafael Pascual, acompañado
en los primeros lugares por Cristina Guevara y el subsecretario
de Justicia porteño, Agustín Zbar. Como primer delegado
al Comité nacional se postula José Canata.
Los afiliados votarán en la escuela habilitada para hacerlo
en cada una de las 28 circunscripciones porteñas. Aquellos
que no sepan dónde deben sufragar o tengan inconvenientes
al votar pueden llamar al Comité Capital, 372-8967/371-6625
o a la línea que habilitó la oposición, 5031-8555.
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