Página/12
en Gran Bretaña
Por
Marcelo Justo
Desde Londres
Una devaluación o reestructuración de la deuda externa argentina
no desataría una crisis a nivel mundial similar a las ocurridas
en 1995 con México, 1997 con Tailandia y 1998 con Rusia. Esa es
la visión que tienen los analistas del semanario The Economist
y, por supuesto, si fuera así, significa que Argentina tiene menos
margen para negociar un salvataje mayor con el Fondo Monetario y el Tesoro
norteamericano. Según el índice de vulnerabilidad monetaria
elaborado por Economist Inteligence Unit (EIU), la consultora económica
de la revista The Economist, las economías asiáticas y de
Europa del este están hoy en mejores condiciones de afrontar una
crisis de confianza en los mercados emergentes. En julio fue la
primera prueba y, a pesar de la preocupación que causó la
situación en Argentina y los temores a que Turquía no pagara
los servicios de su deuda, la mayoría de las monedas de los mercados
emergentes consiguieron recuperarse después del primer cimbronazo,
indicó a Página/12 Laza Kekic, jefe de predicciones económicas
del EIU.
¿En qué basan esta predicción de menor vulnerabilidad
monetaria de los mercados emergentes?
Hemos construido modelos en base a 12 índices para predecir
la vulnerabilidad de las monedas de un país determinado. Además
de los índices clásicos para evaluar la solidez de una economía
como las reservas extranjeras y el déficit de cuenta corriente,
incluimos la deuda a corto plazo, la expansión crediticia doméstica
y la base monetaria. Con el conjunto de estos elementos construimos un
promedio que refleja con mayor precisión la fortaleza o vulnerabilidad
de las monedas y las preocupaciones de los inversores. En base a estos
criterios creemos que en general los mercados emergentes están
mucho mejor preparados para capear una tormenta financiera, en especial
porque son mucho menos vulnerables que en el 97 y 98 a los
flujos de capital de corto plazo.
Cuando se habla de mercados emergentes se está englobando
a países y regiones muy diferentes.
Es cierto. Nuestro índice muestra claras variaciones regionales.
Las economías de Europa oriental son las que están mejor
vacunadas contra un contagio. En 1997, el promedio de los 12 índices
en los países de europa oriental era 14, es decir muy cerca de
los críticos 17 puntos que denotan una alta vulnerabilidad. Hoy
están en 9.7. En el caso de Asia es igual. La combinación
de estos índices da hoy 10 puntos, mientras que en 1997 era 15,5.
En cambio Latinoamérica tiene hoy un mayor índice de vulnerabilidad:
13,9 en comparación con 12,4 en 1997.
El panorama de la economía mundial no es alentador. A la
desaceleración de la economía estadounidense se le añadieron
una serie de claros indicadores de desaceleración europea en las
últimas dos semanas. ¿Qué pasa con los mercados emergentes
si a todo esto se le agrega una crisis en Argentina que dispare un efecto
dominó en Brasil y otros países latinoamericanos?
Nuestra evaluación es que no se va a profundizar la desaceleración
estadounidense y europea. En caso de que ocurra, el panorama cambia. Hay
algunos analistas que anticipan que una caída argentina que arrastre
a Brasil y otros países latinoamericanos, podría tener un
impacto muy serio en Estados Unidos convirtiendo su desaceleración
actual en una recesión, sobre todo por la alta exposición
que tiene su sector financiero y bancario. No es nuestro cálculo,
pero es una posibilidad que no puede descartarse. La situación
en Estados Unidos tiene un impacto inmediato en Asia y lo que ocurra en
la Unión Europea afectará de inmediato a Europa oriental,
pero nosotros creemos que la vulnerabilidad no se produce únicamente
por un efecto de contagio regional sino por los datos básicosde
una economía. Y hoy en día, las economías latinoamericanas,
con obvias excepciones como Chile, se encuentran en una situación
más débil.
¿Cree que un préstamo del Fondo Monetario Internacional
de unos 6 mil millones de dólares a Argentina evitará estos
peligros?
Es muy difícil de predecir. Históricamente el apoyo
externo no basta para solucionar una crisis. La puede postergar, pero
nada más. Esto fue lo que pasó con Rusia en 1998 donde la
ayuda externa sólo consiguió demorar el estallido final.
El apoyo externo puede tener un impacto en la manera en que una crisis
se manifiesta. En el caso de Argentina hay que ser precisos respecto a
qué quiere decir uno cuando habla de crisis. Algunos hablan de
default pero con convertibilidad. Otros de default con salida de la convertibilidad.
Una ayuda externa dará un respiro para el gobierno, pero no resolverá
los problemas.
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