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Por Cledis Candelaresi
 Quien tenga título universitario, experiencia en administración o gerenciamiento �de mediana complejidad� no inferior a tres años y antecedentes académicos, profesionales o laborales acordes a la futura tarea en cuestión, puede aspirar a ser un nuevo �gerente de programa� de la Administración Pública Nacional. ¿El sueldo máximo?, unos 5800 pesos brutos, que pueden ser reforzados con un premio de hasta el 30 por ciento, si esos nuevos funcionarios cumplen con los objetivos de su gestión. Ese régimen de incentivos será, precisamente, uno de los rasgos distintivos de esos nuevos cargos ejecutivos, que no darán a su ocupante garantía de estabilidad.
El nuevo modelo de contratación comenzará en la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, que será de inmediato secundada por nada menos que por la Anses, el ministerio de Educación, la Sindicatura General de la Nación y la Oficina Anticorrupción. Todas estas áreas prevén reforzar su staff con ese nuevo grupo de gerentes provisorios, cuya labor será juzgada periódicamente: sólo el 31 de diciembre se develará la incógnita acerca de si se renueva su contrato anual y tiene derecho a un premio por eficiencia o si debe dejarle su lugar a un reemplazante.
Se trata de una figura totalmente novedosa en el Estado que acaba de crear el decreto 992, cuyos considerandos destacan la idea de instrumentar una �gestión por resultados�, como un �objetivo prioritario del Plan de Modernización�. La norma, promovida por la secretaría de Modernización, a cargo de Marcos Makón, expide sentencia de muerte a gran parte de la burocracia pública jerarquizada, sin el apremio de un evaluación permanente sobre su trabajo.
El nuevo gerente de programa es sólo lo más visible de un incipiente pero drástico cambio en los organigramas públicos, que en la Administración Nacional de Seguridad Social significó reducir de 27 a 9 la cantidad de gerencias de primer nivel, y en el Palacio Pizzurno entrañará reemplazar los 8 directores actuales por 3 nuevos gerentes. Cada uno de ellos estará a cargo de una �unidad�, con metas medibles en el tiempo: lograr un determinado ahorro presupuestario, cambiar un método de auditoría, o cualquier otra.
Los nuevos funcionarios reemplazarán �en cada repartición pública que acuerde hacerlo� a los actuales directores, quienes podrán concursar para convertir su puesto en el de gerente de programa. De este modo, se podrá conformar un nuevo staff gerencial sin vulnerar las restricciones que impone la ley de déficit cero. El 992 consigna especialmente que esta reestructuración �no podrá implicar creación de cargos adicionales ni incremento de las erogaciones�.
Pero los nuevos gerentes no serán incorporados a la carrera administrativa y no tendrán, por lo tanto, el derecho a aspirar a un puesto mejor por la antigüedad. Integrarán una nueva modalidad de contratados, pero sus remuneraciones sufrirán las deducciones que corresponden por los aportes previsionales, obra social y Ganancias, como no ocurre con el resto del personal ligado a la administración por contrato.
En caso de recibir el mayor de los premios prometidos (hasta un 30 por ciento de su remuneración inicial), los que tengan la suerte de ingresar con un salario equivalente al de un director general, estarían rozando la remuneración del jefe de Gabinete, tope para los cargos �políticos�. Los estatales que no tienen este status, podrán seguir gozando en otros rincones de la administración públicas excepcionales remuneraciones superiores a los 10 mil pesos.
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