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Por Fernando Cibeira
 El Gobierno puso ayer todo el esfuerzo discursivo para que el presidente Fernando de la Rúa saliera lo menos golpeado posible de la derrota sufrida en las internas radicales porteñas en manos del ex jefe de Gabinete Rodolfo Terragno, luego de una década de hegemonía en el distrito. La justificación más repetida fue que el Presidente se mantuvo ajeno a la campaña, otra fue que la lista derrotada que encabezó Facundo Suárez Lastra tuvo una composición mixta, con algunos delarruistas pero mayoría de ajenos. �La verdad es que los jubilados que antes votaban a De la Rúa, ahora votaron en contra�, se terminó por sincerar, luego de varios rodeos, un histórico referente porteño del Presidente. �Tenemos detectados que muchos de los que llevamos a votar nosotros eligieron a la otra lista�, decía otro, que reconocía la mochila de plomo que significó haber tenido que defender la gestión delarruista. El Presidente sufrió en carne propia el descontento de los mismos que le hicieron ganar elección tras elección durante una pila de años.
La interna dejó como saldo dos datos que podrían servir para ahondar la crónica debilidad política de la gestión delarruista. Uno es que la Rosada no contará en octubre con candidatos de fuste para defender lo hecho por el Presidente: tanto Raúl Alfonsín en la provincia, como Terragno en la Capital levantarán un discurso anti Cavallo. El otro es que el delarruista Rafael Pascual no será reelecto como diputado, por lo que deberá dejar la presidencia de la Cámara de Diputados. Luego de las elecciones, el Gobierno deberá iniciar una desgastante negociación con la oposición para designar su sucesor.
El secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo, utilizó un curioso argumento para sostener que el resultado de la elección del domingo no afectó �en absoluto� al Gobierno. �Todos los que han ganado pertenecen al radicalismo�, sostuvo, como si algo diferente pudiera suceder en una interna. Con soltura, el funcionario también dijo que de la interna no había participado ningún candidato delarruista.
�El que se equivocó fue Pascual que se jugó a una estrategia acuerdista con la otra lista hasta último momento�, aseguraba ayer el senador José María García Arecha, en el inevitable pase de facturas. �Dejamos que Terragno instalara una elección nacional para la interna, y cuando quisimos confrontar ya fue tarde�, agregó. El senador también recomendó contar cuántos jubilados que cobran más de 500 pesos hay en el padrón radical. �Esa gente se siente angustiada�, admitió. Con respecto a la falta de candidatos oficialistas, el senador opinó que era �ideal�. �De esta forma el Gobierno quedará ajeno a las elecciones�, dijo.
Los delarruistas reconocieron que resultó definitivo para volcar el resultado el discurso opositor de Terragno frente al oficialismo culposo de Suárez Lastra. �En estos casos se suelen pagar los platos rotos en este tipo de elecciones�, analizaba Pascual. En cada parroquia se hacía el análisis de lo sucedido. Los delarruistas veían que a igual cantidad de votantes que anteriores elecciones, los resultados habían sido muy diferentes, por lo que concluían que muchos de sus afiliados supuestamente cautivos habían decidido pasarse de bando, poniendo en práctica un inorgánico voto castigo. Como muestra vale decir que en la parroquia 20 �donde militan De la Rúa, Gallo y el ex ministro Enrique �Coti� Nosiglia� el oficialismo se impuso por apenas 40 votos. Cabe imaginar que hubieran sido 39 si el propio Presidente no hubiera ido, como fue, a votar el domingo.
La situación de Pascual es una de las cuestiones puntuales que más contratiempos podría acarrearle a la Rosada. Para su reelección, Pascual debía obtener más del 50 por ciento de los votos, tal como establece la carta orgánica de la UCR. Como no los obtuvo, el lugar de la lista de diputados que le corresponde a la minoría la ocupará Agustín Zbar. Hubo quien lanzó la idea de hacer una excepción para que Pascual �de buena relación con el PJ� estuviera en la boleta y pudiera ser reelecto. �Yo me presenté a la interna con un reglamento y no aceptaría una modificación� se atajó Pascual.
Ahora habrá que esperar al resultado de octubre para determinar quién podría ser su sucesor en el estratégico cargo. El delarruismo supone que la Alianza seguirá conservando la primera minoría, por lo que la presidencia continuaría en manos de un radical afín al Presidente. Según el cálculo habitual, hace falta perder dos elecciones seguidas para que una mayoría pase a ser minoría, pero esa regla depende de la amplitud de la derrota. ¿Qué sucedería si el oficialismo queda en minoría también en Diputados? Los radicales creen que eso ya sucedió una vez durante la presidencia de Arturo Illia e igual se le permitió conservar la jefatura de la Cámara.
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