Por José
Natanson
En un nueva jornada de mercados
alterados, el Gobierno insistió con la idea, a esta altura un tanto
repetida, de seguir dando señales. En la reunión de Gabinete,
los ministros analizaron las denominadas reformas estructurales,
que incluyen recortes en el PAMI y lo que Patricia Bullrich denominó
una propuesta integral para un cambio de modelo en la Anses.
Además, los funcionarios hablaron sobre las podas que se vienen
implementando en Justicia, mejoras en la AFIP y una megaauditoría,
con operativos sorpresa, para detectar ñoquis. En síntesis,
muestras de la voluntad ahorrativa del Gobierno a la espera de que el
FMI libere de una buena vez la ayuda para la Argentina.
Sabemos que los préstamos van a llegar, es sólo cuestión
de tiempo, explicaba un ministro después de la reunión
de Gabinete. Pero hay que entender que las cosas se demoren: el
Gobierno se comprometió a una serie de reformas estructurales,
como la reforma previsional y la desregulación del sistema de salud,
en las que después se dio marcha atrás. Es lógico
que estén quisquillosos, agregaba.
La táctica del Gobierno no es demasiado imaginativa y consiste
básicamente en seguir emitiendo gestos en el sentido de que el
déficit cero se mantendrá a rajatabla. Ya dos semanas atrás,
luego de que se anunciara la idea del salvataje internacional, dos importantes
funcionarios de la Rosada habían anticipado a Página/12
que la presión de los organismos de crédito apuntaría
al PAMI y la Anses.
El lunes, mientras la mitad del equipo económico continuaba negociando
en Washington, George W. Bush dijo que la Casa Blanca instaba a la Argentina
a que instrumente sus medidas. Al mismo tiempo, el Gobierno
anunciaba rebajas en los gastos del PAMI y la Anses. Lo de ayer fue una
continuación. En la reunión de Gabinete, los funcionarios
conversaron sobre varios temas, siempre unidos por el denominador común
del recorte.
El primero fue el PAMI, donde la idea es apurar la segunda etapa
de la reforma. Según explicó el jefe de Gabinete, Chrystian
Colombo, la primera parte consistió en recortes vinculados a la
transparencia y en la renegociación general con las empresas prestatarias,
lo que derivó en un ahorro de 400 millones de pesos. El plan elaborado
por la intervención apunta a bajar del 15 al 8 por ciento el gasto
administrativo, y que esos recursos no vayan al Tesoro sino directamente
a mejorar los servicios de la obra social.
El otro gran tema fue la Anses. Su interventor, Douglas Lyall, había
estimado en 800 millones las pérdidas anuales por beneficios
otorgados en forma irregular y jubilaciones de privilegio. Por eso
se avanzará en un control masivo, para el que se incorporó
nuevo software, y se buscará sancionar una ley que le dé
respaldo jurídico a la operación. En el encuentro, la ministra
de Trabajo, Patricia Bullrich, anunció que en la próxima
reunión expondrá un plan para reconvertir el
organismo. Según dijo la funcionario, el objetivo general es ahorrar
el 25 por ciento del gasto actual, unos 40 millones al año.
El resto del encuentro también giró alrededor de los recortes.
El ministro de Justicia, Jorge de la Rúa, anunció que dispuso
la eliminación de los sobresueldos de los funcionarios políticos
y la reducción de los incentivos. De acuerdo a su informe, la cartera
pasó de un presupuesto de 126 millones en 1999 a 84 millones para
este año. En cuanto a la AFIP, se pondrá en marcha un plan
de simplificación tributaria, incentivos y bancarización
de la recaudación. Finalmente, Colombo informó que la Sigen
realizará un operativo antiñoquis, con controles masivos
y operativos sorpresas.
Tanto énfasis en los recortes produjo todo tipo de versiones. El
vocero del Gobierno, Juan Pablo Baylac, rechazó la posibilidad
de que se encaren privatizaciones. Poco después, la Anses salía
a desmentir un rumor que hablaba de una lista de 3 mil despidos. También,
la intervención delPAMI emitía un comunicado para desmentir
en forma categórica la circulación de listas de despidos
masivos. Sin embargo, una fuente que sigue el tema de cerca admitía
que, aunque no se prevén despidos masivos, podría encararse
una racionalización del personal contratado en la obra
social. La fuente añadía un ejemplo: la obra social de los
mercantiles atiende a un millón de personas con mil trabajadores.
El PAMI, a 3 millones y medio con 11 mil empleados.
En cualquier caso, los ministros salieron un poco deprimidos luego de
tanto hablar de la tijera. Es desagradable, porque muchos recortes
implican paralización de proyectos o problemas de funcionamiento,
pero es lo que hay que hacer, admitía un funcionario que
participó de la reunión.
No es Estado
cero
En la reunión de gabinete, el ministro de Infraestructura,
el cavallista Carlos Bastos, informó sobre la marcha del
Plan de Infraestructura. Según dijo, incluirá inversiones
por unos 2 mil millones de pesos para una serie de obras que comenzarán
a concretarse en breve. Anoche, en la Cámara Argentina de
la Construcción, Fernando De la Rúa prometió
que la variable de ajuste no será la obra pública
ni la infraestructura, sino el despilfarro y los privilegios.
El Presidente aseguró que la política de déficit
cero no significa Estado cero y remarcó que el
Estado no abandonará su rol (de impulsar emprendimientos)
pero lo hará de forma más austera y justa.
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