Por Patricia Chaina
Ni el Ministerio de Trabajo
queda fuera de la onda expansiva generada por la invasión de reality
shows a la televisión. El empresario de productos de ficción
Enrique Estevanez lanzó la idea de realizar una tira donde los
actores representen a un grupo de personas en situación de reality
game show, y hubo respuesta casi inmediata. La Asociación Argentina
de Actores, que hasta el momento mantenía distancia del debate
público por el controvertido formato, se puso en guardia advirtiendo
sobre el abuso que significaría mantener a esos actores, durante
24 horas, expuestos a cámaras. Por eso solicitó la intervención
del ministerio coordinado por Patricia Bullrich. El gremio de los actores,
que en la actualidad cuenta casi con un 70 por ciento de desocupación,
insiste en resguardar en la pantalla lo que tenga que ver con la ficción.
Por eso, desde la dirección del gremio, Oscar Ferrigno explica
que la ficción es un espacio que se achicó, pero si
uno mira las tablas de facturación y el precio de los segundos,
sigue siendo un buen negocio para las empresas. Sin embargo, la
AAA no parece dispuesta a dejar que se concrete ese negocio a cualquier
precio.
Con esta decisión, Actores además se enfrenta a la realidad
nada virtual del reality show, ya que el pedido incluye la revisión
al resto de los programas de este estilo, con la intención de evitar
el exceso del poder mediático sobre la intimidad de las personas.
Ubicando a Gran Hermano como el blanco preferido de sus reclamos,
Ferrigno, junto a un grupo de dirigentes gremiales de Actores, explicó
a Página/12 la posición de un gremio que asume que ha sido
castigado como el resto de la sociedad por la crisis económica.
Mientras tanto, en sus oficinas de producción, Estevanez insiste
con su proyecto y asegura que esta semana se realizará la presentación
del nuevo programa. Una versión similar se estaría por llevar
adelante en Miami, por la cadena Telemundo.
Nosotros veníamos siguiendo el tema del reality, cuenta
Ferrigno, desde la cabecera de la gran mesa de una sala de reuniones en
la vieja casona del gremio. Pero nos manifestamos al respecto a
partir de la idea que nos trae esta productora de hacerlo con actores
agrega porque desgraciadamente vamos a tener que fiscalizar
que se cumpla lo estipulado por convenio, la jornada laboral para actores,
de doce horas como máximo de trabajo diario, para hacer ficción.
En ese tiempo en que esos actores van a estar en esa casa sin poder salir,
lo que pedimos al ministerio es que fiscalice y se pronuncie sobre si
esto se trata o no de trabajo. Para nosotros no hay dudas. Siempre que
un actor esté expuesto a una cámara, es trabajo. Pero no
podemos prohibir a los compañeros que lo hagan, sobre todo en una
coyuntura nacional donde no hay trabajo.
Precisamente el premio en dinero es una de las tentaciones del reality...
Oscar Ferrigno: Una propuesta siniestra que apela a la necesidad
de la gente, en este caso actores, de conseguir laburo a costa de exponer
la vida privada. Nosotros no podemos meternos con la vida privada del
actor. Cada cual es libre de venderle el alma al diablo cuando quiera,
pero vamos a proteger el trabajo de esos actores. Por eso solicitamos
la intervención del ministerio. La productora que se atenga a lo
que suceda.
¿Cuál es la estructura que quiere implementar el reality
con actores?
O.F.: La productora dijo que va a grabar veinticuatro horas a los
actores. Eso saldría por cable. Pero va seleccionar doce horas
para extractar la tira de una hora diaria para un canal abierto. Están
teniendo problemas en reclutar actores de nivel popular. En nosotros,
como sociedad, todavía hay actores que no se ponen en venta.
Leonardo Castillo: Lo que se juega acá es que un actor no
es un participante común, y ante una cámara prendida no
se va a relajar nunca. Esto daña su psiquis.
¿Qué respuesta dieron ustedes al conocer la propuesta
de este productor?
O.F.: Le planteamos la posibilidad de hacer ficción utilizando
la temática del reality. Grabar las doce horas y usarlas y venderlas
como si fueran veinticuatro, compaginándolas. Ese sería
el antídoto. La excusa que este productor esgrimía cuando
decía: Quiero el antídoto para que los reality dejen
de existir.
Walter Balzarini: El actor puede actuar con pautas claras, con improvisación,
y él podía hacer su programa de ficción. Por eso
al principio contaba con nuestro apoyo. Pero si se avasalla el horario
laboral y se transgrede el convenio colectivo de trabajo, no podemos avalarlo.
¿Por qué hacen extensivo el pedido para el resto de
esos programas?
W.B.: Que los chicos no trabajen como actores no quiere decir que
esos contratos no sean laborales, por eso lo ponemos en la órbita
del Ministerio de Trabajo.
O.F.: Pedimos que se pronuncie, porque hay un contrato que no respeta
las condiciones laborales. Sabemos que empieza a haber problemas con los
reality en Francia, con el Ministerio de Trabajo, por exceso de jornadas
de trabajo y falta de descanso. Algo parecido empieza a pasar en Canadá.
Aparecen reivindicaciones laborales lógicas porque el trabajador
necesita un día y medio a la semana para descansar.
Susana Salerno: Hay un tema social que es el costo de esa exposición,
por eso es importante la decisión del sindicato. La sociedad está
paralizada al respecto, nadie plantea las consecuencias reales del experimento
que se está llevando a cabo, en qué lugar nos ubica como
sociedad este fenómeno. No es inocente. Apunta al consumismo, a
degradar en relación al dinero. Da la impresión de que la
gran cantidad de dinero que se juega amerita que se hagan este tipo de
cosas. Pero, ¿levantando qué tipo de banderas?
W.B.: Llevan a una competencia feroz donde la mentira se instala
como soberana. La desconfianza, pisarle la cabeza al otro para ganar y
llegar al final, es lo que manda. Esto, avalado por lo que dicen muchos
de los grandes productores de TV, que sostienen que es lo que el público
quiere ver. No es así. Si sólo se le da basura, la gente
termina desgraciadamente comiendo basura, porque se le quitan otras opciones.
Uno de los argumentos de quienes defienden el formato es que lo
que ocurre ahí es un recorte de cómo se construye la sociedad
fuera del programa.
O.F.: Pero hay una proyección de la juventud muy parcial.
No creo que la juventud sea como los exponentes de Gran Hermano.
Hay otros valores. Lo que proyectan ellos es una banalidad atada a un
tema comercial. Vender tu vida privada tendría que ser, en todo
caso, a un precio mucho más alto. O directamente no estar en venta.
S.S.: El problema es sociológico. Ahí no apunta nadie
a nivel estatal, que se supone es el que cuida la integridad de las personas.
A nivel individual se puede tomar cualquier decisión, uno se puede
suicidar, pero el Estado no te lo permite. Sin embargo, el poder de los
medios hace que todos opinen, pero que no haya decisión al respecto.
L.C.: Las consecuencias se verán en el futuro. Ahora el juego
es mantener la confusión sobre el tema. Al programa debate de Gran
Hermano van personas reconocidas a crear más confusión,
y eso potencia la parálisis. Son analistas pagos y no son objetivos.
Pero además, como la televisión tiene valor de verdad y
capacidad de manipular la opinión pública, el impacto es
mayor.
Resulta curioso que sea un fenómeno mundial.
O.F.: No creo que sea casual. Creo que responde a una sistematización
de determinada ideología donde está en venta hasta la privacidad.
Y dondeel otro, por necesidad, se ve presionado a decir que sí.
Aunque sospeche que sólo lo van a usar, que después lo van
a tirar a la basura o que lo van a seguir usando sólo para burlarse
de lo que fue.
Opiniones
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Arturo Bonin.
Nos mienten
Ya desde el vamos, el nombre del género es mentiroso: estos
no son reality shows porque si hay una cámara o dos o quince,
están condicionándote. Estos programas son un ejercicio
para exhibicionistas y psicóticos. Manotones de ahogado de
una TV que no sabe dónde pararse y que tampoco se replantea
su rol. Entre otras cosas, la TV es un servicio y con esto solo
funciona con la intención de cerrar un negocio sobre otro.
Pero no es responsabilidad del chancho sino del que le da el afrecho.
El Comfer no legisla sobre esto. Si alguien hace salchichas y las
vende en mal estado, actúa el Ministerio de Salud. Aquí
hay un medio de comunicación y nadie que lo esté controlando.
Atender a los contenidos de la televisión no
es sólo cuidar que no se muestre una teta a las cinco de
la tarde.
Luis Brandoni.
Me repugnan
Me parece interesante subrayar ante todo que con respecto a este
género que se ha convertido en moda en la televisión
lo más interesante que tengo para comentar es mi hartazgo.
Realmente me repugnan los reality shows, creo que configuran una
explotación sanguinaria de la gente. Los canales y productores
explotan la necesidad de la gente por el dinero y utilizan la fascinación
por la notoriedad. Con esto se llega a extremos medievales de uso
y abuso de las personas. Desde la óptica de un gremio como
la Asociación Argentina de Actores, está muy bien
plantarse con firmeza para proteger el trabajo de los profesionales
de la actuación.
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A la polaca
Un grupo de cineastas polacos se pronunció abiertamente
contra los reality shows, pidiendo al gobierno nacional que intervenga
para ponerles coto. Andrzej Wajda, Jerzy Kawalerowics y Krysztof
Zanussi pidieron al parlamento que adopte medidas para que
los canales no violen las leyes polacas al emitir reality
shows. Programas como Gran Hermano, opinaron, son nocivos
para el nivel cultural de los espectadores. La protesta fue
motorizada por el estreno en Polonia de Las amazonas,
un programa en que seis mujeres y seis hombres fueron encerrados
para registrar cómo evolucionan sus vidas afectivas. Estos
programas vulgarizan lo que debería ser protegido. El precio
de la manipulación lo sentiremos en unos años, cuando
los actuales espectadores hayan crecido, vaticinaron los cineastas.
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La mejoría
de Belmondo
El estado de salud del actor francés Jean Paul Belmondo
continúa mejorando: ayer salió de la unidad de cuidados
intensivos del hospital Saint Joseph de París, donde está
internado desde el miércoles 8 tras haber sufrido un accidente
vascular cerebral. Su estado de salud mejora. Los cuidados
y la reeducación continúan, pero aún no se
definió una fecha para darlo de alta, informó
el hospital. La estrella francesa, que participó en más
de 70 films (El marginal, El profesional, Borsalino, Alias Ho y
La sirena del Mississippi), sufrió un accidente vascular
cerebral isquémico (relativo a la disminución o detención
total de la circulación arterial en una parte del organismo)
cuando se encontraba de vacaciones en la isla de Córcega.
Luego del ataque permanecía consciente, pero era incapaz
de hablar. Además estaba afectado por una parálisis
facial y una desaceleración de la actividad del lado derecho.
Ya en 1999, Belmondo había sido hospitalizado durante cinco
días, tras haber sido víctima de un problema similar
en plena actuación teatral en Brest. En esa circunstancia,
el actor minimizó el accidente diciendo que se trataba sólo
de un exceso de fatiga y reanudó sus actividades
pocas semanas después. Los signos de recuperación
en la salud de Belmondo ya habían comenzado a expresarse
el sábado, cuando sus allegados indicaron que la parálisis
facial había prácticamente desaparecido, que ya podía
hablar y que tal vez sería dado de alta a fines de esta semana.
Belmondo había vuelto últimamente a actuar en teatro
y se disponía a regresar a la TV en septiembre con Ferchaux,
una adaptación de una novela de Georges Simenon.
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