Por Susana Viau
Ayer a las ocho de la noche
comenzaron a ponerse en marcha las órdenes de detención
impartidas por el juez federal Claudio Bonadío contra el ex almirante
Emilio Massera, el ex capitán de navío Jorge Acosta, el
ex capitán de corbeta Francis Williams Whamond, el teniente de
fragata Jorge Radice y los tenientes de navío Juan Carlos Rolón
y Alejandro Spinelli. Los ex integrantes de grupo de tareas de la Escuela
de Mecánica de la Armada son buscados por los cargos de asociación
ilícita, privación ilegítima de la libertad y desapoderamiento
de bienes del empresario mendocino Victorio Cerutti, del abogado Conrado
Gómez y el contador Horacio Palma. La medida afecta al escribano
Antonio Dardano, quien legalizó el traspaso de las propiedades
a testaferros de Massera. Bonadío ha solicitado, asimismo, el desafuero
de la jueza en lo contencioso administrativo federal Emilia Marta García,
quien tal como reveló Página/12 en calidad de adscripta
a la escribanía en cuestión, ofició de síndico
suplente y síndico titular de las sociedades constituidas por los
marinos para transferir campos y caballos de carrera de sus víctimas.
Casi todos los entonces jóvenes oficiales fueron beneficiados por
las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y no habían sido citados
jamás a prestar declaración ante la Justicia.
La denuncia fue formulada en el marco de la causa que Bonadío instruyó
contra Alfredo Astiz por las revulsivas declaraciones formuladas a la
periodista Gabriela Cerutti en la revista Trespuntos. La Cámara
Federal, entendiendo que se apartaba de los hechos investigados, ordenó
su desglose. Tras el sorteo, la nueva causa quedó a cargo del ex
juez Gustavo Literas. La renuncia de Literas hizo retornar el expediente
a manos de Bonadío, quien actúa ahora como subrogante. Los
sucesos investigados datan de hace 25 años pero, para el desapoderamiento,
del mismo modo que para la apropiación de niños, no rige
la prescripción. Pese a que Massera igual que Acosta
se encuentra ya detenido, Bonadío ordenó el allanamiento
del departamento del ex almirante para verificar si, en verdad, el estado
de salud del marino justifica el mantenimiento del régimen de prisión
domiciliaria.
En enero de 1977, el anciano Victorio Cerutti, el abogado Gómez
y el contador Palma fueron secuestrados en tres operativos casi simultáneos
llevados a cabo en una casona de Chacras de Coria (una zona residencial
de Mendoza), en un departamento de la avenida Santa Fe y en una vivienda
de Hurlingham. Cerutti y Palma habían formado la sociedad Cerro
Largo, propietaria y administradora de 25 valiosas hectáreas de
Chacras Coria que pensaban parcelar para edificar un barrio privado. Gómez
era el abogado de la sociedad. Trasladados a la ESMA, Conrado Gómez
fue despojado de su automóvil, de su dinero y de sus caballos de
carrera (una afición que cultivaba el ex almirante); Victorio Cerutti
fue obligado a firmar la falsa venta de las tierras de Chacras de Coria
valuadas en más de 12 millones de dólares y su traspaso
a una nueva sociedad, Will-Ri. A la cabeza de Will-Ri, los operativos
de la ESMA colocaron al hijo de un conocido escribano de la provincia,
Manuel Campoy. La integraban también los inexistentes Federico
Williams (falsa identidad que ocultaba a Francis Whamond) y Héctor
Ríos (el nombre de la sociedad era el apócope de los apellidos).
El escribano que certificó la documentación en Buenos Aires
era el ya fallecido Ariel Sosa Moliné, quien intervino también
en las alternativas de la desaparición de Fernando Branca. Como
síndico suplente de Will-Ri figuraba la adscripta de la escribanía,
Emilia Marta García, hermana de Graciela García, secuestrada
en la ESMA y miembro del Mini Staff, es decir de los prisioneros que se
habían convertido en incondicionales de la oficialidad. Del equipo
de amanuenses de Sosa Moliné formaba parte, asimismo, el escribano
Antonio Dardano. Tiempo después, Will-ri simuló la venta
de las tierras a los testaferros de quien estaba detrás de operación
de despojo: Pedro Añón, apoderado del engendro con que el
caudillo de la Marina preparaba su desembarco en la política, el
Partido de la Democracia Social y Carlos y Eduardo Massera, hermano e
hijo respectivamente del ex almirante. A partir de 1983 se simularon nuevas
transferencias de las tierras a sociedades formadas por militantes de
Guardia de Hierro, un grupo devenido en funcional al masserismo.
Junto a las órdenes de detención, Bonadío solicitó
al Consejo de la Magistratura el desafuero que permita indagar a García
y preguntó si pesaba sobre ella alguna denuncia. De acuerdo a fuentes
próximas a la causa, el Consejo de la Magistratura respondió
no haber recibido ningún pedido de jury que involucrara a la jueza.
Sin embargo, a este diario le consta que la participación de Emilia
Marta García en aquellos trágicos sucesos fue ratificada
por testigos en una sesión pública del Consejo.
EX
REPRESENTANTE DEL ACNUR EN CHILE DECLARO POR EL PLAN CONDOR
Más pruebas de la represión conjunta
Por Adriana Meyer
Quedó de manifiesto
el grado de coordinación que tenían las fuerzas represivas,
aseguró ayer María Herrera Sanguinetti, la ex representante
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) en
Chile. La mujer declaró ante el juez federal Rodolfo Canicoba Corral
en la causa en la que se investigan los delitos cometidos por las Fuerzas
Armadas en el marco del Plan Cóndor y en la referida a la práctica
sistemática de sustracción de menores durante la dictadura.
Y se refirió a casos de chicos y adultos secuestrados y desaparecidos.
Por otra parte, el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla será
indagado el viernes en la investigación sobre el Plan Cóndor,
acusado de torturas, homicidio y desaparición forzada de personas.
Está procesado por asociación ilícita en ese proceso
en el que también fueron imputados Augusto Pinochet y Alfredo Stroessner.
El dictador ya cumple arresto domiciliario por el robo sistemático
de los hijos de los desaparecidos.
En 1976 María Herrera Sanguinetti era la representante de la oficina
del ACNUR en Santiago de Chile. En 1979 recibió una carta de Andre
Jacques, representante de una ONG parisina, que le explicaba el hallazgo
de los chicos Anatole y Eva Julien Grisonas en una plaza de Valparaíso.
Los menores, de nacionalidad uruguaya, habían desaparecido en San
Martín, provincia de Buenos Aires, junto a sus padres Roger y Victoria,
y fueron llevados al centro clandestino Orletti. Me pareció
descabellado que chicos uruguayos desaparecieran en Argentina y aparecieran
en Chile, comentó la testigo. Tras la verificación
de que vivían en Valparaíso contactó un abogado que
investigó el caso. Convocaron a la abuela María Angélica
Cáceres de Julien, que residía en Montevideo. Los chicos
habían sido adoptados de buena fe por el matrimonio Larabeity Yáñez,
que confirmó que Anatole, de cuatro años, y Eva, de sólo
uno, fueron dejados por una tal tía Mónica en
esa plaza el 26 de diciembre de 1976, tres meses después de su
secuestro. Estaban tomados de la mano, esperando los dulces que Mónica
les había prometido. Los investigadores suponen que podrían
haber entrado a Chile por la colonia Dignidad.
Los chicos pudieron pasar de un país a otro sin que se les
requiriera documentación ni que se registrara su entrada al territorio
chileno ni su salida de Argentina, y esto evidencia el grado de coordinación
que tenían las fuerzas represivas en los países integrantes
del Cóndor, explicó Herrera Sanguinetti. La testigo aportó
copias de artículos periodísticos de la época que
reflejan la historia de los hermanos Julien Grisonas, y fotografías
con sus padres adoptivos. Anatole y Eva habrían presenciado el
asesinato de sus padres biológicos. Llevan adelante un proceso
en la justicia en lo contencioso administrativo para cobrar la indemnización
correspondiente a las víctimas de violaciones a sus derechos humanos.
Cuando fue interrogada en el marco del expediente sobre el Plan Cóndor,
en el que se investiga la desaparición forzada de personas como
delito permanente, Herrera Sanguinetti relató que la chilena Gladys
Carreño Araya se presentó en las oficinas del ACNUR en Buenos
Aires pidiendo refugio porque sentía que la estaban siguiendo de
cerca. Había viajado a Europa para realizar denuncias por violaciones
a los derechos humanos y hacía pocos días que estaba de
regreso. Como no tenía la documentación que acreditara su
nacionalidad, la encargada no le otorgó el asilo. Pocas horas después
fue secuestrada y permanece desaparecida. Su hermana Dora Carreño
Araya es querellante en la causa y el abogado que la representa, Alberto
Pedroncini, consideró de gran valor el testimonio de la ex funcionaria
del ACNUR.
Durante las audiencias de ayer estuvo presente por primera vez el abogado
de Videla, Víctor Guerrero Leconte. El defensor, y ex integrante
de la Cámara Federal durante la dictadura, no formuló ninguna
pregunta.
Críticas a
Uruguay
El abogado Alberto Pedroncini cuestionó la decisión
del gobierno uruguayo de remitir al procurador general de ese país
el pedido de extradición del ex jefe del Ejército
durante la dictadura Julio Vadora. El canciller uruguayo, Didier
Opertti, le pidió al Procurador Oscar Peri Valdez, un informe
jurídico sobre el pedido de captura de Vadora por parte de
la justicia argentina. Este militar fue acusado por el juez Rodolfo
Canicoba Corral de ser el responsable del capítulo uruguayo
del Plan Cóndor. Pedroncini aseguró que la tradición
de ese país indica que debe intervenir un juez de primera
instancia. En coincidencia, el ex canciller Héctor Gros Espiell
declaró al diario La República que mientras el gobierno
uruguayo asegura que los pedidos de la justicia argentina afectan
el orden público interno, su negativa a colaborar afecta
el orden público internacional.
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